Me niego a seguir el juego de la condena. Yo no le digo a los pueblos oprimidos cómo han de resistir a su opresión ni quiénes deberían ser sus aliados. La cuestión es informarnos sobre la historia y las circunstancias que determinaron el acontecer. La raíz de toda violencia, incluida la del 7 de octubre, es la ocupación israelí de la tierra palestina y la subyugación del pueblo palestino. La historia no comenzó el 7 de octubre de 2023. Pregunto: ¿Quiénes de cuantos estamos en esta sala estaríamos dispuestos a someternos a la indignidad a la que han sido sometidos los palestinos en Gaza y Cisjordania durante décadas? ¿Qué medios pacíficos no ha intentado el pueblo palestino? ¿Qué compromiso no ha aceptado? Aparte del que les exige arrastrarse de rodillas y comer basura. Israel no está librando una guerra de autodefensa, está librando una guerra de agresión. Una guerra para ocupar más territorio, para fortalecer su aparato de apartheid y reforzar su control sobre el pueblo palestino y la región.
Desde el 7 de octubre de 2023, además de las decenas de miles de personas que ha asesinado, Israel ha desplazado a la mayoría de la población de Gaza en numerosas ocasiones. Ha bombardeado hospitales. Ha atacado deliberadamente y asesinado a médicos, trabajadores humanitarios y periodistas. Se está matando de hambre a toda una población. Se busca borrar su historia. Todo esto cuenta con el apoyo, tanto moral como material, de los gobiernos más ricos y poderosos del mundo y sus medios de comunicación. No cabe un rayo de luz entre estos países e Israel. Solo en el último año, Estados Unidos ha gastado 17.900 millones de dólares en ayuda militar a Israel.
Así pues, descartemos de una vez por todas la mentira de que Estados Unidos es un mediador, una influencia restrictiva. Quien forma parte del genocidio no puede ser un mediador. Ni todo el poder y el dinero, ni todas las armas y la propaganda del mundo pueden seguir ocultando la herida que es Palestina. La herida por la que sangra el mundo entero, incluido Israel. ¿Quién habría pensado que el gobierno de Estados Unidos, al servicio del Estado israelí, socavaría su principio cardinal de libertad de expresión prohibiendo los eslóganes pro-Palestina? La llamada arquitectura moral de las democracias occidentales, con unas pocas y honrosas excepciones, se ha convertido en un hazmerreír siniestro para el resto del mundo.
Cuando Benjamin Netanyahu muestra un mapa de Oriente Medio en el que se ha borrado Palestina e Israel se extiende desde el río hasta el mar, se le aplaude como a un visionario afanado en hacer realidad el sueño de una patria judía. Pero cuando los palestinos y sus partidarios cantan “desde el río hasta el mar Palestina será libre”, se les acusa de pedir explícitamente el genocidio de los judíos. ¿De veras? ¿O se trata de una imaginación enferma que proyecta su propia oscuridad sobre los demás? Una imaginación que no puede tolerar la diversidad. No puede tolerar la idea de vivir en un país en el que todas las personas tengan los mismos derechos. Una imaginación que no puede permitirse reconocer que los palestinos quieran ser libres, como Sudáfrica, como la India, como todos los países que se han sacudido el yugo del colonialismo. Países que son profundamente diversos, tal vez incluso fatalmente imperfectos, pero libres. Cuando los sudafricanos coreaban su grito de guerra popular “Amandla”, “Poder para el pueblo”, ¿estaban pidiendo el genocidio de los blancos? No. Estaban pidiendo el desmantelamiento del estado del apartheid, igual que lo están haciendo los palestinos.
La guerra iniciada ahora será terrible, pero finalmente desmantelará el apartheid israelí. El mundo entero será mucho más seguro para todos, incluido el pueblo judío, y mucho más justo. Será como arrancar una flecha de nuestro corazón herido. Si el gobierno de Estados Unidos retirara su apoyo a Israel, la guerra podría detenerse hoy mismo. Las hostilidades podrían terminar en este mismo momento. Los rehenes israelíes podrían ser liberados. Los prisioneros palestinos podrían ser liberados. Qué triste que la mayoría considere esto una propuesta ingenua y ridícula. Mientras el horror que presenciamos en Gaza y ahora en el Líbano se intensifica rápidamente hasta convertirse en una guerra regional, los verdaderos héroes permanecen fuera de la narrativa, pero siguen luchando porque saben que un día, desde el río hasta el mar, Palestina será libre. Esto hará que tengas la vista puesta en tu calendario, no en tu reloj, porque así es como los pueblos, no los generales, sino la gente que lucha por su liberación, mide el tiempo.
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