Como
es sabido, los europeos atesoramos grandes valores. Frente a civilizaciones
desalmadas, o fracasadas, o ignoradas, los europeos hemos construido la nuestra
basándonos en valores humanísticos, que se han traducido en nuestros tiempos en
una defensa acérrima de los derechos humanos a nivel universal, y en la
cooperación y el acuerdo por encima de la dominación y el conflicto.
La
nuestra, sabido es, es una tradición que hunde sus raíces en la Grecia clásica
y llega a nuestros días no ya incólume, sino mejorando en cada salto
cualitativo de los muchos que hemos dado hasta hoy. Ahí es nada contemplar esa
cadena que arranca en Platón y Aristóteles y continúa con Séneca, Dante,
Rousseau, Goethe, Bertrand Russell, Einstein… por citar a unos pocos. Somos,
definitivamente, una cultura superior….
Pero,
parece que algo falla en el relato que supone a los europeos unos valores
superiores. Sobre todo si contemplamos la indiferencia de los poderes públicos
y privados ante el drama que se desarrolla cotidianamente en la Gran Fosa
Mediteránea.
Foto: Samuel Aranda |
Miles y miles de muertos nos recuerdan con su silencio que los valores hay que demostrarlos, y que los gobernantes europeos son, simplemente, impávidos guardianes de cementerio, gélidos témpanos bien alimentados, que temen quizás el vociferío de parte del pueblo europeo, aterrorizado este a su vez porque la “invasión” de foráneos pueda acabar subvirtiendo sus “valores” y su forma de vivir. ¡Ah, la cristiandad se siente amenazada! Menuda estupidez.
Digamos
que, ante el macabro espectáculo que este mar nuestro ofrece, unas pocas buenas
gentes hacen lo que pueden ante la tragedia; otros miran hacia otro lado, tal
vez conmovidos puntualmente por la imagen del cadáver de un niño depositado en
la arena o la mirada desesperada de quien teme ahogarse; y la mayoría opta por
suspirar y resignarse a lo que está sucediendo, como si esos millares de
víctimas estuvieran sometidos a un destino inapelable. Sin remedio. Y hay que
tener muy endurecido el corazón para no sentirlo herido no ya viendo, sino
simplemente sabiendo lo que está pasando. Y todos lo sabemos.
Así
pues, parece que Europa está perdiendo sus valores. Pero… ¿alguna vez
existieron?
Retrocedamos
en el tiempo. No mucho, porque en el medioevo lo corriente –y moralmente
justificado, incluso por las diversas religiones– era la conquista, es decir,
liquidar a alguien –o esclavizarlo– para robar sus posesiones, por miserables
que estas fueran. No, dejemos esa época oscura y viajemos a la luz: la
Revolución Francesa. Igualdad, libertad, fraternidad… hermosas palabras que
recorrieron Europa. Pero que duraron poco: Napoleón, el dictador ilustrado,
acabó con ellas en un plis plas, imponiendo los nuevos valores a cañonazos por
toda Europa. Ya se sabe: para algunos, la guerra es el mejor método para ganar
la paz. Y la fraternidad no es buena para los negocios.
Y
casi empalmando en el tiempo, los cultos y educados europeos, supuestamente
orgullosos de sus valores, descubrimos que quedaba aún mucho mundo que
conquistar, y nos dimos a ello con entusiasmo. Los ibéricos seguimos explotando
las colonias. Los atildados británicos se hicieron con la India, además de
participar en el reparto de África, un reparto que incluso tuvo un momento
pintoresco: cuando el rey Leopoldo de Bélgica se adjudicó el Congo a título
personal, como si fuera una pequeña finca a las afueras de Bruselas. No hubo
genocidio (que sí lo hubo en la conquista del Oeste norteamericano) porque
hacía falta mano de obra autóctona para cavar en las minas. Por cierto, la esclavitud
persistió en América (y en España y sus colonias) hasta la segunda mitad del
siglo XIX. ¿Dónde estaban por aquel entonces esos valores que nos confieren
superioridad moral ante otros pueblos?
La
Gran Fosa Mediteránea
Además,
con el paso del tiempo no parece que las cosas mejoraron: ahí está la primera
guerra mundial, con las masas europeas marchando alegres al frente, a matarse
entre ellos, tal vez creyendo cada uno en sus valores, dejando al menos 10
millones de muertos y más de 20 millones de heridos. Y, en nombre de valores
europeos (arios, según Hitler) los nazis inventaron las cámaras de gas para exterminar
como insectos molestos a judíos europeos, comunistas y gitanos, y provocaron
una nueva guerra que dejó entre 60 y 70 millones de muertos. Aquí, en España,
además de embarcarnos en una sangrienta guerra civil, tenemos el deshonor de
ser el segundo país del mundo –tras Camboya– en número de desaparecidos. Y no
podemos olvidar el racismo en Occidente, presente durante tantos años, siglo XX
incluido, en Estados Unidos y Sudáfrica, y latente en muchos otros países.
Claro
está que los tiempos han cambiado, y ahora mismo los europeos –e incluyo aquí a
los estadounidenses, esos hijos de la cultura europea– proclamamos en voz alta
nuestra defensa de la paz y los derechos humanos. Somos pacíficos, tolerantes,
compensivos. Contribuimos, quien más, quién menos, a sostener a alguna ONG.
¡Ah, sí, nosotros somos diferentes! ¡Diferentes! Por eso destruimos Iraq,
bombardeamos Serbia, arrasamos Libia y ahorita mismo casi hemos conseguido la
extinción de Siria. Un éxito tras otro.
Foto: Marko Risovik |
Esa
es nuestra historia. La verdadera. Dejémonos de pamplinas.
En
definitiva, y para acabar: que los famosos valores europeos son una mandanga,
una gran mentira, un cuento chino que solo sirve para darnos autobombo,
mientras los cadáveres siguen alfombrando el mar. Y sin que nadie ponga fin a
este asesinato colectivo.
Creo que es la otra cara de la publicación anterior, (que por cierto no me pusiste el comentario).
ResponderEliminarEntiendo lo escrito como propaganda anti-blanca que pretende acusarnos, en lugar de a nuestros mandatarios; Yo no tengo la culpa de lo que haga el gobierno del estado donde resido, yo no lo apoyo ni lo justifico, ni siquiera lo voté nunca, así que no soy cómplice de lo que haga.
Nuestra cultura, por supuesto es superior a muchas otras, ¿o nos van a dar clases los orientales, los musulmanes, los africanos? Por supuesto hay individuos mejores y peores en todas ellas, pero hablo de cultura y de realidad, no confundamos tampoco con racismos ni chovinismos.
El texto está además plagado de incorrecciones y de mentiras. Parece que se pretenda apelar a nuestra emotividad para que nos sintamos culpables y que permitamos la destrucción de nuestro mundo y el de aquellos a los que nuestros estados invaden.
No, basta de culparnos, basta de pedirnos cuentas a quienes poco podemos hacer si no es organizarnos y acabar con el sistema que sufrimos desde hace cientos o miles de años.
Salud!
Ya he publicado y respondido a tu anterior comentario. Recibo los comentarios en bandeja de entrada de mis correos y desde ahí los publico. No tengo suscripción a los tuyos porque en tu blog no tienes habilitada esa opción, de modo que, a veces, olvido comprobar (en el blog) los entrantes. Te pido disculpas. Subsanado.
EliminarNo se trata de superioridad o inferioridad cultural, sino de la evidente agresividad imperialista que Europa a demostrado a lo largo de la historia. Es cierto que esa agresividad se ha cebado, en primera instancia, con las clases oprimidas de la misma Europa, pero no por ello deja de ser cierto. Claro que, no sólo Europa ha sido imperialista, pero lo que el autor de este artículo cuestiona son los valores éticos y morales de los que tanto han alardeado y alardean sus gobernantes mientras arrasan pueblos y naciones. Es más una encendida crítica a dicha hipocresía que esa "propaganda anti-blanca" que dices tú percibir. No estaría de más que señalaras cuales son esas "incorrecciones y mentiras", es posible que yo no me haya percatado de ellas.
Salud!
Estoy de hospitales y sin tiempo, lo siento si me quedo a medias. ;-)
EliminarNo tengo habilitado eso que dices, porque no estoy muy puesto, lo siento, a ver ahora que lo se si me pongo cuando tenga tiempo.
Al texto...
Lo que me refiero es que la culpa es de los estados, no del pueblo, pero esos estados alardean de la bondad de su pueblo, no el de ellos, aunque solo es para justificar sus maldades.
El pueblo no es culpable, pero ahora pretenden que lo sea porque se pretende suprimir a ese pueblo (occidental) que ahora ya no es necesario.
Sobre las incorrecciones:
Por ejemplo, dice que España es el segundo país con desaparecidos, si vale, pero entonces el primero es peor aun ¿no?
Cuando se dice (no aquí en general) que Europa conquistó India, América, África... es cierto, pero fue con ayuda de Indios, Africanos, Americanos...
-La esclavitud, los cazadores de esclavos eran negros o indígenas americanos que capturaban a tribus enemigas y las vendían a los blancos,
-Las tropas de los Españoles en Sur América, eran cuatro gatos, si no les hubieran ayudado los indígenas no se hubieran comido una leche, igual que los ingleses en la India, por ejemplo.
A la hora de donar órganos, de acoger extranjeros (digan lo que digan), de ayuda humanitaria, (de verdad, no institucional), los Europeos siempre destacan, mira las estadísticas, la gente que más rechaza la tortura,la pena de muerte, etc.
Otra cosa es lo que sus gobiernos hagan o digan ,esa es la distinción que yo hago.
Nuestra cultura cambió en el SXVI con la instauración del capitalismo. Desde entonces la historia europea ya no es una historia de caballeros y damiselas sino de ejércitos y monstruos salpicada por explosiones de lucided apagada.
ResponderEliminarEn el SXXI no son solo los refugiados condenados a muerte los que se hunden.
Salud!