Global Delinquents – 08/05/2025
Traducción del inglés: Arrezafe
El 6 de mayo, Donald Trump anunció sorpresivamente que Estados Unidos abandonaba todas las hostilidades contra Yemen. Una vasta y multimillonaria campaña naval y aérea, que funcionarios de Washington habían jurado que duraría "indefinidamente", finalizó abruptamente, a cambio de que AnsarAllah se comprometiera a no atacar la navegación estadounidense en el Mar Rojo. Si bien el presidente se jactó de que la Resistencia yemení "capituló" y "no quiere luchar más" dada la continua e intensificada beligerancia de su administración, la realidad es que los Partisanos de Dios han derrotado una vez más al Imperio.
Según informó el New York Times, aún no está claro si, "tras una costosa campaña de bombardeos de siete semanas", AnsarAllah aplicará el alto el fuego a otros barcos extranjeros. Mientras tanto, AnsarAllah "no ha declarado un alto el fuego total, afirmando que seguirá combatiendo a Israel", al tiempo que valora el acuerdo como una gran victoria para la Resistencia y un fracaso para Trump, difundiendo una nota en las redes sociales que dice así: "Yemen derrota a Estados Unidos". En otras palabras, la campaña de resistencia contra la entidad sionista perdurará y podría intensificarse.
Para reforzar la derrota del Imperio, la desesperación de Washington por librarse del conflicto por él iniciado fue tal que, al parecer, los funcionarios israelíes no estaban al tanto del acuerdo, enterándose del mismo por las noticias de la televisión tras la retirada de Estados Unidos del Mar Rojo. Sin embargo, en las últimas semanas, los principales medios de comunicación han estado señalando las bases de la rendición del Imperio a AnsarAllah, por segunda vez en menos de un año. Varios destacados medios occidentales han criticado, de forma inusual, la actuación de Estados Unidos en su lucha contra los Partisanos de Dios.
Por ejemplo, el 28 de abril, los principales medios de comunicación se llenaron de noticias de que el portaaviones USS Harry S. Truman —que lideró los esfuerzos de la administración Trump para aplastar el bloqueo antigenocida de AnsarAllah en el Mar Rojo— perdió un caza F-18 y un tractor de remolque al realizar un viraje brusco para evadir el fuego de la Resistencia yemení. Si bien un comunicado de prensa de la marina estadounidense sobre el incidente no hizo referencia al ataque de Yemen, funcionarios estadounidenses anónimos informaron a varios periodistas de los principales medios de comunicación que los Partisanos de Dios eran los responsables.
La información sobre el desastre, proporcionada por la siempre servil CNN, megáfono de propaganda de la CIA y el Pentágono, fue extraordinariamente sincera. "La Marina de EEUU pierde un avión de 60 millones de dólares en el mar tras caer por la borda de un portaaviones", destacaba el titular. El medio reconoció explícitamente que esto se debió a un ataque con drones y misiles de AnsarAllah contra el USS Harry S. Truman. CNN señaló que el portaaviones había sido blanco de repetidos ataques por parte de Yemen, además de haber sufrido una serie de vergonzosos errores desde su despliegue en el Mar Rojo, en septiembre de 2024.
En diciembre de ese mismo año, un avión de combate estadounidense asignado al USS Harry S. Truman fue derribado mientras realizaba una misión de reabastecimiento de combustible sobre el Mar Rojo en un incidente de fuego amigo. Por razones desconocidas, el USS Gettysburg, que escoltaba al portaaviones, derribó el avión con un misil. Este grave accidente sigue siendo objeto de investigación oficial. Posteriormente, el 12 de febrero de ese año, el USS Harry S. Truman sufrió graves daños tras colisionar con un buque comercial cerca de Puerto Said, Egipto, en el extremo norte del Canal de Suez.
El portaaviones regresó al servicio tras pasar un tiempo en la bahía griega de Souda para reparaciones. La Armada estadounidense se negó a revelar detalles sobre el coste de estas reparaciones ni sobre los daños totales que sufrió el USS Harry S. Truman en la colisión. Tampoco se aclaró si se requirieron reparaciones adicionales. Sin embargo, al parecer el accidente fue considerado tan catastrófico en el Pentágono que el comandante del portaaviones, Dave Snowden, fue cesado de su cargo el 20 de febrero, "debido a la pérdida de confianza en su capacidad de mando".
Estos humillantes acontecimientos fueron completamente ignorados por los medios de comunicación. Sin embargo, al mismo tiempo, los principales medios de comunicación dedicaron un esfuerzo concertado a fin de rehabilitar la Operación Guardián de la Prosperidad, el vergonzosamente fallido intento de la administración Biden de aplastar a los Partisanos de Dios y poner fin al justo bloqueo del Mar Rojo impuesto por los mismos Lanzada con gran expectación tras el inicio del genocidio de Gaza, una vasta flotilla estadounidense, liderada por el USS Eisenhower, pasó nueve meses siendo atacada por el bombardeo incesante de drones y misiles de AnsarAllah, antes de regresar a casa sin éxito.
'Sistemas defensivos'
Durante la Operación Guardián de la Prosperidad, oficiales militares y de inteligencia estadounidenses, tanto en servicio como retirados, expresaron su inquietud por el enorme coste que suponía combatir a los Partisanos de Dios en el Mar Rojo. La Armada estadounidense desperdició diariamente costosos e innumerables misiles difíciles de reemplazar, para derribar los drones de la Resistencia. Como Mick Mulroy, exfuncionario del Departamento de Defensa y de la CIA, declaró con amargura a Politico :
“Esto se convierte rápidamente en un problema, porque el mayor beneficiado, incluso si derribamos sus misiles y drones, es AnsarAllah. Nosotros, los EEUU, necesitamos empezar a buscar sistemas que puedan derrotarlos y que se ajusten mejor a los costos que ellos invierten para atacarnos”.
No había indicios de que esta "compensación de costos" se hubiera remediado cuando la Operación Guardián de la Prosperidad fracasó en julio de 2024. Las cifras oficiales de la marina estadounidense sobre este enfrentamiento "sin precedentes" sugieren que el grupo de portaaviones liderado por el USS Eisenhower disparó un total de 155 misiles estándar y 135 misiles de ataque terrestre Tomahawk, mientras que los aviones de combate y helicópteros que lo acompañaban "gastaron casi 60 misiles aire-aire y lanzaron 420 armas aire-superficie" (770 municiones en total) durante los nueve meses de conflicto.
Análisis independientes sugieren que estas cifras probablemente sean aún mayores. Además, la Armada estadounidense no proporcionó un desglose de los costos de la Operación Guardián de la Prosperidad. Aun así, incluso aceptando las cifras oficiales, un solo Tomahawk cuesta alrededor de 1,89 millones de dólares, lo que significa que disparar 135 misiles costó la asombrosa suma de 255.150.000 dólares. También persiste la pregunta de por qué este arsenal, tan sorprendentemente caro, no logró proteger al USS Eisenhower de un ataque directo de AnsarAllah.
En febrero de 2024, un misil de crucero disparado desde Yemen penetró tantas capas defensivas del portaaviones que estuvo a segundos de impactar, lo que obligó al USS Eisenhower a emplear el sistema de armas de corto alcance Phalanx, su "última línea de defensa". Esto marcó un hito, registrándose por primera vez el uso de dicho sistema en combate. Posteriormente, en junio de ese año, el USS Eisenhower se retiró inexplicablemente de su radio de operaciones en el Mar Rojo a máxima velocidad, inmediatamente después de que los Partisanos de Dios anunciaran haber alcanzado con éxito al portaaviones. Los medios de comunicación guardaron silencio sobre este incidente.
Aun así, como este periodista recopiló en su momento, múltiples reportajes pintaron un panorama desolador de la Operación Guardián de la Prosperidad tras su finalización. Associated Press reveló que los marineros y pilotos participantes sufrieron una la experiencia "traumatizante", dado que "no estaban acostumbrados a que les dispararan". Muchos habían estado repetidamente expuestos a segundos de ser alcanzados por "misiles lanzados por los hutíes", antes de ser destruidos "por los sistemas defensivos de su buque". Por lo tanto, el Pentágono estaba considerando brindar "asesoramiento y tratamiento" a los miles de empleados de la Marina de los EEUU que sufrían de "estrés postraumático" y a sus familias.
'Fondos suplementarios'
Avanzando rápidamente hasta febrero de 2025, Business Insider publicó un curioso artículo en el que afirmaba, basándose en documentos obtenidos exclusivamente por el medio, que, de hecho, la marina estadounidense había repelido con éxito el ataque relámpago de AnsarAllah en el Mar Rojo durante la Operación Guardián de la Prosperidad, sin disparar un solo tiro. En cambio, se emplearon con éxito métodos y armas no cinéticas, indefinidos y no especificados, para proteger a los buques de guerra y buques comerciales de la Armada y la coalición. Esto, por supuesto, contradecía totalmente todo lo que los principales medios de comunicación habían informado hasta entonces sobre la debacle.
Sin embargo, en retrospectiva, la utilidad propagandística del informe parece evidente. Sirvió para rehabilitar el desempeño de la Armada estadounidense en su guerra contra Yemen, en un momento en que la administración Trump se preparaba para reanudar las hostilidades contra los Partisanos de Dios. Así fue: el 15 de marzo los ataques aéreos estadounidenses comenzaron a llover sobre Saná de nuevo, mientras el portaaviones USS Harry S. Truman, al mando de las fuerzas, avanzaba hacia el Mar Rojo. Funcionarios estadounidenses hablaron con exageración sobre la continuación indefinida del nuevo asalto, mientras que Trump se jactaba de que AnsarAllah estaba siendo "diezmada".
La pérdida de un caza F-18 el 28 de abril, debido a ataques yemeníes, demostró sobradamente la falsedad de estas bravuconadas. Además, tajantes informes anónimos sugieren que los apparatchiks del Pentágono querían que se hiciera público que AnsarAllah era responsable. Mientras tanto, el 4 de abril, el New York Times informó que funcionarios del Pentágono informaban "en privado" que la beligerancia de Trump, a pesar de haber costado más de mil millones de dólares hasta la fecha, no estaba logrando persuadir a los Partisanos de Dios. Esto no sólo significaba que era necesario obtener "fondos suplementarios" del Congreso, sino que abundaban las dudas sobre la continua disponibilidad de municiones:
“Se están utilizando tantas municiones de precisión, especialmente las más avanzadas de largo alcance, que algunos planificadores de contingencia del Pentágono están cada vez más preocupados por las reservas totales de la marina y sus implicaciones en cualquier situación en la que Estados Unidos tuviera que evitar un intento de invasión de Taiwán por parte de China”.
Podemos suponer que este informe, y la posterior oleada de artículos críticos de los medios de comunicación sobre los problemas del USS Harry S. Truman, fueron un indicio de la determinación del Pentágono de poner fin a la renovada malevolencia de Washington contra Yemen antes de que AnsarAllah infligiera otra derrota histórica al Imperio estadounidense. Para punto final de esta descomunal y absurda debacle, el mismo día que Trump anunció que el Imperio había sido aplastado de nuevo en el Mar Rojo, el USS Harry S. Truman perdió otro F/A-18. ¡Quién lo diría!
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