Mentes salvajes – 15/08/2025
Traducción del inglés: Arrezafe
Prisión de Megiddo, norte de Israel. (foto: Amir Cohen)
Fue espantoso leer sobre la muerte de Ahmad Saeed Tazazaa (de 20 años) el 3 de agosto de 2025 en la prisión israelí de Megiddo. Apenas unos meses antes, surgieron informes de que las fuerzas israelíes habían asesinado a otro preso palestino en Megiddo, Walid Khaled Abdullah Ahmad (de 16 años), el 24 de marzo. Ambos jóvenes, en realidad niños, habían sido detenidos en Cisjordania; Ahmad, de Yenín, y Walid, de Silwad. Inicialmente, los israelíes guardaron silencio sobre la muerte de Walid, pero posteriormente accedieron a que se le practicara una autopsia.
El informe es doloroso. La autopsia de Walid reveló que había sufrido una pérdida extrema de masa muscular y grasa corporal, acumulaciones de aire en el pecho y el abdomen (probablemente causadas por un traumatismo contundente) y evidencia de edema y congestión en el intestino grueso (compatibles con una lesión traumática). La autopsia confirmó que murió por inanición y palizas a manos de guardias israelíes de la prisión.
Khaled Ahmed, padre de Walid, recordó que su hijo no sólo era un estudiante destacado, sino también el máximo goleador de su equipo de fútbol local. "Walid se preparaba para unirse a la selección nacional palestina", dijo Khaled. Walid murió tres días antes de que Suleiman al-Obeid, conocido como el "Pelé palestino", muriera a causa de disparos israelíes mientras hacía cola intentando conseguir comida para su familia en Gaza. En tan solo unos días, el fútbol perdió a dos de sus estrellas más brillantes a causa del genocidio israelí.
Hoy, 10.800 detenidos y presos políticos palestinos se consumen en cárceles israelíes. Desde 1967, 320 presos políticos han muerto en cárceles israelíes. El 12 de agosto de 2025, la Sociedad de Prisioneros Palestinos publicó un informe que detalla la situación de los presos palestinos en cárceles israelíes. La lectura del informe resulta muy dolorosa dadas a las inhumanas condiciones descritas. La Sociedad señala que la administración penitenciaria israelí, de forma sistemática y planificada, ha privado a los presos de su humanidad hasta el punto de causarles tal agotamiento físico y psicológico, que puede culminar en su muerte. Las tres palabras que utilizaron para describir la situación general son «tortura», «inanición» y «crueldad». Desde octubre de 2023, 76 presos palestinos han muerto bajo custodia.
Suleiman al-Obeid, muerto a balazos por el ejército israelí mientras esperaba en la fila para conseguir comida para su familia en Gaza. (foto: DR)
Descargas eléctricas
Más de 2.000 palestinos han sido asesinados por las fuerzas israelíes en los puntos de distribución de alimentos. Con estas cifras en mente, es difícil comprender realmente lo que les sucede a los palestinos en las cárceles israelíes. Sin embargo, esta brutalidad debe entenderse en un contexto más amplio, que es la destrucción del Acuerdo de Oslo por parte de Israel.
Israel lleva a cabo una limpieza étnica en Gaza mediante bombardeos genocidas, arrasando las aldeas y pueblos palestinos en Cisjordania, fomentando la colonización israelí en ese territorio y tomando por la fuerza toda Jerusalén. El bombardeo de Gaza continúa, y en Cisjordania y Jerusalén, los israelíes arrestan a los líderes políticos de la resistencia y los torturan en sus cárceles. Por lo tanto, los bombardeos en Gaza y las detenciones en Cisjordania y Jerusalén forman parte de la anulación de los Acuerdos de Oslo.
La Comisión Palestina de Asuntos de Detenidos y Exdetenidos publicó un informe escalofriante sobre la tortura de palestinos por parte de las fuerzas israelíes en la prisión de Gilboa, en el norte de Israel. Los guardias israelíes irrumpen en las celdas para realizar inspecciones, sujetan a los detenidos, los llevan al patio de la prisión y luego los golpean, los insultan y les aplican descargas eléctricas. Después los llevan a las duchas, los empapan en agua y les aplican otra descarga. Un abogado de la Comisión relata la situación:
«Las descargas se administran mediante pistolas eléctricas especiales, que también se utilizan como armas para golpear a los detenidos en la cabeza. Al estar hechas de metal sólido, causan heridas profundas, dejando a muchos detenidos sangrando, mientras los guardias se burlan y se ríen de ellos. El nivel de tortura es tan severo que numerosos detenidos pierden el conocimiento».
El uso de esta violencia no sólo busca que los detenidos pierdan el conocimiento, sino que también pierdan el sentido de sí mismos y se vean totalmente privados de la cordura. Raed Abu al-Hummus, director de la Comisión Palestina, declaró:
«El objetivo es claro: agotarlos emocionalmente, empujarlos a un estado de colapso psicológico. Estos no son casos aislados. Forman parte de una política represiva cada vez más atroz en las cárceles israelíes».
Si el liderazgo político de Palestina ve quebrantada su identidad, las formaciones políticas de la resistencia sufrirán. Por lo tanto, las descargas eléctricas son tan brutales como las bombas lanzadas sobre los civiles hambrientos de Gaza: ambas tienen como objetivo, por parte de los israelíes, aplastar cualquier resistencia palestina a la ocupación de sus territorios.
La prisión de Megiddo, una de las peores cárceles israelíes entre una serie de terribles prisiones, alberga secciones especiales de aislamiento para altos líderes políticos palestinos como Marwan Barghouti y Ahmad Sa'adat. Marwan Barghouti (nacido en 1959) es un importante líder de Fatah que, arrestado durante la Segunda Intifada, lleva veintitrés años y cuatro meses en prisión. La Unión Interparlamentaria determinó que el trato que recibió durante su arresto “impide cualquier posibilidad de un juicio justo” y que no debería permanecer recluido en su estado actual. Durante los últimos años, Barghouti fue golpeado en su celda hasta romperle las costillas. El intento de quebrantar su espíritu no ha cesado. Ahmad Sa'adat (nacido en 1953), secretario general del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), lleva veintitrés años y tres meses en prisión, un mes menos que Barghouti. Inicialmente fue arrestado por la Autoridad Palestina y recluido en la prisión de Jericó, donde los israelíes lo capturaron ilegalmente y lo llevaron a Magiddo. El objetivo de capturar y retener a estos líderes durante largos periodos es impedir el desarrollo de focos que puedan revitalizar la política en la sociedad palestina. Esto es lo que el teórico político israelí Baruch Kimmerling denomina politicidio, muerte de la política. Israel no sólo está matando palestinos para apoderarse de la tierra, sino que está matando la posibilidad misma de una política palestina.
Politicidio
Lo admirable de grupos como la Sociedad de Prisioneros Palestinos, Addameer: Asociación de Apoyo a los Prisioneros y Derechos Humanos, y Al-Haq: Defendiendo los Derechos Humanos, es que han apoyado continuamente a los presos políticos palestinos y no han permitido que su resistencia sea olvidada o mermada. En octubre de 2021, los israelíes ilegalizaron seis grupos palestinos: Addameer, Al-Haq, Centro Bisan para la Investigación y el Desarrollo, Defensa de los Niños Internacional-Palestina, la Unión de Comités de Trabajo Agrícola y la Unión de Comités de Mujeres Palestinas. Los israelíes acusaron a estos grupos de estar en contacto con el FPLP. En noviembre de 2021, el comandante militar israelí de Cisjordania declaró a estas organizaciones "asociaciones ilegales". Esto eleva el politicidio a otro nivel. Ahora, no sólo los grupos políticos, como el FPLP, son tratados como grupos terroristas, sino que incluso las organizaciones que hablan en nombre de los presos están ilegalizadas.
Ahmad Saeed Tazazaa era un joven que merecía una vida larga y plena. En septiembre de 2024 fue arrestado en su casa de Qabatiya. Los israelíes invadieron su ciudad, al norte de Cisjordania, entraron en una casa y arrojaron a palestinos desde un tercer piso. Ahmad fue arrestado y llevado a Megiddo, donde fue torturado y luego asesinado. El trato que recibieron en prisión fue aún más brutal que la forma en que arrojaron a sus compatriotas palestinos desde un tercer piso.
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