28 noviembre, 2021

TRABAJO: Proceso completo fabricación de cigüeñales

 


"En tanto que la división del trabajo eleva la fuerza productiva del trabajo, la riqueza y el refinamiento de la sociedad, empobrece al obrero hasta reducirlo a máquina. En tanto que el trabajo suscita la acumulación de capitales y con ello el creciente bienestar de la sociedad, hace al obrero cada vez más dependiente del capitalista, le lleva a una mayor competencia, lo empuja al ritmo desenfrenado de la superproducción".


Karl Marx, Manuscritos Económicos y filosóficos de 1844.

[Primer Manuscrito] Salario.




Desesperada visita de Blinken a África — Netfa Freeman

 

Popular Resistance.org - 27/11/2021

Traducción del inglés: Arrezafe


Antony Blinken y el presidente senegalés Macky Sall

África es clave en el desarrollo de la nueva Ruta de la Seda promovida por China, cuya presencia en el continente ha originado pánico en Washington, que ha enviado al Secretario de Estado Blinken con el fin de evitar lo inevitable mediante hipócritas intimidaciones, mientras su administración desestabiliza Etiopía y otras naciones africanas.


La visita oficial del Secretario de Estado Antony Blinken a África ha estado caracterizada por las típicas muestras de paternalismo e hipocresía con que Estados Unidos suele tratar a África, pero esta vez con una sutil diferencia. Aparentemente, sus reuniones con los jefes de estado de Kenia, Nigeria y Senegal, tenían como objetivo abordar la pandemia de COVID-19, "reconstruir" una economía global más inclusiva, combatir la crisis climática, revitalizar la democracia y promover la paz y la seguridad.


El desafortunado papel de Estados Unidos en todas estas cuestiones es notorio y dificulta la condescendencia con la que ahora parece querer tratar a África. Retorciendo su argumento, y en velada referencia al ataque del 6 de enero al Capitolio, Blinken admitió ante un grupo de activistas de derechos humanos en Nairobi, Kenia, que "Estados Unidos tampoco es inmune a estos desafíos", siendo también vulnerable a la desinformación, la corrupción, la violencia política y la intimidación electoral.


El hecho es que EEUU, con el mayor número de muertes por COVID-19, se encuentra entre los países que menos han hecho para enfrentar la pandemia. Tampoco es un modelo en cuanto a la reducción de emisiones de CO2, dado que está a la cabeza de dichas emisiones. Un régimen oligárquico como el de Estados Unidos, en el que sólo los ricos tienen asegurados sus intereses políticos, no puede dar lecciones sobre democracia. Sin mencionar el hecho de que Estados Unidos es el principal responsable de la militarización del planeta con más de 800 bases en todo el mundo involucradas en innumerables operaciones militares, operaciones que son en gran parte desconocidas para la mayoría de la población estadounidense.




Aún así, Blinken se las arregló para instruir a los africanos en Nigeria sobre derechos humanos y autoritarismo. Bajo su lenguaje codificado es fácil encontrar tanto lo sustancial de la misión de Blinken, como la más flagrante hipocresía de Europa y Estados Unidos, desesperadamente preocupado por la creciente presencia de China en África. El duopolio Demócratas/Republicanos siente que Estados Unidos perdió un terreno crucial en África durante la presidencia de Trump, dada la indiferencia de éste por África y su intención de sacar las fuerzas estadounidenses del Cuerno de África.


Como prólogo al viaje de Blinken a África, los principales medios de comunicación estadounidenses, como NBC Nightly News, “informaron” sobre la preocupación de Estados Unidos por la única base militar de China en Djibouti. ¡Como si los Estados Unidos no tuvieran al menos 29 bases militares en África!


Con un estilo mafioso y en referencia a los muchos contratos que China tiene con varios países africanos para la construcción de infraestructura, Blinken sugirió que la intención de Estados Unidos es "proteger" a los países africanos para que no asuman deudas que los puedan lastrar. Los préstamos de China, sin embargo, suelen tener intereses bajos o nulos, y se llevan a cabo con una política de no injerencia en los asuntos internos del país.


La memoria sirve para estar debidamente informados y recordar los infames préstamos del FMI y el Banco Mundial, dominados por Estados Unidos y Europa, las insuperables tasas de interés con que atan a los países africanos, y las condiciones vinculadas a estas trampas, que incluyen programas de reajustes estructurales y que obligan a África y a otros países colonizados a:


Abrirse incondicionalmente a las inversiones extranjeras de corporaciones multinacionales capitalistas con escasos o nulos aranceles.

Privatizar los servicios sociales.

Reducir drásticamente o eliminar las protecciones para los trabajadores y la población local.

Eximir a las industrias extractivas de las regulaciones medioambientales.


Incluso cuando la élite estadounidense y sus correligionarios europeos brindan su ayuda sin requerir reembolso, dicha ayuda se utiliza como arma política para imponer su voluntad al resto del mundo, método bien conocido de recompensar a los aliados y castigar a aquellos que se atreven a cuestionar el orden global impuesto por la supremacía blanca.


Durante su última escala en Senegal, Blinken expresó satisfacción por sus reuniones con diversos líderes africanos, pero agregó que "nosotros [los Estados Unidos] tenemos que ser juzgados por lo que hacemos, no simplemente por lo que decimos". Tales tópicos solo podían tener peso para la clase compradora en África porque, como señala Dave DeCamp en antiwar.com, “Durante las últimas dos décadas, mientras China construía infraestructuras en África, Estados Unidos estaba ocupado construyendo bases militares y librando guerras".


Por supuesto, en la reunión del Secretario de Estado con el presidente de Kenia, Uhuru Kenyatta, no se mencionó la guerra secreta de la CIA y el MI6 librada contra ciudadanos de dicho país por un equipo paramilitar entrenado por Estados Unidos que lleva a cabo redadas mortales contra kenianos sospechosos de trabajar con presuntos grupos terroristas. Enviar a Anthony Blinken con la misión de poner fin a la violencia en Etiopía equivale a enviar a Hillary Clinton a suavizar las tensiones en Libia. Hace sólo 6 meses, el Secretario de Estado de los Estados Unidos aludió a la intervención militar directa en Etiopía, amenazando: “Si los responsables de socavar una resolución de la crisis en Tigray no cambian de rumbo, deben contar con nuevas acciones de los Estados Unidos y la comunidad internacional".


Los millones de africanos que se manifestaron en todo el mundo el domingo pasado, en su mayoría etíopes del Cuerno de África, demuestran claramente que la intervención de Estados Unidos, en Etiopía en particular y África en general, no es bienvenida. Las soluciones centradas en las personas de los conflictos africanos requieren para su resolución procesos localizados en África y dirigidos por África, en la que el espacio para las nefastas agendas neocolonialistas occidentales está desapareciendo rápidamente.



27 noviembre, 2021

SOCIOLOGIA DEL CONFLICTO SOCIAL COLOMBIANO — Nestor Kohan

 


¿Por qué persiste el conflicto social colombiano? ¿Qué tipo de Estado predomina en Colombia? ¿Cuándo comenzó la violencia? Las evaluaciones de Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Eric Hobsbawm y Noam Chomsky. ¿Qué vínculo mantiene el Estado colombiano con los países vecinos y con la principal potencia occidental? ¿Cómo explicar la historia de la insurgencia colombiana? ¿Tiene ideología? ¿Quiénes han sido sus líderes históricos?

 


25 noviembre, 2021

[Tu salario mínimo está por debajo]



Tu salario mínimo está por debajo

de lo que cuesta mantener

a un animal de establo.


Antidio Cabal. Poética uno, 1957-1963. En Poesía de uso. Amargord, 2013.

Imagen: John Halas y Joy Batchelor. Rebelión en la granja, 1954.

Escombros con hoguera – 24/11/2021

23 noviembre, 2021

La tasa de explotación (El caso del iPhon)

 



¿Qué pasaría si el iPhone X se fabricara en los Estados Unidos?


Si el iPhone X se fabricara en los Estados Unidos, sería inasequible para la gran mayoría de la población mundial. Un estimado sugiere que si el iPhone se fabricara en los Estados Unidos cada teléfono costaría al menos 30.000 dólares [Todas las cantidades en dólares en este Cuaderno se refieren a la moneda estadounidense].


El precio actual (2019) de un iPhone X varía, desde unos 900 dólares en Estados Unidos hasta unos 1.900 en Brasil y Turquía.


A 30.000 dólares, el iPhone es simplemente inasequible. Un/a trabajador/a de la India que gana el salario mínimo tendría que trabajar diariamente durante 16 años y medio para poder pagar un teléfono. Su equivalente en Sudáfrica tendría que trabajar durante 14 años y medio para tener un teléfono. Casi todos los 70 millones de iPhones actualmente en circulación, así como los 30 millones de iPads y 59 millones de otros productos Apple, se fabrican fuera de Estados Unidos.


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21 noviembre, 2021

SOCIALISMO, DEMOCRACIA Y PODER POPULAR — Néstor Kohan

 


MIchael Parenti [citas]

 

"La primera ley del mercado es extraer el mayor provecho posible de la clase trabajadora. La rentabilidad, más que la necesidad colectiva, es la condición determinante de la inversión privada. Prevalece un sistemático y racional quehacer con un único fin socialmente irracional: acumular, acumular, acumular".


"Patrocinando la contrarrevolución y en nombre de la libertad, las fuerzas estadounidenses o apoyadas por Estados Unidos asesinaron a 2.000.000 de norcoreanos en una guerra de tres años; 3.000.000 de vietnamitas; más de 500.000 en bombardeos aéreos sobre Laos y Camboya; más de 1.500.000 en Angola; más de 1.000.000 en Mozambique; más de 500.000 en Afganistán; de 500.000 a 1.000.000 en Indonesia; 200.000 en Timor Oriental; 100.000 en Nicaragua; más de 100.000 en Guatemala (más 40.000 desaparecidos); más de 700.000 en Irak; más de 60.000 en El Salvador; 30.000 en la "guerra sucia" de Argentina; 35.000 en Taiwán, cuando llegaron los militares del Kuomintang desde China; 20.000 en Chile; y muchos miles en Haití, Panamá, Granada, Brasil, Sudáfrica, Sahara Occidental, Zaire, Turquía...".


"Hasta ahora, la fuerza predominante no ha sido la revolución, sino la contrarrevolución, es decir, la criminal destrucción que los estados capitalistas infligen a las luchas populares al precio de millones de vidas".


"El capitalista está más comprometido con su riqueza que con la Tierra en la que vive, más preocupado por el destino de su propia fortuna que por el destino colectivo de la humanidad".


"Aunque contempla el mundo a través de la misma lente ideológica que las élites corporativas y gubernamentales, la prensa debe ocasionalmente informar sobre ciertos acontecimientos desagradables de la vida, aunque sólo sea para mantener su credibilidad ante un público que no siempre está dispuesto a tragárselo todo. En dichas ocasiones, la derecha se queja amargamente del sesgo izquierdista de la prensa".


"El presidente opera eficazmente, como jefe del estado y de la seguridad nacional, siempre que se mantenga dentro de los parámetros de su principal función, que no es otra que la de promover los intereses de los inversores corporativos y proteger el proceso global de acumulación de capital".


"¡Qué extraño ¿no?, que se necesitaran menos policías en el "estado policial comunista" que en el "paraíso del libre mercado"! "


"En los Estados Unidos, durante más de cien años, los intereses dominantes propagaron incansablemente el anticomunismo entre la población, hasta que éste se convirtió en una ortodoxia religiosa, más que en un racional análisis político".


Michael Parenti


19 noviembre, 2021

COLONIALISMO - Karl Marx (comentado por Néstor Kohan)

 


«¡Cuánto desconocimiento, liviandad e ignorancia sobre los escritos de Marx dejan entrever los supuestos “eruditos” académicos del marxismo que utilizan frases sueltas y descontextualizadas de este genio del pensamiento para desconocer el papel del imperialismo del siglo XXI, apoyando bochornosamente con jerga “de izquierda” y poses supuestamente “internacionalistas” los bombardeos neocoloniales del Pentágono y la OTAN en Libia, las guerras de saqueo en Afganistán e Irak, las intervenciones estadounidenses en Siria y Venezuela y muchas otras hazañas “humanitarias” de idéntico tenor! Desde ese ángulo, pretendidamente cosmopolita, eurooccidentalista y antitercermundista, han llegado a apoyar a Gran Bretaña y Margaret Thatcher en su aventura neocolonial en las islas Malvinas (pertenecientes a la Argentina y ubicadas en el Atlántico Sur), donde la OTAN construyó una base militar nuclear.»

Néstor Kohan, Marxismo, cuestión nacional y problema colonial.



COP26 o cómo “pintar de verde” los intereses de ‎la gran finanza — Thierry Meyssan

 



RED VOLTAIRE – 09/11/2021


La COP26 no es más que un show montado para desviar la atención del público de ‎lo que realmente se prepara en ese encuentro. El GIEC –el comité de expertos de la ‎COP que parece estar alertando a gobiernos sordos sobre la catástrofe que se aproxima– ‎está siendo utilizado para dotar a esos gobiernos de un discurso que justifica sus ‎ambiciones políticas. Los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de China, Xi Jinping, ambos resueltamente hostiles a los proyectos financieros que se cocinan en la COP, ‎se negaron a participar en esa reunión aunque los banqueros más conocidos del ‎mundo hablan allí de 100 000 millones de dólares en inversiones. ‎


James Bond “generalmente llega al clímax de sus muy lucrativos films hallándose frente a un ‎artefacto apocalíptico y tratando desesperadamente de saber cuál cable tiene que cortar para ‎desactivarlo, mientras que un reloj numérico en rojo anuncia implacablemente una ‎detonación que, como sabemos, pondrá fin a la vida humana (…) Hoy estamos, mis colegas ‎dirigentes mundiales, casi en la misma situación que James Bond, pero la tragedia es que esto ‎no es una película y que el dispositivo apocalíptico es real”. Eso dijo, con la mayor seriedad del mundo, el primer ministro británico Boris Johnson al abrir la COP26.‎


La «Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático» viene siempre acompañada ‎de discursos apocalípticos pero nunca arroja compromisos cuantificables ni verificables. Sólo ‎da lugar a promesas, que siempre se firman en medios de grandes despliegues mediáticos pero ‎también siempre redactadas en condicional. ‎


La COP26 que actualmente se desarrolla en Glasgow (Reino Unido), desde el 31 de octubre y ‎hasta el 12 de noviembre, no parece que vaya a escapar a esa regla. Comenzó con un ‎espectacular video, donde un dinosaurio subía a la tribuna de la Asamblea General de la ONU para ‎lanzar una llamada de alerta sobre la posible extinción de la especie humana, y prosiguió con el ‎discurso de apertura del primer ministro británico, Boris Johnson, sobre lo que haría James Bond ‎ante la amenaza del cambio climático. El show prosiguió en la calle con una manifestación ‎encabezada por Greta Thunberg, quien declaró ilegítimos todos los gobiernos del mundo y ‎denunció el «fracaso» de la conferencia, que sólo estaba comenzando. ‎


Los líderes políticos que tanto llaman a salvar la humanidad de su extinción inminente son los mismos ‎que asignan miles de millones de dólares a la fabricación y desarrollo de armas nucleares capaces ‎borrar de la faz de la Tierra la especie humana que tanto dicen querer defender [1].‎


Lo mínimo que se puede decir sobre la COP26 es que, en vez de ser una reunión diplomática ‎tendiente a lograr una disminución de la emisión de gases con «efecto invernadero», se trata ‎sólo de una farsa de cierta calidad montada para los espectadores del mundo entero. ‎


Pero entonces, ¿cuál es la realidad que se esconde tras ese circo? ¿Y por qué participan en él ‎todos los Estados miembros de la ONU?‎


El geofísico yugoslavo Milutin Milankovic (1879-1958) relacionó las ‎variaciones climáticas con las modificaciones de la órbita terrestre y la inclinación del planeta. ‎Inicialmente ridiculizada, la teoría de Milankivic se convirtió en un análisis de referencia para ‎explicar las variaciones del paleoclima… y también podría explicar las modificaciones, a menor escala, registradas en los últimos años. ‎

EL «CALENTAMIENTO GLOBAL»

Para responder a esas preguntas tenemos que empezar por separarnos de varias “certezas” ‎erróneas sobre el llamado «calentamiento global». ‎


Es un error creer que el «calentamiento global» amenaza la supervivencia de la especie humana. ‎El clima siempre ha sufrido cambios, no de manera linear sino por ciclos. Hace 7 siglos, ‎la Tierra era un planeta más caluroso que hoy en día. Por ejemplo, en Francia los glaciares de ‎los Alpes eran menos extensos que hoy –incluso había camellos silvestres en lo que hoy ‎conocemos como la región francesa de Provenza– y ciertas partes del litoral de lo que hoy es ‎la Francia continental se adentraban en el mar más profundamente que en la actualidad ‎mientras que otros tramos de litoral, más “retirados”, avanzaron con el tiempo. ‎


Se ha comprobado que el calentamiento climático en Europa coincidió con el momento de la ‎Revolución Industrial. Por eso “creemos” que las evoluciones climáticas que hoy vemos ‎se aceleraron como consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes ‎de la actividad industrial, durante los dos últimos siglos. Es posible, pero la simultaneidad de ‎dos hechos no indica necesariamente que uno sea la causa del otro. ‎


Existen otras hipótesis, como la del geofísico yugoslavo Milutin Milankovic, que explican esos ‎cambios a partir de las variaciones de la órbita terrestre, determinadas por la excentricidad de ‎dicha órbita [2], entre otros factores. ‎


Al impulsar la creación del GIEC (en 1988), la entonces jefa del gobierno ‎británico, Margaret Thatcher, aspiraba a encabezar una nueva revolución industrial basada en ‎el uso del petróleo y de la energía nuclear. En la práctica, la política de Margaret Thatcher ‎consistió en cerrar gran parte de la industria británica y financierizar la economía del Reino ‎Unido, lo cual nos ha llevado a la COP26 y a la actual retórica sobre el “calentamiento ‎climático” como medio de justificar el endeudamiento del Tercer Mundo ante las grandes ‎entidades financieras de la City.

Y MARGARET THATCHER CREÓ EL GIEC

En 1988, los primeros ministros de Canadá y del Reino Unido, Brian Mulroney y Margaret ‎Thatcher, convencieron a sus socios (Estados Unidos, Alemania, Francia e Italia) para financiar ‎un «Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático» (GIEC, también designado ‎como IPCC debido a sus siglas en inglés), bajo los auspicios de la Organización Meteorológica ‎Mundial (OMM) y del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). ‎Poco después, Margaret Thatcher declaró que los gases de efecto invernadero, el hueco de la capa de ‎ozono y las lluvias ácidas exigían respuestas intergubernamentales [3]. ‎


Pero aquel lindo discurso ocultaba objetivos políticos. La señora Thatcher estaba empeñada –‎así lo confirmaron después sus consejeros– en acabar con los sindicatos de los mineros de los ‎yacimientos de carbón y en promover una nueva revolución industrial, basada en el uso del ‎petróleo del Mar del Norte y en la energía nuclear [4].‎


El GIEC no es una academia de sabios climatólogos sino, como su nombre lo indica, un «grupo ‎intergubernamental». En el GIEC no se habla de climatología sino de política climática. La gran ‎mayoría de sus miembros no son científicos sino diplomáticos. En cuanto a los expertos en ‎climatología que pertenecen al GIEC, no están ahí como científicos sino como expertos en ‎el seno de su delegación gubernamental, o sea como funcionarios. Todas sus intervenciones ‎públicas se hacen bajo el control de sus gobiernos. Es por consiguiente grotesco hablar de ‎consenso «científico» para designar lo que en realidad es el consenso político que reina en ‎el seno del GIEC. Eso demuestra un desconocimiento total del funcionamiento de las instituciones ‎intergubernamentales. ‎


Al contrario de lo que cree Greta Thunberg, el GIEC no está augurando el apocalipsis a gobiernos ‎que hacen oídos sordos. En realidad obedece fielmente a esos gobiernos y elabora, con sus ‎climatólogos, una retórica destinada a justificar una serie de cambios políticos que la gente ‎normal rechazaría sin los argumentos del GIEC. ‎


Los trabajos del GIEC sirven de base cada año a una «Conferencia de las Partes» (COP) firmantes ‎de la «Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático» (CMNUCC). ‎La 26ª edición de esa conferencia es el encuentro de Glasgow (COP26).


Por cierto, ‎en 1990, el GIEC estimaba, en su primer informe, como «poco probable» un claro ‎recrudecimiento del efecto invernadero «en los próximos decenios o más». En 2021, ‎aquella verdad de 1990 se ha convertido en una herejía. ‎


Las primeras COP se dedicaban al trabajo de información y de sensibilización del público sobre la ‎evolución del clima. Estaba claro para todos que ciertas regiones se harían inhabitables y que ‎algunas poblaciones tendrían que desplazarse. Pero con el transcurso del tiempo comenzó a ‎decirse que los cambios serían tan radicales que podrían amenazar la supervivencia de toda la ‎especie humana. Como no se ha producido ningún descubrimiento científico inesperado que venga a cuestionar ‎abruptamente la verdad anterior, el cambio de retórica tiene como única ‎explicación la evolución de las necesidades de los gobiernos. ‎


La sociedad de consumo está al borde del abismo porque no se puede seguir vendiendo a ‎alguien lo que ya tiene. Si se derrumban las industrias, se pierden los empleos y los gobiernos ‎se ven en peligro de ser derrocados. Para evitar eso, hay una sola solución, que ya se utilizó en el ‎pasado. ‎


A finales de los años 1990, la mayoría de las sociedades occidentales ya estaban informatizadas y ‎se hacía imposible seguir vendiendo computadoras. Así que se inventó la historia del «error ‎del milenio», según la cual todos los sistemas informáticos del mundo iban a entrar en crisis a ‎las 00:00 horas del 1º de enero del año 2000… y todo el mundo volvió a comprar nuevos ‎ordenadores y programas informáticos concebidos para enfrentar el «Y2K». Por supuesto, ‎no se cayeron los aviones en vuelo, tampoco se cayó ningún ascensor ni hubo ordenadores ‎con problemas. Pero se detuvo la caída de las ventas y se salvó Silicon Valley. ‎


Hoy en día la solución sería la «transición energética». O sea, en vez tratar de vender ‎otro automóvil a alguien que ya tiene uno, habrá que venderle un vehículo eléctrico para ‎reemplazar su automóvil que funciona con gasolina. Por supuesto, la electricidad se genera ‎utilizando petróleo y exige el uso de baterías que actualmente no son reciclables. En definitiva, ‎con la «transición energética» el planeta se verá más contaminado que antes pero… ‎¡ahora no hay que pensar en eso!‎


La teoría del origen humano del calentamiento global garantiza el ‎enriquecimiento personal del ex vicepresidente estadounidense Al Gore, quien es su principal ‎promotor. A finales de los años 1990, fue precisamente Al Gore quien montó el cuento del ‎‎“error del milenio”, contribuyendo así a la fortuna de Bill Gates y preservando los intereses de Silicon Valley.‎

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LA «BOLSA DEL CLIMA», ÚNICA REALIZACIÓN DE LA COP

Bajo la presidencia de Bill Clinton, Estados Unidos tomó el control del GIEC e impuso el Protocolo ‎de Kioto (COP3)… documento que Washington nunca firmó. El vicepresidente Al Gore estaba entonces a cargo de la política ‎energética de Estados Unidos y así aprobó la guerra en Kosovo para poder construir un ‎oleoducto a través de los Balcanes. Pero, como el Protocolo apuntaba originalmente a limitar las ‎emisiones de 5 gases de efecto invernadero y de 3 sustitutos de los clorofluorocarbonos, ‎Al Gore promovió la creación de unos «derechos de emisión de CO₂» para las industrias y se olvidó de ‎los demás gases. ‎


Ya como ex vicepresidente de Estados Unidos, Al Gore fundó, junto a varios banqueros de ‎Goldman Sachs y con financiamiento de Blackrock, la Chicago Climate Exchange (Bolsa del Clima ‎de Chicago). Como Estados Unidos nunca firmó el Protocolo de Kioto esa entidad funcionó mal, ‎así que Al Gore abrió en los otros cuatro continentes sucursales que se desarrollaron ‎rápidamente. Hoy Al Gore percibe una remuneración por cada intercambio de derechos de ‎emisión de CO₂. Para desarrollar su negocio, Al Gore se convirtió en “militante” de la causa ‎climática y produjo el film An Inconvenient Truth (Una verdad que molesta). Le dieron ‎entonces el premio Nobel de la Paz, aunque ese film, presentado como un documental científico, ‎es sobre todo un largo spot publicitario para su “bolsa del clima” [5].‎


Entre paréntesis, el redactor de los estatutos de la Bolsa del Clima fue un joven jurista ‎desconocido… un tal Barack Obama, que luego se incorporó al mundo de la política en Chicago ‎y resultó electo presidente de Estados Unidos, sólo 4 años después. Ya en la Casa Blanca, Barack ‎Obama elaboró el proyecto de utilizar la histeria sobre el clima para reformar el sistema financiero ‎global. Ese fue el proyecto que se adoptó en la COP21, en París, y que debería ponerse ‎en marcha con la COP26 de Glasgow. ‎



Estamos ante el negocio del siglo. Para aplicar las resoluciones de la COP26, ‎los Estados tendrán que adaptar su industria y… endeudarse. Todavía no se sabe bien si el ‎calentamiento global es causado por la actividad humana pero no hay dudas sobre el origen del saqueo de las economías.‎ Global Banking & Finance Review


PRÓXIMO OBJETIVO DE LA COP: “COLOREAR DE VERDE” LA GRAN FINANZA

La COP26 está organizada por Reino Unido con ayuda de Italia. Cuatro británicos están a cargo ‎de ese encuentro: dos ex ministros, Alok Sharma (ex ministro de Economía, Industria y Estrategia ‎Industrial) y Anne-Marie Trevelyan (ex ministra de Desarrollo Internacional), Mark Carney ‎‎(ex gobernador de los Bancos del Reino Unido y Canadá) y el cabildero Nigel Topping. ‎Ninguno sabe absolutamente nada de climatología pero los cuatro defienden un proyecto de ‎reforma de las instituciones de Bretton Woods –el Fondo monetario International (FMI) y el Banco ‎Mundial.‎


Si los presidentes de Rusia y China, Vladimir Putin y Xi Jinping, no participan en la COP26 no es ‎porque estén en desacuerdo con la lucha contra la contaminación del medioambiente sino porque ‎se oponen a ese proyecto financiero. ‎


El sitio web de la COP26 explica que se trata de: ‎

«Movilizar financiamiento. Para alcanzar nuestros objetivos, los países desarrollados ‎deben mantener su promesa de movilizar al menos 100 000 millones de dólares de ‎financiamiento climático. Las instituciones financieras internacionales deben desempeñar ‎su papel y nosotros debemos trabajar para liberar los miles de millares de millones de ‎dólares de financiamiento del sector privado y del sector público necesarios para el cero ‎neto mundial.»‎


Lo que se firmaría al final de la COP26 es la creación de una instancia que, para movilizar esos ‎fondos, agruparía


el Banco Asiático de Desarrollo,

el Banco Africano de Desarrollo,

el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura,‎

el Banco Caribeño de Desarrollo,

el Banco Europeo de Inversiones,

el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo,

el Banco Interamericano de Desarrollo,‎

el Banco Islámico de Desarrollo,

el Banco Mundial

y 450 grandes empresas. ‎


Es importante entender que el Banco Mundial y sobre todo el Fondo Monetario Internacional ‎‎(FMI) han perdido toda credibilidad, a tal extremo que ya no es posible seguir endeudando a los ‎países pobres… pero hay que encontrar cómo mantener a esos países bajo control. Todos los gobiernos ‎saben ya que las “donaciones” y préstamos de las instituciones internacionales vienen ‎acompañados de condiciones leoninas que hacen que sus países sean más vulnerables y que cuando ‎llegue el momento del reembolso el país ya no será dueño de nada. ‎


Con la COP26, los banqueros podrán prestar dinero para “salvar el planeta” y convertirse de paso ‎en dueños de los países cuyos dirigentes hayan confiado en ellos [6].


Notas:

[1] «Defienden el clima mientras nos preparan ‎el fin del mundo», por Manlio Dinucci, ‎‎Il Manifesto (Italia), Red Voltaire, 4 de noviembre de 2021.

[2] Si bien la Tierra gira alrededor del Sol, este último no está exactamente en el ‎centro de la órbita terrestre, lo cual hace que la distancia entre la Tierra y el Sol no sea siempre ‎la misma. Nota de Red Voltaire.

[3] Speech to the Royal Society, ‎Margaret Thatcher, 27 de septiembre de 1988.

[4] “El pretexto climático”, «1982-1996: La ecología de mercado», por Thierry Meyssan, Оdnako (Rusia) , ‎‎Red Voltaire, 25 de abril de 2010.

[5] “El pretexto climático”, «1997-2010: La ecología financiera», por Thierry Meyssan, ‎‎Оdnako (Rusia), Red Voltaire, 28 de abril de 2010.

[6] «Les nouvelles armes financières de l’Occident», par Manlio Dinucci, Traduction Marie-Ange Patrizio, Il Manifesto (Italie), Réseau Voltaire, 9 novembre 2021.



17 noviembre, 2021

ISRAEL: Asaltos y registros al más puro estilo nazi

 



El 3 de septiembre de 2021, sobre las 8:00 p.m., ocho soldados penetraron en la casa de la familia Da'na con el pretexto de buscar a unos niños que habían arrojado piedras en una carretera cercana. Los soldados ordenaron que los niños fueran sacados al patio para ser fotografiados. Los padres agruparon a sus hijos, algunos de los cuales ya estaban dormidos. Tres de los soldados irrumpieron en la casa y deambularon por las habitaciones mientras otros permanecieron en el patio, donde los niños comenzaron a agruparse. Paralelamente, unos soldados subieron a la azotea del edificio y detuvieron a varios jóvenes, de entre 15 y 25 años, impidiendo a los familiares documentar la detención. Tras fotografiar a los niños, los soldados abandonaron el edificio, dejando atrás a los padres preocupados y algunos niños aterrorizados.


Este vídeo ilustra cómo se altera arbitrariamente la vida cotidiana de los palestinos que viven bajo la ocupación y con qué facilidad los soldados violan sus derechos. Al parecer, para los militares israelíes todos los palestinos, incluidos los niños en edad escolar, son delincuentes potenciales, y les está permitido despertarlos por la noche, invadir sus hogares y someterlos a supervisión. Los militares están elaborando una base se datos, exclusivamente en Cisjordania, mediante la tecnología de reconocimiento facial.



13 noviembre, 2021

Fascismo / Antifascismo — Pier Paolo Pasolini

 

El nuevo fascismo es pragmático. Su fin es la reorganización y la homologación brutalmente totalitaria del mundo


REVOLUCIONES – 13/11/2021


Un 2 de noviembre de 1975 es asesinado Pier Paolo Pasolini, director de cine italiano, poeta, dramaturgo y ensayista, que supo combinar la escritura con la pintura, la filosofía con el activismo político de izquierda. Compartimos un texto de su autoría, que hace parte de 'Escritos corsarios'. El debate e interpelación acerca del fascismo es cada vez más vigente / urgente.




¿Qué es la cultura de una nación? Corrientemente se cree, incluso por parte de personas cultas, que es la cultura de los científicos, de los políticos, de los profesores, de los literatos, de los cineastas, etc.; es decir, que es la cultura de la intelectualidad. Pero no es así. Ni tampoco es la cultura de la clase dominante que precisamente a través de la lucha de clases intenta imponerla al menos formalmente. Finalmente, tampoco es la cultura popular de obreros y campesinos. La cultura de una nación es el conjunto de todas estas culturas de clases: es el total de todas ellas. Y sería abstracta si no fuera reconocible –o, mejor dicho, visible– en lo vivido y en lo existencial, y si consecuentemente no tuviera una dimensión práctica. Durante muchos siglos, en Italia, estas culturas se han distinguido aunque históricamente hayan estado unificadas. Hoy –casi de repente, en una especie de Advenimiento– la distinción y la unificación históricas le han cedido el puesto a una homologación que realiza casi milagrosamente el sueño interclasista del viejo Poder. ¿A qué es debida tal homologación? Evidentemente a un nuevo Poder.


Escribo «Poder» con P mayúscula –algo que Maurizio Ferrara acusa de irracionalidad, en la Unità (12-6-1974)– , sólo porque no sé en qué consiste este nuevo Poder y quién lo representa. Tan sólo sé que existe. Ya no lo reconozco en el Vaticano, ni en los Poderes democristianos, ni en las Fuerzas Armadas. Tampoco lo reconozco ya en la gran industria, porque ya no está constituida por un cierto número limitado de grandes industriales: a mí, al menos, me parece más bien como un todo (industrialización total), y, además, como un todo no italiano(transnacional).


También conozco –porque las veo y las vivo– algunas características de este nuevo Poder que aún no tiene rostro; por ejemplo, su rechazo de las viejas tendencias reaccionarias y del viejo clericalismo, su decisión de abandonar a la Iglesia, su determinación (coronada por el éxito) de transformar a los campesinos y a los subproletarios en pequeños burgueses, y sobre todo su anhelo, que parece cósmico, de llevar a cabo hasta el final el «desarrollo»: producir y consumir.


La identikit de este rostro aún en blanco de este nuevo Poder le atribuye vagamente rasgos «modernos», debidos a la tolerancia y a una ideología hedonista perfectamente autosuficiente: aunque también tiene rasgos feroces y sustancialmente represivos: la tolerancia en realidad es falsa porque la verdad es que nunca ningún hombre ha tenido que ser tan normal y conformista como el consumidor; y en cuanto al hedonismo, éste encubre evidentemente una decisión de preordenarlo todo con una crueldad jamás conocida por la historia. De modo que este nuevo Poder aún no representado por nadie y debido a un «cambio» de la clase dominante, es en realidad –si queremos conservar la vieja terminología– una forma «total» de fascismo. Pero este Poder también ha «homologado» culturalmente a toda Italia: se trata, pues, de una homologación represiva, aunque se haya obtenido a través de la imposición del hedonismo y de la joie de vivre. La estrategia de la tensión es una señal, aunque anacrónica, de todo esto.


Maurizio Ferrara, en el artículo mencionado (así como también Ferrarotti, en Paese Sera, 14-6-1974) me acusa de estetismo. Y con esto tiende a excluirme, a encerrarme. Bien, mi visión puede ser la de un «artista», o, como pretende la burguesía, la de un loco. Pero, por ejemplo, el hecho de que dos representantes del viejo Poder (que ahora en realidad sirven, aunque interlocutoriamente, al nuevo Poder) se hayan atacado respectivamente a propósito de las financiaciones a los partidos y del caso Montesi, también puede ser una buena razón para hacer enloquecer: es decir, desacreditar tanto a una clase dirigente y a una sociedad, a los ojos de un hombre, como para hacerle perder el sentido de lo oportuno y de los límites, lanzándolo a un auténtico estado de sensación de falta de leyes o de organización social. Y hay que añadir que se tiene que tomar en consideración la visión de los locos: a no ser que se quiera ser muy avanzado en todo menos en el problema de los locos, limitándose cómodamente a sacárselos de encima alejándolos.


Hay algunos locos que se fijan en los rostros de la gente y en su comportamiento. Aunque no como epígonos del positivismo lombrosiano (como toscamente insinúa Ferrara), sino porque conocen la semiología. Saben que la cultura produce códigos, que los códigos producen el comportamiento, que el comportamiento es un lenguaje y que en un momento histórico en que el lenguaje verbal es del todo convencional y esterilizado (tecnificado), el lenguaje del comportamiento (físico y mímico) adquiere una importancia decisiva.


Volviendo al principio de nuestra argumentación, me parece que hay buenas razones para sostener que la cultura de una nación (Italia por ejemplo) se expresa hoy sobre todo a través del lenguaje del comportamiento, o lenguaje físico, más un cierto porcentaje completamente convencional y tremendamente pobre de lenguaje verbal.


Es a dicho nivel de comunicación lingüística que se manifiestan: a) el cambio antropológico de los italianos; b) su completa homologación a un modelo único. O sea, decidir dejarse crecer el pelo hasta los hombros, o cortarse el pelo y dejarse crecer bigote (al estilo novecentista); decidir ponerse una cinta en la cabeza o un gorro hasta los ojos; decidir si soñar con un Ferrari o con un Porsche; seguir atentamente los programas televisivos; conocer los títulos de algunos best-sellers; vestirse con pantalones y camisetas rabiosamente de moda; tener relaciones obsesivas con chicas que se quiere tener al lado como adorno pero pretendiendo a la vez que sean «libres», etc., etc., etc.: todos éstos son actos culturales.


Ahora, todos los italianos jóvenes cumplen estos mismos actos, tienen este mismo lenguaje físico, son intercambiables; es algo tan viejo como el mundo, si se limita a una clase social, a una categoría; pero el hecho es que estos actos culturales y este lenguaje somático son interclasistas. En una plaza llena de jóvenes, nadie podrá distinguir, por su cuerpo, a un obrero de un estudiante, a un fascista de un antifascista; lo que aún era factible en 1968. Los problemas de un intelectual perteneciente a la intelligencia son distintos de los de un partido y de un hombre político, aunque a lo mejor la ideología sea la misma.


Quisiera que mis actuales contradictores de izquierda comprendieran que estoy en condiciones de darme cuenta de que, en el caso de que el desarrollo sufriera un paro y se volviera atrás, si los partidos de izquierda no apoyaran al Poder vigente, Italia se desmembraría sencillamente; si por el contrario prosiguiera el desarrollo tal como ha comenzado, el llamado "compromiso histórico" sería indudablemente realista por ser la única forma de intentar corregir dicho desarrollo, en el sentido indicado por Berlinguer en su informe al CC del Partido Comunista (ver L'Unità, 4-6-1974). De todos modos, así como a Maurizio Ferrara no le competen los rostros, a mí no me compete esta maniobra de práctica política. Como máximo, tengo el deber de ejercer quijotescamente y quizá extremísticamente mi crítica sobre la misma. ¿Cuáles son, pues, los problemas?


Aquí tenemos uno, por ejemplo. Decía en el artículo que ha suscitado esta polémica ('Corriere della sera', 10-6-1974) que los responsables reales de las tragedias de Milán y de Brescia son el gobierno y la policía italiana: porque si el gobierno y la policía hubieran querido, no habrían sucedido esas tragedias. Está claro. Y ahora quizá se burlarán de mí si digo que también nosotros los progresistas, los antifascistas, los hombres de izquierdas, somos responsables de esas tragedias. Porque no hemos hecho nada en todos estos años: 1) para que hablar de «tragedia de Estado» no fuera algo normal, y para que todo acabara; 2) (y lo más grave) no hemos hecho nada para que no haya fascistas. Sólo, los hemos condenado aligerando nuestra conciencia con nuestra indignación; y cuánto más fuerte y petulante era la indignación más tranquila quedaba nuestra conciencia.


En realidad nos hemos comportado con los fascistas (y hablo sobre todo de los jóvenes) en modo racista, es como si rápida y despiadadamente hubiéramos querido creer que estuvieran racialmente predestinados a ser fascistas, y que ante tal decisión de su destino no hubiera nada que hacer. Y no lo ocultemos: todos sabíamos, dentro de nuestra conciencia, que cuando uno de aquellos jóvenes decidía volverse fascista, se trataba de algo puramente casual, no se trataba más que de un gesto irracional y sin motivo: quizá hubiera bastado una sola palabra para que aquello no hubiera ocurrido. Pero ninguno de nosotros nunca ha hablado con ellos ni se les ha dirigido. Inmediatamente los hemos aceptado como representantes inevitables del mal. Y a veces se trataba de muchachos y muchachas adolescentes de dieciocho años, que no sabían nada de nada, y que se habían lanzado a la horrible aventura simplemente por desesperación.


Pero no podíamos distinguirlos de los otros (no digo de los Otros extremistas, sino de todos los otros). Ésta es nuestra pavorosa justificación.


El padre Zosima (¡y se trata de literatura!) en seguida supo distinguir, entre todos los que estaban hacinados en su celda, a Dmitrj Karamazov, el parricida. Y levantándose de su asiento fue a postrarse ante él. Y lo hizo (como le diría después al más joven de los Karamazov) porque Dmitrj estaba destinado a hacer la cosa más horrible y a soportar el más inhumano de los dolores. Piensen (si se sienten con fuerzas) en el muchacho o en los muchachos que fueron a poner las bombas en la plaza de Brescia. ¿No es como para levantarse e irse a postrar ante ellos? Seguramente eran jóvenes de pelo largo, o con bigotito al estilo de principios de siglo, llevaban cintas en la cabeza o gorros calados hasta los ojos, eran pálidos y presuntuosos, su problema era el de vestirse a la moda, todos igual, tener un Porsche o un Ferrari, o motos y conducirlas como pequeños arcángeles idiotas llevando detrás chicas decorativas y modernas, de esas que están a favor del divorcio, de la liberación de la mujer y del desarrollo en general...


Eran jóvenes como todos los demás: nada los distinguía en ningún modo. Aunque hubiéramos querido, no habríamos podido ir a postrarnos ante ellos. El viejo fascismo, aunque fuera a través de la degeneración retórica, distinguía; el nuevo fascismo –que es toda otra cosa– ya no distingue: no es humanísticamente retórico, es [norte]americanamente pragmático. Su fin es la reorganización y la homologación brutalmente totalitaria del mundo.