La denominada guerra contra el terrorismo, en pos
de la libertad y la democracia, es en realidad la guerra del imperio para someter a
todos los países y pueblos del mundo. Al término terrorismo, el
imperio le ha asignado
un significado
propagandístico específicamente destinado al consumo
público, una simple y tristemente eficaz estrategia goebbeliana, masivamente
apoyada por la maquinaria mediática, que hace que el agresor se
presente ante la población, previamente atemorizada, como defensor de
unos valores que él mismo desprecia y viola a sabiendas. Para este
perpetuo invasor, no importa lo injusta y sangrienta que sea, la
guerra nunca es un fracaso, es un negocio tremendamente lucrativo.
Para el imperio, vencer
significa derrocar gobiernos, desestabilizar economías, dividir
pueblos, expoliar países y sembrar el caos, la destrucción y la
muerte. No es fallo puntual o reiterado de la política exterior de
los EE.UU., es su política imperial y funciona exactamente como se
pretende que funcione. Toda hipócrita alegación posterior,
"teníamos mala información", "cometimos errores"
o "calculamos mal", es obscena patraña añadida. Saben muy
bien lo que hacen, ese ha sido desde siempre su frío, calculado y criminal
modus operandi.
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George Galloway speaks on imperialism & world politics
Y qué razón tienes. Tal es el afán por las pérdidas que se ha convertido en un estilo de vida. Solo hay que ver cómo las corporaciones más poderosas de la tierra insistentemente presentan cuentas negativas con el único fin que poder imponer ajustes y acogerse a exenciones fiscales. Lo mismo el ejército, solicitar más presupuestos e intervenciones.
ResponderEliminarSalud!