El abuso de la Ley Antiterrorista desalienta la investigación, el análisis y el pensamiento crítico. Obliga a periodistas, activistas de derechos humanos y abogados a convertirse en lacayos del gobierno, creando un vacío que permite a éste manipular los acontecimientos en su propio beneficio, eludir la rendición de cuentas y castigar a quienes disienten. Es la antítesis misma de un comportamiento democrático.
Esto debería horrorizar a cualquiera que se preocupe por la verdad, el debate público y la investigación, porque todo esto ha sido desechado.
Al proscribir a Acción Palestina, el gobierno ha sentado el más peligroso de los precedentes: puede ilegalizar cualquier grupo político calificándolo de "organización terrorista" y, de ese modo, imposibilitar la defensa del mismo.
Eso es lo que hacen los gobiernos autoritarios, y es exactamente ahí donde hoy se encuentra Gran Bretaña.
Jonathan Cook, Cómo informar sobre los hechos puede llevarte a 14 años de cárcel por terrorista.
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