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- 21/12/2018
Desde hace un mes, los
trabajadores portuarios de Valparaíso protestan en demanda de sus
derechos. Se unen otros puertos.
Mientras el presidente de
Chile, Sebastián Piñera, festejaba el primer aniversario de su
elección como mandatario en el Palacio de Cerro Castillo, un lujoso
lugar de descanso presidencial con vista a las costas de Valparaíso
y Viña del Mar, a pocas cuadras, los trabajadores del famoso puerto
chileno eran duramente reprimidos por Carabineros.
Ellos también estaban de
aniversario: el domingo pasado, se cumplió un mes desde el inicio
del paro portuario que tiene en pausa las aguas comerciales de
Valparaíso y que comenzó en demanda de mejores condiciones
laborales.
El lunes, la policía
chilena allanó violentamente el edificio del sindicato portuario, en
el que se encuentran parte de los trabajadores en lucha, lanzando
bombas lacrimógenas e ingresando por la fuerza.
Asimismo, un automóvil
sin patente se presentó en el lugar y arrolló de manera intencional
a tres personas que participaban de las protestas afuera del
inmueble, antes de darse a la fuga. El hecho dejó en estado de
gravedad a una fotógrafa y a dos dirigentes comunitarios.
Al mismo tiempo, desde
los cerros y calles del puerto chileno, miles de personas se sumaron
a un cacerolazo general en apoyo a los trabajadores, quienes han
denunciado amenazas y persecuciones por parte de la empresa y de
anónimos para, de esa forma, deponer la medida de fuerza.
Debido a los incidentes
de la noche del lunes, la Unión Portuaria de Chile (UPC) informó
que trabajadores de otros puertos de nueve ciudades del país se
sumaron a la paralización, generándose una movilización a nivel
nacional.
Las movilizaciones son
encabezadas por los operarios eventuales, es decir, aquellos
trabajadores que solo son convocados a laborar cuando hay exceso de
trabajo en el puerto, lo que implica una serie de condiciones
críticas: no tener estabilidad laboral ni contrato, lo que se
traduce en ausencia de derechos, de beneficios y de protección
social.
El viernes 16 de
noviembre, 600 operarios eventuales de las terminales portuarias
Cerros de Valparaíso (TCVAL) y Pacífico Sur (TPS) entablaron
negociaciones con sus empleadores. Si bien los primeros lograron un
acuerdo con su empresa, con los trabajadores del TPS no fue así, por
lo que continúan movilizados.
Las exigencias de los
portuarios se basan en tres puntos: constituir una mesa de diálogo
para discutir sus condiciones laborales; el pago de un bono y el
compromiso de no perseguir ni llevar a cabo represalias por parte de
la empresa a los trabajadores que participan de las movilizaciones.
Al no existir respuesta
por parte de las empresas, el alcalde de Valparaíso, Jorge Sharp,
perteneciente a la coalición izquierdista Frente Amplio (FA),
dispuso la Municipalidad como punto neutro de diálogo entre ambas
partes. Sin embargo, sólo hubo voluntad de los trabajadores para
acudir a la mesa.
El gobierno también
intentó mediar y, luego de dos semanas de iniciadas las
movilizaciones, y tras una reunión con la ministra de Trabajo,
Alejandra Krauss, los trabajadores de la concesionaria TCVAL
aceptaron la propuesta de la compañía. Pero, en TPS, aún persiste
el conflicto entre la compañía y los funcionarios.
Esto ha acarreado el
recrudecimiento de las protestas ante la nula respuesta de las
autoridades. El dirigente sindical Pablo Klimpel aseguró que
recurrirán a instancias superiores si no se llega a un acuerdo con
TPS.
Valparaíso es conocida
mundialmente como una de las ciudades turísticas más atractivas.
Además de su potencial económico como el segundo puerto principal
del país por el que entran y salen productos, el turismo es su
principal ingreso.
Por el paro, se han
desviado buques de carga y dos cruceros internacionales. Asimismo, el
Año Nuevo en Valparaíso es un evento de fama mundial, en el que se
reciben visitas de todos los países para participar del espectáculo
de fuegos artificiales más grande de América Latina, que llena de
luces las costas de todas sus playas.
Sin embargo, los
portuarios fueron claros: si no hay Navidad para ellos, no habrá Año
Nuevo para Valparaíso. “Hay 420 trabajadores portuarios que no
saben cómo van a pasar la Navidad”, aseguraron desde el sindicato.
“Estamos radicalizados”, afirmaron.
Adhiriendo al movimiento,
el alcalde Jorge Sharp hizo un llamado al mandatario chileno: “Quiero
solicitar al presidente Piñera que intervenga directamente en este
conflicto, el gobierno de Chile tiene las facultades a partir del
contrato de concesión que hoy sostiene con la empresa TPS para poder
obligar a ese concesionario a llegar a acuerdo, a sentarse a la mesa
y poder resolver este problema ahora. Valparaíso no puede seguir
esperando”.
Por su parte, la empresa
TPS ha señalado que reintegrará a los trabajadores que adhieren al
paro, pero quienes no hayan estado vinculados a las protestas,
dándoles como incentivo un préstamo de 350 mil pesos chilenos (500
dólares) y un bono de 200 mil pesos (290 dólares). La propuesta
significó un acto de humillación para los trabajadores.
El paro ha ganado apoyo
popular de organizaciones políticas, movimientos sociales y también
de otros sindicatos. “La Unión Portuaria de Chile informa la
paralización inmediata en apoyo a los compañeros de Valparaíso,
fuertemente reprimidos por Carabineros. Puertos paralizados hasta
ahora: Iquique, Antofagasta, Caldera, Huasco, Chañaral, San Vicente,
Talcahuano, Puerto Montt y Punta Arenas”, reportaron en su cuenta
de Twitter.
Ante el escenario actual
y lo que puede venir, el alcalde Sharp hizo un nuevo emplazamiento al
gobierno, pidiéndole que su estrategia de negociación debe ser con
la empresa y no con los trabajadores. Asimismo, llamó a las
autoridades y a Carabineros de Chile a que “no contribuyan con su
actuar a generar una escalada de violencia”. “El diálogo en el
puerto es el único camino”, expresó Sharp.
Lo más ruin, incentivar el esquirolaje. ¡Puagh!
ResponderEliminarEl más canalla es el que encanalla a otro. Ese no merece perdón. Es como en los casos de corrupción. ¿Por qué castigan al corrupto y el corruptor se va de rositas? Pues porque hay otro más canalla aún, que es el lo permite.
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