AcciónProletaria 8/2/2017
Ver también:
La cuestión nacional Conflictos nacionalistas España
Hace
casi cinco años publicamos un artículo (“España y Cataluña: dos patrias para imponer la miseria” [1]) en el que tomábamos posición frente a la
multitudinaria manifestación que el 11 de septiembre de 2012 recorrió las
calles de Barcelona reclamando la constitución de Cataluña como un “Estado
propio” dentro de Europa, es decir independiente del Estado español.
Denunciamos entonces que detrás de esa movilización aparentemente festiva y
reivindicativa, se escondía en realidad una ceremonia de inmolación de los
intereses de los explotados en aras del beneficio de los explotadores, una
sumisión de las necesidades humanas de la inmensa mayoría de la población a las
exigencias del orden capitalista. Como pusimos de manifiesto ya entonces:
«El
día 11 vimos a Felip Puig, conseller de Interior de la Generalitat catalana,
impulsor de una violenta represión contra las manifestaciones masivas del año
pasado, urdidor de turbias provocaciones policiales contra los manifestantes,
desfilar rodeado amistosamente de sus víctimas, jóvenes parados o precarios.
Vimos a 9 de los 11 consellers de un gobierno que ha sido pionero en aplicar
crueles recortes en sanidad y educación, andar codo con codo con sus víctimas:
las enfermeras o médicos que han perdido más del 30% de sus salarios o los
usuarios que tienen que pagar un euro cada vez que van a la consulta. Vimos a
patronos, policías, curas, políticos, líderes sindicales, compartir calle con
sus víctimas: parados, trabajadores, jubilados, emigrantes… Una atmósfera de
UNION NACIONAL presidió la concentración. El Capital se hizo acompañar por sus
víctimas –la mayoría explotada– convirtiéndolas en tontos útiles de sus
objetivos egoístas.».
En
aquel artículo concluíamos que «El señor Mas ha prometido un referéndum, no
sabemos qué preguntará, pero lo que sí sabemos es lo que pretenden tanto él
como sus colegas españolistas: hacernos elegir entre 3 opciones a cuál peor:
¿Quiere que los ajustes y recortes se los aplique el Estado español? ¿Quiere
que les sean impuestos en el marco de la “construcción nacional de Cataluña”? o
¿Quiere que se los propinen conjuntamente el Estado español y el aspirante
catalán? El Capital en España cuenta con dos patrias para imponer la miseria:
la española y la catalana».
Un embrollo hediondo.
El
lustro transcurrido desde entonces en lo que se ha llamado “el procés” no sólo
no ha servido para aliviar lo más mínimo la miseria y los sufrimientos (los
recortes, los desahucios [2], los despidos, etc.) que ha sufrido la población
trabajadora, sino que tampoco ha desembocado en un escenario en el que los
diferentes protagonistas se aclaren con el papel ni la obra que aspiran a
representar.
La
antigua Convergencia i Unio (hoy rebautizada como PDeCAT para desodorizarse de
la corrupción de los Pujol) se ve forzada a asumir el protagonismo del dicho
“procés” independentista para evitar verse desplazada por Esquerra Republicana
y presionada por las constantes sobrepujas de la CUP. Y aunque este radicalismo
irrita grandemente a amplios sectores que tradicionalmente se veían
representados por el nacionalismo “moderado” de CiU –que abarcan desde pequeña
burguesía rural hasta sectores empresariales y financieros bien engarzados con
el resto del capitalismo español[3]– y se suceden deserciones y purgas, eso no
consigue frenar la carrera que Más y Puigdemont, cual Thelma y Louise[4], han
emprendido hacia el vacío de un referéndum imposible. Por su parte ERC espera
recoger los frutos de esta inmolación de los sectores tradicionalmente más
“colaboracionistas” con el aparato político español, acentuando hasta el
paroxismo el victimismo respecto a España, y reproduciendo el famoso “Roma
Ladra” (Roma ladrona) de la ultraderechista Liga Norte italiana que se
traduciría en el “Espanya ens roba”. Pero ¿quién roba a quién? No podemos
olvidar que, en la sociedad capitalista, el robo fundamental y constituyente es
la PLUSVALIA, es decir, que los capitalistas se apropian legalmente de una
parte del trabajo de los obreros, la mayor, pues se calcula que de una jornada
de 8 horas ellos se embolsan el producto de 6 o 7 horas de la misma. Los
obreros, desempleados y jornaleros de Cataluña no roban a los de España y
viceversa, sus hermanos de las demás regiones no roban a los que viven en
Cataluña. Son los capitalistas –españoles, catalanes, “multinacionales”– los
que SIEMPRE ROBAN a la clase obrera y a todos los oprimidos y explotados. Es
asquerosa la demagogia que se llevan unos y otros, los capitalistas catalanes
estigmatizando y culpabilizando a “los españoles en general” o, los
capitalistas españoles crucificando a “los catalanes en general”. El dilema no
es España / Cataluña, sino NACION o CLASE.
Porque
esta fiebre que extiende los comportamientos erráticos e indisciplinados entre
las facciones del aparato político del capital español se ha ido propagando a
todas ellas. Se ve por ejemplo en el Partido Popular que quiere identificarse
como el defensor de la “unidad de la patria” y sin embargo chalanea el respaldo
parlamentario al gobierno Rajoy con concesiones discriminatorias a las
diferentes regiones [5], que además suponen un agravio comparativo con las
demás autonomías. El hecho de que además el Partido Popular quiera emplear en
su “choque” contra el nacionalismo catalán todo el arsenal del Estado –desde el
Tribunal Constitucional hasta el déficit público pasando por las “cloacas” del
Ministerio del Interior– resta credibilidad a la idea de que las instituciones
democráticas pudieran actuar como árbitros en los conflictos entre los
distintos componentes de la clase explotadora.
Y lo
que en un momento puede servir para hacer agachar la frente a los “díscolos”,
aguijonea, más pronto que tarde, la contestación y la desconfianza, que
ocasionan a su vez de nuevos golpes de autoridad. La muestra viviente de estos
volantazos la vemos en la política del otro gran partido del capitalismo
español, el PSOE, oscilante de los gobiernos junto a ERC e Izquierda Unida
(2003-10) a cerrar filas con el PP contra el Referéndum amagado en 2014 y el
anunciado para octubre de este año. Evacúa, una tras otra, propuestas de
reformas constitucionales, comisiones, “mesas de diálogo”, etc., a cuál más
vaga y ambigua, al mismo tiempo que sus líderes históricos (González y Zapatero
que aparecieron recientemente del brazo de Aznar en un coloquio sobre el
“desafío catalán”) y sus medios de comunicación más afines (El País, la SER),
exhiben cual matones el arma del artículo 155 de la Constitución que faculta la
suspensión de la autonomía. Este funambulismo del otrora partido más coherente
de la burguesía española no solo les ha relegado electoralmente en Cataluña,
donde son la 5ª fuerza política; sino que acentúa una imagen de falta de
fiabilidad para el conjunto de la burguesía española, que ven por ejemplo como
Sánchez lo mismo coquetea con Ciudadanos que se arrima interesadamente a ERC.
Detrás
de este irresoluble embrollo lo que aparece es la crisis sin solución del
sistema capitalista, en lo que hemos caracterizado como su etapa final de
descomposición social. Como ya señalamos en el mencionado artículo de nuestra
publicación en Setiembre de 2012: «En el plano político esta descomposición
aguda se manifiesta en la tendencia a una irresponsabilidad creciente de las
distintas fracciones de la burguesía, cada vez más enfangadas en el “cada uno a
la suya” que con la agudización de la crisis se traduce en el “sálvese quien
pueda”».
Los
“nuevos” partidos, las viejas patrañas –democracia y nacionalismo–, más
pestilentes en este escenario de descomposición capitalista.
En los
últimos años han aparecido nuevos actores, que con discursos aparentemente
“renovados” repiten, sin embargo, las mismas rancias patrañas que siempre han
proclamado los explotadores. Primer mandamiento: los explotados deben confiar
en los cauces del Estado creado por los capitalistas para asegurarse la
explotación. Segundo designio: los intereses de clase del proletariado, que son
comunes a todos los trabajadores del mundo, deben sacrificarse por el contrario
al interés de “su” Patria, la cual no es otra cosa que la finca privada de “su”
burguesía.
Entre
estos destaca en primer lugar la CUP (Candidatura de Unidad Popular) formada en
gran medida de los restos “recauchutados” del viejo izquierdismo estalinista y
trotskista de los años 70[6], que han derivado hacia una mayor histeria
patriotera, eso sí, de patria cada vez más chica, convirtiéndose, hoy, en los
propagadores fundamentales de la mistificación nacionalista, queriendo hacernos
creer en la compatibilidad de los” intereses nacionales” y los “intereses
sociales”. Sus discursos en contra de los recortes sociales, la arbitrariedad
policial contra los centros juveniles o los efectos negativos del turismo de
masa sobre los trabajadores y otras capas sociales empobrecidas, son cortinas
de humo para ocultar la cruda realidad: SON PRECISAMENTE ELLOS, LOS “RADICALES”
DE LA CUP, QUIENES CON SU APOYO PARLAMENTARIO MANTIENEN CON VIDA EL GOBIERNO
CATALAN QUE MAS LEJOS HA IDO EN LOS RECORTES SOCIALES, LA BRUTALIDAD POLICIAL Y
EL TURISMO DEPREDADOR. Una vez más ¿Nación o Clase?
Está
también Podemos, en sus diferentes versiones y sistemas operativos (Podem, En
Comú, etc,) que presume de ser la cristalización del movimiento de los
Indignados, cuando en realidad fue su saboteador y su falsificador[7]. Podemos
tiene una gran dificultad para articular un discurso coherente sobre las
“nacionalidades que coexisten bajo el Estado español”. Por un lado, tiene
corrientes claramente nacionalistas y está coaligado con formaciones que son
partidarias de la independencia de Cataluña, Galicia, etc.; en segundo lugar,
cuenta con los llamados “anticapitalistas” que son los más numerosos entre los
militantes activos y que propugnan la “autodeterminación nacional”; finalmente,
cuenta con tendencias (en general las que se han ido incorporando en sucesivas
oleadas desde el PCE) que defienden abiertamente la unidad de España.
Esta
incomodidad le ha movido a especializarse en cambio en la propagación de la
mistificación democrática: ¡lo que cuenta es que los ciudadanos voten! Aunque
sea una pantomima [8] como quiere la propia alcaldesa de Barcelona, Ada Colau,
que defiende el referéndum del 1 de octubre como una “movilización”, es decir
una especie de “performance” democrática. Aunque Iglesias -secretario general
de Podemos- defiende que se emplee el referéndum para dejar las cosas como
están, o sea manteniendo la unidad territorial del Estado capitalista español.
Lo que deberíamos defender, según los farsantes de Podemos, es el sacrosanto
“derecho a decidir” de la población.
Ese
aparentemente atractivo “derecho a decidir” es, en realidad, una de las hojas
de parra del más peligroso veneno ideológico de los explotadores: la
mistificación democrática de la “soberanía popular”. En abstracto, la población
decide libremente su futuro. En realidad, la democracia es la tapadera de la
Dictadura del capital. En el mundo falsario de la propaganda burguesa, los
ciudadanos eligen la opción política que le procurará más trabajo, mejores
prestaciones sociales, etc. En la dictadura capitalista real, el trabajador
obtiene un empleo solo si acrecienta la acumulación capitalista, sólo tiene
derecho a sanidad, educación, ocio, si con ello se incrementa la productividad
general. Los capitalistas venden la ilusión de que tenemos en nuestras manos el
“derecho a decidir” conscientemente nuestro futuro y el de nuestros hijos
cuando en realidad el mundo se ve cada vez más gobernado por las leyes ciegas
del capitalismo: la dictadura de la mercancía, la de la acumulación, la
explotación y la concurrencia. Hablar de “derecho a decidir” cuando en el mundo
de hoy millones de seres humanos sufren impotentes hambrunas, enfermedades,
terrorismo y desastres ecológicos, es de un cinismo macabro. Y más aún cuando
sobre la mayoría de la población se extiende una más que fundada sospecha en
que, con el actual sistema social mundial, el futuro está ya decidido: la
destrucción de la humanidad.
Pero
¿por qué en este contexto social, que es verdaderamente el de una etapa
terminal del capitalismo, se ha desatado tamaña exacerbación nacionalista?, que
vemos en Cataluña, pero también en USA o en Francia (con Trump y Le Pen en sus
versiones más ultraderechistas). Lo vemos en Gran Bretaña con el “Brexit” y en
Escocia (frente a Gran Bretaña). Una de las principales razones es que la
nación, que es una realidad que el capitalismo impuso históricamente para
superar la feudalidad, aparece hoy como una especie de refugio frente a la
propia descomposición y caos social consecuencia, en realidad, de la
persistencia del capitalismo. Detrás de ese eslogan tan apreciado en las filas
de la CUP, o de Podemos, de “soluciones locales ante problemas globales” se
dibuja una actitud claudicante ante problemas que sólo podrían ser enfrentados
erradicando el capitalismo de la faz de la tierra. No existe posibilidad alguna
de escapar del capitalismo en un país [9], menos en una región o comarca o en
una comunidad local. Tras estas ilusiones no hay más que una llamada al sacrificio
de los intereses de la población en aras de esa abstracción llamada
“comunidad”, llamada “pueblo” o llamada “patria”.
Como
señalamos en el mencionado artículo escrito, insistimos, hace ya cinco años,
cuando alertábamos de los riesgos que la descomposición social, que se expresa a
través de esta pulsión nacionalista, representa contra los trabajadores: «Pero
el drama es que estas tendencias afectan y contaminan al proletariado que vive
rodeado de la pequeña burguesía –caldo de cultivo de la descomposición social–
y sometido a la presión que ejercen las conductas cínicas y corruptas de la
clase dominante así como a la propaganda que esta difunde. El proletariado debe
combatir los efectos de esta descomposición social, desarrollando los
anticuerpos necesarios: a un mundo de competencia desenfrenada debe oponer una
lucha solidaria; a un mundo que se disgrega en pedazos con gobernantes
aspirantes a reyezuelos de Taifas, debe oponer su unidad internacional; a un
mundo de exclusión y xenofobia, debe oponer su lucha inclusiva e integradora…»
El
proletariado representa en cambio una perspectiva completamente diferente: «El
proletariado tiene una fuerza fundamental frente al capitalismo: ser el
productor asociado de la mayoría de productos y servicios. Pero tiene igualmente
una fuerza cara a dar un futuro a la humanidad: el trabajo asociado que
liberado de las cadenas capitalistas –el Estado, de la mercancía y del
salariado– permita a la humanidad vivir de manera solidaria y colectiva,
consagrada a la plena satisfacción de sus necesidades y las del progreso del
conjunto de la naturaleza». (ídem)
Valerio
NOTAS
[2]
Cabe señalar que en Barcelona han subido los alquileres un 11% en 2016 y ello
bajo la alcaldía de la Señora Colau, la cual utilizó la Plataforma de Afectados
por las Hipotecas como trampolín para alcanzar “altas metas políticas”.
[3] La
burguesía catalana ha constituido siempre un baluarte del capitalismo español.
Fue pieza capital del Estado burgués republicano en los años 30 del siglo XX,
atravesó con bastante comodidad la etapa franquista viéndose generosamente
recompensada con inversiones y subvenciones, y colaboró decisivamente en la
transición democrática. No en vano el icono que sirvió para cerrar el pasaje
desde la dictadura fue el famoso “ja soc açi” (ya estoy aquí) del ex presidente
Tarradellas. Ya en la etapa democrática, Convergencia se ha convertido en la
bisagra para apuntalar gobiernos sucesivos de UCD, del PSOE y del PP, a cambio
de más inversiones y subvenciones que en buena parte han ido a los bolsillos
del “pujolismo” que han creado con ellos una amplia red clientelar
[4]
Película famosa en su momento (1991) donde las dos protagonistas huyen sin
descanso de la persecución policial hasta verse finalmente atrapadas frente a
un enorme precipicio.
[5]
Que el Partido Nacionalista Vasco haya pasado de estar estigmatizado como el
principal peligro para la unidad de España a “ejemplo de responsabilidad
democrática” no es una manifestación de una solución de los problemas
históricos de soldadura del capital español, sino de hacer de ellos un objeto
de subasta, al albur de las contingencias del gobierno de turno, lo que acentúa
los sentimientos de agravio comparativo entre las distintas burguesías
regionales. Recientemente el gobierno del PP ha regalado significativas
ventajas fiscales al gobierno vasco (o sea al PNV) mientras asfixia económicamente
a las demás autonomías, y en primer lugar a la hiperendeudada Cataluña.
[6]
Hijos políticos de aquellos que nos llamaron en los años 1970-80 a abandonar la
autonomía de clase y a apostar por la “llibertat, amnistía, estatut de
autonomía” como medio de ahondar las contradicciones de la clase dominante, son
los mismos que nos llaman hoy a respaldar el “procés” como medio de “liquidar
el régimen del 78” (véase su inmensa hipocresía) y, ¡cómo no!, para ahondar las
contradicciones en blá blá blá.
[7] Ver
por ejemplo en nuestras publicaciones
https://es.internationalism.org/cci-online/201406/4033/podemos-un-poder-del-estado-capitalista
[8]
Hay que decir que esta “opereta” no tiene nada de cómica pues puede costarles a
miles de trabajadores públicos el verse sometidos a sanciones y multa por parte
de las autoridades españolas o a verse estigmatizados ante las autoridades
catalanas
[9]
Quienes sembraron la patraña del “socialismo en un solo país” fueron los
antecesores políticos de todos estos partidos de izquierda e izquierdistas que
utilizaron esta mistificación para sobrexplotar al proletariado en Rusia y
otros países “socialistas” y para llevarlo a las masacres imperialistas de la
Segunda Guerra Mundial, y las “luchas de liberación nacional” como mostramos en
otro artículo de este mismo número de AP. Resulta muy significativo ver hoy
como en una polémica recientemente mantenida en redes sociales entre Garzón
(secretario general de Izquierda Unida) y Rufián (“starlette” de ERC en el
parlamento español) y la CUP, ambos bandos han tirado del mismo repertorio de
fraseología clásica del estalinismo, como por ejemplo el “derecho de
autodeterminación de los pueblos” (cobertura ideológica del bloque
imperialista Ruso para arrebatarle posiciones al bloque imperialista USA) o la
“defensa de la patria socialista”
Artículo relacionado:
No creo que sea tan difícil de ver todo esto o de entender, el caso es que parece que pocos se enteran, más bien es que no quieren enterarse por lo que implica: que las instituciones les mienten y que no les sirven, que tienen que dejar de ser menores de edad y hacerse cargo de sus vidas ...demasiado trabajo, demasiada responsabilidad, no habría tiempo ni para ir al "furbo", mejor que todo siga como está, eso si, si me suben el sueldo un poco podré por fin comprarme la nueva basura que tanto deseo ...creo.
ResponderEliminarDios los cría y el capitalismo los junta.
Salud!
Afortunadamente no todo el mundo está instalado en esa actitud que describes.
EliminarSalud!
Buen articulo.
ResponderEliminarGracias!
Gracias a ti, amigo.
Eliminarclaro no, cristalino,
ResponderEliminarezkerrik asko, gracias,
salud
Zuri esker, lagunari.
EliminarMuy de acuerdo. Sin un internacionalismo sólido, cualquier "socialismo nacional" acaba siendo, si la cuerda se tensa mucho, un "nacionalsocialismo".
ResponderEliminarY por este camino, cuando la economía, inexorablemente, se vaya contrayendo, patrias cada vez más pequeñas lucharán entre sí por los restos que vayan quedando de esta "civilización".
Y los parias de la Tierra, cada vez más ignorantes, lucharán codo con codo en defensa de sus señoritos.
¡Despertad!
Parece ser que los amos y dirigentes capitalistas, no contentos con esquilmar a capricho las riquezas de los países, ahora quieren apropiárselos e imponerles sus totalitarias normas.
EliminarLa economía ya se está contrayendo y sus esporádicas mejorías está basadas en el deterioro de las condiciones de trabajo y del salario que, sumado al galopante deterioro medioambiental, proyecta una siniestra sombra sobre el devenir.
Desgraciadamente, son muchos los parias de la Tierra que, ahítos de pan bimbo y de circo, luchan bajo las hipnóticas banderas de los taimados señoritos.
Un muy buen artículo que comparto en su totalidad. Nací, por casualidad, en tierras catalanas donde vivo y el análisis que hace no puede ser más acertado.
ResponderEliminarSalud!
Acabo de leer en "El Aullido" el siguiente comentario de KRATES:
Eliminar"CNT se formó al año siguiente de la Semana Trágica barcelonesa, uno de las organizaciones que la conformaron fue Solidaridad Obrera. Y Solidaridad Obrera surgió en Cataluña como respuesta obrera (y charnega) a los catalanistas burgueses de la Solidaritat Catalana, una amalgama de nacionalistas, carlistas, republicanos federalistas con la Lliga del Cambó. No hay que mirar a otro lado, hay que mirar y observar con los ojos bien abiertos. Los que avivaron el fuego en Cataluña recientemente son los hijos de la misma burguesía catalanista (con el apoyo de los tontos útiles de las CUP)".
Salud!