Plan premeditado y urdido por todas las fuerzas
políticas que en ella participaron, la Transición fue una añagaza en cuya elaboración sólo existieron dos bandos arropados por una claudicante comparsa. Paradójicamente,
estos dos bandos opuestos, sólo en principio opuestos (tan opuestos que Carrero tuvo que ser sacrificado),
provenían de la misma estaca: ambos eran herederos del franquismo y pertenecientes
a la élite del Régimen, uno apostaba por conservar la vieja estructura intacta:
Iglesia, Ejército y Doctrina. El otro apostó todo a la economía, al mercado y a
los bancos. Fue a éste al que Henry Kissinger vino a dar el imperial beneplácito. De
parte del primero estuvo el Vaticano, la Liga Árabe, y las dictaduras
sudamericanas, de parte del segundo los EE.UU., la Europa del mercado e Israel.
En el ámbito ideológico, la apuesta del bando mercantilista era una apuesta a
largo plazo. Se trataba, en primer lugar, de preservar el monopolio económico de
la clase dominante y ampliarlo, a sabiendas de que, más temprano que tarde, podría
recomponer los aspectos ideológicos y sociales más debilitados del Régimen (eso
es lo que está sucediendo ahora). La táctica de los primeros, digamos la “más
nostálgica”, consistía en salvaguardar los férreos principios del Régimen, su
liderazgo y el privilegiado protagonismo ejercido durante cuarenta años (y
defenderlo por las armas si fuera preciso - Carrero Blanco). Podríamos decir
que, para este bando, la economía debía estar al servicio de la ideología
dominante, del Régimen, mientras que la estrategia del segundo, se basaba en
los "principios del movimiento"… pero del capital, cuyo control
antepuso a cualquier otra cuestión, sabiendo que teniendo el control del mismo se
aseguraba el control del Estado.
En este proceso, la izquierda estuvo de antemano neutralizada
por sus propios representantes que por miedo, por un pragmatismo “a la baja” o
simplemente por sacar tajada, en lugar de plantear las exigencias que las bases
reclamaban, fueron cómplices sumisos de aquella orquestada farsa.
Finalmente, no tardaron los dos “bandos de la misma cara” en fundirse en un financiero abrazo, y el Régimen, ya sin disimularlo, Boletín del
Estado en mano comenzó, "democráticamente" eso sí, a desvelarnos los crudos resultados de aquel vergonzoso amaño.
Este texto se ajusta bien a lo que hasta ahora se sabe, incluso cuando se refiere a la izquierda.
ResponderEliminarNo obstante, y aunque pondría algunos peros a cada uno de los argumentos, me fijo en el de la izquierda.
Primero: Habría que explicar o demostrar lo del miedo de los representantes de la izquierda.
Segundo: El pragmatismo, en política, es imprescindible. Lo de "a la baja" es opinión.
Tercero: Lo de "sacar tajada" depende de a qué se refiera, que tampoco lo explica.
Cuarto: Sí se plantearon "las exigencias de las bases", pero las bases eran muy escasas en número y fuerza frente a ese franquismo bicéfalo al que oponerse. Esta debilidad explicaría el giro hacia el pragmatismo y la búsqueda de la tajada electoral.
Quinto: ¿Cómplices sumisos? Fueron los que lo fueron. Muchos lo son todavía. Pero muchos otros se jugaron el tipo y los mejores años de su vida contracorriente, pactando si era necesario para ganar tiempo y espacio y bases. Y en ello siguen algunos.
Lo otro, lo que no existió, es revolución. Pero esa es otra historia, historia ficción.
"Este texto se ajusta bien a lo que hasta ahora se sabe, incluso cuando se refiere a la izquierda". Me quedo con eso. No he entrado en matices ni detalles porque, como en el título advierto, no es más que una breve hipótesis. Por supuesto que "muchos se jugaron el tipo", pero cuando hablo de cómplices sumisos no me refiero a las bases sino a los secretarios de los partidos. Es evidente que no se produjo una revolución, lo que sí se produjo -sin que ésta apuntara siquiera- fue una "contrarrevolución" pactada que permitió al Régimen perpetuarse... hasta hoy.
EliminarBuen y breve artículo. A los americanos les encantaba Hezpaña y su legión de esclavos, pero eso de que el estado monopolizase las industrias no iba con ellos. Ellos sostenían el régimen y decidían cuando y por qué cambiarlo. A raíz del lavado de cara de los años 70 donde las dictaduras bananeras dieron lugar a democracias de chichinabo. El régimen político cambió una vez convencida la casta dominante que mantendría, si no mejoraría, en ingresos y privilegios.
ResponderEliminarUna vez instaurado las voces contra el antiguo régimen callaron a base de pasta. Los caciques comenzaron a fragmentar y repqrtirse las posesiones patrias que el Nazional Catolizismo forjó a látigo con todos los hezpañoles. Ganaron todos menos Carrero!
Salud.
Bueno... Carrero ganó su tan ansiado Cielo.
EliminarYo creo que la izquierda es imprescindible para contener, (socializar como decía alguien), al pueblo. Aunque la verdadera izquierda solo apareciera como figurante y fuese la social-democracia alemana encarnada en el P$oE quien hiciera los desmanes necesarios para cargarse todo con el beneplácito de la masa.
ResponderEliminarEn fin, buen resumen.
Salud!
Buen análisis... La pseudoizquierda claudicante abrazó la monarquía, la rojigualda, la OTAN, el capitalismo, pactos de silencio... Fue la instauracón de un régimen borbónico neofranquista impuesto de arriba hacia abajo, no hubo ningún tipo de ruptura democrática... Ya lo dijo Franco lo dejo todo atado y bien atado. Durante los años 1976-81 policía y guardia civil bajo órdenes del Gobierno mataron a más de un centenar de personas, los que no se tragaron esta falsa democracia o cleptocracia oligárquica. Aquí hubo un reparto del pastel y el poder real no se toca y la injusticia es lo que hay. No olvidemos la persecución al sindicato libertario de la CNT... De esos robos esos lodos.
ResponderEliminarSalud
La "Transacción", como irónica y acertadamente algunos la han denominado.
EliminarSalud!
Y así fue y así nos va. Las multinacionales y la banca se movían como peces en el agua en las democracias formales de tipo representativo, y por ello apoyaron la mal llamada "Transición". El PSOE, que estaba endeudado con la socialdemocracia alemana, tuvo que renunciar a sus principios desde el inicio y el PCE, con tal de poder ser legal, aceptó el llamado eurocomunismo, lo que hizo que el partido, primero se rompiera y después prácticamente desapareciese.
ResponderEliminarAhora, estos bastardos tarados, quieren volver al viejo franquismo para eliminar los intentos de protesta de los pocos jóvenes que van quedando en el país, porque ya son medio millón los que se han marchado fuera, lo que significa otra generación perdida, y dos generaciones en menos de cien años perdidas, no lo puede aguantar ningún país.
Salud y un abrazo..
Colmaron de queso la trampa, cada vez está más claro por qué.
EliminarUn abrazo, y Salud!
¡Hay tanto desconocimiento! El problema siempre es que sólo vemos el agua que hierve, pero no lo que se cuece, porque ellos, los que mueven los hilos se encargan de echarle el colorante que convenga a cada guiso. Y así vamos de mal alimentados, tanto que a pesar de ser una generación numerosa, y por eso, ya se están encargando de quitarnos hasta la salud. Por eso es lo primero que deseo, salud, y, cocinemos nosotros para no envenenarnos cada día más.
ResponderEliminarEspléndida analogía, Isabel. ¡Qué razón tienes!
EliminarSalud!