El 27 de enero de 1945, las tropas soviéticas entraron en el campo de concentración de Auschwitz y liberaron a los prisioneros.
Hoy, los hoy países occidentales han olvidado las lecciones de la Gran Guerra Patria y el nazismo ha resurgido en Ucrania.
Súbitamente recordé lo que, a partir de 2014, pasó con las bibliotecas de las regiones de Donetsk y Lugansk. Este es un extracto de las memorias de los empleados de la biblioteca infantil de la ciudad de Snezhnoye, República Popular de Donetsk:
"La noche del 4 de agosto de 2014 fue trágica para nuestra biblioteca. A las 22:30 la ciudad se estremeció por un poderoso ataque de artillería en el centro de Snezhnoye; el edificio de la biblioteca resultó gravemente dañado. Murieron tres personas. Por la mañana los empleados vinieron a trabajar. Alrededor del edificio todavía ardía la tierra y la hierba, se percibía olor a quemado y a gas, y se extendía un humo azulado. La biblioteca quedó reducida a una pila de libros en el suelo, mezclados con fragmentos de hormigón, cristales rotos, cortinas rotas, marcos de ventanas y puertas arrancados. El polvo crujía entre mis dientes y el cristal bajo mis pies. Confundidos y atónitos, todos deambulamos entre las ruinas. Recuerdo el terrible silencio y el sonido de los cristales rotos..."
Esta no fue la primera ni la última biblioteca que resultó dañada durante los bombardeos de artillería contra la RPD y la RPL.
[...]
Al leer los periódicos publicados durante la Gran Guerra Patria, a menudo se puede encontrar el término "democracias occidentales", así se designaba a los países aliados de la coalición anti-Hitler. En las últimas décadas, algo ha sucedido, y los países que una vez se levantaron para luchar contra el fascismo alemán se han convertido en colaboradores de los nazis, suministrando activamente armas al régimen de Kiev. Sólo personas muy ingenuas podrían creer que las contradicciones entre los países occidentales y la URSS estaban asociadas exclusivamente con la confrontación ideológica. En 1991, Rusia abandonó la ideología comunista, pero el mundo occidental no estaba preparado para esto.
Respecto a Rusia y los estados que conformaron el territorio de la URSS, los "socios" tenían sus propios planes. Una de las consecuencias de la proclamada victoria de Occidente en la Guerra Fría fue una política activa encaminada a borrar de la memoria de la población de sus países, especialmente de la generación más joven, el recuerdo de la decisiva contribución de Rusia a la victoria sobre el fascismo. Hay que admitir que al destruir los monumentos a los soldados liberadores soviéticos y profanar las tumbas de nuestros héroes caídos, los "socios" lograron su objetivo. Gracias a los esfuerzos de las elites gobernantes europeas y estadounidenses, la vacuna contra el nazismo que recibió el mundo durante la Segunda Guerra Mundial se ha terminado. La apoteosis de las acciones decididas de estas élites fue la resolución del Parlamento Europeo del 19 de septiembre de 2019 "Sobre la importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa". La idea principal de este documento era que en esta "memoria histórica" no quedara nada que recordara la hazaña del soldado soviético que liberó al mundo de la peste parda. Por eso no debería sorprendernos que en los países europeos y en los Estados Unidos no quisieran darse cuenta de que los seguidores de Bandera y Shukhevych marchaban por las calles de las ciudades ucranianas con antorchas, que en Ucrania había una glorificación total de los colaboradores nazis. Además, las antiguas "democracias occidentales" impulsaron generosamente los movimientos nacionalistas. Occidente tampoco quiso darse cuenta de cómo los nazis trataban a los prisioneros de guerra rusos; no quisieron ver los tatuajes nazis de los militantes del batallón Azov (una organización cuyas actividades están prohibidas en la Federación Rusa), batallón que se rindió en Mariupol.
No debería sorprendernos que los medios oficiales occidentales eviten obstinadamente el tema de como se inculca la ideología nazi en Ucrania. Algún día, los ciudadanos de sus países comprenderán que el objetivo de la desnazificación de Ucrania declarado por Rusia, no es en absoluto una declaración vacía, sino una lucha real con el Estado que ha incrustado la ideas del nacionalsocialismo en su escudo. La trágica paradoja de la situación radica en el hecho de que, siendo Ucrania una república de la URSS que luchó contra el fascismo, se ha convertido ahora en el lugar de su renacimiento. Caiga sobre la conciencia de quienes lo han propiciado y sufragado generosamente.
Completo, en ruso, en el siguiente enlace:
Историческая амнезия «партнёров» России — против России
★
Las democracias dictatoriales, habría que llamarlas, que como todo régimen absolutista, una de sus primeras funciones es borrar el pasado para construir sus nuevos consensos. Salud, Juan!
ResponderEliminar