Más bien es la necesidad de ser engañado la que catapulta a los más imbéciles a entregar su rostro y figura a la representación de la tontura, que no deja de ser una muestra de la 'diversidad funcional' de esta sociedad discapacitada para cualquier otra cosa que no sea la 'representación' y su producción mediática.
Más bien es la necesidad de ser engañado la que catapulta a los más imbéciles a entregar su rostro y figura a la representación de la tontura, que no deja de ser una muestra de la 'diversidad funcional' de esta sociedad discapacitada para cualquier otra cosa que no sea la 'representación' y su producción mediática.
ResponderEliminarMuy acertado comentario.
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