Domina la sociedad humana una
voluntad o necesidad de ordenar, lo primero, esa misma sociedad, para que cada
vez esté mejor regida, así como cada uno de los individuos componentes, para
que funcione cada vez mejor, y luego, como el Hombre sigue siendo el centro y
razón del mundo, ordenar asimismo el resto de la realidad, de modo que sus
leyes sean cada vez más visibles y manejables para el Hombre, y el mundo, todo
de verdad un Kósmos, Orden.
No me negarán los lectores que
ese ideal domina por todos lados la existencia: ¿para qué, si no, están los
gobiernos de los Estados?, ¿para qué las cuentas cada vez más rigurosas y
ambiciosas de los dineros del mundo y de sus almas?, ¿para qué, si no, sigue
Vd. mismo las normas de la Higiene o hace gimnasia o guarda régimen o se
chequea?, ¿para qué la Ciencia se empeña en probar la verdad matemática de las
cosas y sus movimientos, de modo que eso permita una aplicación más amplia y
más certera a las industrias de los hombres?
A Vd. lo han convencido (a) de que
debe Vd. cuidarse, porque, si no se cuida, ¿qué iba a ser de Vd.?, (b) de que
algún Gobierno o Administración es necesario, porque, si no, ¿qué?: la
anarquía, el caos, (c) que la Ciencia o sus doctores, alguien en lo Alto, saben
lo que dicen cuando echan sus cuentas sobre el mundo y saben lo que hacen
cuando proceden en consecuencia, porque, si no, el abismo de lo desconocido.
Los resultados de eso Vd. los
padece conmigo cada día: la mayoría de sus fastidios, molestias, sufrimientos
de hoy consisten en los cuidados, terapias, consultas, exámenes, miedos,
regímenes, profilaxis a que se somete en aras de la salud futura; si se asoma a
la calle en cualquier metrópolis o a los suburbios millonarios formados en
torno a ella, el solo caos que de verdad se topa es el tráfico ciclónico, la
legislación volcánica, relámpagos y estrépitos de información acribillando ojos
y oídos; y no tiene más que meter el cuezo en una Universidad o Centro de
Ciencia para palpar lo que es caos y barullo administrativo de saberes y disciplinas.
No te voy a pedir, lector, que te
tomes esos sufrimientos tuyos y del mundo como prueba del error funesto del
ordenar y organizar las cosas desde Arriba, pero me atrevo a prometerte, sólo
con que renuncies un poco a la fe en ese ideal, manantiales de inteligencia y
de salud, que vienen a ser lo mismo.
qué bello siempre Agustín G. Calvo... si se desobedece, esa necesidad del órden y del control y del ajuste y recibo. seríamos como pájaros y como viento y como mar.. y ningún pájaro ni mar tiene jefes ... y entonces se destruirían sus gobiernos, sus prisiones... si en lugar de atarnos hacia el miedo al futuro en la telaraña que ha hecho el capitalismo alrededor de todo, nos desataramos hacia la voz del corazón.... y él sólo quiere ser libre....volaríamos!
ResponderEliminardesordenemos su mundo hasta que se vuelvan locos!!!!!!
Me gusta su pensamiento, claro y sencillo, con un mensaje que conecta y con una fórmula de vendedor de las antiguas de las convincentes. En sus palabras una invitación: atrévete.
ResponderEliminarSalud!
El pensamiento de Agustín, efectivamente claro y sencillo, no parte de las ramas sino de la raíz. Estoy de acuerdo contigo, su invitación es esa: atrévete.
EliminarSalud!
Ataraxia
ResponderEliminarHay mucho zombi suelto que no posee vida ni pensamiento propio. Ese es el problema de los atrevidos: no hay un seguimiento masivo contra tanto condicionamiento.
ResponderEliminarSiego pensando en "lanzar la Piedra" como inicio del principio del fin.