MEDIUM
– 02/03/2025
Traducción del inglés:
Arrezafe
¿No te dije que si
reaccionas a todo lo que dice Trump, vas a sufrir un ataque de
nervios? No puedes seguir su ritmo. Es una cegadora granada humana.
La anacional OCGFC (Owners and Controllers of Global Financialised
Capital)(1) está jugando con todo. Es como una campaña de
conmoción y pavor, de tierra arrasada contra el orden mundial
posterior a la Segunda Guerra Mundial, y él, Trump, es el
Desorientador en Jefe.
[..]
La anacional OCGFC está
arrojando a Europa bajo las patas de los caballos, de hecho, ya la ha
arrojado, los titulares ahora sólo tratan de las partes que están
siendo aplastadas bajo las mismas. Estados Unidos está sometiendo a
Europa y distanciándose de la zona de conflicto en la que quiere convertirla. Observen la reacción de los líderes de la
UE ante el intercambio vociferante entre Trump y Zelenski:
prometiendo su apoyo eterno a Ucrania, redoblando la animosidad hacia
Rusia y aceptando que ya no son socios estadounidenses. Simplemente, Europa cayendo por las escaleras. La efigie de Scholz es
retirada y BlackRock asume el control directo de Alemania para
garantizar que la desestabilización continúe. Supuestamente, cada
país debe valerse por sí mismo, en cuestiones de seguridad y
preparación militar, lo que significará comprar sistemas de armas
de los EEUU, reclutamiento interno, etc. Me resulta difícil
motivarme para comentar todo esto porque llevo años diciéndolo
literalmente.
[...]
Lo que estamos
presenciando no es una decadencia sin precedentes del poder
occidental, sino más bien la conclusión natural del proyecto
imperial: las élites anacionales del sector privado simplemente
están haciendo a Europa y Estados Unidos lo que han hecho al Sur
Global durante siglos. La maquinaria del imperio nunca fue construida
para servir a los pueblos del núcleo imperial, fue construida para
servir a los intereses privados que lo controlaban. Y ahora, con
Estados Unidos retrayéndose como imperio, esas mismas élites del
sector privado están canibalizando el mismo sistema que las sostuvo.
Durante décadas, el Sur
Global ha sido sistemáticamente despojado de su soberanía, sus
gobiernos reducidos a administradores de intereses corporativos, sus
recursos expoliados, sus poblaciones controladas mediante deuda,
intervención militar y coerción económica. Ahora, ese mismo
proceso se está aplicando a los propios antiguos centros
imperialistas. Estados Unidos no sólo está alejándose de la
hegemonía global: está siendo devorado desde dentro. Las
instituciones que una vez manejaron el imperio en el exterior ahora
están siendo desmanteladas en el país, reutilizadas para facilitar
el saqueo de la propia economía estadounidense y el sometimiento de
su propia población bajo el mismo orden neoliberal que impuso en
otros lugares del mundo.
Miren lo que Trump ha
hecho con el gobierno federal. Las agencias que antes eran
responsables de regular la industria, proteger los derechos
laborales, garantizar los estándares ambientales o brindar servicios
sociales han sido destripadas, vaciadas o entregadas a sujetos del
sector privado que no tienen ningún interés en la gobernanza, más
allá de cómo puede ser explotada para obtener ganancias. ¿La
Agencia de Protección Ambiental?: convertida en una herramienta para
la desregulación. ¿El Departamento de Educación?: empujado hacia
la privatización. ¿La Oficina de Protección Financiera del
Consumidor?: desmantelada para dar paso a la depredación corporativa
sin control. Incluso instituciones como el Departamento de Estado y
el Pentágono, tradicionalmente instrumentos para mantener el imperio
en ultramar, han sido reestructurados para priorizar las ganancias de
los contratistas de defensa y las compañías petroleras por sobre
cualquier visión estratégica coherente.
Y luego, por supuesto,
está la presión para trasladar los costos militares a otras
naciones. La idea de que Europa debe rearmarse, de que los miembros
de la OTAN deben aumentar enormemente sus presupuestos de defensa. No
se trata de fortalecer alianzas, sino de trasladar a otros la costosa
carga de mantener la “seguridad” global mientras Estados Unidos
les vende las armas. Es el mismo juego que jugaron con los ejércitos
del Tercer Mundo: crear inestabilidad, generar demanda de armas y
asegurar que la guerra misma siga siendo una industria rentable.
Europa no se está posicionando como un socio, sino como una nueva
frontera para la explotación económica basada en la seguridad.
Esta es la trayectoria
inevitable de un imperio en decadencia. La huella global de Estados
Unidos se está reduciendo, pero no porque esté realizando una
retirada estratégica, sino porque las fuerzas que una vez manejaron
el imperio para su propio beneficio ya no necesitan la fachada del
poder nacional. Han extraído todo lo que podían del mundo y ahora
están extrayendo de Estados Unidos. El país está siendo saqueado,
despojado de su patrimonio y vendido en pedazos. Y tal como hicieron
en el Sur Global, dejarán atrás una población ahogada en deudas,
un gobierno incapaz de abordar sus necesidades y un aparato de
seguridad que existe únicamente para reprimir la disidencia.
¿Qué significa esto
para nosotros? Significa que Estados Unidos no es una excepción. Los
pueblos que controlaron y se beneficiaron del imperio nunca han
tenido lealtades nacionales. Los mismos oligarcas corporativos,
instituciones financieras y contratistas militares que drenaron el
Sur Global ahora están haciendo lo mismo con Occidente. Las mismas
políticas económicas que dejaron a naciones enteras empobrecidas,
los mismos mecanismos de esclavitud por deuda, las mismas crisis
fabricadas y guerras de desestabilización, ahora están siendo
dirigidas hacia el interior.
Todos ustedes,
estadounidenses, deben comprender esto, deben comprender que están
absolutamente solos. Ya saben, hay un tipo de oso que sólo existe en
Estados Unidos, el oso negro, un animal depredador y carroñero que
cuando sale a buscar una presa o comida y no la encuentra, regresa a
su guarida y devora a sus propios cachorros. Olvídense de volver a
casa a descansar, este es un oso hambriento que vuelve a casa para
comerse a sus crías.
Tendrás que empezar a
pensar en tus opciones y en lo que significa la resistencia para ti.
En realidad sólo tienes dos opciones: resistir o huir. En este caso,
es importante que entiendas que estás tratando con la programación
literal del sistema, con su ADN, cuya naturaleza, como la del oso no
vas a poder cambiar. Está programado así. No se trata de Trump. No
se trata de derecha o izquierda, de republicanos o demócratas. Se
trata de la naturaleza del sistema en sí, y esta es la única forma
en que el sistema puede funcionar. Para entendernos: no vas a
convencer a ese oso de que te perdone. Eso no va a suceder. ¿Crees
que puedes razonar con un oso hambriento? ¿Crees que puedes alegar
que es inconstitucional que un oso devore a sus crías? Ese oso va a
hacer lo que hacen los osos. Lo que siempre ha hecho. Lo que fue
diseñado para hacer. Así que, desde el principio, hay que descartar
cualquier idea de que se pueda hacer que ese oso cambie de
rumbo o persuadirlo de que pase hambre por razones morales o éticas.
Eso no va a suceder. El proceso es irreversible, así pues, cualquier
estrategia que incluya “revertir” este proceso sólo va a acabar
en el fracaso.
El desmantelamiento de
Estados Unidos, el vaciamiento del gobierno federal, el aislamiento,
el colapso económico, todo esto está sucediendo, tiene que suceder
y nada va a impedir que suceda. No puedes agitar los brazos para
evitar que un avión que cae en barrena se estrelle. Este es el
futuro al que te enfrentas y debes hacer tus planes en función de
esa realidad. No seas como Trump y te inventes un fantasioso vídeo
de IA de un futuro que desearías que fuera, pero que no será. Y no
hagas planes en función de cómo crees que deberían ser las cosas,
planifícate en función de cómo son las cosas en realidad.
Te daré otra
evidencia.
¿Has oído hablar del
programa de visas de Trump, llamado “Tarjeta Dorada”? Este ofrece
residencia y un camino hacia la adquisición de la ciudadanía por 5 millones de
dólares. No se trata de una política de inmigración, sino de una
liquidación. Trump no ofrece oportunidades a quienes las merecen,
está subastando el país al mejor postor. No se trata de creación
de empleo, desarrollo económico o prosperidad nacional. Se trata de
la mercantilización terminal de la soberanía estadounidense, la
monetización absoluta de la ciudadanía, la venta de los propios
Estados Unidos a los anacionales propietarios y controladores del
capital financiero global.
Este programa permite a
cualquier multimillonario extranjero –ya sea un oligarca ruso, un
jeque del Golfo o un magnate chino– comprar la residencia
permanente en Estados Unidos, y eventualmente la ciudadanía, por
sólo 5 millones de dólares. No es necesario crear empleos ni hacer
contribuciones económicas más allá del pago en sí. No existe
ningún requisito para que estas personas se integren, se asimilen o
incluso vivan en el país. Simplemente están pagando por un
pasaporte.
Se trata de una política
que revela una cruda realidad: el gobierno estadounidense ya no
considera a Estados Unidos como una nación, sino como un bien
inmueble, un activo que se puede apalancar, una mercancía que se
puede liquidar. El país no está siendo gobernado, está siendo
vendido.
Algunos podrían decir:
“¿Por qué un multimillonario extranjero pagaría cinco millones
de dólares por esto cuando ya puede invertir en Estados Unidos?”
La respuesta es simple: la Tarjeta Dorada ofrece algo que la simple
inversión no puede ofrecer: acceso sin restricciones, protección de
activos, influencia política e inmunidad legal.
Los multimillonarios que
obtienen la residencia en Estados Unidos obtienen:
Acceso sin trabas al
sistema financiero estadounidense: sus transacciones ya no estarán
sujetas al escrutinio que se aplica a los extranjeros. Su dinero
podrá circular libremente, podrán realizar inversiones sin trabas y
sus transacciones financieras gozarán de la protección de los
marcos regulatorios estadounidenses.
Protección de activos:
las personas ricas provenientes de regímenes inestables o
autoritarios pueden proteger su dinero, sus negocios y sus familias
en Estados Unidos, aislándose eficazmente de los riesgos de la
agitación política en sus países de origen.
Ventajas fiscales: Al
reestructurar su riqueza a través de entidades estadounidenses,
pueden explotar lagunas legales, evadir a las autoridades fiscales
extranjeras e incluso aprovechar los incentivos fiscales destinados a
los empresarios nacionales.
Influencia política: la
residencia en Estados Unidos permite a estas élites financiar
campañas políticas, presionar a los legisladores y dar forma a
políticas que favorezcan sus intereses comerciales.
Inmunidad legal y
protección contra la extradición: tener la residencia en Estados
Unidos puede complicar los intentos de otros países de procesarlos o
extraditarlos. Para muchos multimillonarios corruptos, la Tarjeta
Dorada no es sólo una visa, es un salvoconducto para evitar la
cárcel.
Un segundo pasaporte y un
plan de escape: los ultrarricos operan más allá de las fronteras y
mantienen múltiples nacionalidades para asegurarse de tener siempre
un refugio seguro. El pasaporte estadounidense es un bien preciado
que les da la capacidad de moverse libremente por el mundo y evadir
las restricciones impuestas en sus países de origen.
Así que, en realidad, no
se trata de una inversión de 5 millones de dólares: es un negocio
que ofrece protección por 5 millones de dólares.
Lo que Trump ha hecho
aquí es ponerle un precio a la ciudadanía y, al hacerlo, ha
revelado las verdaderas prioridades de quienes dirigen el sistema.
Piensen en esto: si un
refugiado que huye de la guerra y la persecución busca asilo en
Estados Unidos, lo tratan como a un criminal. Si un trabajador
inmigrante que trabaja duro cruza la frontera, lo persiguen como a un
animal. Si un profesional calificado quiere inmigrar legalmente, se
enfrenta a años de obstáculos burocráticos. Pero, ¿y si un
multimillonario quiere comprar una tarjeta verde? No hay problema:
basta con que firme un cheque.
Esta política acaba con
la ilusión de que Estados Unidos es una tierra de oportunidades, que
valora la contribución y recompensa el mérito. No. Lo único que
importa es el dinero. Estados Unidos ya no es un país, es un
depósito de capital. Es una nación en venta.
Esta política no sirve a
Estados Unidos ni al pueblo estadounidense, sino a los anacionales
propietarios y controladores del capital financiero globalizado: los
plutócratas apátridas que ya gobiernan economías y gobiernos de
todo el mundo.
No se consideran
ciudadanos de ninguna nación. Actúan más allá de las fronteras,
de los gobiernos y de las leyes. Su lealtad no es hacia Estados
Unidos, sino hacia el capital mismo. Extraen riqueza de todas las
naciones, pero no pertenecen a ninguna.
¿Qué nos dice esto
sobre la trayectoria del capitalismo global? Nos dice que las
naciones están obsoletas, que la gobernanza ha sido reemplazada por
las transacciones, que la ciudadanía ya no es un derecho de
nacimiento ni un privilegio ganado, sino una mercancía.
La Tarjeta Dorada de
Trump no es un programa de visas, sino una venta de liquidación. Es
una admisión de que Estados Unidos se ha reducido a un mercado, su
gobierno a nada más que una firma de corretaje y su ciudadanía a un
producto más en el estante.
Pero, sinceramente, ¿Por
qué no modificar el programa y permitir que los estadounidenses
vendan su ciudadanía por cinco millones de dólares? ESO sí que
tiene sentido. Que los trabajadores estadounidenses que luchan a
diario por salir adelante reciban sus 5 millones de dólares y se
vayan del país. Ese es un programa que yo apoyaría. Imaginemos, por
ejemplo, que tan solo el 10% de los afroamericanos pudieran vender su
ciudadanía por cinco millones de dólares cada uno. Eso son
aproximadamente cinco millones de nuevos millonarios, 25 mil millones
de dólares en total. Y se puede obtener la ciudadanía dominicana
con una inversión de tan solo cien mil dólares. Así que, de nuevo,
por ejemplo, se podría hacer que la República Dominicana fuera
veinticinco mil millones de dólares más rica de la noche a la
mañana. Digo los afroamericanos porque tienen las razones más
obvias para estar interesados en vender su ciudadanía, pero si se
ofreciera un programa como ese, creo que se vaciaría el país.
Quiero decir, pregúntese: ¿qué preferiría tener, la ciudadanía
estadounidense o cinco millones de dólares, la oportunidad de
obtener la ciudadanía en otro lugar y la seguridad que conlleva ser
rico? Creo que para la mayoría de los estadounidenses es una
obviedad. Conservar la ciudadanía nunca te va a garantizar ese tipo
de riqueza, nunca te va a dar ese tipo de libertad y seguridad. Creo
que se debería pedir. Trump ya abrió la puerta para ello. Se
debería exigir el derecho a vender tu ciudadanía. Dado que Trump la
está tratando como un producto, como un activo que se puede comprar
y vender, ¿por qué no pueden venderlo las personas que ya poseen
ese activo, que ya tienen ese producto? ¿No es eso el capitalismo?
¿No es eso el libre mercado? ¿Por qué no puede cada ciudadano
convertirse en vendedor? Quiero decir, Trump lo inició, cualquier
persona en el mundo debería poder comprar la ciudadanía
estadounidense en eBay. De hecho, olvídate de venderla. Si la
ciudadanía estadounidense vale 5 millones de dólares, ¿no
deberíamos tener derecho a que se nos reembolse? No sé tú, pero yo
estoy seguro de que nunca obtuve 5 millones de dólares por mi
ciudadanía. Creo que el gobierno debería recomprarla. Al igual que
las corporaciones hacen con la recompra de acciones. Danos esos 5
millones de dólares y nos iremos. ¿Quién no aceptaría ese trato?
Verías a todo ese país despoblado en cuestión de días.
Pero, en serio, van a
tener que pensar en cómo afrontar esta avalancha, y no se engañen
pensando que pueden detenerla o revertirla. No. Están surfeando
sobre un deslizamiento de tierra, van a tener que prestar mucha
atención a la forma en que se mueve, ajustar su posición en
consecuencia y asegurarse de no caer y ser tragados por él. La
triste realidad es que la estructura de poder ha pasado décadas
asegurándose de que ustedes no estén preparados para lidiar con lo
que se les viene encima. Asegurándose de cercenar las facultades
intelectuales, las capacidades materiales, las aptitudes sociales,
las habilidades para construir comunidades o cualquier práctica
solidaria para sobrevivir. El pueblo estadounidense se ha convertido
literalmente en el becerro cebado, listo para el matadero.

Mire a su alrededor. El
pueblo estadounidense ha sido cebado —física, intelectual y
psicológicamente— como ganado al que preparan para el matadero. No
se trata sólo de tasas de obesidad, aunque éstas se están
disparando. Se trata de una población que ha sido sistemáticamente
debilitada, ablandada y convertida en absolutamente dependiente,
hasta el punto de que ni siquiera puede reconocer su propio
cautiverio.
Empecemos por el
indicador más obvio: el cuerpo. En 1999, aproximadamente el 30% de
los adultos estadounidenses eran obesos. Ahora, superan el 40%. Y la
obesidad severa, la que paraliza la movilidad y causa enfermedades,
la que te vuelve incapaz de una autonomía física básica, se ha
duplicado en las últimas dos décadas. Los niños están siguiendo
la misma trayectoria, con tasas de obesidad infantil que se han
triplicado desde los años 70. ¿Qué significa esto? Significa que
el sistema ha diseñado una sociedad en la que las personas son
demasiado sedentarias, demasiado perezosas, demasiado enfermas para
resistir, demasiado dependientes de medicamentos y alimentos
procesados. No te están preparando para un futuro de esfuerzo e
independencia, te están preparando para el sacrificio.
Y no se trata sólo de un
deterioro físico. El deterioro intelectual es aun más dramático.
Las evaluaciones globales sitúan a Estados Unidos en una posición
vergonzosa en cuanto a alfabetización, matemáticas y capacidad para
resolver problemas. Estamos hablando de un país que se enorgullece
de ser el líder del mundo libre, pero su gente tiene dificultades
para comprender información básica, aplicar la lógica y evaluar
críticamente lo que ocurre a su alrededor. ¿Entienden lo que eso
significa? Significa que la mayoría de las personas son
funcionalmente incapaces de defenderse de la manipulación. No tienen
las herramientas intelectuales para resistir. Se les ha vuelto
deliberadamente pasivos.
Y no se trata sólo de
estadísticas, la gente misma lo siente. Encuesta tras encuesta nos
muestra que los estadounidenses creen que están experimentando un
declive moral e intelectual. Y, sin embargo, ahí está la trampa:
también creen que podría ser peor, que así son las cosas. Se trata
de ingeniería psicológica en su máxima expresión: convencer a una
sociedad de que su decadencia es natural, inevitable e inamovible.
Te están labrando para
obtener ganancias. Te están preparando para el consumo de las mismas
corporaciones y élites que dicen servirte. Tu comida está
envenenada, tu educación vaciada, tu fuerza física degradada, tu
capacidad de atención destruida. No te están preparando para el
liderazgo, para la autosuficiencia, para la resiliencia; te están
preparando para utilizarte. Y lo que es peor: te han obligado a
aceptarlo.
Así que la pregunta es:
¿vas a seguir pastando en esos pastos, volviéndote más blando, más
débil, esperando lo inevitable? ¿O vas a liberarte de este ciclo,
recuperar tu fuerza y negarte a ser llevado al matadero? Porque
déjame decirte algo: nadie va a venir a salvarte. Depende de ti
despertar y resistir. No sé si estás listo para el desafío,
porque, como dije, se han asegurado de que no lo estés.
Es necesario construir
comunidades, y no me refiero sólo a organizar fiestas en la calle o
a hacer barbacoas en el barrio. Me refiero a construir estructuras de
poder paralelas a nivel comunitario; economías locales e
independientes. Cadenas de suministro propias, recursos propios (me
refiero a recursos para las necesidades básicas, como alimentos y
agua), redes educativas y vigilancia comunitaria, etcétera. Y algo
de esto, en realidad mucho, se puede aprender del Sur Global.
¿Saben que hay algunas
partes de Pakistán a las que ni siquiera el ejército quiere ir
porque los líderes locales han construido estructuras de poder
paralelas tan fuertes que funcionan casi como zonas autónomas?
En fin, esa es la
situación. Los estadounidenses son prisioneros. Son reclusos, no
ciudadanos. Entiéndase bien. Son reclusos de Estados Unidos. No
residentes ni ciudadanos. Y si no pueden encontrar la manera de
salir, van a tener que encontrar una manera de consolidar algún
grado de control autónomo allí donde estén. Yo sólo les digo cómo
se están desarrollando los acontecimientos, pueden hacer lo que
quieran, pero siendo realistas, esto es a lo que se enfrentan.
Ese oso americano, ese
oso corporativo fue a buscar presas en el Sur Global, porque allí es
donde solían estar todas las presas; pero ahora el Sur Global tiene
sus propios osos que se revolverán directamente hacia ustedes, y van
a tener que estar preparados.
Nota
(1) OCGFC (Siglas
inglesas de Dueños y Controladores del Capital Financiero Global)
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