He aquí otro de los vocablos
ilustres con que el Régimen engaña a la gente y procura que siga rodando el
mundo.
Párese el lector un momento
a considerar, por un lado, el descaro con que el Capital y el Estado a su
servicio lo emplean como un término inocente para designar la ocupación
mayoritaria de los súbditos del Bienestar y, por otro lado, la facilidad con
que los sujetos o personas consienten que se les aplique y que en aviones,
automóviles o trenes se les clasifique como turistas: por encima están los
sujetos preferentes y del business que se creen que son los que mueven el
Capital, pero que lo que son es más turistas que nadie, y por debajo están los
miserables que no tienen siquiera para pagarse una vueltecita por la tierra,
que en realidad no cuentan ni hay por qué acordarse de ellos salvo si los
Medios de vez en cuando nos presentan en espectáculo su miseria; pero las
grandes mayorías se contentan con ser turistas y saber que lo mejor y solo que
tienen que hacer en este mundo es eso: hacer turismo.
Vale la pena examinar un
poco el término; porque a veces las etimologías de los vocablos de gran éxito
entre los cultos y en los Medios descubren algo de la falsía que traen en sus
entrañas. Éste viene, tortuosamente, de la raíz de nuestro ‘tornar’ (y las
tornas y los turnos), originario del torno del tornero, pero que muy pronto
tomó en vulgar el valor general de ‘dar la vuelta’ (de los primeros testimonios
de lengua romance que nos han llegado es el de un legionario en campaña que le
grita a otro “¡Torna, torna!”), que dio en francés tourner y tour, que de
ahí pasa al inglés y del inglés al mundo, esto es, al de la cultura dominante.
Con que, ya ves, lector, que por debajo, a pesar de todo, sigue significando
‘dar vueltas’, como el toro en el ruedo cuando ha perdido el ánimo de embestir.
Es, como sabes, empeño o
necesidad del Capital moverse costantemente (y cada vez más de prisa) de acá
para allá, por aviones, por las ondas, por la Red; y por eso tiene tanto
interés en demostrar que la Tierra es redonda y gira sobre sí misma, y quiere
que la mayoría colaboremos, haciendo turismo alrededor del Globo, en esa
demostración. Yo que tú no me dejaría llamar turista tan resignadamente y
contribuir a la labor funesta de “las vueltas que da el mundo/ para estarse
quieto”.
Si de verdad no hubiera ya
nada que hacer en este mundo y esta vida más que hacer turismo, no tendrían que
estar cada día vendiéndotelo y promocionándotelo: temen que, una vez que ya
sabes tanto de cómo es el Globo, se te quiten las ganas de ir a comprobar
personalmente lo que te cuentan.
Y ser un turista es un privilegio que a muchos no se les permite, solo a quien se lo puede pagar, pero si, pagar por hacer turismo es perder el tiempo y el dinero, aunque la mayoría de los turistas solo pretendan ambas cosas.
ResponderEliminarSalud!
Bueno, pero es como ver seriales en tv porque en tu vida no hay vida. Y tiene razón, nos intentan vender el turismo como objeto de consumo. No hay nada mejor que hacerse viajero de uno mismo.
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