"Lo esencial de la obediencia es que una persona llega a considerarse instrumento para realizar los deseos de otra, y por tanto deja de creerse responsable de sus propios actos. [...] El resultado más trascendental es que la persona se considera responsable ante la autoridad que la dirige, pero no del contenido de los actos que le ordenan ejecutar".
Stanley Milgram
La obediencia, el origen de la personalidad fascista y la banalidad del mal. Salud!
ResponderEliminarY dios, comodín y justificación suprema de toda iniquidad.
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Esto es fácil de entender a niveles muy extremos, pero apenas se aprecia en nuestro día a día. El encargado que reprende al obrero, el revisor que denuncia un enganche de contador, el conductor que no permite colarse a nadie que no pague, etc. Todos aluden al orden establecido, a las normas que otro, alguien, ha impuesto, aunque no se lo plantean así, solo obedecen y no piensan en las consecuencias de sus actos, ni para los demás ni mucho menos para ellos mismos.
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Eso, precisamente, es lo que me llamó la atención de la foto, las aptitudes diametralmente opuestas de los protagonistas.
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La despersonalización te convierte en un autómata capaz de los actos más viles sin ningún tipo de responsabilidad. Solo hay que ver la situación del trabajo asalariado. Hasta los hospitales se convierten en carnicerías.
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El capitalismo es una bestia ciega que no hace distingos, el mundo es su factoría y todo cuanto hay en él mercancía.
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