cartel de Santiago Sierra |
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Libertario OACA 5/1/2018
La Transición española ha sido un ejemplo de cómo una
dictadura puede perpetuarse en el tiempo sin que los responsables de la
misma reciban castigo alguno. De cómo los verdugos, con la colaboración de
la mayoría de los partidos de izquierda (PCE, PSUC y PSOE, entre otros) y
los sindicatos CCOO y UGT, constituyeron las bases de una democracia
secuestrada en la que sus privilegios se mantuvieron y las reglas del
juego se acordaron para perpetuarse en el tiempo. Ahora hay una
incorporación de caras nuevas a esa continuación de la Transición, en una operación
―potenciada por los poderes fácticos― de lavado de imagen de la podrida
mascarada que se inició en 1975.
La introducción a este dossier la vamos a hacer con un buen
texto publicado en el número 25 de la revista Etcétera en el año 1995 bajo
el título: La leyenda de la Transición.
El resto del dossier lo componen «Los muertos de la Transición», de
momento 171 historias que hemos recogido, y que están fechadas entre 1975
y 1981 (http://www.lacomunapresxsdelfranquismo.org), seguramente
habrá más que se nos han escapado y de las que deseamos dejar testimonio.
El dossier está abierto.
La transición ( a que?) es como la adolescencia, cada vez empieza antes y parece que nunca termina. El 81, el 91, el 2001... la transición a la continuidad no ha terminado porque no puede terminar mientras no haya algo diferente a lo que había con Franco, pero es que al fin y al cabo es lo que hubo antes con la república burguesa o la anterior dictadura o monarquía.
ResponderEliminarNo existe transición más que en las definiciones de los académicos que viven de lo mismo que los políticos a los que mencionan: Nada ha cambiado ni cambiará y los muertos son los mismos y por los mismos motivos, antes, durante y después. También encuentro absurdo diferenciarlos por el color del uniforme con el que fueron asesinados por los mismos funcionarios.
Salud!
Por eso, en el dossier, se denomina a la transición como "podrida mascarada".
EliminarProbablemente, la república a la que tú te refieres es, efectivamente, producto de una mentalidad intelectual. Pero para quienes lucharon y murieron por salvarla, la II República fue mucho más que un mero concepto. Es la diferencia entre lo abstracto (e ideal) y lo concreto (vivo).
Salud!