31 octubre, 2023

¿DÓNDE ESTÁ AHORA LA CORTE PENAL INTERNACIONAL?


¿DÓNDE ESTÁ AHORA LA CORTE PENAL INTERNACIONAL QUE TAN APRESURADAMENTE SE LANZO A ACUSAR A VLADIMIR PUTIN DE DELITOS INEXISTENTES? ¿VA A EMITIR ORDEN DE ARRESTO CONTRA ESTOS Y OTROS PROBADOS GENOCIDAS?



 

Javier Couso: Presentación del libro “Rusofobia”

 


ANTIIMPERIALISTAS.COM – 30/10/2023


Fuente original del texto: Sputnik.


El exeuroparlamentario y activista Javier Couso desgrana en su libro los orígenes y objetivos del odio contra Rusia, inducido, a su juicio, desde las élites políticas y buena parte de los medios de comunicación, que no dudan en aplicar las técnicas de propaganda de Goebbels. "Tenemos que negarnos a odiar a cualquier pueblo", explica a Sputnik.


El realizador audiovisual y activista Javier Couso Permuy, que durante la VIII legislatura (2014-2019) ocupó un escaño en el Europarlamento, primero con el grupo de la Izquierda Plural y luego como independiente, presentó en la Casa Rusa de Madrid su última obra, Rusofobia: la propaganda antirrusa al servicio de la guerra.


El evento fue presentado y moderado por el director artístico-teatral José Luis Checa y se celebró en un abarrotado salón de actos de la mencionada institución, donde al término de la exposición, siguió un animado debate. Publicado primeramente en Argentina, donde ya cursa su segunda edición, el libro da cuenta de un trabajo de investigación que su autor elaboró en su oficina parlamentaria durante sus cuatro años de estancia en Bruselas.


En ese espacio de tiempo, Javier Couso pudo conocer de primera mano la atmósfera e iniciativas políticas de corte exterior que se realizaban en el Europarlamento y que, según sus palabras, "incidieron profundamente en toda la campaña que se ha llevado a cabo desde entonces contra Rusia, contra su cultura y contra todas las personas de origen ruso".


"En 2014, el clima que percibí en Bruselas tras el golpe del Euromaidán, sobre todo por parte de los europarlamentarios británicos y, muy especialmente, de los polacos y los bálticos, fue el de una rusofobia histérica que rayaba en la enfermedad y la psicopatía".


Para ilustrar tal percepción, Couso recordó una visita que los europarlamentarios miembros del subcomité de Seguridad y Defensa rindieron a Eurocontrol, la organización europea para la seguridad de la navegación aérea. La europarlamentaria polaca Anna Fotyga, que entonces presidía esa subcomisión, "preguntó al director del organismo por qué no cortaban relaciones con Rusia y la echaban de allí, y este le contestó que si lo hacía, los aviones empezarían a chocar unos con otros".


"Fotyga fue autora de un informe, que desafortunadamente aprobó la eurocámara, en el que se hablaba de la propaganda de terceros contra la UE y donde se comparaba con el ISIS lo que ella llamaba propaganda rusa –explicó–. Es decir, comparaban a los periodistas rusos con los que estaban decapitando a gente en Siria y atentando en Francia y Bélgica".


Sobre la tensión actual


Couso no aceptó tales muestras de lo que él califica de "rusofobia". "Fui atacado y calificado de prorruso", asegura. Situación que le costó ser incluido en una lista "elaborada por Soros" junto a periodistas de medios rusos. "Hice una pregunta sobre nuestra protección, no me contestaron y empecé a investigar desde la oficina parlamentaria", afirmó.


En buena medida, su libro Rusofobia refleja ese trabajo de investigación. A nivel de la calle, el clima rusofóbico alcanzó su apogeo en 2022. Preguntado por Sputnik por su percepción actual de esos ánimos en España, Javier Couso no dudó en describir su intensidad con la de un soufflé. Es decir, se hinchó rápidamente para ir decreciendo poco a poco.


"Es el resultado [el punto crítico] de lo que habían ido sembrando los mercenarios de la desinformación. Porque se demonizó a los rusos y a su cultura, incluso en la prensa rosa y los programas del corazón, hubo hasta agresiones. ¡Se prohibieron gatos rusos en los concursos de gatos!", dijo, al tiempo que repasaba las censuras en España e Italia a las representaciones teatrales y musicales de autores rusos. "¡Pero si estaba proscrito Dostoievski! Fue brutal".


"Yo soy patriota y creo que el pueblo español no es malo. Y creo que la tensión está bajando, porque la gente no es tonta. Quiero decir, pobres palestinos, porque nos están enseñando las mentiras de Ferreras [director del canal La Sexta] y sus supuestos expertos militares. No ha habido ningún bombardeo de alfombra y estratégico en Ucrania. Cuando lo hace Israel mueren a centenares. ¿Dónde ha pasado en Ucrania eso?"


La comparación siguió con Irak, donde su hermano José, camarógrafo de Telecinco, fue asesinado por militares estadounidenses. "Me contaba que el primer día de bombardeos sobre Irak murieron 40.000 iraquíes civiles. Está en su doctrina militar [de los angloamericanos]. Lo hicieron en Dresde, en Tokio, en Nagasaki e Hiroshima", dijo.


En su opinión, el "odio fabricado" contra Rusia ha bajado, porque "la gente no es tonta y no la pueden engañar todos los días". Pero en esa atmósfera, contó, el diario El Español le dedicó una portada a los pocos días de iniciarse la operación especial militar de Rusia en Ucrania, le tildó de "conspiranoico" y de compartir ideario con Putin. En la red Twitter, Couso había aludido a las crecientes "evidencias de la existencia de un programa militar biológico ucraniano dirigido por EEUU". "Les molestó", recuerda.


La rusofobia viene de antaño


Mediante un recorrido histórico de las relaciones internacionales se puede afirmar que la rusofobia actualmente reinante en la UE tiene "antecedentes" y, en su génesis, siempre ha estado "patrocinada por los angloamericanos, sus dirigentes y élites intelectuales", manifestó J. Couso.


"El término se acuña en el siglo XIX por la élite británica aprovechando un miedo irracional a Rusia, basándose en una falsificación del testamento de Pedro el Grande, sobre la expansión del Imperio Ruso en Oriente Próximo y Europa del Este", dijo, aludiendo al general británico Robert Thomas Wilson, que en su tiempo afirmó que Rusia era un enemigo peor que la Francia napoleónica.


También citó a otro autor, el sociólogo español Pedro Costa Morata, para afirmar que la rusofobia siempre se ha alimentado de "pasiones contradictorias occidentales", que permiten que Rusia "esté mal explicada por las élites europeas" y se la trate desde una perspectiva de "superioridad moral", por lo que el fin último es que permanezca subyugada o alejada.


Y con este enfoque, la actual rusofobia ha buscado "romper la colaboración entre la UE y Rusia" en un momento en que Rusia "ya no es subalterna" y cuando en Europa se está librando "la segunda guerra provocada por la OTAN" tras los bombardeos a Yugoslavia, afirmó.


"Con Ucrania se ha tratado de dar el jaque mate a Rusia, el colofón de toda esta estructura creada por EEUU para controlar Europa e impedir que un espacio europeo unido compita con ellos", explicó Javier Couso.


A por la opinión pública con la OTAN


Para provocar un cambio en el punto de vista de las personas, se necesita una campaña a gran escala y el empleo de los principales medios de comunicación. "¿Cómo se puede convencer a los pueblos de esta visión antirrusa?", se plantea Javier Couso.


"Pues aplicando los 11 principios de la propaganda que escribió Goebbels. Se aplican en los medios de información e incluso en las películas de Hollywood. Por ejemplo, el principio de simplificación, donde se individualiza al adversario en un único enemigo. O el principio de transposición, con el se carga al adversario con los defectos y fallos propios. O el de vulgarización. Y así los pueblos llegan a odiar a otros, aunque en realidad no tengan diferencias sustanciales", explicó.


Según Couso, las conciencias se manipulan mediante una "vasta operación propagandística" que dirigen “estrategas en política exterior, lobbistas de Washington y una red de canales de información vinculada a la inteligencia anglosajona“. En esta red estarían operando más de 150 empresas de relaciones públicas, muchas de ellas asociadas al Gobierno británico, como Nicky Regazzoni, PRN Network y otras. Su cometido es difundir a los medios de comunicación guías lingüísticas, materiales visuales, mensajes clave y lenguaje apropiado.


"Ellos crean las noticias", subraya este exeurodiputado, resaltando que los medios reciben a diario del Ministerio de Exteriores ucraniano un dosier de prensa con todas las construcciones narrativas pertinentes.


En esta situación, la OTAN también cuenta con sus instrumentos de propaganda y producción de información. "NATO Review suministra noticias para ayudar a la escalada de agresividad contra Rusia, tiene una biblioteca multimedia y se nutre de 24 centros de excelencia del Stratcom [Mando Estratégico]. Todos los enfoques están dirigidos contra Rusia, tienen autores y especialistas del Atlantic Council e incluso ex cargos de la OTAN".


Guerra cognitiva


En su lucha contra Rusia, el Servicio Europeo de Acción Exterior dispone de organismos tales como el Centro Europeo de Excelencia y la East StratCom Task Force (cuya herramienta más lograda es la Disinformation Review).


En el primero destaca el Hybrid CoE, destinado a contener las amenazas híbridas y su modelo está inspirado en los centros análogos de la OTAN. El segundo se distinguía al principio por la agresividad de sus artículos contra Rusia, ahora más moderados. Según Couso, el objetivo de estos centros es entablar en la mente de las personas un nuevo campo de batalla: la guerra cognitiva, que pugna por alterar su comprensión y reacción ante acontecimientos determinados.


"En Bruselas sufrí una ruptura de la inocencia al darme cuenta de cómo desde la UE se patrocinaba a todos aquellos que se declaraban abiertamente rusófobos“, asegura Couso, cuyo fin para decidirse a publicar su libro es “analizar los instrumentos que se están empleando para cambiar las percepciones humanas y enfrentar a las sociedades, ver qué objetivos hay detrás de la demonización de Rusia y su cerco militar".


"A pesar de que el atlantismo se ha convertido casi en una religión que los medios repiten machaconamente, tenemos que negarnos a odiar a cualquier pueblo y mucho menos a uno con el que queremos construir una Europa independiente que se quite de encima la bota angloamericana. No me dio ninguna pena de que me acusaran de prorruso, porque soy prorruso, igual que soy proespañol".


Pese a considerar su aportación una "gota en el mar", Couso considera que su aporte sirve para "dar voz" a un pueblo que considera "amigo", que además suministra energía al continente, España incluida, y a una visión política para "crear un espacio común".


Preguntado por el papel de la izquierda española a la que en su día representó en el Parlamento Europeo, mostró su decepción con Sumar y una Izquierda Unida cuyo motivo fundacional en 1986 fue su postura contra la OTAN, organización a la que ahora la líder de Sumar no ve con malos ojos. "Es una izquierda elaborada en las universidades de EEUU, preocupada más por la individualidad y la identidad, que de las cuestiones de clase y de los pueblos", afirmó.


"Son tiempos en que se caricaturizan a los líderes incómodos. Y las Fuerzas Armadas de Rusia están luchando no solo por sus pueblos, sino por toda la humanidad. Es increíble que se hayan normalizado en Occidente los homenajes a genocidas nazis", concluyó Javier Couso.




Así era ser indiferente ante el genocidio nazi — Finian Cunningham

 



Information Clearing House – 30/10/2023

   Traducción del inglés: Arrezafe


Al recordar los horrores infligidos por la Alemania nazi, surge una pregunta inquietante: ¿por qué y cómo pudo tanta gente en aquella época permanecer indiferente ante sus crímenes? Tras la derrota del régimen nazi, el mundo proclamó consternado que "nunca más" se permitiría semejante horror.


Parte de dicha consternación se debió a un sentimiento de culpa colectiva por no haber impedido o intentado impedir la brutalidad de los sistemáticos asesinatos masivos.


Pues bien, en cierto modo, está sucediendo nuevamente en Gaza, donde 2,3 millones de personas han sido sometidas a tres semanas de constantes e indiscriminados bombardeos en medio de un bloqueo total de agua, electricidad, medicamentos, alimentos y otras necesidades vitales.


Vergonzosa e increíblemente, el mundo está permitiendo que esto suceda... nuevamente. Esta vez no tenemos la atenuante excusa de la ignorancia y la ausencia de información. El asesinato en masa en Gaza aparece en los medios en horario de máxima audiencia.


El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se encuentra en un punto muerto, incapaz de alcanzar una resolución que exija el cese inmediato de la matanza y el envío urgente de asistencia humanitaria a la Franja de Gaza. Durante tres eternas semanas, se ha permitido que la continua masacre de una población civil de más de 2 millones de personas atrapadas en un espacio –descrito como el campo de concentración más grande del mundo–, mientras el Consejo de Seguridad de la ONU debate sobre resoluciones diplomáticas.


Al ritmo asesino de las fuerzas militares israelíes, el número de muertos en Gaza pronto sobrepasará los 10.000 y serán incontables los que resultarán gravemente heridos. Estas son sólo las víctimas directas de la violencia militar israelí, pero sin agua ni alimentos y con los hospitales cerrando por falta de combustible, la mortalidad será aún mayor. La mayoría de los asesinados y heridos son mujeres y niños.


El horror en Gaza es comparable a la brutalidad nazi infligida en el gueto de Varsovia durante cuatro semanas, entre abril y mayo de 1943, cuando más de 10.000 civiles judíos fueron asesinados en represalia por un levantamiento armado de los combatientes de la resistencia.


Muchas personas en todo el mundo están con razón indignadas por el genocidio israelí contra los palestinos en Gaza. Las enormes protestas públicas en las naciones árabes, así como en Europa y América del Norte, condenando los crímenes de guerra israelíes, son indicativas de la indignación colectiva ante la ininterrumpida matanza y el brutal asedio de Gaza.


Todo indica que estamos ante un momento histórico decisivo en un conflicto que dura décadas.


Durante décadas, el régimen israelí se ha salido con la suya perpetrando asesinatos en masa, una ocupación criminal y la limpieza étnica de los palestinos. Esa delicuencial licencia se ha debido en gran parte a la confusión de la opinión pública mundial, confusión propiciada por la propaganda sionista basada en la distorsionada historia del holocausto nazi.


Para el mundo, resulta cada vez más claro que lo que está llevando a cabo el régimen israelí es una parodia perversa del genocidio judío perpetrado por los nazis. Desde su creación ilegal como Estado colonial en 1948, los crímenes del régimen sionista son similares a los crímenes cometidos por la Alemania nazi contra los judíos, la diferencia es que ahora las víctimas son los palestinos.


Por increíble que pueda parecer, el régimen apartheid israelí está finalmente perdiendo la guerra de la propaganda. Deberíamos preguntarnos por qué se ha tardado tanto en desvelar la espantosa verdad.


El genocidio es evidente. El asesinato masivo, niños descuartizados por los ataques aéreos, hospitales reducidos a escombros, médicos y periodistas masacrados por las bombas, bebés muertos porque las incubadoras carecen de electricidad. Por insólito que pueda parecer, los perpetradores de tales barbaridades están finalmente perdiendo la guerra de propaganda. ¿Cómo lograron salirse con la suya tantos años?


¿Por qué no hay una unánime condena mundial de esta barbarie? Cierto que están teniendo lugar en todo el mundo numerosas y multitudinarias protestas que reflejan la indignación popular y la contundente condena del genocidio israelí contra los palestinos, pero seguramente aun sea insuficiente para poner fin urgentemente a esta obscenidad... ¡Ya!


Y es precisamente aquí donde comprobamos que los líderes, gobiernos y medios de comunicación occidentales son parte del endémico problema.


El presidente estadounidense, Joe Biden, tiene la repugnante e intolerante osadía de decir que los palestinos mienten sobre el número de víctimas en Gaza. Biden se hace eco de las flagrantes mentiras del régimen israelí, según el cual, es la propia población de Gaza la que está cortando el suministro de electricidad y bombardeando sus propios hospitales.


El primer ministro británico, Rishi Sunak, tiene el nauseabundo descaro de afirmar que la población de Gaza es “víctima del terrorismo de Hamás” y que desea que Israel “gane”.


Macron de Francia, Scholz de Alemania, Von Der Leyen de la UE, Trudeau de Canadá, etc. Todos ellos son viles apologistas y oscurantistas cómplices del genocidio.


Mientras Israel acomete la matanza diaria de centenares de civiles inocentes, los líderes occidentales profesan cínicamente su apoyo al "derecho de Israel a defenderse". El premeditado engaño por parte del establishment occidental –amplificado por sus serviles medios de comunicación– ha causado confusión, desinformación y desorientación entre la población. (No sólo sobre la cuestión Palestina, sino sobre muchos otros temas).


Estados Unidos ha bloqueado al menos dos resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU que pedían un alto el fuego inmediato porque la redacción de las propuestas no incluía "el derecho de Israel a defenderse".


Esto es jugar al politiqueo y blindar los crímenes mientras miles de personas inocentes son asesinadas bajo una lluvia de bombas o mueren de hambre y de sed bajo los escombros.


Así es como transcurre el genocidio ante la pasividad del observador. Si piensas que no es posible que esto esté sucediendo, piénsalo de nuevo, abre los ojos, ¡está sucediendo!


Los medios de comunicación occidentales –los medios europeos y estadounidenses como la BBC y la CNN, por nombrar sólo dos– han contribuido a minimizar la criminalidad del régimen israelí y el nefasto papel cómplice de los Estados occidentales que lo respaldan. Sí, estos medios han mostrado imágenes de la atroz destrucción perpetrada por los israelíes en Gaza, pero esos mismos medios muy rara vez dicen a los espectadores los nombres de las víctimas ni cuán desenfrenada y malvada es la matanza. Existe una sistemática tendencia a atenuar la violenta criminalidad del régimen israelí, respaldado por Estados Unidos y la Unión Europea, contra una población civil cautiva e indefensa cuya mitad son niños.


Compárese con la desproporcionada e ininterrumpida cobertura que los medios occidentales han otorgado a la guerra en Ucrania durante los últimos 19 meses. Según cifras de la ONU, durante dicho periodo, ha habido 10.000 muertes civiles en el conflicto de Ucrania, las mismas que en Gaza en tres semanas. Rusia, que ha procurado evitar la muerte de civiles, ha sido incesantemente acusada, vilipendiada y condenada por su violencia en Ucrania, aun cuando la causa fundamental de dicho conflicto ha de atribuirse a la OTAN liderada por Estados Unidos y al régimen nazi armado de Kiev, desde el golpe de estado orquestado por la CIA en 2014.


La hipocresía de los medios occidentales refleja la desvergonzada agenda política de sus gobiernos. Considerada Rusia como enemigo oficial, según el dictado de Washington y Londres, la cobertura de los medios es obscena propaganda, desproporcionada y siempre peyorativa. Mientras que el régimen de Tel Aviv, cuyos crímenes son colosales y flagrantes, es convenientemente protegido por los medios de comunicación occidentales de acuerdo con los prejuicios y la hipocresía de sus gobiernos.


Sin embargo, a pesar de las masivas mentiras y distorsiones –y esto es históricamente significativo– hay un fallo, una quiebra cada vez mayor en la matriz de control del pensamiento. La pura y grotesca criminalidad del régimen israelí y la complicidad institucional de Occidente ya no se pueden ocultar. Los pueblos de los países occidentales y de todo el mundo son cada vez más conscientes (y no sólo conscientes, sino cada vez más furiosamente aborrecedores) del genocidio que están perpetrando los poderes supuestamente democráticos.


El régimen de apartheid israelí está acabado, así como los corruptos regímenes occidentales que durante tanto tiempo se hicieron pasar por "democracias".





29 octubre, 2023

La psicopatía bíblica de Israel — Laurent Guyénot

 



The Unz Review – 22/10/2023

   Traducción del inglés: Arrezafe


Estoy cansado de leer que Netanyahu es un psicópata. Ciertamente no lo es. No veo ninguna razón para considerarlo a él, o a cualquier otro líder israelí, psicópatas en el sentido psiquiátrico. Tienen una psicopatía colectiva, que es una cosa muy diferente.


La diferencia es la misma que entre una neurosis personal y una neurosis colectiva. Según Freud, la religión (y se refería al cristianismo) es una neurosis colectiva. Freud no quiso decir que las personas religiosas sean neuróticas. Por el contrario, observó que la neurosis colectiva tiende a inmunizar a las personas religiosas contra la neurosis personal.[1] No suscribo la teoría de Freud, sólo necesito su respaldo para presentar mi propia teoría: los sionistas, incluso los más sanguinarios de ellos, no son psicópatas individuales; muchos de ellos son personas amorosas e incluso abnegadas dentro de su propia comunidad. Más bien, son los vectores de una psicopatía colectiva, lo que significa una forma especial (podríamos llamarla inhumana) mediante la cual ven e interactúan colectivamente con otras comunidades humanas.


Este es un punto crucial, sin el cual nunca podremos entender a Israel. Llamar psicópatas a sus líderes no ayuda. Lo que necesitamos es reconocer a Israel como un psicópata colectivo y estudiar el origen de este carácter nacional único. Es una cuestión de supervivencia para el mundo, así como es una cuestión de supervivencia para cualquier grupo reconocer al psicópata entre ellos y comprender sus patrones de pensamiento y comportamiento.


¿Qué es un psicópata?


La psicopatía es un síndrome de rasgos psicológicos clasificados entre los trastornos de la personalidad. El psicólogo canadiense Robert Hare, a raíz de La máscara de la cordura (1941) de Hervey Cleckley, ha definido sus criterios de diagnóstico sobre la base de un modelo cognitivo que ahora se adopta ampliamente, aunque algunos psiquiatras prefieren el término "sociopatía" porque realmente tiene que ver con la incapacidad de socializar de una manera genuina.[2] En un esfuerzo por lograr que todos estén de acuerdo, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales ha sugerido "trastorno de personalidad antisocial"; pero el término "psicopatía" sigue siendo el más popular y sólo por esa razón lo adoptaré.


El rasgo más característico del psicópata es una ausencia total de empatía y, como resultado, de inhibición moral a la hora de dañar a otros, combinada con una sed de poder. La psicopatía también comparte algunos rasgos con el narcisismo: los psicópatas tienen una gran visión de su propia importancia. En su opinión, todo se les debe porque son excepcionales. Nunca se equivocan y los fracasos siempre son culpa de los demás.


La verdad no tiene ningún valor para el psicópata; la verdad es aquello que le conviene en un momento dado. Es un mentiroso patológico, pero apenas se da cuenta. Mentir es tan natural para él que la cuestión de su “sinceridad” es casi irrelevante: el psicópata vence al detector de mentiras.


El psicópata sólo siente emociones muy superficiales y no tiene sentimientos reales por nadie, pero ha desarrollado una gran habilidad para engañar. Puede ser encantador hasta el punto de ser carismático. No puede sentir empatía, pero aprende a simularla. Su poder es su extraordinaria habilidad para fingir, engañar, atrapar y capturar. Aunque él mismo está inmunizado contra la culpa, se convierte en un maestro en hacer sentir culpables a los demás.


Como el psicópata es incapaz de ponerse en el lugar de nadie más, no puede observarse a sí mismo de forma crítica. Confiado en que tiene derecho a cualquier circunstancia, está genuinamente sorprendido por el rencor de sus víctimas y las castigará por ello. Si roba la propiedad de alguien, considerará el resentimiento de los despojados como un odio irracional.


Aunque se pueda considerar que el psicópata está completamente loco, no lo está en el sentido médico, ya que no sufre; los psicópatas no visitan a los psiquiatras a menos que se vean obligados a hacerlo. En cierto sentido, el psicópata está demasiado adaptado a la vida social, si el objetivo de la vida social es sobrevivir individualmente. Por eso el verdadero misterio, desde el punto de vista darwiniano, no es la existencia de psicópatas, sino su baja proporción en la población.


La estimación mínima más optimista en la población occidental es del 1 por ciento. No deben confundirse con el proverbial 1 por ciento que posee la mitad de la riqueza mundial, aunque un estudio entre altos ejecutivos de grandes empresas ha demostrado que los rasgos psicopáticos están muy extendidos entre ellos.[3]


Israel como estado psicopático


El hecho de que los judíos estén hoy desproporcionadamente representados entre la élite (son la mitad de los multimillonarios estadounidenses, mientras que representan sólo el 2,4% de la población)[4], no significa tampoco que la psicopatía sea más frecuente entre los judíos. En cierto modo, ocurre todo lo contrario: los judíos demuestran entre ellos un alto grado de empatía, o al menos de solidaridad, a menudo hasta el punto del autosacrificio. Pero la naturaleza selectiva de esta empatía sugiere que está dirigida menos a la humanidad de los demás que a su propio judaísmo.


De hecho, los judíos tienden a confundir judaísmo y humanidad. Entonces, lo que es bueno para los judíos necesariamente debe ser bueno para la humanidad. Por el contrario, un crimen contra los judíos es un "crimen contra la humanidad", un concepto creado por ellos en 1945. Confundir el judaísmo con la humanidad es un signo de narcisismo colectivo, pero cuando se llega a considerar a los no judíos como menos que humanos, se convierte en un signo de psicopatía colectiva.


Colectivamente, los judíos se consideran inocentes de los cargos que se les imputan. Es por eso que el médico pionero sionista Leo Pinsker consideraba la judeofobia como "una aberración psíquica. Como aberración psíquica hereditaria y como una enfermedad incurable transmitida durante dos mil años". En consecuencia, los judíos son "el pueblo elegido para el odio universal" (incluso los judíos ateos no pueden evitar definir el judaísmo como elegido).[5]


Israel, el Estado judío, es el psicópata entre las naciones. Actúa hacia las demás naciones de la misma manera que un psicópata actúa hacia sus semejantes. "Sólo los psiquiatras pueden explicar el comportamiento de Israel", escribió el periodista israelí Gideon Levy en Haaretz en 2010. Sin embargo, su diagnóstico, que incluía "paranoia, esquizofrenia y megalomanía"[6], está equivocado. Considerando la absoluta creencia de Israel en su superioridad moral, la deshumanización de los palestinos y su extraordinaria capacidad para mentir y manipular, estamos ante un psicópata.


Al establecer un paralelo entre la psicopatía y la actitud de Israel, no culpo a los israelíes ni a los judíos como individuos. Forman parte de esta psicopatía colectiva sólo en la medida en que se someten a la ideología nacional. Podemos establecer una comparación con otro tipo de entidad colectiva. En The Corporation: The Pathological Pursuit of Profit and Power [La Corporación: La patológica búsqueda de lucro y poder], Joel Bakan señaló que las grandes empresas se comportan como psicópatas, insensibles al sufrimiento de aquellos a quienes aplastan en su búsqueda de ganancias: "El comportamiento corporativo es muy similar al de un psicópata"[7]. Mi análisis de Israel se basa en el mismo razonamiento. Excepto que Israel es mucho más peligroso que cualquier empresa gigante (incluida Pfizer), porque la ideología que causa su trastorno de personalidad es mucho más demente que la ideología liberal, social-darwiniana, que gobierna el Mercado de Valores. La ideología de Israel es bíblica.


El virus bíblico


La psicopatía colectiva de Israel no es genética, es cultural, pero se formó en tiempos muy antiguos, por lo que está incrustada en el subconsciente ancestral (sea lo que sea): en última instancia proviene del celoso dios inventado por los levitas para controlar a las hambrientas tribus lanzadas a la conquista de Palestina hace unos tres mil años. Por nacimiento, Israel es la nación del dios psicópata.


Yahvé, "el dios de Israel", es un dios volcán enojado y solitario que manifiesta hacia todos los demás dioses un odio implacable, considerándolos finalmente como no dioses, erigiéndose a sí mismo, de facto, en único dios verdadero. Esto lo caracteriza claramente como un psicópata entre dioses. Por el contrario, para los egipcios, según el egiptólogo alemán Jan Assmann, "los dioses son seres sociales" y la armonía entre ellos garantiza la armonía en el cosmos[8]. Además, existía cierto grado de relación entre los mausoleos de diversas civilizaciones. Pero Yahvé enseñó a los hebreos a despreciar las deidades de sus vecinos, convirtiéndolas, a los ojos de estos vecinos, en una amenaza para el orden cósmico y social. Yahvé es esencialmente, según Assmann, un dios teoclástico: "Debéis destruir por completo todos aquellos lugares donde las naciones que expoliáis han servido a sus dioses, en las altas montañas, en las colinas, bajo cualquier árbol frondoso; derribaréis sus altares, derribaréis sus piedras sagradas, quemaréis sus obeliscos sagrados, cortaréis en pedazos las estatuas de sus dioses y borraréis sus nombres del lugar". (Deuteronomio 12:2-3).


Puede que Yahvé sea un personaje de ficción, pero su dominio sobre la mente judía es, no obstante, real. "¡Apelar a un padre demente y violento, y durante tres mil años, eso es ser un judío loco!"[9] dice Smilesburger en Operación Shylock de Philip Roth. Yahvé ha enseñado a los judíos a mantenerse estrictamente separados de las demás personas. Las prohibiciones alimentarias sirven para impedir toda socialización fuera de la tribu: "Yo os apartaré de todos estos pueblos, para que seáis míos" (Levítico 20:26).


La naturaleza del pacto no es moral. El único criterio para obtener la aprobación de Yahvé es la obediencia ciega a sus leyes y mandamientos arbitrarios. Matar a traición a cientos de profetas de Baal es bueno, porque es la voluntad de Yahvé (1 Reyes 18). Mostrar misericordia al rey de los amalecitas es malo, porque cuando Yahweh dicta que "maten a todos", quiere decir "a todos" (1 Samuel 15). En la historiografía bíblica, el destino del pueblo judío depende de que siga las órdenes de Yahvé, por demenciales que sean. Como bien dijo Kevin MacDonald:


La idea de que el sufrimiento judío es el resultado de la desviación de los judíos de su propia ley se reproduce casi como un incesante redoble de tambor a lo largo del Tanaj: un recordatorio constante de que la persecución de los judíos no es resultado de su comportamiento frente a los gentiles, sino más bien el resultado de su comportamiento frente a Dios.[10]


Si los judíos observan el mandato de Yahvé de alejarse del resto de la humanidad, a cambio, Yahvé promete hacerlos gobernar sobre la humanidad: "seguir sus caminos, guardar sus estatutos, sus mandamientos, sus costumbres y escuchar su voz", y Yahvé "os elevará por encima de cualquier otra nación que haya creado"; "Harás a muchas naciones tus súbditos, pero tú no estarás sujeto a ninguna" (Deuteronomio 26:17-19 y 28:12). En realidad, esto suena muy parecido al pacto que Satanás le propuso a Jesús: "el diablo le mostró todos los reinos del mundo y su esplendor. Y él le dijo: 'Todo esto te daré, si te postras a mis pies y me honras' " (Mateo 4:8-9).


Si Israel acata escrupulosamente la Ley, Yahvé promete someter a todas las naciones al dominio de Israel y destruir a aquellas que se resistan. "Los reyes caerán postrados ante ti y, rostro en tierra, lamerán el polvo de tus pies", mientras que "las naciones y reinos que no te sirvan, perecerán" (Isaías 49:23 y 60:12). Las naciones deben reconocer la soberanía de Israel o ser destruidas. Yahweh le dijo a Israel que había identificado "siete naciones más grandes y más fuertes que tú", que "debes poner bajo maldición de destrucción" y no "mostrarles piedad ninguna". En cuanto a sus reyes, "borrarás sus nombres bajo el cielo" (Deuteronomio 7:1-2, 24).


El código de guerra de Deuteronomio 20 ordena exterminar "cualquier ser viviente" en las ciudades conquistadas de Canaán. En la práctica, la norma se extiende a todos los pueblos que resisten a los israelitas en su conquista. Fue aplicado por Moisés a los madianitas, aunque en este caso Yahvé permitió que sus guerreros se quedaran con las jóvenes vírgenes (Números 31). Dicha norma fue aplicada por Josué a la ciudad cananea de Jericó, donde los israelitas "impusieron la maldición de destrucción sobre todos los habitantes de la ciudad: hombres y mujeres, jóvenes y viejos, incluidos los bueyes, las ovejas y los asnos, matándolos a todos" ( Josué 6:21). En la ciudad de Ai, todos sus habitantes, doce mil, fueron masacrados, "hasta que no quedó ninguno con vida ni nadie que pudiera huir. … Cuando Israel terminó de matar a todos los habitantes de Ai, en el campo y en el desierto hasta donde los habían perseguido, y cuando todos cayeron a espada, Israel regresó a Ai y masacró a los que quedaban". Las mujeres no se salvaron. "E Israel tomó como botín sólo el ganado y esta ciudad" (Josué 8:22-27). Luego vinieron las ciudades de Maceda, Libna, Laquis, Eglón, Hebrón, Debir y Hazor. En toda la tierra, Josué "no dejó sobreviviente alguno y puso a todo ser viviente bajo maldición de destrucción, como Yahvé, dios de Israel, había ordenado" (10:40).




Como escribió Avigail Abarbanel en Por qué dejé el culto, los ocupantes sionistas de Palestina "han estado siguiendo estrictamente a Josué y el dictado bíblico de entrar y apropiarse de todo. … Para un movimiento supuestamente no religioso, es extraordinario cuán estrechamente el sionismo… ha seguido la Biblia"[11]. Kim Chernin, otro disidente israelí, escribió en Los siete pilares de la negación judía: "No puedo contar el número de veces que leí la historia de Josué, la historia de cómo nuestro pueblo tomó posesión legítima de su tierra prometida sin detenerme a pensar, 'pero, esta es la historia de la violación, saqueo, matanza, invasión y destrucción de otros pueblos' "[12].


Yahweh ofrece sólo dos caminos posibles a Israel: la dominación de otras naciones, si Israel mantiene el pacto de segregación ordenado por Yahweh, o la aniquilación por parte de estas mismas naciones, si Israel rompe el pacto:


"Si entablas amistad con el resto de las naciones que aún viven junto a ti, si emparentas con ellas, si te mezclas con ellas y ellas contigo, entonces debes saber con certeza que Yahweh, tu dios, dejará de desposeer a estas naciones para ti, y serán por ti y para ti un lazo y una trampa, espinas en tus costados y abrojos en tus ojos, hasta que desaparezcas de esta hermosa tierra que te ha dado Jehová tu dios". (Josué 23:12-14)


Desposeer a otros o ser desposeído, dominar o ser exterminado: Israel es incapaz de pensar más allá de dicha alternativa.


El sionismo es bíblico


¿Qué tiene esto que ver con el sionismo, te preguntarás? ¿No es el sionismo una ideología secular? Creo que ya es hora de disipar este malentendido. El sionismo es un producto del judaísmo, y el judaísmo tiene sus raíces en la Biblia hebrea, el Tanaj. Ya sea que la haya leído o no, ya sea que la juzgue histórica o mítica, todo judío, en última instancia, basa su judaísmo en la Biblia, o en cualquier cosa que sepa sobre la Biblia. El judaísmo es la interiorización del dios psicópata. No hay mucha diferencia entre que los judíos definan su judaísmo en términos religiosos o étnicos. Desde un punto de vista religioso, la Biblia preserva la memoria y la esencia de la Alianza con Dios, mientras que desde un punto de vista secular, la Biblia es la narrativa fundacional del pueblo judío y el modelo mediante el cual los judíos interpretan toda su historia posterior (la Dispersión, el Holocausto, el renacimiento de Israel, etc.).


Es cierto que Theodor Herzl, el profeta del sionismo político, no se inspiró en la Biblia. Sin embargo, denominó a su ideología sionismo, utilizando el nombre bíblico de Jerusalén. En cuanto a los sionistas post-Herzl, y a los verdaderos fundadores del moderno Estado de Israel, estaban empapados de la Biblia. "La Biblia es nuestro mandato", declaró Jaim Weizmann en 1919, y en 1948 ofreció a Truman un rollo de la Torá por su reconocimiento de Israel. Así comienza la Declaración del Establecimiento del Estado de Israel:


ERETZ-ISRAEL [(en hebreo) – la Tierra de Israel, Palestina] fue el lugar de nacimiento del pueblo judío. Aquí se formó su identidad espiritual, religiosa y política. Aquí alcanzaron por primera vez la condición de Estado, crearon valores culturales de importancia nacional y universal y dieron al mundo el eterno Libro de los Libros.


No hay duda de que el Estado de Israel se fundó sobre la base de la manifestación bíblica.


David Ben-Gurion, autor de este documento y padre de la nación, tenía una visión bíblica del pueblo judío. Para él, según su biógrafo Dan Kurzman, el renacimiento de Israel en 1948 “fue paralelismo del éxodo de Egipto, la conquista de la tierra por Josué, la revuelta macabea”. Ben-Gurion nunca había estado en una sinagoga y desayunaba carne de cerdo, pero estaba empapado de la historia bíblica. "No puede haber una educación política o militar valiosa sobre Israel sin un conocimiento profundo de la Biblia", solía decir[13]. Tom Segev escribe en su biografía más reciente:


Patrocinó una clase de estudio bíblico en su casa y promovió dos conceptos para caracterizar el carácter moral del Estado de Israel, de su destino y del deber para consigo mismo y el mundo: el primero fue "pueblo elegido", término proveniente del pacto entre Dios y el pueblo de Israel (Éxodo 19:5-6); el segundo fue el compromiso del pueblo judío con los principios de justicia y paz que lo convierten en una "luz para las naciones", en el espíritu de los profetas (Isaías 49:6). Con frecuencia hablaba y escribía sobre estos conceptos.[14]


La mentalidad bíblica de Ben-Gurion se hizo cada vez más evidente a medida que envejecía. Consideremos, por ejemplo, el hecho de que, mientras rogaba a Kennedy que permitiera a su pueblo poseer la bomba [atómica] porque los egipcios querían exterminarlos (como lo habían hecho bajo Moisés), profetizó en la revista Look (16 de enero de 1962) que dentro de 25 años Jerusalén "será la sede del Tribunal Supremo de la Humanidad, para resolver todas las controversias entre los continentes federados, como profetizó Isaías"[15]. Ben-Gurión no estaba loco, simplemente pensaba bíblicamente.


Casi todos los líderes israelíes de la generación de Ben-Gurion y de la siguiente comparten la misma mentalidad bíblica. Moshe Dayan, el héroe militar de la Guerra de los Seis Días de 1967, justificó la anexión de un nuevo territorio en un libro titulado Viviendo con la Biblia (1978). Naftali Bennett, siendo ministro israelí de Educación, también justificó la anexión de Cisjordania mediante la Biblia.[16] Los sionistas pueden encontrar en la Biblia todas las justificaciones necesarias: para Gaza, tienen "Jueces 1:18-19": "Y Judá tomó Gaza con su territorio... Ahora Yahvé estaba con Judá, y tomaron posesión de la región montañosa". Ahora hay abiertamente fanáticos de la Biblia en el gobierno israelí, como el Ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben-Gvir, que pregona citas bíblicas todos los días". “Dios dio la tierra de Israel al pueblo judío” es el alfa y la omega del sionismo, no sólo para los israelíes, sino para los cristianos que, desde 1917, han apoyado el reclamo judío y hoy apoyan a Israel.


Incluso más que Ben-Gurion, Benjamín Netanyahu piensa bíblicamente, y esto se vuelve cada vez más claro a medida que envejece. También sabe que los cristianos no pueden argumentar seriamente contra la manifestación bíblica. El 3 de marzo de 2015, dramatizó ante el Congreso estadounidense su fobia a Irán refiriéndose al libro bíblico de Ester:


Somos un pueblo antiguo. En nuestros casi 4.000 años de historia, muchos han intentado repetidamente destruir al pueblo judío. Mañana por la noche, en la festividad judía de Purim, leeremos el libro de Ester. Leeremos sobre un poderoso virrey persa llamado Amán, que conspiró para destruir al pueblo judío hace unos 2.500 años. Pero una valiente mujer judía, la reina Ester, expuso el complot y dio al pueblo judío el derecho de defenderse contra sus enemigos. El complot fue frustrado. Nuestro pueblo fue salvado. Hoy el pueblo judío se enfrenta a otro intento de otro potentado persa de destruirnos.[17]


Netanyahu programó su discurso en vísperas de Purim, que celebra el final feliz del Libro de Ester: la matanza de 75.000 hombres, mujeres y niños persas. En 2019, Netanyahu pronunció estas palabras durante una gira por Cisjordania: "Creo en el libro de los libros y lo leo como una llamada a la acción, para que cada generación haga lo que pueda a fin de garantizar la eternidad de Israel". La Biblia ocupa una parte tan grande de su cerebro que quiere ¡poner una Biblia en la Luna!


Así que, por favor, dejen de llamar psicópata a Netanyahu. O al menos llámenlo psicópata bíblico, un adorador del dios psicópata. Y de paso, aprenda a ver la Biblia hebrea tal cuál es: "una conspiración contra el resto del mundo", como dijo HG Wells. En los libros de la Biblia, "tienen la conspiración clara y llanamente expuesta… una conspiración agresiva y vengativa. … No es tolerancia, sino estupidez cerrar los ojos a su carácter".[18]


Notas


[1] Freud desarrolló esta teoría en tres libros: Tótem y tabú, Civilización y sus descontentos y El futuro de una ilusión.

[2] Robert Hare, Sin conciencia: El inquietante mundo de los psicópatas entre nosotros, The Guilford Press, 1993.

[3] Paul Babiak y Robert Hare, Serpientes con traje: cuando los psicópatas van a trabajar, HarperCollins, 2007.

[4] Benjamin Ginsberg, El abrazo fatal: los judíos y el Estado, University of Chicago Press, 1993; JJ Goldberg, Poder judío: dentro del establishment judío estadounidense, Basic Books, 1997.

[5] Leon Pinsker, Autoemancipación: un llamamiento a su pueblo por un judío ruso, 1882, en www.jewishvirtuallibrary.org/jsource/Zionism/pinsker.html

[6] Gideon Levy, “Sólo los psiquiatras pueden explicar el comportamiento de Israel”, Haaretz, 10 de enero de 2010, www.haaretz.com/print-edition/opinion/only-psychiatrists-can-explain-israel-s-behavior-1.261115

[7] Joel Bakan, The Corporation: The Pathological Pursuit of Profit and Power, Free Press, 2005. Vea también el documental del mismo título.

[8] Jan Assmann, De Dios y los dioses: Egipto, Israel y el auge del monoteísmo, University of Wisconsin Press, 2008, pág. 47.

[9] Philip Roth, Operación Shylock: Una confesión, Simon & Schuster, 1993, p. 110.

[10] Kevin MacDonald, La separación y sus descontentos: hacia una teoría evolutiva del antisemitismo, Praeger, 1998, kindle 2013, kindle l. 6187–89.

[11] Avigail Abarbanel, “Por qué dejé el culto”, 8 de octubre de 2016, en https://mondoweiss.net/author/avigail/

[12] Kim Chernin, “The Seven Pillars of Jewish Denial”, Tikkun , septiembre de 2002, citado en Kevin MacDonald, Cultural Insurrections: Essays on Western Civilization, Jewish Influence, and Anti-Semitism, Occidental Press, 2007, págs. 27 -28.

[13] Dan Kurzman, Ben-Gurion, Profeta del fuego, Touchstone, 1983, págs. 17–18, 22, 26–28.

[14] Tom Segev, Un Estado a cualquier precio: La vida de David Ben-Gurion, Apollo, 2019, kindle l. 286.

[15] David Ben-Gurion y Amram Ducovny, David Ben-Gurion, En sus propias palabras , Fleet Press Corp., 1969, pág. 116.

[16] “Ministro israelí: La Biblia dice que Cisjordania es nuestra” en www.youtube.com/watch?v=Png17wB_omA

[17] “La transcripción completa del discurso de Netanyahu ante el Congreso”, en www.washingtonpost.com.

[18] Herbert George Wells, El destino del Homo Sapiens, 1939 (archive.org), pág. 128.