La única superviviente del grupo de mujeres de una batería antiaérea cerca de Hanoi. La mayoría eran adolescentes. Foto: John Pilger 1975 |
Uno de los
"eventos" más publicitados de la televisión estadounidense, The
Vietnam War(1), ha comenzado a emitirse en el canal PBS. Los directores son Ken
Burns y Lynn Novick.
Aclamado por sus
documentales sobre la Guerra Civil, la Gran Depresión y la Historia del jazz,
Burns dice de su película de Vietnam: "Ella inspirarán a nuestro país a
comenzar a hablar y pensar en la guerra de Vietnam de una manera completamente
nueva".
En una sociedad a
menudo desprovista de memoria histórica, esclava de la propaganda y de su
"excepcionalismo", la "completamente nueva" guerra de
Vietnam de Burns se presenta como "obra épica e histórica". Su
pródiga campaña publicitaria promociona a su mayor patrocinador, el Bank of
America, que en 1971 fue quemado por estudiantes en Santa Bárbara, California,
como símbolo de la odiada guerra en Vietnam.
Burns dice que está
agradecido a "toda la familia del Bank of America", que "ha
apoyado durante mucho tiempo a los veteranos de nuestro país". El Bank of
America fue un apoyo corporativo a una invasión que mató a cuatro millones de
vietnamitas y que asoló y envenenó una tierra una vez fértil y abundante. Más de
58.000 soldados estadounidenses murieron y se estima que alrededor del mismo
número se han quitado la vida.
Vi el primer episodio
en Nueva York. No deja ninguna duda de sus intenciones desde el principio. El
narrador dice que la guerra "fue iniciada de buena fe por personas
decentes por malentendidos fatídicos, exceso de confianza estadounidense y
malentendidos de la Guerra Fría".
La deshonestidad de
esta afirmación no es sorprendente. La fabricación cínica de "banderas
falsas" que llevó a la invasión de Vietnam es una cuestión documentada, el "incidente" del Golfo de Tonkin en 1964, que Burns promueve como
cierto, es sólo uno más. Las mentiras arrojan una multitud de documentos
oficiales, especialmente los Documentos del Pentágono, que el gran denunciante
Daniel Ellsberg hizo públicos en 1971.
No había buena fe. La
fe era podrida y cancerosa. Para mí, como debe ser para muchos estadounidenses,
es difícil de ver el revoltijo de mapas de "peligros rojos" de la
película, entrevistas inexplicables, archivos burdamente cortados y sensibleras secuencias de batallas estadounidenses.
En el comunicado de prensa de la serie en Gran Bretaña -la BBC lo corroborará- no hay mención de muertos vietnamitas, sólo estadounidenses. "Estamos buscando un significado en esta terrible tragedia", dijo Novick. Muy post-moderno él.
Todo esto será familiar
para aquellos que han observado cómo los medios de comunicación estadounidenses
y el gigante de la cultura popular han revisado y servido el gran crimen de la
segunda mitad del siglo XX: desde The Green Berets y The Deer Hunter hasta
Rambo y, al hacerlo, ha legitimado las guerras posteriores de agresión. El
revisionismo no descansa y la sangre nunca se seca. El invasor es victimizado
y exonerado de la culpa, mientras se "busca algún significado en esta
terrible tragedia". Bob Dylan (sic): "Oh, ¿dónde has estado, mi hijo
de ojos azules?"
Pensé en la
"decencia" y la "buena fe" al recordar mis primeras
experiencias como un joven reportero en Vietnam: viendo, alucinado, como la piel
de los campesinos heridos por el napalm se desprendía como viejo pergamino, y
las andanadas de las bombas que dejaban los árboles petrificados y festoneados de carne humana. El general William Westmoreland, el comandante estadounidense, se
refirió a la gente como "termitas".
A principios de los
años setenta, fui a la provincia de Quang Ngai, donde en el pueblo de My Lai (2),
entre 347 y 500 hombres, mujeres y niños fueron asesinados por tropas estadounidenses
(Burns prefiere decir "muertos"). En aquel momento, esto se presentó como
una aberración: una "tragedia americana" (Newsweek). En esta
provincia, se estimó que 50.000 personas habían sido sacrificadas durante el
periodo de las "zonas de fuego libre"(3) decretadas por los Estados
Unidos. Crimen en masa. Esto no era noticia.
Al norte, en la
provincia de Quang Tri, se lanzaron más bombas que en toda Alemania durante la
Segunda Guerra Mundial. Desde 1975, las municiones sin detonar han causado más
de 40.000 muertes en la mayor parte de "Vietnam del Sur", el país que
Estados Unidos afirmó "salvar" y, con Francia, concebido como un singular
trastorno imperial.
Cholon, Vietnam, bombardeada |
El "significado" de la guerra de Vietnam no es diferente del significado de la campaña genocida contra los nativos americanos, las masacres coloniales en Filipinas, los atentados atómicos de Japón, la destrucción total de todas las ciudades de Corea del Norte. El objetivo fue descrito por el coronel Edward Lansdale, el famoso hombre de la CIA en quien Graham Greene basó su personaje central en The Quiet American.
Citando la Guerra de la
Pulga, de Robert Taber, Lansdale dijo: "Sólo hay un medio de derrotar a un
pueblo insurgente que no se rendirá, y es su exterminio. Sólo hay una manera de
controlar un territorio que alberga resistencia, y que es convertirlo en un
desierto".
Nada ha cambiado.
Cuando Donald Trump se dirigió a las Naciones Unidas el 19 de septiembre, un
organismo creado para salvar a la humanidad del "flagelo de la
guerra", declaró que estaba "dispuesto y capacitado para destruir totalmente a Corea del Norte" y a sus 25 millones de
habitantes. Su audiencia jadeó, pero el lenguaje de Trump era el usual.
Su rival para la
presidencia, Hillary Clinton, se había jactado de estar preparada para
"borrar totalmente" a Irán, una nación de más de 80 millones de
personas. Este es el Camino Americano; ahora sólo faltan los eufemismos.
Volviendo a los Estados
Unidos, me impresiona el silencio y la ausencia de una oposición: en las calles,
en el periodismo y en las artes, como si el disenso, una vez tolerado en el "mainstream",
retrocediera a una metafórica disidencia subterránea.
Hay mucho ruido y furia
contra Trump, el odioso, el "fascista", pero casi ninguno contra el
Trump síntoma y caricatura de un sistema perpetuo de conquista y extremismo.
¿Dónde están los
fantasmas de las grandes manifestaciones contra la guerra que se apoderaron de
Washington en la década de 1970? ¿Dónde está el equivalente del Movimiento
Freeze que llenó las calles de Manhattan en los años 80, exigiendo que el
presidente Reagan retirara las armas nucleares del campo de batalla de Europa?
La fuerza y persistencia moral de estos grandes movimientos tuvieron gran éxito; en 1987
Reagan había negociado con Mikhail Gorbachev un Tratado de Fuerzas Nucleares de
Alcance Intermedio (INF) que efectivamente terminó con la Guerra Fría.
Hoy, de acuerdo con
documentos secretos de la OTAN obtenidos por el periódico alemán Suddeutsche
Zetung, es probable que este tratado vital sea abandonado a medida que "se
incrementa la planificación de la focalización nuclear". El ministro
alemán de Relaciones Exteriores, Sigmar Gabriel, ha advertido contra "la
repetición de los peores errores de la Guerra Fría. Todos los tratados de desarme
y control de armamento de Gorbachov y Reagan están en grave peligro. Europa se
ve amenazada de nuevo a convertirse en un campo de entrenamiento militar para
las armas nucleares. Debemos levantar nuestra voz contra esto".
Pero no en América. Las
miles de personas que apoyaron la "revolución" del senador Bernie
Sanders en la campaña presidencial del año pasado, son colectivamente mudos ante
estos peligros. Que la mayor parte de la violencia de Estados Unidos en todo el
mundo no haya sido perpetrada por los republicanos, o por mutantes como Trump,
sino por los demócratas liberales, sigue siendo un tabú.
Barack Obama
proporcionó la apoteosis, con siete guerras simultáneas, todo un récord
presidencial, incluyendo la destrucción del moderno Estado de Libia. El
derrocamiento por Obama del gobierno elegido de Ucrania ha tenido el efecto
deseado: la concentración de las fuerzas de la OTAN lideradas por Estados
Unidos en la frontera occidental de Rusia, a través de la cual los nazis la invadieron
en 1941.
El "giro hacia Asia" de Obama en 2011 señaló la transferencia de la mayoría de las
fuerzas navales y aéreas de Estados Unidos a Asia y el Pacífico sin otra
finalidad que enfrentar y provocar a China. La campaña mundial de asesinatos
del Premio Nobel de la Paz es sin duda la más amplia campaña de terrorismo
desde el 11 de septiembre.
Lo que se conoce en
Estados Unidos como "la izquierda" se ha aliado efectivamente con los
más oscuros recovecos del poder institucional, en particular con el Pentágono y la
CIA, para impedir un acuerdo de paz entre Trump y Vladimir Putin y restablecer a
Rusia como enemigo sobre la base, carente de pruebas, de su presunta
interferencia en las elecciones presidenciales de 2016.
El verdadero escándalo
es la asunción insidiosa del poder por los siniestros intereses de los
fabricantes de guerras, a los que ningún norteamericano votó. El rápido ascenso del
Pentágono y de las agencias de inteligencia bajo el mandato de Obama representó
un cambio histórico de poder en Washington. Daniel Ellsberg lo llamó justamente
un golpe de Estado. Los tres generales que acompañan a Trump son sus testigos.
Todo esto no logra
penetrar esos "cerebros liberales encurtidos en el formaldehído de la
política de identidad", como Luciana Bohne apuntó memorablemente.
"Diversidad" es la nueva marca liberal, no la clase trabajadora, independientemente de su género y color de piel: no la responsabilidad colectiva para detener una guerra bárbara, para poner fin a todas las guerras.
"¿Cómo llegó a
esto?", Dice Michael Moore en su programa de Broadway, Terms of My
Surrender, un vodevil para un grupo descontento con un telón de fondo de Trump
como Big Brother.
Admiré la película de
Moore, Roger & Me, sobre la devastación económica y social de su ciudad
natal, Flint, Michigan, y Sicko, su investigación sobre la corrupción de la
salud en Estados Unidos.
La noche en que vi su
espectáculo, su público aplaudía alegre y animado reafirmando que "¡somos
la mayoría!" y llamando a "¡impugnar a Trump, un mentiroso y un
fascista!" Su mensaje parecía ser que si te pinzabas la nariz y
votabas por Hillary Clinton, la vida sería predecible otra vez.
Puede que tenga razón.
En lugar de abusar del mundo, como lo hace Trump, el Gran Obliterador pudo
haber atacado a Irán y lanzado misiles contra Putin, a quien Hillary comparó con
Hitler: un particular ultraje a los 27 millones de ciudadanos
soviéticos que murieron durante la invasión de Hitler.
"Escuchen",
dijo Moore, "dejando a un lado lo que nuestros gobiernos hacen, ¡los
estadounidenses son realmente amados por el mundo!"
Hubo un silencio.
Traducción: Loam/Arrezafe
Notas:
1. Título: The Vietnam War (TV Series)
2. El 16 de marzo de 1968 las tropas de Estados Unidos lanzaron una operación en la región de Son My en la búsqueda de vietcongs. Al segundo teniente (equivalente a alférez) William Laws Calley y su sección le fue asignada la zona My Lai 4. Al llegar a la zona de aterrizaje los helicópteros dejaron a los soldados y se desplazaron a la posición de espera. A lo largo de cuatro horas, Calley y sus hombres violaron a las mujeres y las niñas, mataron el ganado y prendieron fuego a las casas hasta dejar el poblado arrasado por completo. Para terminar, reunieron a los supervivientes en una acequia.
Los pilotos y artilleros vieron cómo Calley disparó su arma contra ellos y ordenó a sus hombres que hicieran lo mismo hasta matar a todos los habitantes de la zona (es decir, ancianos, mujeres y niños). Por "defectos" en la investigación, no se sabe la cifra exacta de asesinados, pero se estima que debió estar entre 347 y 504.
https://es.wikipedia.org/wiki/Matanza_de_M%E1%BB%B9_Lai
3. La “zona de fuego libre” era un área supuestamente despejada de población civil, no beligerante, en la que cualquier persona era considerada hostil. Dentro de sus fronteras, la acción militar podía ser utilizada para la completa aniquilación de cualquier objetivo móvil.
Año: 2017
Duración: 51 min.
País: Estados Unidos Estados Unidos
Director: Ken Burns, Lynn Novick
Guión: Geoffrey C. Ward
Productora: PBS / Florentine Films
2. El 16 de marzo de 1968 las tropas de Estados Unidos lanzaron una operación en la región de Son My en la búsqueda de vietcongs. Al segundo teniente (equivalente a alférez) William Laws Calley y su sección le fue asignada la zona My Lai 4. Al llegar a la zona de aterrizaje los helicópteros dejaron a los soldados y se desplazaron a la posición de espera. A lo largo de cuatro horas, Calley y sus hombres violaron a las mujeres y las niñas, mataron el ganado y prendieron fuego a las casas hasta dejar el poblado arrasado por completo. Para terminar, reunieron a los supervivientes en una acequia.
Los pilotos y artilleros vieron cómo Calley disparó su arma contra ellos y ordenó a sus hombres que hicieran lo mismo hasta matar a todos los habitantes de la zona (es decir, ancianos, mujeres y niños). Por "defectos" en la investigación, no se sabe la cifra exacta de asesinados, pero se estima que debió estar entre 347 y 504.
https://es.wikipedia.org/wiki/Matanza_de_M%E1%BB%B9_Lai
3. La “zona de fuego libre” era un área supuestamente despejada de población civil, no beligerante, en la que cualquier persona era considerada hostil. Dentro de sus fronteras, la acción militar podía ser utilizada para la completa aniquilación de cualquier objetivo móvil.
Intentar que una película de hollywood te diga algo parecido a la verdad es inútil. La cultura capitalista se basa en un eterno engaño encaminado a mantener la ilusión y la calma. Unido a que la carne de cañón son los desertores del arado y las capas más bajas de la sociedad tenemos un cuador poco esperanzador. A más burrería más capitalismo, esto va así.
ResponderEliminarSalud!
Es obvio que Hollywood es una fábrica de propaganda, pero para eso está la contrainformación ¿no?
EliminarSalud!
"Que la mayor parte de la violencia de Estados Unidos en todo el mundo no haya sido perpetrada por los republicanos, o por mutantes como Trump, sino por los demócratas liberales, sigue siendo un tabú."
ResponderEliminarDemócratas liberales en EE.UU., socialdemócratas liberales por estos lares...
Confusión tartufa por todas partes.
Los hilos que mueven a las marionetas son los mismos. Digan lo que digan sus "postmodernos" detractores, Marx sigue siendo útil para analizar la realidad.
EliminarAlgunos solo intuimos como empezó la guerra de Vietnam, empezó como empiezan todas las guerras, por falta de imaginación, por ausencia de cerebro, por carencia de dignidad bien entendida, por dejar caer las culpas de tu negligencia en los otros y sobre todo por estupidez. Ahora patito, como en casa le acosan, se busca el enemigo exterior, que es lo que hacen los idiotas e incompetentes...
ResponderEliminar¿Qué es la "dignidad bien entendida"?...
EliminarPues que la dignidad y el honor no se ganan matando gente, sino mejorando la vida de las mismas. Con lo que se gastó en la guerra de IRak y Vietnam se pudieran haber regalado miles de alimentos a los iraquies, bombardearles con ordenadores con conexiones libres de Internet, asediarles con prensa libre en su idioma, ¿que dictador aguanta esto? ¿Que dictador aguantaría ver como su población simpatiza más con el extranjero que con el?, ¿cuanto vale un avión invisible de esos y cuanta buenas acciones se pueden hacer con ese dinero?. Por ahí iba...
EliminarHoy en Corea del Norte como ayer en Vietnam, la defensa de la "democracia y el mundo libre" son supremas idioteces para incautos (que, por desgracia, siguen siendo cientos de millones). Lo que mueve a este repugnante país es su fabuloso negocio armamentístico y la necesidad de venderlo y utilizarlo a países que resultan incómodos por no seguir con sus mètodos de matón y mafioso. Y se sirven de todos los medios, su cine también (vendido e impuesto como el paradigma de la modernidad y la cultura a todo el planeta). Es el imperio dominante, y ay del que se atreva a contradecir su modelo político y económico. Nosotros somos sus miserables colonias y lo aceptamos sin rechistar.
ResponderEliminar"Supremas idioteces" que se repiten machaconamente, goebbelianamente, por los medios de desinformación. Estados Unidos es la sede central de esa criminal maquinaria llamada Capitalismo que nos conduce al desastre.
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