07 julio, 2023

LA GUERRA EN UCRANIA: UN COMPLETO DESASTRE PARA EEUU Y LA OTAN

 



OBSERVADORES CRÍTICOS – 07/07/2023

Fuente original Strategic Culture Foundation – 30/06/2023

Título original: Meanwhile in Other News… Ukraine Proxy War Is an Unmitigated Disaster for U.S./NATO

   Traducción: Obsevadores críticos


Habrá un infierno que pagar para los gobernantes estadounidenses y europeos que lo han apostado todo a su nefasta ambición de «derrota estratégica de Rusia».


La guerra por poderes de Ucrania contra Rusia se puede ver cada vez más como una derrota desastrosa para Estados Unidos y la OTAN. Ese resultado impactante debería ser noticia de primera plana a nivel mundial. En cambio, la maquinaria de propaganda de los medios occidentales está en pleno apogeo hablando de un intento fallido de sublevación en Rusia, que en una escala objetiva de eventos importantes es relativamente menor en comparación con el colosal escándalo de Estados Unidos y la OTAN.


Una contraofensiva ucraniana de un mes de duración no ha logrado hacer mella en las defensas rusas, a pesar de los miles de millones de dólares y euros en armamento suministrados al régimen de Kiev por el bloque de la OTAN. Es una calamidad y un escándalo verdaderamente asombrosos. La muerte y la destrucción totalmente innecesarias son obscenas, similares a las matanzas de la Primera Guerra Mundial perpetradas por insensibles generales y políticos de sillón.


Incluso los funcionarios occidentales y el corrupto régimen de Kiev, ávido de dinero, están admitiendo tímidamente que la tan cacareada contraofensiva, que durante meses había sido aclamada como un esperado mazazo contra las fuerzas rusas, es un fracaso. Han muerto miles de soldados ucranianos, así como fuerzas especiales de la OTAN encubiertas sobre el terreno. Cientos de tanques y vehículos de infantería han sido pulverizados por la superior potencia de fuego rusa.


Es una matanza y una orgía de chantaje bélico que las élites políticas estadounidenses y europeas, junto con sus sirvientes mediáticos, han promovido sin cesar.


Los gobernantes estadounidenses y europeos que lo han apostado todo a su nefasta ambición de «derrota estratégica de Rusia» (¡bajo el engañoso pretexto de «defender la democracia» en un régimen nazi!) pagarán un infierno.


Las consecuencias políticas para el presidente estadounidense Joe Biden harán que su debacle de la retirada de Afganistán en 2021 parezca un picnic, ya que las elecciones presidenciales se avecinan el año que viene.


En cuanto a la Unión Europea, cuyos dirigentes han seguido servilmente la locura de Washington en Ucrania, las repercusiones del caos económico y político socavarán fatalmente esta entidad ya tambaleante.


El tumulto provocado por el asunto Prigozhin en Rusia la semana pasada, en el que se produjo un intento de motín por parte del jefe de la empresa militar privada Wagner, llegó en un momento conveniente para EEUU y la UE. Distrajo momentáneamente del desastre sin paliativos que Washington y sus aliados de la OTAN han creado en Ucrania. Pero a medida que se disipe la farsa de Prigozhin, la atención se centrará, con razón, en el escándalo mucho mayor de la derrota dirigida por Occidente en Ucrania.


¿Quién responderá por las innumerables vidas perdidas, los millones de desplazados y las economías y medios de subsistencia estadounidenses y europeos sumidos en el caos? Todos los llamados líderes occidentales, así como los descarados medios de comunicación que propagandizan la guerra, son una galería de sinvergüenzas que enfrentarán un escrutinio implacable por parte de su público en su debido momento, cuando inevitablemente las consecuencias de sus acciones se hagan evidentes.


Sin embargo, resulta inquietante que, a corto plazo, los locos gobernantes de Washington y Europa no muestren ninguna conexión con la realidad ni den marcha atrás en su obsesión bélica.


Esta semana, el supuesto principal diplomático de la Unión Europea, Josep Borrell, propone convertir el llamado Fondo Europeo para la Paz del bloque en un «fondo de defensa de Ucrania». La UE ya ha comprometido más de 50.000 millones de euros del dinero de los contribuyentes para apuntalar el régimen neonazi de Kiev. Ahora, burócratas no elegidos como Borrell quieren convertir todo el propósito de la UE en un banquero de la guerra en Ucrania.


Esta semana, Dinamarca ha tomado la iniciativa, entre otros Estados europeos, de iniciar un programa de formación de pilotos para que los ucranianos y otros mercenarios de la OTAN puedan pilotar los aviones de combate F-16 de fabricación estadounidense.


También se dice que la Casa Blanca de Biden está a punto de firmar el suministro de misiles ATACMS de largo alcance a Ucrania, capaces de lanzar ataques contra territorio ruso. Biden ya ha quemado 150.000 millones de dólares de dinero público en el régimen corrupto de Kiev, cuyo ejército y armamento de la OTAN han sido arrasados. (Por supuesto, este es un negocio sumamente lucrativo y autoalimentado para el complejo militar-industrial de Estados Unidos y sus compinches políticos en Washington, incluyendo a Biden.).


En otras palabras, en lugar de recuperar la sobriedad ante la realidad de que la guerra por poderes dirigida por Estados Unidos en Ucrania contra Rusia está condenada al fracaso, el gobierno de Biden y sus lacayos europeos están redoblando la apuesta. Están atados por sus propias camisas de fuerza ideológicas, sus corruptos intereses personales, los beneficios a corto plazo de la guerra para las élites y la rusofobia.


Los líderes occidentales incluso están haciendo la retorcida deducción de que el fallido motín en Rusia es una razón más para que EEUU y la OTAN aumenten las armas al régimen de Kiev. Antony Blinken, el Secretario de Estado norteamericano, se regodeó esta semana de la supuesta oportunidad de infligir una derrota estratégica a Rusia. Semejante pensamiento es completamente delirante y demencialmente peligroso.


El conflicto de Ucrania podría terminar en poco tiempo. Nunca debería haber empezado. La solución para poner fin a la violencia es la misma que propugnó Moscú hace mucho tiempo: formular acuerdos geopolíticos de seguridad y, en particular, la neutralidad de Ucrania respecto a su ingreso en la OTAN.


Los gobernantes occidentales no han aprendido nada. Antes de la cumbre de la OTAN que se celebrará dentro de dos semanas en Vilna, los días 11 y 12 de julio, Gran Bretaña y otros países están pidiendo que se acelere la adhesión de Ucrania. Tal medida consolidaría el camino hacia la guerra total con Rusia.


Armar más a Ucrania y presionar para que se adhiera a la OTAN no es simplemente cavarse un agujero más profundo. Es empujar la situación hacia el abismo.


Vassily Nebenzia, embajador de Rusia ante las Naciones Unidas, declaró esta semana ante el Consejo de Seguridad:


Para que esta guerra termine, los amos estadounidenses deben dar órdenes a sus vasallos. La ausencia de señales y órdenes de este tipo indica una sola cosa: Estados Unidos no tiene la necesidad ni el deseo de poner fin al conflicto, sino que tiene un apetito por su continuación y espera que Rusia sea derrotada, preferiblemente desde una perspectiva estratégica [según la interpretación de Estados Unidos]. Quiero decirles que eso no va a suceder.


El enviado ruso añadió esta sombría advertencia:


Al haberse alejado completamente de la realidad, Occidente está provocando deliberadamente un enfrentamiento directo entre potencias nucleares.


Existe una sensación premonitoria de que, en lugar de afrontar la responsabilidad por su némesis ucraniana, la élite occidental prefiere iniciar la Tercera Guerra Mundial.


Ésa es la constatación más condenable sobre la clase política occidental y su supuesta democracia liberal. Es una cábala fascista dispuesta a suicidar el mundo.


Hasta un punto indefinido, la formidable disuasión militar de Rusia puede mantener a raya al cártel occidental en sus delirios belicistas y, de esa manera, cada vez más exponer el sistema psicópata occidental por lo que realmente es. Sin embargo, para una transición histórica hacia un mundo más pacífico, la responsabilidad recae en la gente del Occidente para derribar su sistema belicista y exigir responsabilidades a sus líderes criminales. Si se puede evitar la Tercera Guerra Mundial en el proceso, eso sería positivo.



3 comentarios :

  1. Y sin embargo, tal y como nos recuerda Michael Parenti:

    «No hay nada como una guerra o una crisis importante para reducir a los ciudadanos adultos a un conformismo sin sentido, dispuestos a “seguir al líder”, con la esperanza de que nuestro “Reichführer”, el presidente, nos libre del peligro. El presidente Franklin Roosevelt tuvo su índice más alto de popularidad, el 84 por ciento, inmediatamente después del ataque japonés a Pearl Harbor en 1941. El 83 por ciento del presidente Kennedy vino después de su invasión de Cuba en Bahía de Cochinos en 1961, aunque la operación fue un fracaso. Y después de la Guerra del Golfo de 1991, Bush el viejo llegó al 93 por ciento de aprobación».

    Lo que nos ofrece una ilustrativa muestra del nivel de control y manipulación que ejercen sobre las mentes de la borreguil y masoquista ciudadanía (paganinis y carne de cañón) los grandes monopolios yanquis de incomunicación y desinformación.



    Salud y comunismo

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    1. No le falta razón al camarada Parenti. Pero, sin pecar de candoroso optimismo, todo parece indicar que esta vez, ni las armas militares ni las mediáticas van a poder frenar el cambio global en marcha.

      Salud y comunismo


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  2. A ver, no es nada nuevo que los líderes occidentales, desde Scholtz, Merkel a Kold o Macron, Sarcozy y Hollande, Sanchez, Aznar, ZP, Rajoy...son todos agentes de EEUU, y que gestionan la ocupación norteamericana de Europa. Por ahora el único país que se ha levantado un poco es Francia, y no tiene pinta de que el resto le sigan. Pues nada, que siga la ocupación y saqueo de Europa, que continúe la fista y la muerte. Salud!

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