Para mejor ocultar o camuflar su auténtica naturaleza depredadora, suele utilizar una ingente variedad de disfraces y maquillajes, según el momento y las circunstancias. Si bien jamás oculta su intrínseco carácter dominante y de superioridad, en ocasiones adopta condescendientes tácticas de falsa cercanía para predisponer favorablemente a sus incautas presas. Vampiro con piel de cordero, la única y verdadera cercanía con sus víctimas es la establecida por sus ávidos colmillos. A tejer y propagar por el orbe su oneroso y engañoso ajuar, colabora fielmente una nutrida cohorte de variopintos adeptos que así obtienen una suculenta ración del sanguinario botín.
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Lo pintarán del color que lo pinten, pero un asesino es un asesino, huela a Chanel nº5 y seda, a pólvora o a la sangre que gotea de su cuchillo. Salud!
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