Insurgente.org
24/10/2017
Dice
Alberto Garzón (IU) en un reciente twitter: “Rajoy y Puigdemont son dos
irresponsables. La sociedad está aburrida y cansada de verlos jugar al gato y
al ratón”. Pues qué queréis que diga. A mí la frase me parece un cúmulo de
despropósitos. Pero vayamos por partes. Empecemos por lo del gato y el ratón.
Las
diferencias entre estos dos animales son grandes. No solo en peso y tamaño,
donde aquellas son abismales, sino por su propia naturaleza. El gato es felino,
cazador innato. Cuenta para ello con fuertes colmillos y afiladas garras.
Digamos además que los ratones forman parte de su dieta habitual. Estos últimos
son roedores. Entre sus gustos culinarios se encuentra el grano, el queso, las
sobras de comida..., pero no la carne de gato.
A
menudo, cuando un gato persigue a un ratón, suele jugar con éste hasta que
acaba con él. El juego consiste en recortar sus espacios, arrinconarlo, dejarlo
escapar… pero todo es una farsa, pues siempre acaba en las fauces del felino.
Se dice que todo esto es un juego, pero, ¡ojo!, aquí el único que juega es el
gato. Para el ratón todo es miedo, pánico, terror. El juego es cruel y sádico.
El juego infantil del gato y el ratón consiste en tratar de impedir que el
primero coma al segundo. Para los niños y niñas es evidente que el bueno es el
ratón, al que hay que defender, y el malo el gato, a quien hay que dificultar
la cacería. Pues bien, llegados aquí, si como Garzón afirma Rajoy y Puigdemont
son gato y ratón, ¿quién es uno y quién es el otro?, ¿quién tiene colmillos
(policía, guardia civil, Tribunal Constitucional, artículo 155…) y quien no? ¿A
quién hay que defender y a quién obstaculizar la caza?
El
juego entre Catalunya y el Estado español es muy desigual. El segundo es por
naturaleza felino. En su dieta, los ratones son algo esencial. El gato-Estado
español, desde su propio nacimiento, ha comido naciones y pueblos allá donde
los ha encontrado: la Península, Europa, América, Asia, África. Sin ellos, la
nación España-Estado español, no hubiera podido nacer ni existir. Y hoy, a
pesar de encontrarse viejo y decrépito, este gato-Estado no puede por menos que
seguir afirmándose como carnívoro. Porque nadie, que yo sepa, conoce gatos veganos.
Por eso el actual Estado español no puede concebirse sino como cárcel de
pueblos.
Garzón
dice que la sociedad está aburrida y cansada de ver jugar a Rajoy y Puigdemont.
Yo, personalmente, identifico el estar aburrido y cansado con sentarme y
bostezar, pero éste no es el caso. Desde hace seis años no hay en Europa un
país en el que, como en Catalunya (si alguien conoce alguno, que lo diga) se
haya mantenido un nivel de debate, participación y movilización ciudadana más
alto. Las imágenes que nos llegan de allí expresan cualquier cosa menos
aburrimiento. La política se vive por todos sus rincones, cafeterías, centros
de trabajo y estudio, plazas… Así pues, ¿a qué “sociedad” se refiere Garzón
cuando habla de aburrimiento y cansancio: a la catalana, a la española o a ese
concepto-chicle de gente que sirve para cualquier cosa?
Algunos
estrategas de escuadra y cartabón han afirmado que el proceso catalán estaba
alentado y conducido por la burguesía. Las frontales críticas hechas por esta
contra el mismo (CEOE, Foment del Traball Nacional…) y la actual fuga de las
principales empresas catalanas (Caixa Bank, Sabadell, Aguas Barcelona, Codorniu,
Gas Natural...) no les han hecho bajarse del carro. Ellos son como esos rancios
arzobispos que ven al Maligno en todo aquello que no comulga con su credo.
Porque el unionismo es así, cualquier nacionalismo o patriotismo está infectado…,
menos el suyo propio, el de la gran nación. Joaquín Sabina lo ha expresado
mejor que nadie: “Estoy en contra de quien quiera hacer una patria pequeñita…”.
Pues eso, ¡a reconquistar Guinea, Cuba, Filipinas, México, Perú, Países Bajos...!
¡Ande o no ande, patria grande!
“Rajoy
y Puigdemont son dos irresponsables”, afirma Garzón. Puestos a decir, podía
haber incluido también a Trump en la lista. Total, por el precio… Porque
incluso en el caso de que el Govern catalán haya sido irresponsable, cosa que
no comparto, igualar a éste con el de Rajoy y el PP en un momento en que la
autonomía catalana está siendo decapitada, es un despropósito total.
Leí
recientemente a Angela Davis un artículo en el que se pronunciaba contra la
conversión del slogan “las personas negras también tenemos derechos”, en ese
otro de “todas las personas tenemos derechos”. Criticaba así que tras la
universalización del lema inicial se invisibilizada el problema denunciado, es
decir, la marginación de la población afro-americana; paro, trabajo, cárcel,
vivienda. Tras la defensa abstracta de los universales derechos humanos, suele
desaparecer así la desigualdad social realmente existente: capitalistas y
currantes, hombres y mujeres, negras y blancos.
Hablar
de plurinacionalidad en el Estado español es hoy, en gran medida, un sarcasmo.
Porque solo una de esas naciones, España, cuenta con Constitución, leyes
básicas, Policía (los Mossos no tienen competencia para actuar en Madrid),
Tribunal Constitucional, pero nada de eso tienen Catalunya o Euskal Herria. Las
competencias autonómicas, tal como acabamos de ver, son graciosas concesiones
del poder central que pueden ser suprimidas a voluntad. Por eso mismo, hablar
de plurinacionalidad sin decir que una de esas naciones es nación-gato y otras
son naciones-ratón, es tramposo.
Claro
está, si la solución para que acabe eso que Garzón llama aburrido juego del
gato y el ratón, es someterse a una legalidad felina hecha a la medida de las
zarpas del poder, esa solución no es tal. Seis años seguidos de intentos
catalanes de diálogo y humillaciones centralistas lo atestiguan. La solución,
claro está, es difícil, pero esta deberá seguir buscándose en la profundización
–y mejora– de las vías democráticas, de movilización y desobediencia civil
llevadas a cabo hasta ahora. Sin estrategias que apunten hacia una ruptura
democrática no hay salida. Hoy, hablar de pacto y reforma es vender humo.
La
solidaridad con Catalunya es hoy esencial, porque ante lo que nos encontramos
no es tan solo ante una agresión a la soberanía catalana, sino frente a una
regresión y recorte generalizado de libertades democráticas de todo tipo. El
objetivo del Régimen es acabar con la disidencia. Así de claro.
Si, todo eso está muy bien, pero a mi y al resto de los currelas (y parados) que vivimos aquí y de rebote en el resto de España nos van a joder a base de bien. Entonces esos juegos políticos de banderitas y eslóganes está muy bien, pero para ellos que se forran con toda esta comedia, al resto nos va a salir todo más caro, la vida me refiero.
ResponderEliminar¿Y entonces como convences a tanto subnormal para que se deje dar de hostias por ellos y esté dispuesto a vivir aun peor?
-Pues eso, a base de comerles el coco e impedirles ver que sus intereses no son los de los ricos, ni nunca lo serán.
Menciona Sabino a los negros y el enfado por sus eslóganes, pero no dicen estos nada de los negros ricos, ni de hacerse ellos ricos, que es a lo que aspiran. No a luchar contra la pobreza o la explotación, sino a tener la posibilidad de ser tan hijodeputa como los blancos a los que odian, no por ser blancos, sino por tener más poder que ellos; Yo quiero ser el Califa.
Menos cuentos de unos y de otros, luchar por cosas que se traduzcan en mejoras para todos los de abajo, y eso solo es posible arrebatándoselo a los de arriba, no a otros de más abajo aun, como hasta ahora.
Salud!
PD: ¿Y como? pues en vez de darse hostias por los ricos hacerlo por los tuyos, que duele igual pero es más sano y más digno
¿Que no hay un movimiento o una estrategia?
-Pues claro, para eso está el CNI (o como se llame ahora), pero todo es ponerse, no hacen falta grandes ejércitos, piensa en kaczynski.
"Menos cuentos", eso digo yo... y eso dice 'Alfon':
Eliminarhttps://arrezafe.blogspot.com.es/2017/10/madriz-revolution-stand-by-alfonso.html
A veces nuestro discurso nos lleva a inconcluir (a no profundizar en otros aspectos) cosas que damos por hechas, conceptos o ideas que comprendemos acorde a quienes nos dirigimos (aunque existan matices, variaciones, anexos.... etc). Baaicamente, porque si lo hicieramos acabarismos liando la intencion final y diversificando
Eliminarcuando además podemos distraer la atención. Es decir, y por ejemplo, y sin menospreciar la figura y lo que ha supuesto para el discurrir de los tiempos en este mundo, podríamos acabar en uno de los discursos que pronunciaba Fidel Castro, que podrían ser, y seguro lo eran, alentadores y aleccionadores para el pueblo cubano que acudía.. . Pero seguro que tenían la precaución de hacerlo llevándose el bocadillo. Por tanto, el aspecto que Sabino mete del tema de emancipación de los negros no es más que para explicar el fin al que quiere llegar.
Y el fin al que quiere llegar me parece bueno y la manera de como lo ha tratado me parece correcta.
Lo que ya no me parece correcto es el trato que das como "subnormal" a alguien que, llevando una actuación y modo de entender a donde quiere llegar y de qué manera y el porque lo quiere distinto a tu formas y parecer es.
Más cuando Sabino (y siguiendo con tu forma dialectica) no te nombra cuanto se forra (o no forra) con su militancia (guerra de banderitas), cuando no te menciona el tiempo que lleva manteniendo firme su convencimiento (descontando las reflexiones, análisis, y reorientaciones, y cambios honestos si los ha tenido a cambio de todo ello), lo que le ha resultado devido a esa convicción (son varias las ilegalizaciones de sus siglas y algunos compañeros apresados), tampoco te menciona otros aspectos de lo que le supone todo eso a otros niveles.
Que quieras aprovechar tu algún aspecto de ello para llevar y desarrollar tu discurso ... correcto.
Pero creo que el fin de Sabino era otro. Y no el que has acabado tu.
No está mal el tuyo desde luego.
Así que simplemente, ... je je je (y es mi opinion) ... has acabado por las ramas .... Como lo haría Fidel Castro, así que si el ejemplo te sirve para indicarte que no debes preocuparte por ello porque no deja de ser revolucionario. ;-)
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