30 noviembre, 2020

La nueva anormalidad. Un suave golpe de Estado — Miquel Amorós

 


LA PESTE.org – 16/11/2020

Gobernar por el miedo en tiempos de crisis

La catástrofe no solo es la promesa de desgracia hecha por la civilización industrial, es ya nuestro presente inmediato. Lo confirma el alarmismo de los expertos ante la posibilidad anunciada a los cuatro vientos de un colapso del sistema sanitario. Al decretar el fin del estado de alarma anterior, los gobernantes intentaban evitar la agudización de la crisis económica. Sin embargo, la precipitación por sacar la economía del confinamiento ha conducido a lo contrario: los rebrotes del virus no han tardado en venir, o al menos es lo que dicen las estadísticas de interesados estudios científicos. Según dejan entrever los medios de desinformación, la gestión efectiva de la pandemia no pudo ser más desastrosa, pues si bien una sociedad de consumo no es capaz de sobrevivir con una economía semiparalizada, tampoco puede dejar de lado a los consumidores. Su grado de disponibilidad para el trabajo y el dispendio, o sea, lo que suele llamarse salud, ha de ser satisfactorio. Más claro: por no dar un salto hacia delante en el control social de envergadura suficiente, los dirigentes se han visto forzados a dar un paso atrás, proclamando un nuevo estado de alarma con el fin de acogerse a disposiciones disciplinarias anteriores, preparadas con restricciones inútiles en «actividades no esenciales», toques de queda y confinamientos a la carta. No es seguro que estemos ante una “segunda ola”, pero lo cierto es que estamos ante un verdadero golpe de Estado. Por la vía de la excepción se abre un segundo capítulo en la implantación de una dictadura sanitaria destinada a perdurar. El pájaro desarrollista con la ayuda del virus mediático incuba el huevo de la tiranía.


En verdad, las condiciones de vida en la sociedad del crecimiento infinito constituyen una seria amenaza para la salud del vecindario, pero los dirigentes y sus asesores no plantean soluciones técnicas que no discurran en el sentido de los intereses dominantes. El problema es que estos son contradictorios. Hay conflicto de potencias y conflicto dentro de ellas. Las estructuras de poder se están reconfigurando a escala mundial ante las crisis venideras que el choque de intereses está planteando. Se articulan de nuevo los Estados, el capitalismo y la tecnociencia –la megamáquina– con previsibles malas consecuencias para la población, de la cual una parte cada vez mayor ya resulta inútil para el sistema. Se trata de gestionar excedentes, técnicamente, bien por guerras, bien mediante enfermedades infecciosas. Si lo que se persigue es la obediencia incondicional, el miedo, y en casos graves, el terror, es la herramienta necesaria de gobierno. En el caso concreto de la pandemia, todo consistiría en encajar la salud con la economía convirtiendo aquella en una oportunidad de tecnificación y desarrollo. La costosa sanidad pública se dejaría tal como está, es decir, semidesmantelada. Los medicamentos caros y las vacunas milagreras serían el primer objetivo de la industria farmacéutica, la más corrupta, y por supuesto, de los gobiernos. Acompañadas por medidas profilácticas como el lavado de manos, el saludo con codo, el pago con tarjeta, la mascarilla, la distancia, la ventilación, el silencio y pronto el carnet de inmunidad, abrirán paso al control general. Pero para que la población obedezca los consejos que brinda la farmacopea del espectáculo, urge una sumisión servil, y ahí está el problema: nadie cambia alegremente sus hábitos sociales por el aislamiento sin sentido por más que lo ordenen las autoridades. Situaciones supuestamente alarmantes requieren dosis superiores de catastrofismo y gran despliegue policial. La dominación ha de recurrir primero al miedo y luego, si eso no funciona con todos, a la fuerza. Políticamente, eso significa la supresión de las apariencias democráticas del parlamentarismo en pro del autoritarismo típico de las dictaduras, cuya eficacia ahora depende de un control digital absoluto. En efecto, la supresión de las libertades formales (de circulación, de reunión, de manifestación, de residencia, de prescripción médica, etc.) que garantizan las constituciones, el «rastreo», las multas y el fomento de la delación, tienen muy poco que ver con el derecho a la salud y mucho con la remodernización del poder a la que no es ajena la pérdida de confianza de los gobernados, que, ante la duplicidad, la ineptitud y la irresponsabilidad de los gobernantes, incurren con desenvoltura en la desobediencia. Y puesto que la soberanía llamada popular allá donde reina la mundialización no reside realmente en el pueblo, considerado un ser irracional que debe ser neutralizado, sino en el Estado, fiel ejecutor de los designios de las altas finanzas, el despotismo es la respuesta natural del poder a la pérdida de legitimidad. Al separar la gobernanza del derecho mediante decretos ad hoc de legalidad cuestionable, el Estado cobra a la población el peaje de una pretendida crisis que confiesa no haber sabido conjurar, pero de la que culpa al “comportamiento incívico” de determinados sectores, principalmente juveniles. Si no hubiera resistencia a tanto abuso, la vida social acabaría recluida en el espacio virtual y lo único democrático que permanecería en pie sería el contagio.


El último libro de Vaneigem empieza así: «Desde los días sombríos que iluminaban la noche de los tiempos, solamente era cosa de morir. De ahora en adelante se trata de vivir. Vivir en fin, es reconstruir el mundo». Literalmente, la situación empuja a una reacción colectiva contra la privatización, la artificialización y la burocratización en defensa de la vida, estrechamente ligada a la defensa de la libertad. Lo que mata a la una (el Estado, el Capital), mata a la otra, por lo que tal defensa empieza por la desobediencia civil a los dictados de ambos. Ellos son el verdadero peligro, y no el virus. La reacción desobediente contra todas las imposiciones constituye en estos momentos el eje de la lucha social, pero desobedecer no es suficiente: frente a la confusión fomentada por el poder, hay que reivindicar la verdad. Conviene evitar a toda costa que la protesta sea desacreditada por las alucinaciones del complotismo y el negacionismo. Las fisuras que se están produciendo en el consenso científico pueden contribuir a ello. Respecto a la pandemia, la primera norma de la autodefensa aconseja guardar distancias higiénicas con el Estado e ir a la autogestión de la sanidad. El coronavirus, arma del Estado, también podría usarse en su contra. No interesa una sanidad pública porque depende del Estado y sus filiales autonómicas, sino un sistema de salud en manos de colectivos compuestos por personal sanitario, usuarios y enfermos. La cuestión consiste menos en crear clínicas alternativas en la órbita de la economía social –opción tampoco descartable–, que en arrebatar al Estado la gestión de una medicina que se quiere a escala humana, es decir, descentralizada y próxima. Nada será posible sin sostenidos estallidos de cólera que pongan en movimiento a masas insumisas hartas de sufrir la torpe manipulación de las autoridades y sus estúpidos confinamientos. Mejor afrontar las consecuencias de su insubordinación que vivir bajo la férula de ejecutivos ignorantes y tecnócratas embusteros. En un mundo determinado por el trabajo muerto y devorado por una psicosis inducida desde los medios, que sean cada vez más los cuerdos que tomen partido por la naturaleza, libertad, la verdad y la vida.


¡La bolsa o la vida! O el caos económico y sanitario, o el fin de la dominación. O las engañosas comodidades cada vez mas constreñidas de una economía mortífera, o la aventura de una existencia soberana, esa es la cuestión. Las protestas conscientes de la vida cotidiana han de tener como horizonte un mundo antidesarrollista, no patriarcal, sin polución, sin alimentos industriales, sin ocio de fábrica, sin basura, desglobalizado y desestatizado. Si nos detenemos de nuevo en la salud, recordemos que para propagarse, los virus requieren una población numerosa, densa y en perpetuo movimiento. En cambio, los agrupamientos pequeños y tranquilos no padecen enfermedades epidémicas. El hacinamiento y la hiperactividad promueven la transmisión -condiciones que se dan óptimamente en las metrópolis-, así como también los desplazamientos masivos debido a las hambrunas, las guerras y el turismo. Razones de más para que el mundo a reconstruir sea un agregado de pacíficas comunas autosuficientes mayormente rural, desmotorizado, desurbanizado y desmilitarizado.



28 noviembre, 2020

La sumisa Unión Europea — Finian Cunningham

 

Information Clearing House 27/11/2020

Traducción: Arrezafe


¿Quién es tu papi...? He aquí por qué los líderes europeos se turban, sumisos y cautivados, ante el belicista equipo de “regreso a la normalidad” de Biden.

La UE se estremece de emoción ante la perspectiva de una administración de Joe Biden, a pesar de que las políticas que él defiende son precisamente la causa de sus problemas.

Su prisa por felicitarlo, incluso antes de que se certifique el resultado presidencial, dice mucho de su alegría por el hecho de que 'papá' esté de regreso en la Casa Blanca.

La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, apenas pudo contener su alegría por lo que, según dijo, era un "nuevo comienzo en la asociación global UE-EEUU."

Por su parte, Charles Michel, presidente del Consejo Europeo, dijo que era hora de "reconstruir una alianza fuerte UE-EEUU.", e invitó apresuradamente a Biden a una cumbre europea en Bruselas el próximo año, aunque las elecciones estadounidenses aún no han concluido formalmente.

Otros líderes nacionales europeos ya habían felicitado a Biden hace dos semanas, solo unos días después de la votación del 3 de noviembre, a pesar de la controversia del titular Donald Trump que prometió impugnaciones legales por presunta fraude electoral.

La euforia europea creció esta semana ante la posible presentación del gabinete de Biden. Lo que parece increíble, dado que el equipo entrante de la Casa Blanca está formado por personas asociadas con las administraciones de Obama (2008-16), en las que Biden había desempeñado el cargo de vicepresidente. Increíble, porque varios de los acuciantes problemas actuales de Europa se derivan de las guerras en el norte de África y Oriente Medio que fomentó la administración Obama. Respecto a lo cuál y a la defensiva, en su primera entrevista en profundidad como presidente electo, Biden afirmó que "esta no es una tercera administración de Obama".

Sin embargo, el hecho es que los nominados para formar su gabinete son vestigios de la era de Obama, con nombres como Antony Blinken como secretario de Estado y Jake Sullivan como asesor de seguridad nacional que defendió guerras o agresivas intervenciones en Libia, Siria y Ucrania. Estos y otros conflictos en Irak y Afganistán, que Biden apoyó personalmente siendo jóven senador y que exacerbó mientras era vicepresidente de Obama, han dado lugar a innumerables problemas en Europa, desde el terrorismo yihadista hasta las tensiones raciales con las comunidades musulmanas, pasando por la ingente inversión de recursos necesarios para tratar con una afluencia masiva de refugiados provenientes de zonas de guerra.

Esta semana, mientras los líderes europeos arrullaban la próxima administración de Biden, la policía francesa propició impactantes titulares al forzar brutalmente a cientos de refugiados, principalmente afganos, a abandonar un campamento improvisado en el corazón de París. Tales problemas se derivan directamente de las guerras ilegales que fueron obra de Obama, Biden y su reinterpretado equipo belicista.

Por tanto, la pregunta es: ¿por qué los políticos europeos son tan cobardes dando la bienvenida al regreso de los imperialistas estadounidenses convencionales? Olvídense de las sonoras declaraciones del equipo de Biden sobre "trabajar con aliados" y la "vuelta del multilateralismo". Los europeos serán tratados como siempre lo han sido: complementos de la estrategia de Washington en pos de sus propios intereses.

Es el equivalente político de "¿Quién es tu papá?" Los líderes europeos no sólo se están volcando en apoyar más abusos, sino que, además, lo hacen con mucho gusto.

¿Pero, por qué?

Hay varios factores. Uno, la nostalgia engañosa por la "normalidad" tras cuatro años de tensas relaciones con el díscolo Trump. El resentimiento personal de la alemana Angela Merkel, del francés Emmanuel Macron y de otros líderes europeos hostigados por el grosero Trump a gastar más en la OTAN y por los aranceles comerciales, todo ello forma parte del alivio que sienten al deshacerse de él. Además, los políticos y diplomáticos europeos verán a Biden y su equipo como personas con las que se podrá volver a conectar profesionalmente como años atrás. A diferencia de la caótica y confusa administración de Trump, la de Biden traerá coherencia y continuidad, independientemente del legado de las guerras, lo que facilitará la interacción personal y política. Mejor malo conocido.

No olvidemos, además, que hay muchos atlantistas europeos que, desde una convicción ideológica, creen de verdad en los beneficios estratégicos de un eje EEUU-UE. Este tipo de políticos y burócratas del estado profundo europeo son creyentes defensores de que la OTAN y Estados Unidos han de "liderar el mundo libre" contra (las anteriormente Unión Soviética y China Roja) Rusia, China y su proyecto de la Nueva Ruta de la Seda. Así pues, es música para sus oídos escuchar a Biden declarar que "América ha vuelto" y "Renovando alianzas".

Un aspecto específico positivo en el discurso del presidente electo Biden es el de devolver a Estados Unidos al acuerdo nuclear con Irán. La destrucción de dicho acuerdo (2015) por parte de Trump le costó a los estados europeos sacrificar muchas esperanzas de inversiones y negocios con Irán. Además, su pretendida imagen de independencia se vio afectada por las sanciones que Trump impuso a los países europeos que establecen negocios con Irán, humillándolos para que siguan su línea. Con Biden, Europa ve una oportunidad para reanudar relaciones comerciales y económicas con Irán. Sin embargo, eso está por verse.

Otra posible ventaja de Biden es su aparente disposición a entablar conversaciones de control de armas con Rusia. En particular, la renovación del tratado New START que pone freno a las armas nucleares estratégicas. El imprudente alejamiento de Trump de las convenciones de control de armas, incluido el tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) y el Tratado de Cielos Abiertos, causó una gran contrariedad en toda Europa por una posible nueva carrera armamentista y la amenaza que ello supone para la seguridad continental. Biden, por lo tanto, podría propiciar cierta estabilidad en el control de armas, a pesar de que él y su equipo han hecho numerosas y agresivas declaraciones contra Rusia.

Pero quizás lo más atractivo que los líderes europeos ven en Biden es que la propia salida de Trump es un buen presagio de cara a contrarrestar el aumento del populismo que ha estado socavando gravemente el proyecto de la UE. El establishment liberal europeo se refiere a estos diversos movimientos como de “extrema derecha”, lo cual es una generalización injusta. Algunos son de derecha, otros de izquierda, pero en general existe un sentimiento de alienación en la UE respecto a cuestiones relacionadas con el fracaso neoliberal capitalista y la inmigración, aparentemente incontrolada, directamente relacionada con las interminables guerras estadounidenses, apoyadas e instigadas por las potencias europeas de la OTAN.

Según el ex presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk: “La derrota de Trump puede ser el comienzo del fin del triunfo de los populismos de extrema derecha en Europa. Gracias, Joe".

Trump es detestado por los políticos del establishment europeo porque lo ven como un mentor de partidos nacionalistas populistas en toda Europa. Su apoyo abierto al Brexit irritó a la UE. El ex embajador de Trump en Alemania, Richard Grenell, abogó abiertamente por el partido euroescéptico AfD de Alemania. Steve Bannon, ex asesor político de Trump, intentó provocar una revuelta populista en toda Europa.

En resumen, Trump y su política de America First son vistos como una influencia dañina y corrosiva para los pilares de la UE.

Biden, sin embargo, es un regreso al trans-atlantismo convencional, donde las naciones europeas son al menos tratadas con un mínimo de respeto, aunque en realidad estén subordinadas a quienes en Washington les dirán cuándo, dónde y qué tan alto saltar. Una relación degradante que el establishment europeo contempla como la mejor manera de preservar su orden, restando oxígeno político a los populistas. No importan las guerras, los refugiados, las tensiones multiculturales, la austeridad económica, ser suplente del Tío Sam es una especie de consuelo.

La trágica ironía es que este no tan "nuevo comienzo" en las relaciones UE-EEUU, conducirá inevitablemente a más contradicciones internas en el futuro, porque la política de Biden se basa en más intervencionismo e imperialismo bajo la bandera de "liderar el mundo libre", que es la causa fundamental de la inestabilidad de Europa.

● El capitalismo legaliza el robo y la injusticia ●

 





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LO QUE HAY QUE GLOBALIZAR 
ES 
L A  R E V O L U C I Ó N

26 noviembre, 2020

LA INVASIÓN — Antonio Orihuela

                             Voces del extremo 26/11/2020

para Fruela Fernández



La ultraderecha española

siguen metiendo miedo con los inmigrantes,

pidiendo expulsiones, verjas y palos,

pero la invasión no viene en patera

viene en limusina, en avión y en trasatlántico,

y esa España, con la que a ellos se le llena la boca,

no sabe cómo vomitarlos.


Han comprado medio país,

reformado a su gusto pueblos y ciudades,

construido urbanizaciones exclusivas

en zonas no urbanizables, vegas, riberas

y primeras líneas de playa

con la complicidad y la ayuda

de quienes claman

contra los que se ahogan en el Mediterráneo.


Los que se aprovechan de nuestro sistema de salud

no son los inmigrantes, son ciudadanos europeos,

alemanes, británicos y noruegos,

que vienen a hacer turismo sanitario.


Los que nos expulsan hacia la periferia,

encarecen los alquileres y hacen invivible

el centro de las ciudades no son los subsaharianos

sino los ciudadanos europeos que vienen

a montárselo de botellón en vuelos chárter

todos los fines de semana.


La culpa de nuestros sueldos de miseria

no la tiene la competencia que nos hacen los de fuera

sino los niveles de explotación

que somos capaces de soportar

de los nuevos negreros de la patronal.


La culpa de los desahucios

no la tienen los inmigrantes

sino los fondos buitre

alimentados por inversores extranjeros

que así reparten beneficios

y se preparan una tranquila jubilación

especulando con tu casa, tu impotencia y tu dolor.


Los valores y la cultura

no están peligrando por culpa de los inmigrantes

sino por parte de los residentes europeos

que están cambiando nuestro estilo de vida,

que jamás se integrarán en nuestra cultura,

nuestra idiosincrasia y nuestras fiestas populares

y que se niegan a aprender una sola palabra de nuestro idioma,

mientras nosotros tenemos que pagar por hacer cursos

para aprender el suyo y poder trabajar en la hostelería.


A fecha de hoy, los alarmistas de la invasión,

los reyes de la xenofobia y los abanderados

de la pureza racial y el miedo, tienen a su favor

un millón de marroquíes, medio de rumanos y latinos,

y doscientos mil chinos, en total no más de cinco millones

de migrantes.


En su contra, los ochenta millones de los que no dicen nada,

pero que están destruyendo la identidad de nuestras ciudades,

convirtiéndolas en parques temáticos,

empobreciendo a los que viven en ellas

y generalizando el trabajo esclavo en el sector servicios.


Ochenta millones de termitas devoradoras

de recursos escasos, agua y energía.


Ochenta millones de termitas contaminadoras

y generadoras de toneladas de residuos

sin aportar gran cosa al tejido social de las ciudades.


Ochenta millones que dejarán beneficios

mientras se puedan seguir externalizando los costes, sí,

pero beneficios que se quedan en muy pocas manos,


las de aquellos que agitan en la frontera

banderas de España contra los inmigrantes.



Antonio Orihuela. Todos atrapados en la misma trampa. Ed. Garum, 2020

17 noviembre, 2020

PALESTINA: Israel les dio 10 minutos para empacar toda su vida: 74 palestinos, incluidos 41 niños, quedaron sin hogar — Amira Hass

 


Information Clearing House 16/11/2020

Traducción: Arrezafe

Once familias palestinas quedaron sin hogar en el Valle del Jordán. Encontrar refugio para ovejas y corderos recién nacidos fue la tarea más urgente, ya que de ello depende su sustento.



La Administración Civil les dio a las familias que viven en la aldea palestina de Khirbet Humsa en el norte del Valle del Jordán sólo 10 minutos para sacar sus pertenencias de las tiendas el martes pasado. Fatma Awawda, de 23 años, abrazó a su hija Larin de 1 año. Se quedó paralizada por la visión de los jeeps militares y los trabajadores de la administración con chalecos fluorescentes que se salían de ellos, por las excavadoras, por los soldados, por todos los gritos.



Pero se recompuso rápidamente para poder vaciar todo lo posible de la tienda que era su hogar. ¿Qué llevar primero? ¿La bombona de gas? ¿La cuna? ¿Ropa y mantas? ¿Los colchones? ¿La estufa? ¿Los juguetes de plástico que llegaron en un paquete “CARE”? ¿Las cebollas y las patatas? ¿El arroz? Dejó a Larin en el asiento trasero del destartalado Subaru de la familia. Allí estará abrigada y segura, y yo tendré las manos libres, pensó.


Larin no fue la única puesta a salvo en el auto: cuatro corderos recién nacidos, demasiado jóvenes aún para ser enviados a las colinas con la oveja más vieja, fueron colocados en el maletero. Después de un rato, uno de los funcionarios de la Administración Civil sacó del automóvil a la bebé envuelta en mantas y se la entregó a uno de los adultos. Las llaves estaban en el auto. Un soldado entró y empezó a conducir. Los corderos todavía estaban en el maletero.


"Los hombres empezaron a correr tras el coche, gritando al soldado que se detuviera", dijo Awawda el viernes, tres días después de que se cumpliera la orden de demolición, dejando a 11 familias, 74 personas, incluidos 41 niños, sin hogar. Los corderos fueron rescatados. El auto fue confiscado.



Otro niño, de dos años, se mojó los pantalones mientras veía cómo la excavadora golpeaba las estructuras improvisadas que eran su hogar. Los lamentos de los niños fueron ahogados por el ruido de la demolición. Mohammed, de dos años y medio, le gritó a un soldado: "¡Vete, vete!" Su madre, Ansar Abu al-Kabash, dijo que su prima nació el día anterior. “Ella no tiene un nombre todavía. Durante la demolición senté a mi cuñada a un lado, con el bebé en brazos. Se han ido a otro lugar ahora. No podían quedarse aquí, en la carpa que nos dieron, en medio de toda la basura”.


El viernes, su hijo Ismail de 4 años aún no se había calmado y seguía llorando. Mohammed todavía estaba furioso. Su hermana de 3 meses, Hadil, que estaba acostada en una pequeña cuna en la tienda de emergencia que recibió la familia, pareció darse cuenta de su infelicidad y prorrumpió en gritos de ira.



Respecto al número de personas sin hogar, esta es la mayor operación de demolición realizada por la Administración Civil desde 2010. En cuanto a la cantidad de estructuras que fueron derribadas, es la mayor operación de demolición desde 2016, derribando 11 carpas y cabañas utilizadas como vivienda, 29 refugios para ovejas (alrededor de 1000 animales), más 10 corrales para ovejas, tres galpones, nueve carpas utilizadas como cocinas, 10 baños portátiles, dos paneles solares, 23 tanques de agua, además de establos y abrevaderos para la alimentación de las ovejas.


Se derramó agua preciosa. Los sacos de pienso se arruinaron. Se confiscaron dos tractores y el Subaru de Awawda. La declaración del Coordinador de Actividades Gubernamentales en los Territorios sobre “una acción de ejecución contra siete tiendas de campaña y ocho corrales de animales” no guarda semejanza alguna con la escala real de destrucción.



Algunos de los residentes de Humsa dicen que el convoy de jeeps militares apareció a las 10 de la mañana. Otros piensan que fue a las 11. Algunos recuerdan haber visto seis excavadoras, otros piensan que eran cuatro. Algunos dicen que la fuerza de demolición hizo su primera parada en el segundo de los cuatro campamentos de tiendas que componían esta comunidad de pastores. Los campamentos se extienden de oeste a este, con unos dos kilómetros de separación. Otros dicen que la fuerza llegó al tercer campamento y luego se dividió.


Pero todos recuerden que lo primero que hicieron los hombres de la comunidad fue correr a todos los corrales y sacar las ovejas a los cerros circundantes. "El problema es que es la temporada de partos", dijo Abu al-Kabash. “¿Qué pasará con los corderos? ¿Dónde los guardaremos? ¿Cómo los cuidaremos?"


Algunas de las ovejas parieron después en las colinas. Encontrar refugio para las ovejas y los corderos recién nacidos fue la tarea más urgente, porque el sustento de las familias depende de las ovejas. Es su forma de vida, una forma de vida que no abandonarán.


La búsqueda de áreas de pastoreo es lo que llevó a las familias Awawda y Abu al-Kabash, originarias de la aldea de Samu'a en el sur de las colinas de Hebrón, al norte del valle del Jordán. La migración al norte comenzó en las décadas de 1970 y 1980, cuando las tierras de pastoreo cerca de Samu'a y Yatta comenzaron a menguar y el acceso se volvió más difícil debido a las prohibiciones militares y la construcción israelí. En 1948, las familias de Samu'a ya perdieron una gran parte de su tierra que quedó en el lado israelí de la Línea Verde. Debido al crecimiento de la población, el suministro limitado de agua que Israel permite a los palestinos, el aumento de la sequía y la expansión de los asentamientos, más criadores de ovejas de Samu'a se trasladaron al norte, al área de Jenin y Tubas.


Las familias Abu al-Kabash y Awawda arriendan tierras propiedad de personas de Tamun y Tubas. En esta tierra erigieron sus sencillas viviendas, y allí también cultivan trigo y cebada para sus propias necesidades.


Pero Israel declaró el área "zona de tiro" y esa es la explicación de COGAT para la demolición masiva, como lo ha sido para muchas de las demoliciones recientes.y las restricciones impuestas por Israel a la construcción y circulación de palestinos en Cisjordania. Solo la 'Zona de Tiro 903', donde se encuentra Humsa, tomó 80.000 dunams (aproximadamente 20.000 acres) de tierra de los palestinos en el norte de Cisjordania. Desde 2018, los habitantes de Humsa han tenido que evacuar al menos 20 veces debido a los ejercicios militares en la zona. “Israel no nos dejó tierra para plantar. Sin nuestras ovejas, nos convertiremos en mendigos ”, dice Yusef Abu Awad. “Israel no quiere que tengamos nuestra propia fuente de ingresos. Quiere que trabajemos para los israelíes”.



La demolición de cada campamento duró aproximadamente media hora. Aisha Abu al-Kabash, de 60 años, suegra de Ansar, que tiene dificultades para caminar, dice que los trabajadores de la Administración Civil retiraron parte del contenido de sus tiendas en el segundo campamento. Todo lo demás fue demolido o enterrado bajo los restos de las tiendas. Umm Walid al-Kabash, del tercer campamento, dice entre lágrimas: “Si tan solo nos hubieran informado antes de tiempo. Habríamos podido salvar más cosas. El tabú para hornear pan también fue destruido”.


Tan pronto como se enteraron, los familiares de los residentes de Humsa, que viven no muy lejos, trataron de acercarse y ver lo que estaba pasando, pero los soldados los detuvieron. Sus hijos cruzaron los cerros a pie para acercarse al lugar. Los fotógrafos también fueron detenidos por soldados, por lo que no hay imágenes de la demolición en sí. Solo el testimonio mudo de la caída de escombros: montículos de varillas y lonas arrugadas, láminas de madera contrachapada, redes, muebles sencillos, telas, corralitos (desde el martes estos se colocaron dentro de las carpas de emergencia que fueron donadas a la comunidad), granos de maíz (comida para las ovejas) esparcidos por el suelo.


Después de que se publicaran las escenas de la extensa demolición, el viernes una nutrida delegación de la UE vino a ver el sitio. Los ministerios de Relaciones Exteriores de Bélgica, Gran Bretaña, Irlanda y Luxemburgo emitieron condenas y dijeron que la demolición violaba el derecho internacional. Pero Ansar dijo: “¿Qué hay de nuevo aquí? ¿No saben lo que es Israel? ¿No saben que Israel quiere deshacerse de nosotros y traer más colonos aquí?"

14 noviembre, 2020

Gripe “española” y genocidio de comunidades indígenas de Alaska, 1918-1919 — Rafael Rodríguez Cruz

 


El Imperio de Calibán – 13/11/2020


La revista digital 80 grados acaba de publicar un corto ensayo de Rafael Rodríguez Cruz sobre el impacto que tuvo la mal llamada gripe española entre los habitantes autóctonos de Alaska. Debo reconocer que es un tema que desconocía, pero en nada me ha sorprendido lo que relata el autor no me ha sorprendido para nada. Rodríguez Cruz describe cómo la pandemia de 1918 se cebó sobre la población amerindia de Alaska y la reacción genocida de la minoría blanca que habitaba ese territorio. Para evitar que se contagiaran los habitantes blancos el gobierno local se le prohibió a los habitantes locales sus actvidades económicas, especialmente, el trapping o caza de animales. Esto tuvo consecuencias desatrosas para los pueblos amerindios.

Comparto con mis lectores este escrito.

Norberto Barreto Velázquez


El 13 de enero de 1919, el entonces gobernador del territorio de Alaska, Thomas Riggs, compareció ante el Congreso de Estados Unidos solicitando fondos federales para combatir la influenza o gripe. Alaska era un territorio recién incorporado en el que residían cerca de 20,000 ciudadanos blancos y aproximadamente 30,000 indígenas. La gripe llegó tardíamente al lugar, pero se regó como pólvora. Aunque los datos son aún inciertos, para fines de 1918 el conteo de muertes excedía de 2,000. Riggs venía ahora ante el Comité de Apropiaciones de la Cámara de Representantes con una lista de gastos incurridos por el gobierno territorial en la lucha en contra de la pandemia. Pocos días antes el Senado Federal había aprobado $100,000 para las arcas del gobierno territorial de Alaska. Riggs buscaba la aprobación final por la Cámara. Lo interesante de su reclamo es que, en enero de 1919, el gobierno de Alaska no tenía un problema presupuestario. De hecho, le sobraba dinero.


¿Cuál era el motivo de la petición de Alaska y por qué acudía Riggs ante el gobierno federal, si al gobierno territorial le sobraba la plata? ¿No se suponía, acaso, que la Cruz Roja era la institución llamada a proveer socorro en eventualidades como esta? El testimonio de Riggs revela la verdadera naturaleza colonial y genocida de la anexión de Alaska. Sí, en Alaska murieron cerca de 2,000 personas entre 1917 y 1919 debido a la gripe, pero casi todas eran indígenas. Riggs testificó que esta disparidad se debía a que las comunidades originarias exhibían una mayor vulnerabilidad ante la enfermedad. «La influenza ataca más violentamente a los nativos que a las personas blancas; estos simplemente no tienen poder de resistencia», indicó él. Un detalle interesante de sus respuestas ante los miembros del comité fue que Riggs no conectó todas las muertes directamente con el «poco poder de resistencia» biológica de los indígenas. Muchas se debían a la hambruna y a la falta de ropa y cobijo para el duro invierno durante la pandemia.



Thomas Sisson, presidente del comité, le pidió a Riggs que explicara la anomalía de que las comunidades originarias del territorio de Alaska estuvieran muriéndose de hambre y congelación en medio de la pandemia. En todas las regiones de Estados Unidos, puntualizó él, los indígenas se sufragaban sus propios gastos y procuraban sus propios alimentos. Además, obtenían abrigos y pieles mediante la caza. Tal había sido hasta hace poco el caso de las comunidades originarias de Alaska, que desde tiempos inmemoriales se dedicaban al «trapping». El problema declaró Riggs es que, tan pronto aparecieron las primeras señales de la influenza española en el territorio, su administración puso a los indígenas en cuarentena, prohibiéndoles que se desplazaran por el territorio y practicaran el trapping. ¿Por qué? Pues para prevenir que se contagiaran los ciudadanos blancos. Al fin y al cabo, añadió él, los «indios» no tenían ni derechos legales ni tierra para vender. Es más, no pagaban impuestos. «Si se trata de socorrer a la población blanca, no me hace falta ni un centavo federal», prosiguió Riggs. El dinero era para alimentar a los «indios» en cuarentena y prevenir, por medios policíacos, que se salieran de sus villorrios, regando la influenza.


Mr. Sisson: ¿Por qué no están trapping los esquimales?

Mr. Riggs: La mayor parte están muertos, y los que no están muertos deben de ser controlados, para que no vayan a otras comunidades.


¿Quiénes eran, entonces, los indígenas que quedaban en las comunidades en enero de 1919? Sobre todo, niños y niñas menores de edad, o sea, criaturas huérfanas. El cuadro que mostró Riggs de la situación en las comunidades indígenas era pavoroso. Sobre mil cadáveres de mujeres y hombres indígenas yacían sobre el hielo sin ser sepultados. No había médicos ni medicinas para socorrer a los vivos. Incluso la Cruz Roja se negaba a aventurarse a las regiones más remotas y frígidas del territorio. La poca ayuda que recibían los indígenas era en forma de alimentos y ropas que llevaban los empleados del Departamento de Educación de Alaska y algunos pobladores blancos compasivos. Cientos y cientos de huérfanos, a menudo concentrados en grupos de 300 o más, eran alimentados y suplidos de mantas y ropa. De hecho, Riggs había acudido al gobierno federal no para pedir ayuda para la gente blanca, sino para que le reembolsaran al gobierno territorial los costos de vigilar a los indios en cuarentena y mantener a los huérfanos en los villorrios. Al fin y al cabo, los indígenas de Alaska no tenían nada que vender ni nada que se les pudiera confiscar. «No es justo –expresó Riggs– que los 20,000 habitantes blancos de Alaska, que sí pagan impuestos, tengan que hacerse cargo de los pupilos del gobierno federal que fueron heredados de Rusia». Tan solo los costos de alimentar los perros de los trineos, finalizó él, ascienden a miles y miles de dólares de los taxpayers. Cada perro de trineo recibía $30 de alimentación diaria.


Los efectos de la influenza de 1918-1919 entre la población originaria de Alaska van más allá de la cifra de muertos. Nada se habló de prohibir el trapping por los blancos, quienes fueron precisamente los que llevaron la infección a las comunidades indígenas. Pero no todo era tragedia. Para el gobierno racista de Alaska, la pandemia, al generar cientos de huérfanos, creaba una oportunidad única para imponer la cultura blanca a los niños y niñas indígenas, ahora en custodia de los funcionarios del régimen territorial. Así lo expresó, sin filtros lingüísticos, el gobernador Riggs al leer documentos del Departamento de Educación de Alaska que hablaban del tema: «Oportunidad espléndida para el avance educacional de los esquimales». Cobrando una cifra de $10 al mes por cada huérfano, una plaga de misioneros cristianos inculcaba la visión de que los antiguos chamanes y religiosos eran discípulos del Diablo. Esto, a una población indígena que había vivido por siempre en armonía con la naturaleza. Yuuyaraq (la vía humana) era para estas comunidades la palabra que expresaba una vida conformada a la naturaleza. Se trataba de una cosmogonía de paz muy parecida, en detalle y hermosura, a la de los Dakota en Mni Sota Makoce (hoy Minnesota), antes de su expulsión del lugar por el gobierno territorial en 1863. A las madres Dakota encarceladas en las reservaciones les daban animales podridos para que alimentaran a sus criaturas. Las de Alaska estaban muertas. Es la vieja regla de la política indígena y expansionista del gobierno de Estados Unidos, de que las naciones más indefensas fueron (y siguen siendo) las más abusadas y avasalladas por el invasor blanco. Todavía hoy perduran en las comunidades originarias de Alaska las cicatrices dejadas por el cruel genocidio de 1918-1919 y el abuso de los misioneros.


Referencias:


1. U.S. Congress. House Committee on Appropriations. Influenza in Alaska and Puerto Rico. Subcommittee of House Committee on Appropriations. Sixty-Fifth Congress, Third Session, Washington: Government Printing Office, 1919.

2. Alaska Division of Public Health. 1918 Pandemic Influenza Mortality in Alaska. Alaska Government, 2018.

3. Napoleon, Harry. Yuuyaraq: The way of the Human Being. Alaska Native Knowledge Network, 1991.

4. Westerman, Gwen y Bruce White. Mni Sota Makoce: The Land of the Dakota. Minnesota Historical Society, 2012.

12 noviembre, 2020

Ladrones de guante blanco a la caza de dinero público — (CAS)

 


La Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad (CAS) denuncia la irresponsable reacción del Ministro de Sanidad ante el anuncio de la multinacional PFIZER sobre la vacuna contra el COVID.


El pasado lunes día 9 de noviembre la multinacional PFIZER y BioNTech emitió un comunicado informando del éxito de su vacuna contra el COVID que aseguraba tener disponible para finales de este año. Así mismo informaba de la existencia de efectos secundarios en menos del 20% de los participantes en los ensayos clínicos, de la fase 1, realizados en EE.UU. y Alemania.


Con esos «buenos resultados» esperaba tener disponibles 100 millones de dosis a finales de este año y 1.300 millones en 2021 [1]. Según sus propias informaciones, los ensayos clínicos correspondientes a las fases 2 y 3, no se sabe si se han iniciado y, en cualquier caso, no han culminado.


Hasta la fecha, ningún organismo administrativo de ningún país, ni mucho menos la OMS, ha otorgado validez a los resultados anunciados. Es decir, nos encontramos ante un acto de propaganda, puro y duro, de estas multinacionales, en una pelea descarnada con otras, por hacerse con los contratos multimillonarios de los Estados.



Vende humo, coge el dinero y corre…


Hoy se ha sabido que según los datos de la Comisión de Mercados y Valores de EE.UU. [2], el Director Ejecutivo (CEO) de la PFIZER – BioNTech, Albert Bourla, aprovechó que el valor en bolsa de los intereses de la compañía se disparaba como consecuencia de ese anuncio, para vender el 62% de sus acciones. Vendió según el documento que citamos 132.508 títulos a un precio de 41,94 dólares, por lo que se hizo en un día con aproximadamente a 5,6 millones de dólares.


En esta carrera por conseguir el dinero fresco a costa de manipular la angustia de las poblaciones y a la espera de que les lleguen cantidades ingentes de dinero público, el CEO de la PFIZER no está solo. También Sally Susman, vicepresidenta ejecutiva de la misma compañía vendió de 43.662 títulos el mismo lunes, al mismo precio y se embolsó cerca de dos millones de dólares.


Pero hay más. Al calor del pánico por la Covid y la búsqueda de la panacea de la vacuna, en el pasado mes de julio, el CEO de otra multinacional farmacéutica , ahora Moderna, tras anunciar prometedores resultados con la vacuna que produjeron una subida en bolsa de sus acciones de un 30%, vendió 72.000 acciones de la empresa y consiguió 4,8 millones de dólares. Por el mismo camino anduvo el presidente de Moderna que obtuvo 1,9 millones de dólares.


El círculo se cierra con dinero público.


Ante este escenario de ladrones de guante blanco –o criminales que juegan con la salud de la gente– nuestro Ministro de Sanidad anunció al día siguiente del anuncio de PFIZER- BioNTech, sin esperar validación alguna, así por las buenas, que comparará 10 millones de dosis de vacuna. «El Gobierno espera que esta semana o la siguiente pueda firmar nuevos contratos con la farmacéutica para las primeras dosis del remedio, que podrían llegar a principios del año que viene, incluso, si todo va muy bien, a finales de este. El ministro calcula que puedan adquirir unos 20 millones de dosis en total, para inmunizar a unos 10 millones de personas en España a principios de año, y que estas vacunas serán gratuitas» [3].


La Coordinadora Antiprivatizacion de la Sanidad (CAS):


Denuncia la irresponsabilidad del ministro que muestra un sometimiento indigno, no sólo a los intereses, sino directamente al aparato de propaganda de las multinacionales farmacéuticas, montado, además –como los datos evidencian– para el lucro de sus directivos.


Recuerda que en 2009 con ocasión de la Gripe A, la Ministra de Sanidad Trinidad Jiménez gastó cerca de 400 millones de euros, en plena época de recortes, en vacunas, Tamiflú y Relenza. Ninguno de ellos se llegó a utilizar. Dichos fármacos fueron recomendados por el Comité de Expertos de la OMS quien denunció el soborno de sus técnicos por las multinacionales Roche y Glaxo [4] que facturaron cientos de miles de millones de dólares. En estos momentos hay un gran déficit de información, unido a un interés de multinacionales de todo tipo para hacerse con el suculento negocio que se avecina, por lo que previsiblemente asistiremos en las próximas semanas a nuevos anuncios de vacunas milagrosas, que por precaución deberemos poner en cuarentena.


Advierte de que en la lucha contra el Covid se están dirigiendo todos los esfuerzos hacia las “soluciones” hospitalcentristas y farmacológicas, precisamente las que pueden aportar volumen de negocio para el entramado médico-industrial, desechando las medidas de salud pública básicas, la mejoría de las condiciones de vida de la población y la lucha contra la desigualdad, elementos más baratos que podrían contener la expansión de la pandemia.


Por todo ello la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad, al igual que planteó cuando se anunció la compra, esta vez por parte de la UE, de millones de dosis a Astra-Zeneca [5], exige que:


1. De forma inmediata se constituya un comité científico con acreditada independencia de la industria farmacéutica, que evalúe la validez, eficacia y seguridad de las vacunas disponibles, incluidas las producidas por instituciones públicas de otros países.

2. Se tomen las medidas necesarias para fortalecer la investigación pública, asegurando su independencia del capital privado.

3. Se cree una industria farmacéutica pública capaz de fabricar los medicamentos considerados como esenciales por la OMS, entre ellos, las vacunas.


Referencias

1. https://elglobal.es/industria/pfizer-y-biontech-preven-una-aprobacion-regulatoria-de-su-vacuna-contra-la-covid-19-en-octubre/

2. https://www.sec.gov/Archives/edgar/data/78003/000122520820013318/xslF345X03/doc4.xml

3. https://www.lavanguardia.com/politica/20201110/49384092682/salvador-illa-vacuna-pzifer-inmunizar-10-millones-espanoles-gratuita.html

4. https://elpais.com/diario/2010/06/05/sociedad/1275688803_850215.html

5. https://www.casestatal.org/es/2020/09/las-vacunas-contra-el-covid-19-los-gobiernos-una-vez-mas-a-los-pies-de-las-multinacionales-farmaceuticas/