19 abril, 2024

"¿Me han entendido o les he pillado de siesta?” — Luis López

 



fi-fi-ficción – 19/04/2024


[ 567 ]


Buzón 404


(estar está, pero por alguna inconfesable razón ajena a tus intereses, no quieren que lo encuentres / 09)



GENOCIDIO SIONISTA EN GAZA:

EL "NEGACIONISMO" DE LOS BUENOS.


En el "Jardín Borrelliano", como bien sabemos "los silenciosos corderos" que lo padecemos o disfrutamos, lo tienen todo previsto en materia de censura, desinformación y propaganda dura y blanda. Quizás por eso también utilizan una doble "vara" de medir en los asuntos ineludiblemente "noticiables" pero calificados por la autoridad competente "de poca monta".


Y es que una cosa es el "NEGACIONISMO DE LA INDUSTRIA DEL HOLOCAUSTO o EL NEGACIONISMO DEL NEGOCIAZO DE LAS MULTINACIONALES FARMACEÚTICAS CON LA PANDEMIA-COVID-19", y otra muy distinta, por ejemplo, el "inexistente" genocidio sionista en Gaza del que por cierto, sólo hablan en sus minoritarios y marginales panfletillos subversivos los seres inferiores y bárbaros (rusos, chinos, cubanos, venezolanos, nicaragüenses, iraníes, yemeníes… y comunistas en general) de la cada día más tocapelotas e insurgente Jungla.


Para el infame jardinero jefe de la muy democrática y civilizada UE, la carnicería que está llevando a cabo el ente sionista no es más que "el derecho a defenderse" de un pueblo que, entre muchos otros méritos sangrientos, lleva 75 años invadiendo impunemente, saqueando y colonizando la tierra Palestina y llevando a cabo una tan criminal como meticulosa limpieza étnica de sus "inferiores" pobladores originarios. O sea cumpliendo escrupulosamente con el humanitario y democrático "Orden Basado en las Reglas dictadas en exclusiva por el Imperio Yanqui".



Leo:


«Los periodistas del New York Times tiene prohibido utilizar las palabras "genocidio", "territorio ocupado" y "limpieza étnica" en sus artículos»


(THE INTERCEPT, citando una orden ejecutiva filtrada a la web)


"Los periodistas que cubren la guerra de Israel en la Franja de Gaza deben limitar el uso de los términos 'genocidio' y 'limpieza étnica' y 'evitar' el uso de la frase 'territorio ocupado' al describir la tierra palestina", dice el artículo. Las directrices también dicen que hay que evitar mencionar la palabra "Palestina" en los materiales salvo en "casos muy raros"»



Bueno, ya ven cómo se las gasta el NEW YORK TIMES a la hora de adoctrinar directamente en el NEGACIONISMO DE LOS BUENOS a sus "prestigiosos para-periodistas", e indirectamente a todos esos millones de lectores y lectoras que con su mansa sumisión "coproducen y reproducen" el relato hegemónico.


Casualmente, me pillan estas noticias absolutamente verídicas, ya ven que las fuentes son los grandes medios occidentales de desinformación, releyendo, esto confieso que ya no es casual, unos instructivos textos "de dos famosos autores del siglo pasado" sobre los escribas, la literatura, la comunicación, el compromiso, los vehículos del lenguaje para "el pensar"…


Por ejemplo el muy mitificado Barthes opina que hay unos grandes autores que trabajan las palabras como estructuras (escritores) y otros mediocres autores que utilizan las palabras únicamente como medios de transporte (escribientes).


Los escribientes, añade el otrora sublime ensayista, son hombres transitivos que postulan una finalidad: dar testimonio, explicar, instruir… de modo que la palabra es un medio. Para los escribientes la palabra soporta la acción, no la constituye. Es decir, que el lenguaje queda así reducido a la naturaleza de un instrumento comunicativo, un vehículo para el pensar. Por el contrario, el relevante escritor de Barthes –que cumple una función, y no que ejerce una mera actividad como hace el ordinario escribiente–, por el que como notable estructuralista toma claramente partido, es alguien para quien "escribir es un verbo intransitivo" y cuya creativa labor se dirige a su propio instrumento, el lenguaje.


Llegados aquí les propongo un pequeño ejercicio consistente en tratar de interrelacionar "y trasladar a la praxis" las consignas del NEW YORK TIMES y LA REALIDAD DE LOS HECHOS DEL GENOCIDIO SIONISTA EN GAZA, con los modelos transitivo o intransitivo del "escritor" y del "escribiente" que con tanta ambigüedad y sutileza nos dibuja el, en esencia, posmoderno Barthes.


Por su parte y con antelación, Sartre, el indudable enemigo a batir del supuestamente intransitivo Barthes, había denunciado sin ambages una literatura y un periodismo "realmente existentes" puestos al servicio del lavado de cerebros. Y que en ese mismo sentido hay bastantes ‘escritores’ –él no hizo distingos abstracto-estructurales entre escritores y escribientes– que conocen a fondo los trucos del lenguaje (desplazar el sentido de los significados claros, excusarse, ocultarse, despistar…) y prefieren atender a los lectores que ‘modestamente’ quieren dormir tranquilos. Sartre no se quedó en la denuncia sino que también llamó a la acción, a implementar en la práctica la urgente tarea de restablecer la dignidad del lenguaje –que no es ninguna estructura precisamente neutra en una sociedad dividida en clases antágonicas–, el compromiso consiste en combatir los daños causados a los significados del lenguaje. Si las palabras están enfermas, agregó, depende de los escritores curarlas. He aquí el tipo concreto de compromiso que defendía Sartre.


Y ahora les propongo que repitan el mismo ejercicio, con el "escritor" comprometido de Sartre. Yo lo he hecho y, la verdad, el pobre tipo acabaría disfrutando de la LIBERTAD DE EXPRESIÓN DEL MUNDO LIBRE en una cárcel polaca (Pablo González), inglesa (Julian Assange) o exiliado en algún lugar secreto de la ‘jungla moscovita’ (Edward Snowden) .


¿Me han entendido o les he pillado de siesta?



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