Fragmentos extraídos de: The Government’s War on Domestic Terrorism Is a Trap, By John W. Whitehead and Nisha Whitehead
Information Clearing House – 31/01/2021
Traducción del inglés: Arrezafe
Nos estamos deslizando rápidamente por una resbaladiza pendiente hacia una sociedad autoritaria en la que las únicas opiniones, ideas y discursos expresados son los permitidos por el gobierno y sus cohortes corporativas.
A raíz de los disturbios del 6 de enero en el Capitolio, el "terrorismo interno" se ha convertido en el nuevo modelo para la ampliación de los poderes del gobierno a expensas de las libertades civiles.
Por supuesto, "terrorismo interno" es un comodín que, según convenga, se puede cambiar por "antigubernamental", "extremista" o "disidente", para describir a cualquiera que el celoso ojo policial sitúe en algún lugar del amplio espectro de cuanto se puede considerar "peligroso".
Ya lo ves: todos estamos a punto de convertirnos en enemigos del estado.
En un déjà vu que refleja las consecuencias legislativas del 11 de septiembre y la consiguiente consolidación del estado de excepción, existe una creciente demanda de ciertos sectores para que se otorguen poderes al gobierno con el fin de erradicar el terrorismo "interno", y a la mierda la Constitución.
Si esta es una prueba de la valía de Joe Biden para encabezar el estado policial estadounidense, parece que la ha superado.
No parpadees o te perderás el juego de manos
Esta es la parte complicada de las triquiñuelas del Deep State [Estado profundo], te mantiene atento al juego de manos mientras los rufianes están limpiando tu billetera.
Sigue el mismo patrón que cualquier otra "crisis" convenientemente utilizada por el gobierno como excusa para expandir sus poderes a expensas de la ciudadanía y a expensas de nuestras libertades.
[...]
El estado de emergencia, versión maquiavélica del gobierno para la gestión de la crisis que justifica todo tipo de tiranía gubernamental en nombre de la así llamada 'seguridad nacional'.
Esta es la toma de poder que se esconde a plena vista, oscurecida por las maquinaciones políticas de la élite moralista.
[...]
...deberíamos preguntarnos si cualquier corporación, agencia gubernamental o entidad que represente la fusión de ambas, ha de tener el poder de amordazar, silenciar, censurar, regular, controlar y erradicar por completo las llamadas "ideas peligrosas" o "extremistas".
Este poder unilateral de amordazar la libertad de expresión representa un peligro mucho mayor que el que podría suponer cualquier supuesto extremismo de derecha o de izquierda.
Las implicaciones son tan extensas que casi todos nos convertimos en extremistas de palabra, obra, pensamiento o asociación.
Se equivocan, pues, quienes suponen que has de hacer algo ilegal, como desafiar la autoridad gubernamental, para ser señalado como sospechoso, etiquetado como enemigo del estado y encerrado cual peligroso criminal. Todo lo que realmente necesitas hacer es utilizar ciertas palabras "inadecuadas".
Ya se han sentado las bases.
La trampa está tendida.
Sólo se necesita el cebo adecuado.
Con la ayuda de ojos y oídos automatizados, un creciente arsenal de software, hardware y técnicas de alta tecnología, la propaganda gubernamental insta a los estadounidenses a convertirse en espías y soplones. Así, en las redes sociales y mediante software de detección de conducta, los agentes gubernamentales han urdido una intrincada telaraña de evaluaciones de amenazas y de detección de comportamiento, destinada a atrapar enemigos potenciales del estado.
[...]
Los tecnócratas que dirigen este Estado de Vigilancia ni siquiera tienen que esforzarse en monitorear lo que dices, lo que lees, lo que escribes, a dónde vas, cuánto gastas, a quién apoyas y con quién te comunicas. Ahora, mediante la IA (inteligencia artificial) las computadoras realizan el rutinario trabajo de rastrear Internet, las redes sociales, los mensajes de texto y las llamadas telefónicas en busca de comentarios potencialmente subversivos, todo lo cual se registra, documenta y almacena cuidadosamente para usarlo en tu contra en el día, a la hora y lugar que el gobierno decida.
Por ejemplo, la policía de las principales ciudades estadounidenses ha estado utilizando tecnología predictiva que les permite identificar a personas o grupos de personas, con más probabilidades de cometer un delito en una comunidad determinada. A continuación, se informa a dichas personas de que sus movimientos y actividades están siendo supervisados de cerca y de que cualquier actividad delictiva, cometida por ellos o asociada a ellos, será duramente sancionada.
En otras palabras, la carga de la prueba se invierte: tú eres culpable antes de que se te dé la oportunidad de demostrar que eres inocente.
Sin embargo, hurga bajo la superficie de este complejo aparato estatal de control policial y encontrarás que el verdadero propósito de este 'anticiparse al crimen' no es la seguridad, sino el control.
Hemos pasado de la orden al control.
ResponderEliminarNo nos hemos dado cuenta, pero hay detalles. Hoy no hay carteles que te digan :Prohibido, no, hoy sibilinamente te dicen: Velocidad controlada.
Es un detalle a tener en cuenta.
La tecnología al servicio de la plutocracia. Ya los curas lo decían con tono amenazante: "Dios lo ve todo" (ahora desde Silicon Valley). Sin embargo, no parece que haya límite de velocidad ni control para la destrucción del planeta.
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