Marcelo Pérez Suárez
Podría
pensarse que la United Fruit Company, creada en Estados Unidos en 1899, es
historia pasada. Pero con dos cambios sucesivos de nombre, sigue detrás de los
golpes de Estado en América Latina. Una parte de su capital es reinvertido en
violar las leyes, lograr influencia, sobornar políticos, apoyar a escuadrones de la muerte o actuar con sus propias bandas de asesinos, para asegurarse más
riquezas de la explotación de los obreros agrícolas.
El
terror desde el poder real
Uno
de los presidentes de la United Fruit, Sam Zemurray, es el autor de una frase
de principios del siglo XX, que refleja la temprana calaña de la compañía: “En Honduras es más barato comprar un
diputado que una mula”. Su primer golpe de Estado fue precisamente en ese
país, para imponer la reposición del presidente exiliado Manuel Bonilla, lo cual
logran en 1912. Bonilla pagó el “favor” al otorgarle 10 000 hectáreas libres de
impuestos.
En
esos años en Costa Rica, la United Fruit apuntalaba sus negocios con Cleto González, el que fue derrocado por un golpe de Estado en 1917. En apoyo a la
compañía, el gobierno estadounidense no reconoció al nuevo presidente.
En
Colombia, la United Fruit pidió al Ejército reprimir a 3 000 trabajadores de la
empresa que llevaban un mes en huelga en 1928. Se les calificaba de comunistas.
El cónsul de EE.UU. en el país reportó casi 600 víctimas.
http://informacionaldesnudo.com/a-85-anos-de-matanza-de-trabajadores-de-las-plantaciones-bananeras-united-fruit-company-en-colombia/ |
Cuando
el presidente Jacobo Arbenz nacionalizó en Guatemala las propiedades de la
United Fruit, el golpista elegido Castillo de Armas, estaba vinculado a la
compañía. No es casual que partió desde plantaciones de la United Fruit en
Honduras. “Restablecido” el orden en Guatemala en 1954, la transnacional
también cedió allí sus terrenos para que la CIA organizara la invasión a Cuba
en 1961. Quería recuperar sus más de 100 000 hectáreas.
Ya
para esa etapa, directivos de la United Fruit se rotaban los más altos cargos
en el gobierno y la CIA. El caso de los hermanos Dulles, secretario de Estado y
director de la CIA, indistintamente, es el más conocido. No fueron los únicos.
John Moors Cabot, secretario de Estado, hermano de Thomas Cabot, fue presidente
de la United Fruit. Bedell Smith, subsecretario de Estado y ex director de la
CIA, fue miembro del directorio de la United Fruit. Henry Cabot Lodge, senador
y representante de EE.UU. ante las Naciones Unidas, era accionista de la United
Fruit. Hasta Anne Whitman, secretaria personal del presidente Eisenhower,
estaba casada con el jefe de Relaciones Públicas de la United Fruit. La lista
es casi interminable.
Chiquita
Brands: el imperialismo bananero
En
1970, la United Fruit se fusionó nada menos que con Zapata Corporation, fundada
por la fascista familia de los Bush, y pasó a llamarse United Brands. En 1990
volvió a cambiar de nombre, para convertirse hasta hoy en Chiquita Brands. En
Colombia y Honduras —¡qué casualidad!— la compañía prosiguió sus prácticas y
penetró el poder de estos países hasta los tuétanos.
Desde
1997, Chiquita Brands pagó millones de dólares a las AUC (Autodefensas Unidas
de Colombia), grupo paramilitar colombiano. Les transportó las armas en sus barcos
y dio órdenes para que eliminaran a dirigentes campesinos y sindicalistas, que
se le enfrentaban. La cifra de esta escalada de violencia no está determinada.
No es hasta diez años después, en el 2007, que admite su felonía y paga una
multa de 25 millones de dólares por decisión de una corte estadounidense. El
acuerdo incluía no revelar a los ejecutivos implicados. El tema extradición
escaló a los presidentes Bush y al colombiano Álvaro Uribe.
Este
último, defendió a Chiquita Brands. ¿Por qué? Varias informaciones, entre ellas
un artículo publicado en Internet el 24 de marzo del 2007 por la prensa digital
Argenpress titulado, Todos los caminos conducen a Washington, indican que
cuando el ganadero Uribe aspiró a su candidatura como Gobernador en Antioquia
recibió dinero de esta transnacional.
Pero
es en Honduras donde la compañía ha ido más lejos en el control del poder. El 9
de abril de 1975, el Wall Street Journal publicó que Chiquita Brands confesó
haberle pagado 1 250 000 dólares a un alto funcionario hondureño para obtener
concesiones arancelarias y declaró que sus actividades eran estimuladas por el
Departamento de Estado norteamericano. Esto último fue rápidamente desmentido
por un vocero.
En
1975, una investigación de la U.S. Securities And Exchange Commission reveló
que la United Brands había sobornado al presidente de Honduras, Oswaldo López Arellano, con el fin de lograr rebajas en sus impuestos por exportación. López
Arellano ya había dado un golpe de Estado al anterior presidente, que pretendió
una reforma agraria que afectaría a la compañía.
A
inicios de los 80, Reagan indica a la CIA derrocar al gobierno nicaragüense
mediante acciones paramilitares. Honduras fue su base principal. El general
hondureño Gustavo Álvarez Martínez participó como si fuese plantilla del
Pentágono. Claro, desde 1975 recibía pagos de la United Brands.
La
United Brands aún tenía poder durante la década del 90 para desalojar aldeas en
Honduras y colocar pesticidas de alto riesgo prohibidos en Estados Unidos. Hoy
tiene mujeres y niños que se exponen a productos químicos nocivos para la
salud, en jornadas de 12 horas en los campos de cultivo.
El
25 de agosto del 2009, el ex oficial de Inteligencia de Estados Unidos y actual
activista contra la corporatocracia, John Perkins, escribió el artículo
Honduras: Military Coup Engineered By Two U.S. Companies? (¿Honduras: Golpe de Estado
planificado por dos empresas estadounidenses?), donde refiere que muchas
personas estaban convencidas que dos empresas de EE.UU., con el apoyo de la
CIA, habían tramado el golpe. Una de ellas, Chiquita Brands.
Perkins
y otras fuentes dentro de Honduras confirman que Chiquita Brands criticó
duramente a Zelaya por anunciar que el salario mínimo aumentaría en un 60%,
alegando que la medida provocaría millonarias pérdidas. Cuando se oficializó el
decreto, la compañía apeló al COHEP (Consejo Hondureño de Empresa Privada) y
encontró el eco y la confabulación que quería.
Una
coincidencia. La firma de abogados Covington & Burling LLP, representa a
Chiquita Brands, quien en los últimos tres años le ha pagado decenas de miles
de dólares a través de gastos de cabildeo. El actual fiscal general y
secretario de Justicia de Obama, Eric Holder, fue el abogado de la Covington,
que defendió a Chiquita Brands al ser acusada por su apoyo logístico a los
paramilitares en Colombia. Varias referencias aseguran que la Covington también
tiene estrechos vínculos con el conocido John Bolton, el ex director nacional
de Inteligencia John Negroponte, los Clinton y con varios asesores del gobierno
golpista en Honduras. ¿No se parece un poco al esquema montado que derrocó a
Jacobo Arbenz?
Otro
dato. Se plantea que varias trasnacionales presentes en Honduras se quejaron al
Departamento de Estado norteamericano a raíz del golpe, a partir de que el quebrantamiento
del orden constitucional afectaba los negocios. Chiquita Brands no estaba en
esa lista. Nada debe haberle gustado la intervención de Zelaya en la ONU,
cuando describió las prácticas de libre comercio como “despiadadas e
insensibles”.
Parece
que Chiquita Brands sigue siendo consecuente con su tenebrosa historia de 110
años: cambiando el dinero de los plátanos por políticos y militares, que le
aseguren las ganancias de su cosecha. En el “picacake” [celebración] de su cumpleaños seguro
participaron personeros del gobierno de Estados Unidos y la CIA. De hecho
Chiquita, que es grande en negocios y política, siempre ha sido un
contribuyente de las campañas electorales norteamericanas.
Una
historia que no es ajena. En Cuba celebramos un cumpleaños que tiene que ver
con la United Fruit: los 50 de haber hecho una Reforma Agraria y nacionalizado
sus propiedades. Eso nos ha costado el bloqueo y mucho más. Pero la Revolución
nos puso bien lejos de la muerte que la United Fruit o Chiquita Brands ha
ayudado a sembrar en América Latina.
uno ya no se sorprende de nada, seguramente así sucede, ha sucedido y sucederá, líbrenos alguien de Chiquitas Brands, hay demasiadas como ella, aunque seguramente este alguien también les deberá favores y no podrá hacer nada por ayudarnos.
ResponderEliminarParece ser que, en el caso concreto de Cuba, ese "alguien" fue Fidel Castro, por más que les pese a algunos.
EliminarYo lo que saco de todo esto es que es gente que vive del conflicto, de la discordia, de la misma Eris. A quien no le quede claro que son los propios fabricantes de armas los que crean los conflictos no creo que se les pueda convencer de ninguna manera.
ResponderEliminarSalud!
No cabe duda de que el peso de la industria armamentística es mucho, y a veces determinante en ciertos conflictos, pero referir todos ellos a su intereses es simplificar demasiado las cosas.
EliminarSalud!
Las multinacionales dependen de los estados para expandir a estos y competir con los demás, hay que entenderlo así para darse cuenta de quien está detrás de las multinacionales y como es posible que la CIA (en EEUU) ayude a una empresa "privada".
ResponderEliminarPor cierto, el encargado de crear y fortalecer las multinacionales Egpañolas fue el infame FeliPPe González.
Salud!
Depende de qué corporaciones y de qué Estados. A veces es difícil trazar la línea que separan los intereses de Estado de los de las corporaciones y saber cuál de ambos tiene realmente más poder.
EliminarFelipe González fue, y aunque con menor influencia sigue siendo, el caballo de Troya del imperialismo, es decir, de la CIA.
Salud!