17 enero, 2025

Why Trump forced Israel to accept Gaza ceasefire, with Ali Abunimah

 




Why did Brussels give VIP treatment to an Israeli war criminal?

 

The Electronic Intifada - 8 January 2025

David Cronin - Lobby Watch


Israeli war criminal Amos Yadlin (center) enjoys a drink in Brussels. 
(European Leadership Network)


With rare exceptions, the Brussels press corps has not bothered to examine how the European Union has mollycoddled Israel and its supporters amid the Gaza genocide.


One story that you surely did not see in the mainstream media during 2024 concerns how VIP treatment was given to a war criminal.


In April, the EU’s diplomatic service jointly hosted a "strategic dialogue" in Brussels with the European Leadership Network, a pro-Israel lobby group. The event was chaired by Amos Yadlin, who should have been taken into police detention upon his arrival in Belgium.


A decade earlier, an Istanbul court issued warrants for the arrests of several Israelis, including Yadlin. He was the army’s head of intelligence when it attacked a flotilla attempting to break the Gaza siege in May 2010.


At that time, Yadlin was nearing the end of his formal military career. He had spent part of the preceding decade pondering how Israel could wage war in an "ethical" fashion.


Yadlin did not pass muster as a moral philosopher. Doing so would require him to denounce the acts of aggression in which he had participated.


He was, for example, a warplane pilot during the 1982 invasion of Lebanon. In his book Pity the Nation, Robert Fisk observed how such pilots were responsible for "killing thousands of civilians, smashing families between the walls, floors and furniture of their homes with such total violence that their corpses often emerged from the rubble flattened into huge shadows."


"Powerful and painful"


In 2006, Yadlin – by then head of military intelligence – was part of the generals who oversaw another major offensive against Lebanon. He had a similar role in Operation Cast Lead, the first in a series of large-scale attacks on Gaza, during late 2008 and early 2009.


The massive destruction he and others inflicted then was inadequate from his perspective. In a 2018 interview with the Tel Aviv newspaper Maariv, he urged "powerful and painful actions" theoretically aimed at causing the collapse of Hamas.


A 2007 cable published by WikiLeaks indicates that he has said different things about Hamas in private than in public.


Yadlin, according to that cable, told a US envoy that Israel would be "happy" if Hamas took charge of Gaza’s administration. That would allow Israel to deal with Gaza as a "hostile state."


Later in 2007, Israel did indeed designate Gaza as a "hostile territory." The designation ushered in collective punishment against the strip’s inhabitants, culminating in the current genocide.


After retiring from the army, Yadlin has not been short of work as a "national security" analyst and consultant.


He has continued advocating measures that bring immense pain and suffering to Palestinians. In March last year, he sought to justify the bombardment of Gaza’s civilian infrastructure by claiming "we already know, by now, that Hamas always places command posts under hospitals, UN posts, schools, camps and so on and so forth."


It is not surprising that the European Union’s diplomatic service did not promote how it helped arrange last year’s "strategic dialogue" involving Yadlin.


The other hosts of the event, the European Leadership Network (Elnet), had taken umbrage at comments made by Josep Borrell, then the EU’s foreign policy chief, just a few weeks earlier. Elnet had described Borrell’s accusation that Israel had caused starvation as "false, unfounded and libelous."


The EU diplomats who arranged the event with Elnet were actually working under Borrell’s direction. Rather than defending their boss from the insults against him, the diplomats were teaming up with the organization hurling those insults.


One clue can be found in how Elnet’s summary of the event contains recommendations for future EU-Israel relations. One recommendation reads, "There is scope for Israel to build on the supply of Arrow 3 [missiles] to Germany by helping Europe develop a multi-layered air defense system."


Since that recommendation was made, Ursula von der Leyen has identified the development of such a system – tacitly modeled on Israel’s Iron Dome – as a priority for her second term as European Commission president.


All of this implies that lobbyists and diplomats have been chatting amicably about how Israel can benefit from the concerted push to make Europe spend more on weapons.


Such chats would be disturbing regardless of the circumstances. That they are taking place while Israel is waging a war of extermination makes them truly sinister.



G A Z A

16 enero, 2025

LA INFAME DESPEDIDA DE UN GENOCIDA - THE INFAMOUS FAREWELL OF A GENOCIDE

 






https://youtu.be/6y_QQW0igcs?si=iSFjhSWPrUy18Cba



El orden mundial diseñado al final de la II Guerra Mundial se hunde en Europa. Socialismo o barbarie

 


Coordinación de Núcleos Comunistas (CNC) – 11/01/2025


La crisis se agrava y a diferencia de ocasiones anteriores en las que el epicentro se situaba en países periféricos, ahora se ceba preferentemente en las economías centrales del imperialismo, es decir, en Estados Unidos, Gran Bretaña, Alemania y Francia; y más temprano que tarde sacudirá al resto de las economías de la UE. Eso no significa que no estemos ante una crisis general del sistema capitalista o que otros países se vean menos menos afectados como China, India o Rusia, porque no sean potencias capitalistas, sino que, como demuestra J. M. Olarieta en su artículo sobre el desarrollo desigual del capitalismo en crisis(1), la profundización de la crisis en unos, abre ventanas de oportunidad para otros.


De lo que no cabe ninguna duda, es de que la agudización de la crisis disciplina los alineamientos. Los competidores económicos de las potencias centrales que ven hundirse sus economías, son convertidos en enemigos militares a los que hay que destruir a toda costa. Las ínfulas soberanistas de la UE, que ya sufrieron un duro golpe con el Brexit, han cumplido el sino de subordinación a EE.UU que les fue marcado por el Plan Marshall y por la OTAN nada más finalizar la II Guerra Mundial; y el hundimiento de la URSS, lejos de ser la oportunidad dorada de la gran Europa capitalista como potencia “autónoma”, aceleró su sometimiento al imperialismo anglosajón.




El Gran Reseteo o la voladura controlada de las economías centrales del imperialismo


El hundimiento de las economías europeas no es sólo producto de la crisis. Hay hechos que es preciso relacionar y que muestran que asistimos a una voladura controlada de buena parte de la capacidad productiva de los países de la UE, cuyo símbolo más preclaro fue la auto-destrucción del gasoducto Nord Stream 2 en septiembre de 2022. Fuese cual fuese su autoría material, es innegable que la orden salió de los oscuros despachos del imperialismo otanista.


El objetivo manifiesto era amputar de forma brutal y definitiva las relaciones de los países de la UE, sobre todo de Alemania, con Rusia. Se camufló en las densas marañas de la propaganda de guerra contra Rusia y se consiguió que ni los gobiernos de la UE, ni la opinión pública, ni siquiera la burguesía industrial –afectada directamente– levantaran la voz. Se muestra así de forma inequívoca el grado de corrupción de las élites europeas que, al igual que las burguesías coloniales, se arrodillan ante el imperialismo sin defender siquiera mínimamente los intereses de sus países.


No se trató de un hecho aislado. Antes y después de la voladura del gasoducto, la UE, a instancias de EE.UU, ha ido adoptando una interminable serie de sanciones contra Rusia y también contra China, que ambos países han ido sorteando con éxito al tiempo que caían como un boomerang sobre las economías europeas. Estas decisiones políticas han conducido al aumento brutal de los precios de la energía, comprada ahora más cara a Rusia o pagando un 40% más a EE.UU por el gas del “fracking” de peor calidad. A estas se han añadido otras como la subida de los tipos de interés “para la lucha contra la inflación” provocada a su vez por el BCE y por la FED, la imposición de la transición ecológica y de las “energías renovables” financiada por los Fondos y la Política Agraria Comunitaria usada como ariete contra las pequeñas propiedades agrícolas y ganaderas, etc.. Todas ellas están conformando un cóctel infernal que acelera la caída en picado de las economías de la UE, la destrucción de la pequeña y mediana empresa y los despidos masivos en aras de una gran concentración y centralización de capital en los grandes fondos de inversión, en su inmensa mayoría dirigidos por el imperialismo sionista.


Este escenario de destrucción productiva y de despidos masivos, se acompaña de un gran aumento del gasto militar. El presupuesto de las diferentes administraciones, destinado a financiar servicios “públicos”, va a parar cada vez en mayor medida a empresas privadas en lo que eufemísticamente llaman colaboración público-privada, que en realidad es dinero público que financia el beneficio privado.


Míseros subsidios como paños calientes y represión preventiva: la respuesta al polvorín social


La consecuencia directa de la destrucción productiva es el hundimiento galopante de las condiciones de vida. En el año 2023, en el Estado español, más de la cuarta parte de la población, 12,7 millones de personas, vivía en situación de pobreza y exclusión social (menos de 739 euros/persona/mes); lo que supone 240.000 personas más respecto al año 2022. Ese mismo año 2023, 4.300.000 personas vivían en condiciones de pobreza severa (menos de 280 euros/persona/mes), es decir 860.000 personas más que en 2022(2). Estos fríos datos encubren la angustia y la desesperación de millones de trabajadores y trabajadoras que junto a la pérdida del puesto de trabajo o con salarios de miseria, no consiguen sufragar los gastos más imprescindibles de alimentación, calefacción, luz, material escolar y muchos son desahuciados además de su vivienda. Como muestran los datos estadísticos, los subsidios sociales o la protección ofrecida por la Seguridad Social constituyen un minúsculo parche frente a la avalancha de pobreza que el sistema genera cada día. La precariedad que golpea sobre todo a la juventud y las pensiones de miseria se refleja en el aumento constante de los suicidios en estos grupos de edad. Los suicidios registrados en 2023 son 4.116, cifra que, como es sabido, es muy inferior a la real.


A todo ello hay que sumar el desmantelamiento de lo que queda de servicios sociales públicos. Destaca la dramática situación de la sanidad pública, con listas de espera incompatibles con niveles mínimos de calidad asistencial y suculento caldo de cultivo para las aseguradoras privadas y la industria farmacéutica.


Esta situación, que con toda seguridad va a empeorar, constituye un polvorín social que puede prender en cualquier momento. Esto explica el desmedido aumento de las fuerzas represivas – como veremos más adelante – y de todos los mecanismos de manipulación informativa, de opresión cultural y de control social. No cabe duda de que la burguesía tiene como objetivo prioritario evitar que agresiones tan brutales sobre la clase obrera engendren procesos revolucionarios.


Misiles en lugar de tractores, la “nueva normalidad”


La bota militar de la OTAN ha resuelto a favor de EE.UU las contradicciones inter-imperialistas con el resto de la UE. El naufragio de las grandes potencias industriales, Alemania(3) y Francia, que arrastrará inevitablemente al resto de la UE, se une a la multiplicación de empresas armamentísticas destinadas a alimentar una gran guerra –primero contra Rusia y después contra China– en suelo europeo, con ejércitos europeos y al servicio de los intereses de la oligarquía imperialista fundamentalmente sionista y anglosajona.


El naufragio económico, político, social y cultural de los países de la UE y la desconexión económica y comercial, prácticamente total con Rusia, su socio natural, han significado un harakiri inducido por EEUU, diligentemente ejecutado por las élites políticas en cumplimiento de los objetivos del imperialismo anglo-sajón después de la II Guerra Mundial a los que obedeció la creación de la OTAN. Desaparecida la URSS, la UE anulada como competidor, hundida económicamente y sometida militarmente, podría plantear un nuevo escenario a la nueva administración estadounidense, más interesada en su expansión territorial americana. En este nuevo escenario el interés de EE.UU por la OTAN pasaría a segundo plano, máxime después de la aplastante derrota atlantista propinada por Rusia en Ucrania. De esta forma, Washington se desentendería en buena medida de la financiación de la Alianza y de su gestión para ceder protagonismo a los famélicos y belicistas gobiernos europeos.


Otro hecho que marca la decadencia imparable de la UE es la vergonzante expulsión de Francia de sus antiguas colonias. Golpes de estado militares con amplio apoyo popular han expulsado a las representaciones diplomática y militar francesa de Mali, Burkina Faso y Níger, a los que se sumarán Chad, Senegal y República Centroafricana. Dejan así en evidencia no sólo el saqueo de sus recursos naturales sino la criminal instrumentación por parte de estas potencias del terrorismo islamista que, sobre todo tras el hundimiento de Libia venían utilizando para justificar su presencia mientras bajo cuerda lo alimentaban. Además algunos de ellos han acusado a la ONU y a sus agencias, como la OMS, de actuar en connivencia con las multinacionales farmacéuticas contra la salud de sus pueblos como en el caso del Covid.


La huida hacia delante del refuerzo de la industria armamentística es la única alternativa industrial de la Comisión europea y, desde luego, del gobierno español. Se dejan de fabricar bienes útiles para la sociedad para producir a gran escala armas destinadas explícitamente a una próxima guerra.


El término “economía de guerra” está cada vez más presente en los discursos políticos de la Comisión Europea y de los gobiernos, incluido de forma destacada el de PSOE- Sumar. Pero, ¿qué significa exactamente? ¿se refiere sólo a la industria armamentística? ¿qué otros factores incluye?


El concepto “economía de guerra” designa los cambios producidos en la estructura presupuestaria de un Estado ante una guerra a gran escala, de forma que se reasignan al presupuesto militar recursos antes destinados a otros servicios, sobre todo sociales. El aumento de los recursos destinados a armamento implica carestía de productos de primera necesidad que se deben importar, recortes en los servicios públicos, aumento de impuestos indirectos y la posibilidad de restringir derechos y libertades de los trabajadores en función del carácter militar de la producción.


Obviamente el gobierno no lo explica así. Repite el término sin definir exactamente de qué se trata, con el objetivo de inocularlo subrepticiamente en nuestros cerebros de forma que se vaya aceptando el incremento del gasto militar para defenderse del “enemigo ruso” y como “solución” para paliar el hundimiento de la economía. Misiles en lugar de tractores será la “nueva normalidad”.


Con todo el cinismo la Ministra de Defensa, Margarita Robles habla de “reindustrializar España” con fábricas de armas en territorios asolados por la destrucción planificada de la industria, la agricultura y la ganadería; un proceso que empezó con la entrada en la CEE – la cínicamente llamada “reconversión industrial” – y que remató el cierre de la economía decretado cuando la pandemia.


El aumento progresivo del gasto militar no es nuevo. Sí lo es la gran escalada de los últimos tiempos. El gráfico siguiente lo muestra con claridad. El aumento en el gasto en Defensa desde que Pedro Sánchez asumió el cargo en junio de 2018 ha crecido un 62,4%.




El gasto en operaciones militares en el exterior también se incrementa significativamente, y lo hace tanto con gobiernos del PSOE como del PP. Continúa creciendo a pesar de la retirada de tropas de África (salida de Mali en mayo) y la prevista de Iraq. Más del 60% del total, 1.200 millones de euros, in crescendo, van a parar a misiones y maniobras de la OTAN alrededor de Rusia(4).




Las cifras oficiales ocultan el gasto militar encubierto y oculto en las partidas de otros ministerios. Por ejemplo, el presupuesto del Ministerio de Defensa para este año fue 16.150 millones de euros, pero el gasto militar ejecutado en 2024 superará los 60.000 millones de euros, situándolo cerca del 6% del PIB(5). La gran beneficiaria es la industria armamentística inmersa en un acelerado proceso de privatización liderado por la penetración del complejo militar-industrial de EEUU. Valga como ejemplo la venta por este gobierno en 2021 de la Empresa Nacional Santa Bárbara a General Dynamics Combat System Group, una de las principales empresas armamentísticas de EEUU. Se vendió por 5 millones de euros, cantidad muy inferior a su precio real, como denunció sin éxito. el Comité de Empresa ante el juzgado. En agosto de 2023, la multinacional armamentística Rheinmetall AG compró por 1.200 millones de euros todas las participaciones de Expal Systems S.A.U. –antigua Explosivos Alaveses– con fábricas y sedes en España (Madrid, Trubia, Burgos, Navalmoral de la Mata, El Gordo, Albacete y Murcia). Rheinmetall está aumentando vertiginosamente su producción y beneficios, siendo uno de los principales proveedores de la OTAN y de sus estados miembros, especialmente para transferir armamento a Ucrania(6). Podría pensarse que Rheinmetall es una empresa alemana, pilar de la soberanía de la UE en materia militar. Nada más lejos de la realidad. Sus principales accionistas son grandes fondos de inversión y bancos estadounidenses como Black Rock, Bank of America, Goldman Sachs, etc.


Las empresas armamentísticas, al igual que las farmacéuticas, tienen en los Estados a sus principales clientes y la mejor manera de asegurar el negocio es controlar, léase imponer, la demanda de sus productos. Se trata también aquí, como en la sanidad, la educación o los servicios sociales, de la “colaboración público-privada”, que consiste en sobornar a políticos para que, con dinero público, compren sus productos –armas o vacunas– a precios desorbitados. Tanto a escala estatal como en la Comisión y en el Parlamento Europeo funcionan poderosísimos lobbies que tienen reconocimiento institucional, de forma que sus representantes asisten a las reuniones en las que se toman las decisiones en la materia. Además, entre la industria y la representación institucional competente en la materia, funcionan las “puertas giratorias”(7), bien engrasadas con cuantiosos sobornos.


Para dar idea de su eficacia valgan los siguientes ejemplos. El Tratado de la Unión Europea (Maastricht – 1993), en su artículo 41.2 excluye explícitamente de la financiación por parte de los presupuestos de la UE, las operaciones que tengan repercusiones en el ámbito militar o de la defensa(8). Pues bien, en mayo de 2023 se aprobó por amplísima mayoría y con carácter de urgencia en el Parlamento Europeo la Ley de Apoyo a la Producción de Municiones(9) – especialidad de Rheinmetall – que incluye subvenciones por valor de 300 millones de euros hasta 2025. Recientemente se ha creado el puesto de Comisario Europeo de Seguridad y Defensa que será desempeñado por el destacado belicista Andrius Kubilius, ex primer ministro de Lituania.


En el caso del Gobierno español, no sólo no le tiembla la mano al vender empresas armamentísticas públicas al capital extranjero a precio de saldo sino que, mientras cínicamente afirma lamentar el genocidio palestino, mantiene estrechas relaciones con el Ministerio de Defensa israelí. El pasado mes de agosto, el Ministerio de Defensa adjudicó sendos contratos de compra de armamento a dos empresas, Elbit Systems y a Netline Communication Technologies (NCT)(10), vinculadas directamente con la masacre de la población palestina. Además el gobierno está permitiendo que en los puertos españoles hagan escala buques que transportan material militar para el estado sionista; por ejemplo, entre mayo y septiembre de este año, a través del puerto de Algeciras, se han realizado 1.185 envíos de material militar desde EEUU.


De preparativos de guerra no se habla sólo en los despachos. Varios países del centro y el norte de la UE, incluida Alemania, están adoptando medidas para involucrar a las empresas y a la población en la guerra. En este último país, se ha hecho público ya el “Operationsplan Deutschland” y se llevan a cabo reuniones con las empresas consideradas críticas. Algunos autores han señalado sus semejanzas con la “Operación Barbarroja” diseñada por la Alemania nazi contra la URSS(11).


Tras la victoria de Donald Trump en las elecciones de EE.UU, el pánico se ha desatado en la Comisión Europea, en la mayor parte de sus estados miembros y en la industria armamentística. Sus declaraciones poco entusiastas hacia la OTAN y sus intenciones declaradas de acabar cuanto antes con la guerra de Ucrania, han encendido las alarmas de los más interesados en la guerra: postmodernos, verdes y socialdemócratas. Pese a las declaraciones del nuevo inquilino de la Casa Blanca, es pronto para saber si la estrategia imperialista en relación con la OTAN y la UE se modificará sustancialmente o no más allá de los límites presupuestarios y de la gigantesca capacidad de presión del lobby militar-industrial de EE.UU. Por otro lado, cabe esperar del poder de la parte de la oligarquía imperialista representada hasta ahora por el Partido Demócrata, que intente llevar a cabo sus objetivos a toda costa con o sin Donald Trump.


En todo caso, el proyecto de expansión territorial en América, que debe entenderse como un importante paso hacia la confrontación con China, y de la mano del sionismo, el avance hacia el Gran Oriente Medio, tras la caída de Siria, sí aparecen con claridad en la agenda imperialista. En ambos lugares, ni el Eje de la Resistencia en Oriente Próximo ni los pueblos latinoamericanos han dicho la última palabra.


La guerra y la economía de guerra son asunto prioritario para la clase obrera


No obstante, la clase obrera debe observar detenidamente lo que ocurre detrás del telón para aprovechar las duras contradicciones que se juegan entre unas fracciones y otras de la oligarquía. Expresión de las mismas y de la medida en que las élites europeas temen quedar descabalgadas de un proyecto imperialista diferente del Partido Demócrata y que no parece estar muy interesado en sostener una guerra contra Rusia, es la reciente Declaración suscrita por los Ministros de Asuntos Exteriores de Gran Bretaña, Alemania, Francia, Italia, España y Polonia(12). En ella se hace un ensalzamiento del papel de la OTAN, de la necesidad de reforzarla y de aumentar el gasto militar, al tiempo que, una vez más, se demoniza a Rusia. Esa extemporánea Declaración está suscrita por una extraña colección de países: son todos miembros de la OTAN pero no es toda la OTAN; cinco de ellos son miembros de la UE pero no está toda la UE porque no hubiera habido unanimidad; a ellos se suma Gran Bretaña, protagonista del Brexit. La Declaración es más una muestra de pánico y de debilidad que de otra cosa. Y no sólo por lo que pueda suceder en EE.UU. sino por la oposición creciente a sus planes guerreristas que los pueblos de la UE están mostrando en una votación tras otra. La democracia burguesa hace aguas por todas partes, herida en la línea de flotación por la mezcla explosiva de crisis y guerra. Buena muestra de ello son la gran inestabilidad política de Francia, la amenaza de cambios fuera de su control que puedan traer las elecciones alemanas o la oposición a sus políticas que apenas consiguen asfixiar mediante fraudes y atropellos electorales y judiciales como en Moldavia y Rumanía, o con motines callejeros armados como en Georgia.


Mientras las incógnitas relativas a la política exterior de EE.UU permanecen abiertas, en la UE se habla abiertamente de cómo aumentar sustancialmente la financiación del rearme y cómo justificarlo ante unos pueblos cada vez más conscientes del desastre al que conducen sus políticas. Ursula von der Leyen propone emitir deuda pública por valor de 500.000 millones de euros en diez años, dinero que irá a parar a las arcas de la industria armamentística y que, obviamente, pagará la clase obrera.


Por si eso fuera poco, a primeros de diciembre de 2024, el PSOE ha presentado al Congreso de los Diputados una disposición adicional para crear el Fondo de Apoyo a la Base Industrial y Tecnológica de la Defensa (FORES) con una dotación de 1.000 millones de euros.


Economía de guerra y control social


La “economía de guerra” no es sólo el aumento del gasto militar. La guerra y la economía de guerra son partes fundamentales de la gran destrucción y reconfiguración que pretende llevar a cabo la burguesía imperialista a todos los niveles del funcionamiento social y en todas las zonas que domina, especialmente la UE y EEUU.


La justificación de agresiones de tal envergadura contra la clase trabajadora requiere la construcción de un relato en el que la amenaza de guerra sea creíble y vaya creciendo, de forma que el malestar social generado no obstaculice el proceso. Máxime cuando en el horizonte se dibuja cada vez con más claridad, no sólo el hundimiento de las condiciones de vida como resultado del cierre de empresas, la carestía y el recorte de servicios públicos y pensiones, sino la reintroducción del servicio militar obligatorio; es decir, el envío de la juventud proletaria al frente a pelear y a morir en las guerras de la burguesía imperialista.


El control de la información, es decir, la manipulación informativa y la censura, es el elemento fundamental de la propaganda de guerra. Su misión, clave en la lucha ideológica, es la construcción de un enemigo externo que constituya una amenaza tan grave para la “patria” y para la “civilización occidental” que se crea necesario dar la vida para salvarlas. Como tales discursos no suelen ser lo suficientemente convincentes para una juventud obrera cada vez más explotada, la militarización de la sociedad y la intensificación de la represión actúan como disuasión de quienes empiezan a ver que su verdadero enemigo se sienta en los sillones de los Ministerios, las Consejerías y los consejos de administración de fondos de inversión, bancos y multinacionales.


Algunos datos pueden servir para ilustrar el aumento de las dotaciones de las fuerzas destinadas a la represión del “enemigo interno”. En 2023 se alcanzó la cifra de 156.400 efectivos de policías y guardias civiles, sin contar las policías autonómicas y municipales(13). Es la dotación más grande de la historia, mayor que en la Dictadura. Para 2024 se han convocado 5.505 plazas más. ¿A qué objetivo responde tamaña desmesura en una situación de desmovilización social, con escasísimas huelgas a pesar de los despidos masivos y de la gran precariedad?


El Covid, experimento de control de masas. Algunos datos nuevos


No cuentan sólo con la fuerza bruta implementada por las fuerzas represivas. En su arsenal consta el gran experimento de control de masas(14), que supuso la pandemia Covid, puesto en práctica de forma homogénea en todos los países de la OTAN y de forma más o menos disciplinada en el resto dependiendo de su nivel de influencia.


Dado que CNC ha publicado detallados informes al respecto citamos aquí sólo nuevas y relevantes informaciones. Lo que hace casi tres años eran interrogantes e intuiciones, hoy son datos que van tomando cuerpo procedentes de diferentes países.


– En Alemania se han hecho públicos numerosos documentos secretos del Instituto Robert Koch (RKI), agencia gubernamental responsable del control y prevención de enfermedades que actuó supuestamente como autoridad científica de la que emanaban los criterios aplicados por el gobierno. Los documentos muestran que el proceso era exactamente el contrario. El RKI recibía instrucciones del gobierno, no científicas sino políticas, que el Instituto emitía, incluso estando sus miembros mayoritariamente en contra de ellas(15). Además el RKI participaba en los experimentos llevados a cabo en los laboratorios de armas biológicas descubiertos por Rusia en Ucrania(16).


– La recién nombrada Ministra de Sanidad de Holanda, Fleur Agema, ha hecho recientemente unas declaraciones en las cuales lamenta que, en contra de sus promesas electorales, se vea obligada a subordinar la acción de su Ministerio a la OTAN(17). Dijo exactamente: «Debemos seguir las órdenes de la OTAN, EE.UU. y del NCTV (órgano gubernamental de Coordinación de Seguridad Nacional y Antiterrorismo); el Covid es una operación militar».


– El general Igor Kirilov, recientemente asesinado por Ucrania, jefe de las fuerzas rusas de protección radiactiva, química y biológica, informó al Consejo de Seguridad de la ONU de que Rusia tenía pruebas de que en los laboratorios de armas biológicas de EE.UU en Ucrania se estaban realizando experimentos de ganancia de función con microorganismos, entre ellos coronavirus, violando las normas de seguridad internacionales. En ellos estaban implicadas varias empresas farmacéuticas como Pfizer, Moderna, Merck y Gilead. La existencia de estos laboratorios en Ucrania fue confirmada por la Subsecretaria de Estado, Victoria Nuland, bajo juramento, ante el Senado de EEUU.(18)


El experimento funcionó sobre todo en los países de la OTAN. Quedó demostrado que el cóctel terror, censura, soborno y represión, producía resultados satisfactorios de disciplinamiento de la población.


El imprescindible análisis de totalidad. La crisis, el fascismo y la guerra, caras de la misma moneda


Como CNC ha venido explicando(19), es imprescindible realizar un análisis sistemático de procesos aparentemente inconexos pero que forman parte integral del intento de la oligarquía imperialista de diseñar una estrategia de “salida” de la crisis, con ataques brutales contra toda la sociedad, pero sobre todo contra el proletariado, sin perder las riendas del poder.


Sería un gravísimo error, que la clase obrera pagaría muy caro, analizar de forma aislada estos procesos: económicos, sanitarios, mediáticos, medioambientales, financieros, policiales o militares, que están profundamente interconectados y que integran los planes con los que la burguesía pretende enfrentar la agudización de la lucha de clases.


Los mecanismos de control como la censura contra la “desinformación” y la persecución del ejercicio de la libertad de expresión, que se eliminarán de redes sociales, pero que seguirán ejecutados por los aparatos del Estado y continuarán en los grandes medios de comunicación, el pasaporte biométrico(20), el dinero digital, las ciudades de 15 minutos…, avanzan progresivamente. Además la militarización social con cualquier pretexto, como una nueva pandemia o una crisis climática, alimentaria, financiera o militar, está prevista en la Estrategia de Seguridad Nacional(21) aprobada en 2021 después de la experiencia de control social de la pandemia y reforzada en el Proyecto de Ley de Seguridad Nacional22, en trámite parlamentario.


Las histéricas declaraciones de los gobiernos europeos alertando sobre el avance de la extrema derecha o el fascismo, carecen de toda credibilidad cuando son esos mismos gobiernos los que financian, entrenan y arman al fascismo realmente existente: el que gobierna en Ucrania. Son ellos también los que aplastan con puño de hierro actividades sindicales y movimientos sociales con desmesurados aparatos represivos.


Debemos tener bien presente que el fascismo y la guerra son manifestaciones inseparables de la crisis capitalista. La brutalidad de la represión y de la destrucción está en el código genético del capitalismo que en las crisis se manifiesta sin máscara. Precisamente en la posibilidad de identificar al capitalismo sin careta, capaz de todo frente a la clase obrera, anida la semilla de la posibilidad de la destrucción del sistema social más criminal de la historia. Y esa gigantesca tarea sólo la puede llevar a cabo la clase obrera organizada y consciente de su deber histórico y armada con la teoría y la experiencia de revoluciones anteriores.


La clase obrera tiene ante sí el reto vital de prepararse para vencer. No hay terceras vías; se trata de ellos o de nosotros. Y para que la victoria sea posible el primer paso es desentrañar los planes que la burguesía imperialista ha diseñado para intentar navegar en la crisis sin perder el timón del poder.


Pero no se trata sólo de saber para poder explicar. La construcción del partido, como herramienta política que organiza la fuerza y la inteligencia del proletariado, es el arma imprescindible.


Conocimiento y fuerza organizada son condiciones ineludibles para que la clase obrera pueda cumplir la misión histórica que, precisamente en condiciones de crisis, se muestra al mismo tiempo como acuciante, imprescindible y realizable: destruir el capitalismo y construir el socialismo.


Notas:


1 https://cncomunistas.org/?p=1916

2 Todos estos datos han sido publicados en el 14º Informe 2024 sobre el estado de la pobreza en España por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza (EAPN, por sus siglas en inglés)

https://www.eapn.es/estadodepobreza/ARCHIVO/documentos/Resumen%20ejecutivo%20-%20Informe%20Estatal%20AROPE%202024.pdf

3 Gráfico tomado de https://cincodias.elpais.com/mercados-financieros/2024-10-22/el-estancamiento-de-alemania-y-la-reflexion-europea.html

4 Información y gráfico tomados de https://rebelion.org/cuantas-son-para-que-sirven-y-cuanto-cuestan-las-misiones-exteriores-del-ejercito-espanol/

5 https://kaosenlared.net/el-gasto-militar-espanol-de-2024-podria-superar-los-60-000-millones-sin-contestacion-ciudadana-ni-debate-publico/

6 https://www.lamarea.com/2024/07/06/fabricas-de-armas-espana-disparan-ingresos-con-aumento-gasto-militar-paises-otan/

7 Información actualizada sobre los lobbies armamentísticos y su modus operandi de puertas giratorias y sobornos a políticos puede encontrarse aquí: https://www.publico.es/politica/puertas-giratorias-presion-politicos-lluvia-millones-lobby-industria-militar-quiere-guerras.html

8 https://es.wikisource.org/wiki/Tratado_de_la_Uni%C3%B3n_Europea_(2010):_T%C3%ADtulo₅

9 https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/TXT/PDF/?uri=OJ:C_202404038

10 https://www.publico.es/politica/defensa-firmo-contratos-empresas-armamentisticas-israelies-plena-masacre-gaza.html#analytics-noticia:contenido-enlace

11 https://mpr21.info/el-ejercito-aleman-prepara-a-los-trabajadores-y-las-empresas-para-la-guerra/

12 https://www.exteriores.gob.es/es/Comunicacion/Comunicados/Paginas/2024_COMUNICADOS/Comunicado-conjunto-de-los-ministros-de-Asuntos-Exteriores-de-Espa%C3%B1a,-Alemania,-Francia,-Italia,-Polonia-y-el-Reino-Unido-d.aspx

13 https://www.lamoncloa.gob.es/serviciosdeprensa/notasprensa/interior/Paginas/2023/290623-espana-maximo-historico-agentes-policia.aspx

14 “El Covid como pretexto y las responsabilidades de las organizaciones revolucionarias en el “Gran Reinicio” del capitalismo”. CNC publicó en marzo de 2022 este riguroso y bien documentado informe sobre los diferentes aspectos de la gestión de la pandemia Covid. Lo hizo desde posiciones de clase, comunistas, con un nivel de profundidad y de claridad en la denuncia, tanto de sus ejecutores, como de sus cómplices activos o pasivos, que ninguna otra organización del Estado español ha hecho. https://cncomunistas.org/wp-content/uploads/2022/03/el-covid-como-pretexto-organizaciones-revolucionarias_web-1.pdf

15 https://www.alexander-wallasch.de/gesellschaft/stefan-homburg-praesentiert-seine-highlights-der-entschwaerzten-rki-protokolle

16 https://noticiaslatam.lat/20220511/rusia-revela-los-ensayos-polemicos-de-pfizer-moderna-merck-y-gilead-en-ucrania-1125338111.html

17 Las declaraciones de Fleur Agema pueden consultarse aquí: https://web.telegram.org/a/#-773754199

18 Aquí se encuentran enlaces a los diferentes documentos publicados y el video de las declaraciones de Victoria Nuland: https://piensachile.com/2022/05/13/se-publican-nuevos-documentos-sobre-el-programa-de-armas-biologicas-de-eeuu-en-ucrania/

19 Crisis capitalista, pandemia, militarización y guerra. El imprescindible análisis de totalidad de la ofensiva capitalista contra la clase obrera. https://cncomunistas.org/?p=564

20 https://mpr21.info/francia-despliega-el-pasaporte-biometrico-en-los-municipios-del-pais/

21 https://www.dsn.gob.es/es/documento/estrategia-seguridad-nacional-2021

22 https://www.congreso.es/public_oficiales/L14/CONG/BOCG/A/BOCG-14-A-91-1.PDF



Трёхтонный молот. Ковка кольца.

 




15 enero, 2025

Estados Unidos de América: país sin nombre y sin destino — Augusto Zamora

 


Extraído del libro Política y geopolítica. Para rebeldes, irreverentes y escépticos. (2016), de Augusto Zamora.


País americano líder del llamado «mundo occidental», primera potencia militar del planeta y, hasta hace unas dos décadas, potencia económica mundial indiscutible. Posee 9 826 675 kilómetros cuadrados y 319 millones de habitantes, divididos en grupos étnicos, cuyas diferencias siguen marcando a la sociedad, como también la sociedad sigue imbuida de religiosidad y convencida del excepcionalismo estadounidense. Es, también, el único país del mundo que ha vivido —y sigue viviendo— en un constante y permanente estado de guerra. Primero, contra los británicos, luego contra los vecinos (intento de anexión de Canadá en 1812-1814 y guerra contra México en 1847, del que arrancó la mitad del territorio), continuaron contra los pueblos indígenas (la archifilmada «conquista del Oeste», que ha llegado a ser todo un género de cine), siguieron la guerra entre ellos mismos (guerra civil de 1860-1865), luego contra España (1894), para continuar contra Latinoamérica y los mares del Pacífico. Después de la Segunda Guerra Mundial, continuaron con las guerras de Corea, (1950-1953) y Vietnam, Laos y Camboya (1960-1975) en el Sudeste asiático, luego con Somalia, Afganistán, Iraq, Libia y… La lista de futuros candidatos es extensa: Ucrania (y Rusia), Iraq (por tercera ocasión), Libia (bis), Yemen, Irán, Siria y, claro, la República Popular China.


Después del suicidio de la URSS, casi todo el mundo dio por sentado que, según los datos y hechos más visibles, parecía inobjetable que EEUU, vencedor de la Guerra Fría, sería la única superpotencia mundial y el país en torno al cual giraría el mundo. Hoy, salvo sectores o individuos fanáticos, nadie piensa así. EEUU, en las últimas dos décadas, ha perdido buena parte de los atributos que hicieron del país una superpotencia, como la capacidad industrial, el control de la economía mundial y la solvencia fiscal, que le permitía gastar cantidades ingentes de dinero en guerras imperiales o de alto contenido geopolítico. Desaparecidas las condiciones intrínsecas para dominar el mundo, su hegemonía actual en el ámbito occidental es más efecto de la inercia de los hechos que derivación de un poder objetivo, como el que poseía en los años 50 o 60.


Para entender muchas de las singularidades de EEUU es preciso tener en cuentas las más que particulares circunstancias históricas que lo llevaron a ser superpotencia.


Hasta la Segunda Guerra Mundial, EEUU fue beneficiario pasivo de las guerras entre las grandes potencias europeas. País volcado hacia sí mismo y con escasa proyección exterior, capitalizó con eficacia admirable aquellos conflictos, multiplicando su riqueza, poder y territorio. Las guerras napoleónicas hicieron crecer la demanda de productos agrícolas norteamericanos, provocando un boom exportador que permitirá, en las décadas siguientes, la industrialización del país. La extensa Luisiana fue vendida por Napoleón en 1803 tras frustrar la marina británica su intento de rehacer el imperio colonial. La Florida cayó como resultado de las guerras de independencia americanas, aprovechadas por EEUU para ocupar Florida occidental en 1813 y obligar a España a venderla en 1818. El caos mexicano puso en sus manos Tejas y la mitad del territorio de ese país, tras una guerra desigual y sin gloria (1846-1847). Alaska fue adquirida por obstinación rusa, cuyo gobierno tenía abiertos múltiples flancos en Europa y Asia Central y necesitaba con agónica urgencia dinero fresco. Con Polonia insurrecta en 1863; Prusia y Austria en guerra (batalla de Sadowa, 1866) afectando su flanco europeo; Inglaterra y Francia sosteniendo al Imperio otomano y chocando Rusia con Inglaterra en la frontera con Afganistán, Alaska debía aparecer ante el zar de Rusia como un apéndice estéril, difícil de atender y menos de defender. En 1867 se efectuó la venta, por 7 200 000 dólares. Una vez más, EEUU era el beneficiario neto de las pugnas europeas. La ceguera española en Cuba, finalmente, servirá en bandeja un imperio colonial, de Filipinas a Puerto Rico, posiblemente el imperio que con menos costo haya obtenido jamás potencia alguna. Durante la Primera Guerra Mundial, EEUU comerció con los bloques en lucha y no entró en guerra hasta meses antes de su final. Su comercio con el bloque británico pasó de 824 millones de dólares en 1914 a 3215 millones en 1916. Sus ventas a las potencias centrales pasaron de 169 millones a 3214 millones en el mismo periodo. Las tropas de EEUU entraron en Francia en junio de 1918 y Alemania, agotada y sin reservas, se rindió en noviembre de ese año. EEUU combatió cuatro meses y perdió en total menos soldados que Francia o Alemania en una única batalla. De 115 000 muertos estadounidenses solo 50 000 lo fueron en combate. El resto murió por enfermedades. Europa quedó en ruinas y endeudada con EEUU, el mayor y más grande beneficiario de la guerra: su PIB pasó de 33 000 millones de dólares en 1914 a 72 000 millones en 1920. ¡Un incremento del 120% en apenas seis años!


La Segunda Guerra Mundial obligó a EEUU a un esfuerzo mayor y más temprano, pero, aun así, le dejó inmenso beneficios. Bastó que la guerra empezara para que su producción industrial aumentara un 20%. En abril de 1940 había superado el nivel existente en 1929, cuando la Gran Depresión. Al concluir el conflicto, los muertos estadounidenses sumaron un total de 404 399 soldados, menos de la mitad de las bajas soviéticas en Stalingrado. También era el único país beligerante cuyo territorio no había sufrido ningún daño. Su marina mercante significaba el 66% del tonelaje mundial y su superávit comercial era, en 1945, de 40 700 millones de dólares. Europa, en cambio, estaba destruida. La producción industrial había descendido más de un 40% y la agrícola hasta un 50%, además de despertar a la pazahogada en deudas. El Plan Marshall acrecentó esta riqueza y llevó al establecimiento de empresas estadounidenses en Europa, acta de nacimiento de las transnacionales. Y con el plan Marshall llegó la OTAN, organización que tradujo a términos militares la hegemonía política y económica estadounidense en la región. La Segunda Guerra Mundial dejaba a EEUU como amo y señor de Europa Occidental, de igual modo que la Gran Guerra lo había reconvertido en la mayor potencia industrial del mundo.


Su expansión mundial fue, hasta ese momento, un proceso que arrojaba ganancias sin cesar. En Iberoamérica, donde la guerra había dejado importantes beneficios, EEUU impuso un sistema de libre comercio que, dada la inmensa asimetría comercial e industrial, hizo que los países pasaran de unas reservas de 3340 millones de dólares a quedar endeudados con EEUU. Ahí el origen de la deuda externa que muchos siguen pagando aún hoy.


Otro factor a considerar es que EEUU nunca se ha enfrentado, solo, a adversarios de entidad equivalente. La expansión territorial —su mitificada y hollywoodizada conquista del Oeste— fue el primer genocidio planificado de la era moderna. Siguieron México, sumido en el caos, y una rezagada España, derrotada en 1898. Luego Cuba, Haití, Nicaragua, Panamá… La participación de EEUU en la Primera Guerra Mundial fue simbólica y en la Segunda, aunque con una implicación mucho mayor, participó con aliados tan poderosos como la URSS, que sola quebró el espinazo del poder nazi. Japón era un enemigo poderoso pero menor, que, además, debía combatir contra coreanos, filipinos, vietnamitas e ingleses. Pero fue la guerra con China la que resquebrajó el poder de Japón. En China tuvo que invertir la mitad de sus recursos y esa situación va a condicionar todo el curso de la guerra con EEUU. Washington se enfrentará a un enemigo demediado, que había cometido el error de expandir demasiado el campo de batalla. Esa expansión desmesurada será la causa de fondo de la derrota japonesa (bombas atómicas excluidas, claro).


No hubo guerra contra la URSS, para fortuna del mundo, aunque sí dos conflictos en los que EEUU debió combatir contra China e, indirectamente, la URSS. En Corea, en 1951, las tropas norteamericanas casi fueron expulsadas de la península por el ejército chino. La guerra quedó en tablas —destituido el general Douglas McArthur, que, desesperado, quería lanzar bombas atómicas contra China—, mostrando la impotencia de EEUU, que no había podido vencer a la recién creada República Popular. La guerra de Vietnam (1960-1975) es lo bastante conocida para comentarla. Las fotografías de los tanques norvietnamitas penetrando en la embajada norteamericana en la antigua Saigón fueron la imagen viva de la derrota estadounidense.


EEUU no ha tenido, por tanto, experiencia bélica en solitario contra poderes similares. Tampoco experiencia como país imperialista en el sentido tradicional. Grecia se enfrentó a Persia, Roma a Cartago, España a Francia y Gran Bretaña, y estos se pasaron guerreando siglos. Alemania combatió contra grandes coaliciones. La expansión de Rusia por Siberia y Asia Central le llevó 400 años. EEUU, en cambio, no solo ha carecido de tales envites, sino que ha sido el gran beneficiario de las sucesivas debacles de las potencias europeas, la última de ellas la autodestrucción de la URSS. Hasta hace pocos años, el modus operandi iniciado hace casi 200 años ha funcionado como una máquina aceitada y a punto.


Hasta hace pocos años, vale repetir. La Guerra Fría fue un gasto compartido por las potencias occidentales, de Noruega a Japón. La Primera Guerra del Golfo fue realizada por EEUU al frente de una coalición de 50 países, con fondos aportados por una decena de ellos. La agresión contra Yugoslavia fue obra de la OTAN, que corrió con el gasto. En Afganistán la situación cambió. Aunque abaratada por el apoyo ruso y europeo, fue —es, en 2015 murieron 27 soldados de la coalición y en 2016 han muerto ya otros tres— una guerra pagada por EEUU. La agresión contra Iraq resultará peor. Debió ser sufragada enteramente por EEUU, con un mínimo aporte británico. Son, claramente, guerras deficitarias que ni siquiera podrá resarcir el petróleo iraquí, habida cuenta el enorme daño sufrido por ese país (50 000 millones de dólares, dice el Banco Mundial) y la necesidad que tendrá EEUU de mantener una presencia militar en Iraq por mucho tiempo, amén de la irrupción del Estado Islámico, que ha abierto un frente complejo. Una ocupación costosa (4000 millones de dólares al mes) que se parece cada día más a la de Líbano por Israel, que terminó en desastre y en retirada humillante.


Puede decirse que EEUU ha pasado por cuatro etapas de imperialismo. La primera es un imperialismo vecinal de beneficios absolutos, que va desde su independencia hasta 1898, etapa en la que alcanzó los niveles de expansión territorial, industrialización y capitalización de beneficios que lo convertirán en gran potencia. Una segunda etapa es de un imperialismo económico de beneficios netos, que va desde 1898 hasta la Segunda Guerra Mundial, cuando EEUU no parece interesado en convertirse en un poder mundial protagonista, sino en consolidar y expandir su poder económico y financiero. La Segunda Guerra Mundial abrirá una tercera etapa, que puede calificarse de imperialismo mundial deficitario, habida cuenta que, como acontecerá en la guerra de Corea y, sobre todo, en la de Vietnam, la economía de EEUU se verá afectada por la necesidad de mantener una guerra larga y ruinosa, que afectará económica, moral y psicológicamente al país.


El derrumbe soviético abrirá una cuarta y actual etapa, en la que EEUU se declaró vencedor absoluto de la Guerra Fría y única hiperpotencia planetaria. Los hechos subsiguientes, particularmente las desastrosas aventuras militares en Afganistán, Iraq y Libia, en vez de consagrarlo como la «hiperpotencia» que afirmó ser, vinieron a demostrar exactamente lo contrario. El fracaso militar y político evidenció que EEUU seguía siendo —sin duda— una gran potencia y la primera militar, pero solamente eso, una gran potencia en un mundo que, aunque quiso, no pudo manejar a su modo.


Desde Vietnam hasta el presente, EEUU ha entrado en una etapa de imperialismo militar de pérdidas netas, por cuanto, por vez primera en su historia, se ha visto obligado a consumir cantidades ingentes de recursos propios para intentar mantener su condición de potencia hegemónica. Las invasiones de Afganistán e Iraq vinieron a disparar el crónico déficit público que el país arrastra desde los años 70, convirtiéndose en el país más endeudado del mundo. EEUU ha entrado, de lleno, desde 2002, en un imperialismo militar de pérdidas netas, cuya tendencia es a aumentar de forma incesante. A tenor de lo publicado por el diario Financial Times, en diciembre de 2014, la guerra en Afganistán le habría costado un billón de dólares, equivalente, para tener una idea más clara, a diez presupuestos o casi dos presupuestos militares de EEUU (que rondan de media los 500 000 millones de dólares). El peso de la guerra afgana sobre el presupuesto del país había llegado, en 2011, a ser tan gravoso, que Joe Manchin, congresista por Virginia, afirmó, en junio de ese año: «Tenemos que elegir entre reconstruir Afganistán o Estados Unidos. A la luz del peligro fiscal de nuestra nación no podemos hacer ambas cosas». Coincidentemente con esta posición, el cineasta Michael Moore, en una carta abierta de octubre de 2011, protestaba porque «se gastan miles de millones y billones en la guerra mientras los niños estadounidenses están durmiendo en las calles y hacen cola por pan».


El 80% del gasto militar en Afganistán se dio durante la primera presidencia de Barack Obama, distinguido con el premio Nobel de la Paz (también recibido por el entonces secretario de Estado de EEUU, Henry Kissinger, quien había promovido los más brutales bombardeos aéreos sobre Vietnam del Norte, entre 1972 y 1974. Nobeles con olor a pólvora y sangre). La razón era simple. Obama había diseñado una política dirigida a impedir una derrota militar en Afganistán. En 2009, envió 51 000 soldados más a ese país, con lo que la cifra de soldados estadounidenses en Afganistán superó, por vez primera, los 100 000 efectivos. Como afirmara un periodista del diario The Guardian, EEUU estaba, «todo el tiempo, tratando de encontrar una manera de no perder la guerra». Estos hechos hacían pensar, en esos años, que la razón de fondo estadounidense era evitar que las aventuras militares en Afganistán e Iraq terminaran de igual manera que en Vietnam. No obstante, aunque no hubo tanques talibanes en Kabul, la retirada militar norteamericana de los dos países invadidos marcaba el fin de una era: la del sueño de ser hiperpotencia.