“Nos hemos transformado en autómatas que viven bajo la ilusión de ser individuos dotados de libre albedrío. Tal ilusión ayuda a las personas a permanecer inconscientes de su inseguridad, pero ésta es toda la ayuda que ella puede darnos. En su esencia el yo del individuo ha resultado debilitado, de manera que se siente impotente y extremadamente inseguro. Vive en un mundo con el que ha perdido toda conexión genuina y en el cual todas las personas y todas las cosas se han transformado en instrumentos, y en donde él mismo no es más que una parte de la máquina que ha construido con sus propias manos. Piensa, siente y quiere lo que él cree que los demás suponen que él deba pensar, sentir y querer, y en este proceso pierde su propio yo, que debería constituir el fundamento de toda seguridad genuina del individuo libre […] La consecuencia de este abandono de la espontaneidad y de la individualidad es la frustración de la vida. Desde el punto de vista psicológico, el autómata, si bien está vivo biológicamente, no lo está ni mental ni emocionalmente. Al tiempo que realiza todos los movimientos del vivir, su vida se le escurre de entre las manos como arena. Detrás de una fachada de satisfacción y optimismo, el hombre moderno es profundamente infeliz; en verdad, está al borde de la desesperación”.
Erich Fromm
Ladean la cabeza, levantan el dedo y dicen que si obramos mal es debido al uso de nuestro libre albedrío. Nos los advirtieron, nos dijeron cómo debíamos obrar, nos dictaron el camino recto y ha sido nuestro libre albedrío quien nos ha conducido por sendas torcidas.
ResponderEliminarMi libre albedrío les allana el camino y les faculta para pedir cuentas, distribuir penas y administrar los castigos que crean convenientes.
Mi libre albedrío resulta imprescindible para que, quienes detentan la propiedad de la Verdad, aun sin haber pasado por el notario, puedan ejercer sus acciones represivas.
Cuando los poseedores de la verdad suben al púlpito y junto con la proclamación de los dogmas me hablan del libre albedrío me entran escalofríos estomacales y dudo del valor de la libertad.
Entre inciensos adormecedores, sus voces reverberan en crucerías y capiteles, y eso del libre albedrío resuena desacompasado, peor que el áspero canto gregoriano.
Con esta monodia de fondo, me conformo con usar mi libre albedrío para elegir los peces que más me gusten.
Francesc Cornadó
Salud, Francesc.
Eliminaresa fachada de satisfacción se logra queriéndonos vender cosas que no necesitamos.
ResponderEliminarmuy buen fragmento, conozco poco de Fromm y es muy, muy bueno, realista, en realidad, mostrando aquello que no queremos.
besos :)
Saludos Belén.
Eliminar... Para eso está la industria farmacéutica para atiborrarnos de pastillas por un mal que tiene nombre que es el capitalismo. Es lo que tiene vivir en un modo de vida esclavo, donde las personas son mercancías con unas existencias alienadas. Sólo hay un camino y es la destrucción de este sistema...
ResponderEliminarSalud!
...y creando una alternativa.
EliminarSalud!
La prueba de esto es que las sociedades más industrializadas, las más deshumanizadas, son las que mayor número de depresiones, suicidios y alcoholismo tienen.
ResponderEliminarSalud!
Así es, Piedra. La publicidad, que se ha convertido en un arma de propaganda socio-política, vende mucha "felicidad", pero ninguna alegría. Imposible de mercantilizar, la alegría, más espontánea y directa, ha desaparecido de nuestras vidas.
EliminarSalud!