Transcripción
del inglés: Arrezafe
Sergei Lavrov - Ayer
leí una declaración de la ministra alemana de Asuntos Exteriores,
Annalena Baerbock, del 31 de agosto, "los ciudadanos alemanes ya
están sufriendo, pero tendrán que soportarlo porque Alemania
apoyará a Ucrania pase lo que pase". Una confesión impresionante,
en perfecta sintonía con las convocatorias a elecciones anticipadas
en varios países europeos.
La
élite occidental se guía por la lógica del ayer y promueve un
mundo unipolar contrario a las tendencias objetivas del desarrollo
histórico que apuntan al reconocimiento del surgimiento real,
poderoso y creciente de nuevos centros de desarrollo económico,
financiero y político. Estos
centros, con sentido de la dignidad, quieren defender sus legítimos
intereses, respetar las tradiciones de sus civilizaciones
centenarias, milenarias, y no quieren ser "pintados con el mismo
pincel" de los valores liberales.
Por
su parte, la Unión Europea se cuestiona cómo debería ser y si cada
país tiene derecho a desarrollarse como mejor le parezca, teniendo
en cuenta su historia y sus propias tradiciones. El "centro" de
Bruselas y capitales, que intentan unificar "todo y a todos",
les dicen a esos países que no deben tener tal derecho y los amenaza
con sanciones.
El
vicecanciller alemán y ministro federal de Asuntos Económicos y
Acción Climática, Robert Habeck, declaró recientemente que los
intereses nacionales en Europa deben concluir. Esto es emblemático.
Países de Eurasia, América Latina y África están viendo todo esto
y no están en absoluto satisfechos con esta opción. Empiezan a
comprender mejor las reglas que Occidente intenta imponer a todo el
mundo. Quieren volver a planteamientos originales, es decir, a la
igualdad soberana de las naciones, en la que se basa la Carta de la
ONU y que implica el respeto a la diversidad civilizatoria del mundo
actual, y a la diversidad étnica y religiosa.
No
estamos solos, y aunque se intenta aislarnos, estos intentos están
condenados al fracaso. El ochenta por ciento de los países no se han
sumado a las sanciones occidentales, a pesar de la descarada presión
ejercida sobre ellos, los chantajes y las amenazas, incluidas las
advertencias personales dirigidas a determinados políticos.
Seguimos
cooperando activamente en la ONU y en su Grupo de Amigos en Defensa
de la Carta de las Naciones Unidas, cuyos miembros van en aumento,
llegando a 20. Trabajamos en instituciones establecidas en el
territorio de la antigua Unión Soviética –la CSTO, la EAEU y la
CIS– y, en el contexto euroasiático, en la Organización de
Cooperación de Shanghái, una nueva asociación prometedora; a nivel
mundial, son los BRICS, que, al igual que la OCS, están atrayendo a
un número cada vez mayor de países que aspiran a la condición de
socio u observador. Las solicitudes de pertenencia plena a estas
instituciones se han vuelto más frecuentes.
El
futuro pertenece a estas nuevas asociaciones y al trabajo en estos y
otros formatos destinados a superar los enfoques discriminatorios que
está tomando Occidente en el contexto de la arquitectura financiera
y económica. Un número cada vez mayor de países está tomando
medidas prácticas para reducir su dependencia del sistema monetario
y financiero internacional, que Occidente ha construido y puesto bajo
su control, y están tratando de reducir su dependencia del dólar,
de la tecnología occidental y de las cadenas logísticas controladas
por Occidente. Estos países están creando sus propios mecanismos
que no estarán sujetos a ningún tipo de dictado o mal uso.
Este
grupo de países no quiere que democracia sea sólo una palabra vacía
o una herramienta utilizada por Occidente como consigna para
interferir en los asuntos internos de los países soberanos,
imponiendo su propia perspectiva sobre cómo una nación en
particular debe organizar su vida.
Cada
vez más países anhelan democracia en el ámbito internacional, que
haya igualdad y respeto reciproco. Occidente se niega rotundamente a
discutir el tema de la democratización de las relaciones
internacionales, forzando, en cambio, su propio concepto de un "orden
basado en reglas", es decir, un orden basado en las reglas
occidentales.
En
esta situación, los objetivos de la política exterior rusa siguen
siendo los mismos: adoptar medidas fiables que garanticen la
seguridad nacional de Rusia, crear las condiciones más favorables
posibles para el desarrollo socioeconómico del país y mejorar el
bienestar de las personas.
En
las circunstancias actuales, los esfuerzos para fortalecer la
soberanía de la Federación Rusa se están volviendo particularmente
importantes. Necesitamos defender nuestros intereses básicos en el
ámbito internacional y el honor y la dignidad de nuestro pueblo y de
nuestros compatriotas que viven en el extranjero.
Actualmente,
hay muchos debates sobre el patriotismo. En ellos se discute qué
significa y cómo debe ejercerse en las condiciones actuales. Creo
que en cualquier época el patriotismo significa la capacidad de
conocer tu país, amarlo y vivir de acuerdo con sus intereses. Estoy
convencido de que cuanto más se interesen los estudiantes y
escolares por los grandes acontecimientos de nuestra historia, que
determinan el rumbo ulterior de Rusia, más patriotismo veremos.
No
me refiero al chauvinismo, sino al patriotismo que las personas
desarrollan naturalmente al estudiar los anales históricos de su
país. Sé que hay estudiantes extranjeros aquí presentes. Los
saludo.
Me
gustaría enfatizar que algunos países están tratando de aislarnos
u obligarnos a autoaislarnos. Ya he explicado por qué no habrá
aislamiento. Tampoco nosotros nos vamos a aislar. Mientras tanto,
ensimismado, Occidente pasará días y noches discutiendo a quién
conceder una visa Schengen y cuántas veces preguntar al viajero en
un puesto de control fronterizo si apoya a los blancos o a los rojos
y a quién pertenece Crimea. Ya van a hacer esta pregunta tres veces.
Esto es ridículo. A todos los efectos, esas personas son
lamentables.
No
nos aislaremos. No hemos discutido esto todavía, pero creo que no
deberíamos responder del mismo modo a los muros de Schengen que
están tratando de erigir. No necesitamos castigar colectivamente a
los ciudadanos de los países europeos. Sí, tenemos algunos
“favoritos” que ya han sido incluidos en nuestras listas de
sanciones.
El
ministro de Relaciones Exteriores de Austria, Alexander Schallenberg,
dijo recientemente que Occidente no podía demandar a 140 millones de
personas en los tribunales. El ministro declaró esto cuando los
principales medios de Europa estaban enfocados en castigar a todos
los ciudadanos de la Federación Rusa. (Por cierto, nuestra población
es un poco más numerosa).
Creo
que no deberíamos seguir el mismo camino y responder a una estupidez
con otra. Al mismo tiempo, no hemos renunciado al principio de
reciprocidad, que debe ser dirigido de manera consistente contra
aquellos que organizan y ejecutan tales sanciones contra Rusia.
Hay
muchos estudiantes extranjeros en MGIMO y otras universidades. Tienen
una maravillosa oportunidad de familiarizarse con la Federación
Rusa. También es importante que nuestros ciudadanos aprendan sobre
su país y su dilatada historia. Siempre es posible encontrar algo
nuevo. Esto es aún más interesante para los extranjeros: cuanto
mejor nos conozcan, mayores serán las perspectivas de que el mundo
siga el camino correcto: buscar el acuerdo y el equilibrio de
intereses, en lugar de obligar a que todos los demás obedezcan las
órdenes del soberano.
Defendemos
la igualdad y la amistad en el sentido más amplio de estas palabras.
Queremos que nos conozcan mejor a nosotros y nuestras vidas. Esto
facilitará el desarrollo de las relaciones entre nuestros países.
Estoy convencido de que muchas personas en Europa interpretarán mis
palabras como un afán de proselitismo. Estoy seguro de que el común
de las personas, la mayoría, entienden perfectamente de lo que
estamos hablando.
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