Búsquese usted un revólver
Búsquese usted un revólver. Cuanto más pronto mejor. Cómprelo, quítelo o róbelo. La cuestión es que usted debe andar armado. ¿Usted cree por ventura que la revolución social se va a hacer con serpentinas como en los días de carnaval? ¿Usted cree que los capitalistas van a entregar las tierras y las fábricas, como entregan a sus hijas a los millonarios? ¿Es usted tan tonto que cree en una posible armonía entre patrones y obreros? ¿No ve usted que día a día, en todas partes del mundo, cuando los obreros exigen alguna mejora aparecen soldaditos cargados de rifles y bayonetas? ¿No vio usted que en la huelga de los compañeros tranviarios andaba todo el ejército amparando a los traidores?
Bien. Si esto ocurre cuando se hace un reclamo o se solicita alguna mejora, que en buenas cuentas no es nada, ¿qué será cuando exijamos el derecho a la tierra, a la vida, a la libertad? Piense bien lo que le digo.
Búsquese usted un revólver y ejercítese lo bastante. Hágase usted un blanco para que dispare. Dibuje en él la cabeza de Astorquiza, de Zañartu, de Gonzalo Bulnes o la suya si le parece. Dispare y dispare. Usted prepárese para la Revolución que ya está encima. Aconseje a sus demás camaradas que hagan lo mismo. Aquellos que le hablan a usted de “evolución pacífica” y de “soluciones armónicas” con la clase capitalista, le engañan a usted miserablemente. ¿No ve usted, que en Rusia los trabajadores tuvieron que armarse para derrocar a todos los tiranos? ¿No ve, usted, como hoy viven a sus anchas, disfrutando de toda clase de comodidades?
Hace más de cien años que usted ha soportado pacíficamente toda clase de humillaciones, y ¿qué beneficios ha obtenido de parte de sus amos? El miserable cuartucho en el que vive y que usted paga a precio de oro, las enfermedades que lo aniquilan prematuramente a usted y a sus hijos, las guerras que siembran el hambre y el dolor en los hogares, y las metrallas que usted recibe cuando exige un poco de alimento y un poco de justicia para su familia e hijos. Eso, todo eso es el pago a sus desvelos y sacrificios. Convénzase usted de una vez.
Búsquese usted un revólver. Cuanto más pronto, mejor. Cómprelo, quítelo o róbelo. La cuestión es que usted debe andar armado. Cuando la clase obrera, consciente y armada exija sus derechos a la vida y a la libertad, entonces verá usted como caen los tronos y los tiranos. Mientras usted siga gritando como tonto por las calles, pidiendo pan y justicia, verá usted como llueven las balas sobre su cabeza.
Termino. Buscándose usted un revólver y aconsejando a los demás a prepararse para la Revolución, verá usted renacer una nueva aurora para el mundo.
¡Búsquese usted un revólver!
Sindicato de panificadores de Santiago, 1921.
(Este texto llevaba por seudónimo ”Juan Levadura” y salió en un periódico llamado El Comunista el 30 de julio de 1921, de los panaderos de Santiago, Chile)
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