La
famosa ley-embudo
se
enuncia como veredes:
Que lo
ancho es para mí
y lo
estrecho para ustedes.
Miren
la ley del embudo
que va
contra mi conciencia:
Si a
mí me matan es orden.
Si me
defiendo es violencia.
La ley
del embudo, en fin,
así la
van componiendo:
Orden
es si me dan palos.
Violencia
si me defiendo.
Según
piensan los señores
no
tengo donde cogerme:
Si a
mí me matan es paz
pero
es guerra el defenderme.
Las
pistolas policíacas
no son
ningún armamento;
pero
si yo cojo un palo
me
violentan por violento.
En sus
cuarteles sombríos
destrozan
al ser humano.
Eso no
es violencia, amigos,
¡Gajes
del orden cristiano!
Porrazos
y tentetieso
en los
campos de Baeza.
Yo
llevaba mis dos manos
y
volví sin la cabeza.
Violencia
engendra violencia,
dicen
otros, muy contritos,
¿Escucháis
llantos ahora?
¿No se
oyeron nuestros gritos?
Ocupa
miles de folios
la
lista de las torturas.
Pero
violencias jamás.
¡Son calumnias e imposturas!
Vida
alegre y muerte triste.
Sirva
a otros de escarmiento;
con
tormento viven siempre
los
que viven del tormento.
Y aquí
se acaba la historia
con
que a vosotros acudo
sobre
la violenta ley
llamada
ley del embudo.
Volvemos a lo de siempre, mientras las leyes las hagan los de arriba, irán contra los de abajo. Lo malo es que los de abajo acaten esas leyes sin rechistar.
ResponderEliminarSalud!
Salvo que no tendrá fin
ResponderEliminarhasta coger un embudo,
y a la ley y a quien la dicta
les pongamos fino el culo.
Salud!
Esta claro, dos y dos son cinco. En la caverna a demás de darte la peor parte te intentan convencer de lo contrario y a demás prohíben que te quejes, por si a caso. Salud! Pablo Herakleo
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