Jennifer Pritzker, una exponente y financista del transgenerismo, es una de las 11 herederas multimillonarias del clan Pritzker, con sede en Chicago, y es la única multimillonaria transgénero conocida en el mundo. Heredó las participaciones en la cadena de hoteles Hyatt de la familia, así como las empresas industriales dirigidas por su difunto padre Robert y sus hermanos Jay y Donald. Entró al Ejercito y se retiró como una mujer transgénero en 2013 con el grado de teniente coronel. Pritzker es también el fundador y CEO de la firma privada de gestión de patrimonio Tawani Enterprises. En 2003, Pritzker abrió el Museo y Biblioteca Militar Pritzker en Chicago, con una colección de más de 65,000 libros y artefactos militares
La «identidad de
género» como mercancía e instrumento de control social. El
transgenerismo –o lo que en el mundo aglosajón llaman “gender
ideology”– se está revelando como una auténtica ofensiva
política e ideológica contra los avances sociales logrados por los
movimientos de emancipación durante la última mitad del pasado
siglo.
Bien organizado y mejor
financiado, el transgenerismo, inspirado en la posmoderna
teoría queer, debería preocupar a todas las personas,
grupos y organizaciones anti-capitalistas y especialmente a la clase
trabajadora. Y ello por varios motivos.
En primer lugar,
si ya la conocida en España como Ley Mordaza reprime
nuestro derecho de manifestación y expresión, extorsionándonos con
multas exorbitantes -cuando no la cárcel-; lo que está en
perspectiva es sumar denuncias por supuestos “delitos de odio”
(todo lo que el transgenerismo considere”) de los que no
podremos defendernos porque la justicia ya es sólo accesible para
quien pueda pagarla. Además, esas denuncias pueden conducirnos a
perder nuestros empleos, si los tenemos, o a restarnos oportunidades
si somos demandantes.
En segundo lugar,
el transgenerismo, expresado en leyes como la que está
pendiente de aprobación en España, podría despojarnos de la tutela
de nuestros hijos si nos negamos a su supuesta voluntad de someterse
a tratamientos hormonales para el cambio se sexo, porque ello
se considerará maltrato. Aunque más grave aún es el hecho de que
niños y adolescentes están siendo utilizados como conejillos de
indias en dichos tratamientos a pesar de las graves secuelas
físicas y psicológicas que dejan para toda la vida.
«El transgenerismo no
es un movimiento que surja de la base social, de las propias personas
transexuales, y menos de las que sólo viven de su trabajo. Estamos
ante un movimiento de elite, dirigido desde arriba e incorporado en
la agenda de la propia ONU»
En tercer lugar,
el transgenerismo está promovido por poderosos grupos de
presión, a su vez relacionados con:
1.– la
explotación de la capacidad reproductiva de las mujeres (madres
de alquiler);
2.– la
conversión legal de la prostitución como un “trabajo”
más;
3.– la clausura
de servicios y normas que protegen a las mujeres en situación
vulnerable (por violación, maltrato, mutilación genital…), y
4.– la
eliminación de las palabras que definen nuestro sexo y capacidad
de gestación y crianza (p. ej.: “madre” se sustituye por
“progenitor gestante”), algo que incluso algunos transexuales han
denunciado.
Todo esto lleva un tiempo
sucediendo en otros países. Reino Unido, Canadá, Estados Unidos
van a la vanguardia y podemos extraer ya algunas conclusiones para
evitar que siga tomando fuerza allí donde, como en el caso español,
comienza a enseñar la garra y no sólo con la propuesta Ley Trans
del actual gobierno de coalición.
Lo primero que debemos
tener claro es que el transgenerismo no es un movimiento que
surja de la base social, de las propias personas transexuales y menos
de las que sólo viven de su trabajo. Estamos ante un movimiento
de elite, dirigido desde arriba e incorporado en la agenda de la
propia ONU, que se apoya en cinco puntales:
«Lo que está en
perspectiva es sumar a la Ley Mordaza denuncias por supuestos
“delitos de odio” (todo lo que el transgenerismo considere
“transbofia”) de los que no podremos defendernos y que pueden
conducirnos a perder nuestros empleos, si los tenemos, o a restarnos
oportunidades si somos demandantes»
1.–
Multimillonarios que ejercen de filántropos de fundaciones y
entidades “sin ánimo de lucro”;
2.–
grandes empresas farmacéuticas que comercializan fármacos
que no han sido suficientemente testados;
3.–
profesionales médicos que se prestan a ganar mucho dinero
“vendiendo” el transgenerismo al público;
4.– una
tropa de “transactivistas” profesionales y bots que se
mueven por las redes y en las secciones de comentarios repitiendo el
mismo mensaje, para crear la sensación de que su opinión es
mayoritaria; y
5.– los
medios corporativos que diseminan la ideología transgenerista
constantemente. Hace poco vimos en la televisión catalana (Planta
baixa TV3) la última de una serie de noticias sobre “hombres
embarazados”.
La acción combinada de
este pentágono explica que el transgenerismo haya
experimentado un ascenso meteórico. En Estados Unidos,
según Funders for LGBTQ Issues (Financiadores de
temas LGTB), el dinero para la causa «transgénero» aumentó
considerablemente en 2012, y en 2016 ya sobrepasaba con creces al
destinado a gays, lesbianas y bisexuales (LGB).
¿De dónde cae el
maná?
Este dinero procede de
una gama de agentes filantrópicos. En Estados Unidos, están
las fundaciones que ya citamos otro artículo: Open Society
Foundation de George Soros, Arcus Foundation,
del director gay de Stryker Corps, empresa de suministros
médicos; y la farmacéutica Gilead Science. A estas
cabe añadir Tides Foundation (que ha sido acusada de
lavado de dinero), Human Rights Campaign y Tawani
Foundation de la millonaria transexual Jennifer Pritzker,
republicana de extrema derecha que apoyó el ascenso de Trump
en 2016.
«Este movimiento de
elite está impulsado por multimillonarios que ejercen de
filántropos, grandes empresas farmacéuticas, profesionales médicos
que se prestan a ganar mucho dinero y medios corporativos que
diseminan la ideología transgenerista constantemente»
Estas entidades donan
generosamente a las organizaciones transgeneristas como Global
Action for Trans Equality (GATE), cuyo director ejecutivo es
Mauro Cabral, activista trans que fue signatario de la
declaración de Yogyakarta de 2006 (1), o The National
Center for Transgender Equality (NCTE), fundado por otra
transexual, Mara Keisling, jefe de personal de un ex-gobernador del
Pensilvania. A NCTE se la conoce internacionalmente por su US
Transgender Survey (encuesta sobre transgenerismo de EE.UU),
que ha sentado las bases de la política transgénero a nivel
mundial.
¿Por qué esta
inversión millonaria?
Parte importante de la
respuesta es la Terapia Hormonal de Reasignación (en ingles,
Hormone Replacement Therapy). En el pasado siglo, esta terapia
se usaba comúnmente para el tratamiento de la menopausia, aunque
pronto se demostró que era peligrosa por sus efectos secundarios y
se desaconsejó. Después se ha utilizado como tratamiento para el
cambio de sexo. Empresas farmacéuticas como Pfizer y
Wyeth llevan mucho tiempo comercializando estos productos,
aunque lo hacen ilegalmente porque todavía no están aprobados. Como
estrategia de marketing recurren a artículos científicos de
falsa autoría financiados por las propias farmacéuticas (el
llamado ghostwriting) (2).
Los fármacos que
comercializan (Primarin y Androgel, entre otros) han de
tomarse de por vida, lo que asegura un suculento negocio, a pesar de
que dejan secuelas de las que a menudo no se informa. El
transgenerismo, sin embargo, los promueve con el argumento de que así
se evita que las personas con “disforia de género” padezcan
graves problemas psicológicos o se suiciden.
Empresas farmacéuticas
como Pfizer y Wyeth llevan mucho tiempo comercializando fármacos que
han de tomarse de por vida, lo que asegura un suculento negocio, a
pesar de que dejan secuelas de las que a menudo no se informa.
Los científicos
estrellas mediáticas del transgenerismo
En Estados Unidos
hay al menos tres científicos que entran en esta categoría: Diane
Ehrensaft, Stephen Rosenthal y Johanna Olson. Los tres
tienen vínculos con AbbVie, fabricante de Androgel
y Lupron -este último utilizado para el bloqueo de la
pubertad. Tanto Olson como Ehrensft han formado parte del consejo
asesor de AbbVie.
Estos científicos
promocionan el uso de estos fármacos en los medios de
comunicación y a través de charlas y conferencias, alegando
que su uso constituye un derecho humano. Por dinero y fama, son
capaces de decir sandeces como que, antes de aprender a hablar, ya
tenemos conciencia de nuestro “género”, que puede no
corresponder al “sexo asignado” (ya que, en consonancia con la
teoría queer, sostienen que el sexo binario es una construcción
social). No se inhiben, además, de echar por tierra toda
investigación seria que cuestione sus postulados, porque, a
falta de argumentos sólidos de réplica, disponen del ejército de
“transactivistas” para salir a la carga, normalmente con insultos
y amenazas de agresión física.
El mercado para la
cirugía de Reasignación de Sexo en 2019 generó más de $316
millones y se calcula que entre 2020 y 2026 aumentará un 25,1%.
Su consigna es
que, para proceder a la terapia de reasignación, se debe
aceptar a toda costa la sola autoidentificación de la persona,
algo que hace un par de décadas no era práctica aceptada. La
investigación con menores diagnosticados con “disforia de género”
demuestra que, en muchos casos, en la edad adulta son simplemente
homosexuales. Lo malo es que hay familias que, antes de tener
un hijo o hija homosexual, prefieren hacerle heterosexual con el
cambio de sexo. En otros casos, se trata de chicos y chicas que han
sufrido abusos o presentan problemas psicológicos de distinto
origen. De ahí que, hasta ahora, se haya procedido cautelosamente en
las terapias, aplicando la llamada “espera observante”,
antes de tomar decisiones.
Aunque no hay datos
concluyentes, dado que las terapias hormonales y las cirugías de
reasignación son todavía un campo experimental, se sabe
que facilitan el desarrollo de distintas enfermedades, aparte
de que también producen esterilidad. Y estos efectos adversos
son irreversibles, a pasar de lo que afirman los profesionales
promotores del transgenerismo, que optan por castrar a niños y
niñas sin mayores evaluaciones ni esperas previas.
Las celebrities
aliadas
Famosos actores,
actrices, cantantes, modelos, influencers, productos del
showbusiness, están ahí para marcar tendencias que
ejercen un gran poder de atracción e imitación sobre sus fans y
seguidores. Del mismo modo que están prestando un valioso servicio a
la industria de las madres de alquiler, también son
propagandistas del transgenerismo. Angelina Jolie, por
ejemplo, contó al mundo que a su hija, ya con tres o cuatro años,
“le gustaba vestirse como niño, ella quiere ser niño. Entonces le
tuvimos que cortar el cabello. Ella piensa que es uno más de sus
hermanos”. Hoy la criatura tiene 13 años y está sometida a
tratamiento hormonal. Porque, claro, según la reaccionaria
ideología transgenerista, si una niña de cuatro años rodeada de
niños prefiere ropa y juegos “de niños”, es porque es niño.
De las organizaciones
a los medios de comunicación y las escuelas
El prestigioso –y en
progresivo deterioro– Servicio Nacional de Salud del Reino Unido
(NHS por sus siglas en inglés) tiene conciertos con clínicas
donde se aplica la terapia de reasignación a niños y adolescentes.
El más conocido es el Tavistock Institute, cuyos
orígenes están ligados a la inteligencia militar británica. Ahora
constituye el Tavistock & Portman NHS Trust, a cuyo
Servicio de Desarrollo de la Identidad de Género (Gender
Identity Development Service -GIDS) se deriva a los menores con
presunta “disforia de género”. La tarea se la facilita el propio
Estado.
Hay un creciente
número de jóvenes que han pasado por la terapia de reasignación –y
muchos de ellos también por cirugía–, que se han arrepentido y
desean volver a su sexo original. Cientos de ellos han formado una
asociación de autoayuda
En 2014, la BBC
comenzó a introducir cuñas en los espacios infantiles
televisivos, donde la directora general de Tavistock,
Polly Carmichael, contaba a los jóvenes los “beneficios”
de tomar hormonas y bloqueadores de la pubertad (completados
más adelante con cirugía de reasignación). Estas cuñas se
repitieron en numerosas ocasiones a partir de entonces. Esta
publicidad, junto al trabajo proselitista que el gobierno permite
introducir en los programas escolares a cargo de entidades
transgeneristas como Mermaids y Stonewall
(3), entre otras, hizo posible que la demanda de
atención en el Tavistock & Portman Trust haya
experimentado un ascenso de más de un 400 por cien desde 2014.
Según un reciente informe de Government Equalities Offices, se
estima que hoy en Reino Unido hay entre 200.000 y 500.000
personas transgénero (del 0,4 al 0,7 % de la población
total).
Una industria
millonaria y en crecimiento
La prensa económica
es clara al respecto. El mercado para la cirugía de Reasignación
de Sexo en 2019 generó más de $316 millones y se calcula que entre
2020 y 2026 aumentará un 25,1%. Entre los factores que apuntalan
esta previsión de crecimiento señala, entre otros, las políticas
favorables de los gobiernos. Citan, por ejemplo, la ley
estadounidense Affordable Care Act que provee seguros a las personas
«transgénero y de género no conforme”.
El multimillonario
negocio del «transgenerismo» en cifras
En un país, como EE.UU,
donde muchos diabéticos recurren a la insulina de perro
porque no pueden pagar el alto precio de la destinada a humanos, el
gobierno se muestra generoso con quienes desean pasar por el
quirófano para cambiar de sexo. Pero incluso con seguro, pocas
personas pueden hacer frente al coste del tratamiento hormonal para
la “transición”. Por ejemplo, en el centro del
doctor-estrella Stephen Rosenthal, para un niño de 10 años
que tome bloqueadores de la pubertad (Lupron) hasta los 16, el precio
puede superar los $86.000.
Lo posmoderno traía a
lo premoderno escondido bajo el delantal. La izquierda posmoderna,
servidora del transgenerismo -mientras tras bambalinas la derecha
calla y otorga- no hace sino alimentar a la bestia; porque la
oposición popular al transgenerismo intentarán capitalizarla los
grupos fascistas y los fundamentalismos religiosos
La prensa económica no
oculta que la investigación tanto científica como social que
se realiza en diferentes Universidades será un buen aliado
para la expansión de este mercado. Lo que no dicen, obviamente, es
que los estudios que salgan a la luz serán los que canten las
bondades de los tratamientos hormonales y quirúrgicos de
reasignación, porque los críticos seguirán siendo silenciados
cuando no suprimidos “para no ofender”.
Cuestionamiento,
censura y cambio de tendencia
En Reino Unido
vemos cómo los problemas derivados del transgenerismo
comienzan a aflorar a un triple nivel. Hay, en primer lugar,
un creciente número de jóvenes que han pasado por la terapia de
reasignación –y muchos de ellos también por cirugía–, que
se han arrepentido y desean volver a su sexo original. Cientos
de ellos han formado una asociación de autoayuda.
En segundo lugar,
ya son más de 40 los terapeutas empleados por el Tavistock
& Portman Trust que han dimitido y dado a conocer
públicamente sus quejas de que la institución se apresura a
aplicar a los niños y niñas la terapia de reasignación sin una
evaluación previa suficiente. Todo ello a costa de verse censurados
y coaccionados.
Uno de los terapeutas
dimitidos, el doctor Marcus Evans, que fue director clínico
asociado en Tavistock & Portman NHS Trust, explica cómo
en los últimos años, junto al vertiginoso aumento de demandas de
cambio de sexo, ha habido también un brusco cambio en la composición
de los menores que buscan tratamiento. Antes, una significativa
mayoría eran varones; ahora son sobre todo chicas. Y añade: “No
entendemos cabalmente lo que está sucediendo en esta compleja área,
y es esencial examinar el fenómeno sistemática y objetivamente.
Pero esto se ha vuelto difícil en el ambiente actual, ya que
continuamente se cierra el debate entre acusaciones de
transfobia (…) este régimen de censura de facto está dañando a
los niños”.
Ya son más de 40 los
terapeutas empleados por el Tavistock & Portman Trust que han
dimitido y dado a conocer públicamente sus quejas de que la
institución se apresura a aplicar a los niños y niñas la terapia
de reasignación sin una evaluación previa suficiente
Para Evans y otros
científicos como James Cantor, los centros que se apresuran a
aplicar la Terapia Hormonal de Reasignación “parecen
hacerlo más por ideología política que por las necesidades
clínicas de los niños (…). En parte, esta tendencia radica en la
idea caprichosa de que todo el mundo –niños incluidos–
posee una identidad de género innata, equivalente a un alma
religiosa, que uno descubre y alimenta”.
Pero el lobby
transgenerista es poderoso. Su presión ha logrado clausurar
investigaciones en curso. En 2017, por ejemplo, la Spa
University (Bath, Inglaterra) denegó la renovación de un
estudio dirigido por el psicoterapéuta James Caspian sobre
pacientes que desean revertir su cirugía de reasignación. La
razón dada por la Universidad fue –en palabras de Caspian– que
“podría levantar las críticas en las redes sociales, y las
críticas a la investigación serían críticas a la universidad, y
añadían que era mejor no ofender a la gente”.
En tercer lugar,
crecen las denuncias de padres y pacientes contra Tavistock por
prácticas poco éticas. Tres demandantes han logrado reunir más
de 37.000 libras mediante crowdfunding para pagar las costas del
proceso. Paralelamente toma cada vez más impulso la oposición de
las organizaciones de base –feministas aunque no sólo– a la
dictadura del transgenerismo por lo que implica de pérdida de
derechos para las mujeres e incluso para las personas transexuales
(4).
Desde que en el otoño de
2018 se abriera la consulta de la nueva Gender Recognition Act
(Ley de Reconocimiento de Género), el trabajo militante de estos
movimientos ha logrado que el gobierno haya dado marcha atrás en su
aprobación definitiva. En Escocia, los políticos
tiemblan ante una ley que ya llaman “Vote-Killer”
(asesina de votos). También en España la campaña con el
hashtag “No voto traidores” puede haber contribuido
a la deblacle sufrida por la coalición proponente de la Ley Trans en
las recientes elecciones de Galicia y País Vasco.
Tal es el giro que en
Reino Unido está dando la opinión pública, que la BBC
a finales de junio pasado borró de la sección llamada
“Information and Support: Gender Identity” a las entidades LGBT
Foundation, Mermaids, The Gender Trust y The Gender Identity Research
and Education Society (GIRES). Estas, por supuesto, han
exigido explicaciones y rectificación.
El capital no tiene
escrúpulos
Antes, a una niña o un
niño que mostraban algún gusto o inclinación por cosas que se
consideraban propias del sexo opuesto se les intentaba disuadir o
corregir por varios medios. Ahora se recomienda a los padres
enviarlos a terapia de reasignación hormonal. La diferencia
fundamental es que este último método rinde beneficios contables
a costa de la salud de los menores. Hoy hay ya una empresa de
cirugía estética que vende camisetas para chicas que
quieren ser chicos con los dibujos de dos cicatrices horizontales a
la altura del pecho, representando la masectomía (amputación
de los senos) por la que seguramente optarán (hay espacios en redes
y en YouTube que fomentan estas prácticas).
Y, como, según la
ideología transgenerista, las niñas de 5 años pueden
mostrar claramente que su “identidad de género” es masculina,
también hay empresas que fabrican pequeños penes de silicona
para que se los pongan debajo de las braguitas. Mientras la industria
de juguetes sexistas les ofrece muñecas y cocinitas para que
aprendan el rol principal que se esperará de ellas de mayores, otras
les ofrecen genitales masculinos de pega, que sus posmodernos
papás les comprarán en cuanto la nena muestre interés en “cosas
de niños”.
Hay, en efecto, personas
transexuales que se sienten mejor con la hormonación y la cirugía.
Pero para tener el derecho a ser respetadas no hace falta volver
al oscurantismo del pensamiento mágico (y profundamente sexista) que
fomenta la ideolgía transgenerista.
Tenemos que parar esta
irracionalidad, que se está filtrando en los programas
escolares. A los maestros los están entrenando para que
controlen el comportamiento de sus alumnos. Si alguno o alguna se
sale un milímetro del estereotipo de género, deben considerarlo
«transgénero» y, por tanto, susceptible de ser derivado a terapia
y tratamiento, mientras sus mayores nos veremos en riesgo de ser
difamados, despedidos o incluso penalizados, si no respetamos la
nueva doctrina y su neolenguaje.
Sostener que el sexo
biológico es real, que no hay lesbianas con pene y que
los hombres no pueden gestar son anatemas. Expresar
esta opinión le ha costado el despido a una profesora
asociada de Antropología en una Universidad canadiense. Es el último
caso conocido de una larga serie. Si sigue la tendencia, de los
profesionales la represión pasará al resto de sectores laborales.
Lo posmoderno traía a
lo premoderno escondido bajo el delantal. La izquierda
posmoderna, servidora del transgenerismo –mientras tras
bambalinas la derecha calla y otorga– no hace sino alimentar a
la bestia; porque la oposición popular al transgenerismo
intentarán capitalizarla los grupos fascistas y los
fundamentalismos religiosos. Por ello debemos estar alerta y
destapar su carácter reaccionario y retrógado, que pone en
peligro derechos logrados durante mucho tiempo de lucha.
Notas y referencias
bibliográficas:
(*) Usamos el
término «transgenerismo» para designar una ideología basada en
las supuestas «identidades de género», no al colectivo de personas
transexuales.
(1) En Yogyakarta
(Indonesia) se reunieron varios ex-funcionarios de la ONU para sentar
las bases del reconocimiento de la “orientación sexual” y la
“identidad de género” como derecho humano.
(2) El
ghostwriting (lit escritura fantasma) consiste en que una compañía
farmacéutica encarga a una empresa médica que uno o varios de sus
doctores firmen un artículo que ya se les da escrito, a cambio por
supuesto de una remuneración.
(3) No es un dato
baladí que Stonwall esté patrocinada por multinacionales como
CocaCola, Adidas y Pierson, entre otras; y que Marmaids haya hecho
campañas junto con Starbucks.
(4) Algunas
personas transexuales, como Miranda Yardley, opinan que la ley que
permite cambiar legalmente de sexo sólo con la autoidentificación
les borra del mapa como grupo distintivo y tiene ramificaciones
legales que pueden hacer retroceder los derechos conquistados en los
últimos años.
Interesante. ¿Queda algo, me pregunto, que no se lo apropie lo económico?
ResponderEliminarSalud y saludos.
Este artículo excelente muestra con detalle la conexión del capitalismo con el transgenerismo, y su objetivo final. El cuadro de previsión de ventas, es escalofriante. No sé por qué pero creo que la sra. de la foto, lo mismo es miembra de la asociación del rifle. Los movimientos de izquierda se tienen que implicar en este tema teniendo muy claro que no es un tema de derechos humanos, sino un caballo de troya del capitalismo para debilitarlos y aniquilarlos. Es obvio que las personas trans tienen que tener los mismos derechos que cualquiera, nadie lo discute. Para cambiar mentalidades y leyes llevan años luchando muchos colectivos. Y lo que queda. Un saludo.
ResponderEliminar(1)Es un caso de psicólogo: una militar que ha matado personas (directamente o indirectamente) que, sin embargo, quiere encontrar su propia "persona", su propia esencia. ¿El capitalismo nos pierde en nuestro infinito "ego" buscando beneficios en la "busqueda sin fin"?
ResponderEliminar(2)Hace poco asesinaron a una chica militar latina en EEUU:
Vanessa Guillén was a 20-year-old U.S. Army soldier who authorities believe was killed on April 22, 2020 inside a Fort Hood, Texas, armory by another enlisted soldier, Aaron David Robinson, age 20.[1] Guillén had been missing since April 22 until dismembered pieces of her remains were found buried along the Leon River on June 30.[1] Upon hearing about the discovery of the remains, Robinson fled Fort Hood and fatally shot himself shortly after midnight when law enforcement attempted to apprehend him in Killeen, Texas.[1][2][3]
A local area woman who authorities said was Robinson's girlfriend was taken into custody and is alleged to have assisted Robinson in disposing of Guillén's body.[1] On July 2, she was charged with one federal count of conspiracy to tamper with evidence.[1] On July 10, 2020, the U.S. Secretary of the Army Ryan D. McCarthy announced that he would order a "full independent review" of Guillén’s case.[4]
Hay mucho revuelo sobre el asesinato, muchas protestas; casi al mismo nival que George Floyd.
Pero muy pocos mencionan que está chica era parte de "una maquinaria de matar" (departamento de defensa). (Quizás fuese condicionada durante años a unirse a esa máquina y ...?)
Da rabia que muchos que reclaman derechos luego no cuestionen la principal amenaza a la paz mundial, el ejercito y el gobierno gringos.
Con tanto ego, ¿algunos se han vuelto muy lineales en los pensamientos?
Me gustaría saber la opinión de ustedes sobre el segundo caso (tristeza por la muerte de una militar a manos de otro militar). Quizás algo se me escapa.
Es el típico caso de acoso sexual de siempre con final mortal. Un caso más de los miles que hay, en el ejercito de EEUU, de España, de la ONU. Es el reflejo de lo que hay en la sociedad civil que no es mejor. El machismo mata. Si eres mujer y te metes en un lugar cerrado y jerarquizado con hombres, es lo que antes o después te va a pasar. Nada tiene que ver con países, ni con determinados colectivos. Es machismo y misoginia tradicional. ¿ Por qué se meten en el ejercito miles de personas?. Pura y simplemente para tener un "trabajo estable y bien pagado con un buen seguro de vida". A parte de los que entran por ideologia, el 99% lo hace por carecer de recursos económicos, para tener estudios superiores, por ser más fácil que buscar y buscar un trabajo de mierda, para tener un sueldo bastante digno, para tener una "seguridad" en la vida. En España entran en el ejercito por lo mismo, y en Francia, en Alemania. Pero si eres mujer, lo jodido es que te puedas creer que en 2020, en ciertos países ya puedes estar "a salvo". A la realidad me remito. Este feminicidio ha sido dentro del ejercito, cada día hay asesinatos de mujeres en la sociedad civil. Un saludo.
EliminarUn artículo muy completo, muy complejo, pero que no despeja los grandes interrogantes del problema. El hecho fundamental es que ahora la tecnología permite la reasignación masiva, y como nos encontramos en el principio de una auténtica revolución sexual somos nosotros los que nos encontramos con estos dilemas morales que hace símplemente 50 años no existían. Estamos empezando a despejar el bosque y hay muchos buitres que han encontrado los cadáveres al la do del camino. Al final son las personas interesadas las que deben decidir.
ResponderEliminarSalud!
Hace unos años escuchando en una conferencia a Carla Antonelli y su lucha de años del paleolítico...años 70? y las personas Trans eran encarceladas y torturadas. No sé, la verdad no sé que pensar sobre este artículo.
ResponderEliminarEl transgenerismo es un dispositivo de mercantilización mal que le pese a algún colectivo y el Estado y el Capital tienen "productos" que ofrecer para dar y tomar, segmentado "nichos" de mercado para todo el espectro social bajo su dominio, ya sean tribus de viejas derechas o de posmodernas izquierdas integradas en el Mercado
ResponderEliminarLo único bueno que le veo, es que el colectivo, aunque sólo sea porque se ha hecho "objeto de mercado" puede salir favorecido en algunas luchas, aunque la única lucha que reúne todas las luchas y derechos es contra el capitalismo.
ResponderEliminarEs muy peligroso caer en manos de las mafias farmacéuticas.
Y el costo de mantener un cuerpo, en base a ellos, puede ser un terrible rapto contra unx mismx.
Creo que el movimiento queer está avanzando.. en la destrucción de los géneros y de lo que se espera de... hacia una fractalidad e inmensidad... mucho más plural y rica..
Y siento que por ahí va la lucha. Romper el género. Romper toda cerradura, frontera, límite.
No ser jamás ni el hombre, ni la mujer que espera de nosotrxs el sistema capitalista. Y no alimentar al sistema jamás.
Ser muchxs más dentro y a la vez.
Creo que hay más opciones, no sólo ser hombre o mujer.
Y si el sistema capitalista te obliga a elegir y desde niñx te abduce y te condiciona..., saldrás de una jaula para meterte en otra.. y muy peligrosa.
Salud
mareva mayo, precisamente lo queer avanza hacia la afirmación de los géneros, y hacia un mundo patriarcalizado, machista y misógino. Precisamente si avanzara realmente a romper el género ( no el sexo que de momento biológicamnte es macho y hembra, y hermafroditas ahora llamados intersexuales), no sería necesario transionar hacia nada, si no que cada cual podría manifestarse y amar como quisiera. El movimiento queer destruye la homosexualidad y el lesbianismo. Está obligando a transionar hacia hombres y hacia mujeres según imposición de género, a personas que son homosexuales y lesbianas. El sistema capitalista sólo quiere que haya hombres y mujeres dentro del sistema establecido, por eso les obligan a transicionar. Un saludo.
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