Cuando Max Weber habla de
«utilización de la moral como instrumento para tener razón»
–dejando ahora aparte el juicio que le merece–, está señalando
una práctica que incide con el origen del nombre propio «Satán»,
puesto que, como ya se ha dicho, procede del nombre común satán,
que en hebreo significa 'enemigo'. Hoy la nota definitoria de Satán
es la maldad; pero el antagonismo es anterior a la moral, de modo
que, en principio, el enemigo no es enemigo por malo, sino que el
malo es malo por enemigo.
En la obra de Samuel P.
Huntington ¿Quiénes somos?, hablando de los comentarios de «la élite que confecciona
la política exterior americana» a raíz del hundimiento de la Unión
Soviética, dice:
«La inexistencia de una
amenaza ideológica había producido una ausencia paralela de
propósito. "Las naciones necesitan enemigos –comentó Charles
Krauthammer al acabar la Guerra Fría–. Si se les quita uno,
hallarán otro". El enemigo ideal de Estados Unidos tenía que
ser ideológicamente hostil, racial y culturalmente diferente, y
suficientemente fuerte a nivel militar para plantear una amenaza
creíble a la seguridad estadounidense. Los debates sobre política
exterior durante la década de 1990 giraron fundamentalmente en torno
a dónde encontrar ese enemigo».
La enumeración a
priori de los rasgos de maldad que tiene que reunir el enemigo no
es aquí una respuesta a la pregunta: «¿Para qué tiene usted un
ejército? ¿Contra quién se sentiría usted obligado a combatir?»,
porque lo que, en verdad, se demanda no es un ejército para un
enemigo, sino un enemigo para un ejército, o, más exactamente, para
el ejército, como muy bien lo explicaba Charles Krauthammer:
«Las naciones necesitan enemigos»; la caída de la Unión Soviética
había dejado el lugar vacío correspondiente; era preciso cubrir esa
vacante. Lo que se constataba era que toda «identidad» es
antagónica, y la de la nación en grado más mortífero.
Rafael Sánchez
Ferlosio, God & Gun. Apuntes de polemología, (pág
270-271)
Qué alegría siempre leer a Ferlosio. También dice en otro sitio lo de la hipertrofia de la industria militar norteamericana y su consecuencia: crear enemigos y guerras para sostener el negocio. Salud!
ResponderEliminarCierto, Conrado. El análisis que hace Ferlosio de esa belicosa nación no tiene desperdicio.
EliminarSalud!
"Los espartanos no preguntaban cuántos eran los enemigos, sino dónde estaban"
ResponderEliminarAnónimo
Los gringos, en cambio, lo inventan a la medida de su política imperialista y de su industria militar.
EliminarLos enemigos se crean a la carta, pero no es nada nuevo: "Estasia siempre fue nuestro enemigo" Los medios de comunicación estatales, crean heroes y villanos, enemigos y aliados; No useis de los medios y oerderán su poder.
ResponderEliminarSalud!
Si nos fijamos en las últimas macroiniciativas bélicas, las doctrinas de "war on drugs", "war on terrorism" se han asegurado de poder reprimir a su propio pueblo. Es decir, son las élites contra el pueblo en su conjunto, esto es, contra la humanidad esté donde esté.
ResponderEliminarSalud!