03 mayo, 2024

GAZA: macabro laboratorio que pone a prueba los límites de un terror incesante sobre una población cautiva indefensa — Susan Abulhawa

 


THE ELECTRONIC INTIFADA – 03/05/2024


Intelectual y superviviente del Holocausto, Israel Shahak fue uno de los primeros en comparar a Israel con los nazis.


Shahak señaló –hace más de 40 años– que la única diferencia es que Israel aún no ha construido hornos ni cámaras de gas. Viendo las condiciones en Gaza, creo que Israel realmente ya lo ha hecho.


A menudo se ha descrito a Gaza como un enorme campo de concentración, pero la situación ahora es peor de lo que el término implica. Esta porción de tierra densamente poblada se ha convertido en un pozo negro de aguas residuales, interminables campos de escombros y asbesto pulverizado, partículas tóxicas de explosivos y otros químicos militares, contaminación del agua y del aire, y una inmundicia ineludible por todas partes.


Veneno sobre veneno, inhalado y exhalado por jóvenes y mayores por igual. Las heridas no pueden escapar de la infección y no sanan.


No hay nada para la cura.


Los árboles han desaparecido. Israel los arrasó junto con la mayoría de las tierras de cultivo.


Los animales mueren de sed y de hambre y se pudren donde caen. Las personas asesinadas por los francotiradores israelíes también se descomponen allá donde caen.


Gaza está más allá de las palabras que habitualmente utilizamos. Campo de concentración no es un término lo suficientemente grande para abarcar tanto horror.


Es un macabro laboratorio que pone a prueba los límites de un terror incesante sobre una población cautiva indefensa. El perpétuo zumbido de los drones zanana sólo interrumpido por bombardeos desenfrenados, cadáveres desgarrados y sacados a trozos de entre los escombros.


La comida es escasa o insalubre. El agua está sucia.


Enfermedades erradicadas vuelven y proliferan. Los pies de los niños están descalzos, sucios y cortados.


Cabellos y cuerpos sin lavar durante meses. Sarna, piojos.


Rabia. Profunda desesperación y depresión.


Desesperación. Miedo. Terror.


Así es como sufren el genocidio los que aún viven.


Las narrativas del sumud (firmeza), el coraje y el heroísmo, son sólo otra forma de deshumanización que hace creer al mundo que los palestinos pueden soportar cualquier cosa.


No pueden. Hay límites.


Demasiado. Ha sido demasiado durante mucho tiempo.


La verdad es sombría y dura de contemplar, pero no debe enmascararse con nociones románticas de una sociedad angelical con capacidad ilimitada para resistir lo que nunca debería resistirse.




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