EL
OTRO – 14/O5/2019
La nueva revolución
tecnológica se está convirtiendo en un campo de batalla geopolítico
Con el aséptico nombre
de 5G se presentó la nueva generación de comunicación móvil en el
Mobile World Congress de Barcelona, a finales de febrero. Se trata de
una profunda transformación tecnológica con importantes
consecuencias empresariales, sociales y geopolíticas. La estrella
del congreso fue el nuevo modelo Mate X de Huawei, la principal
empresa tecnológica china. Claro que el teléfono no sirve de mucho
mientras no se despliegue la red por la que circulan las señales. Y
esto se supone que ocurrirá, al menos en China, Europa y EEUU, en el
2020.
La conexión de internet
con 5G se proyecta como 40 veces más rápida que la del 4G que
actualmente utilizamos y el volumen de datos comunicados
significativamente mayor (aquí las estimaciones varían). La
importancia de esta tecnología es que constituye la infraestructura
necesaria para el funcionamiento de la "nueva sociedad" en
red, incluyendo la nueva economía. Esta nueva estructura, que ya
existe en gran medida, está en la base de la conexión de grandes
bases de datos (big data), del despliegue de las aplicaciones de
inteligencia artificial y, por tanto, de la robótica avanzada
(máquinas capaces de aprender) y, sobre todo, de la llamada
“internet de las cosas”. Por tal se entiende la multiplicidad de
conexiones ultrarrápidas de internet no sólo entre humanos y sus
organizaciones, sino entre objetos de todo tipo, en el ámbito
doméstico, el dinero móvil, el coche sin conductor, la cirugía a
distancia, la enseñanza virtual o las guerras de drones. No hablamos
de ciencia ficción, sino de lo que ya ha sido investigado, diseñado,
producido y es operativo.
Como indicación de lo
que ocurre, en el 2014 había unos 1.600 millones de objetos/máquinas
conectados. En el 2020 se estima que serán 20.000 millones. Sin
embargo, el funcionamiento real de estas múltiples redes sobre una
única infraestructura de comunicación requiere una red con las
características del 5G. Con sus consiguientes riesgos. Por un lado,
el de la ciberseguridad (interferencias y vigilancias de todo tipo,
sobre todo de gobiernos, incluidos todos).
Por otro lado, los
peligros potenciales para la salud aún poco evaluados. Resulta que
una característica clave de esta nueva red es una altísima densidad
de miniantenas que están sembrando en todas las ciudades para,
mediante su cobertura coordinada del espectro, obtener una
comunicación ubicua de cualquier punto de la red a cualquier otro.
Antes de que le entre pavor piense que esta red, como todo lo que
hemos ido inventando, se va a desplegar y usted (o sus hijos o sus
nietas) la van a utilizar, sí o sí. Con lo cual lo urgente es
analizar seriamente los impactos de estos múltiples campos
electromagnéticos sobre la salud (sobre lo que hay muchos mitos,
parecidos al movimiento antivacunas) y encontrar soluciones técnicas
para prevenir el daño potencial [que, a pesar de que las empresas y
los gobiernos intentan minimizarlo o directamente ignorarlo, se sabe
que existe].
En cualquier caso, la
construcción y gestión de la(s) red(es) 5G se convierte en un campo
esencial de la lucha por el poder y el dinero, porque vivimos en la
época del capitalismo de los datos y los datos sólo sirven cuando
pueden ser procesados y conectados [y robados].
Por eso se ha desatado
una violenta reacción del Gobierno estadounidense contra la
participación de Huawei en el diseño y construcción de la red. Y
es que resulta que, en opinión de la mayoría de los expertos,
Huawei posee la tecnología de diseño y fabricación más avanzada
del mundo en las redes de telecomunicación 5G. Creo que el choque
psicológico del Gobierno (mucho menos el de las empresas) es
comparable al pánico surgido ante el Sputnik soviético en 1957.
¿Cómo es posible –dicen
en EEUU– que los chinos estén más avanzados cuando se suponía
que su ventaja competitiva estaba en copiar y fabricar más barato
explotando su mano de obra, sin añadir valor mediante investigación?
Estamos en presencia de una mezcla de complejo de superioridad e
ignorancia. Huawei está entre las primeras cinco empresas del mundo
en gasto en I+D, tiene decenas de miles de investigadores, con
centros en todo el mundo, no sólo en China, sino en Silicon Valley y
otros núcleos tecnológicos. Y obtuvo más patentes tecnológicas en
el 2017-2018 que cualquier empresa tecnológica en EEUU.
Aun así, la paranoia de
los estrategas estadounidenses es tal que, teniendo en cuenta las
consecuencias geopolíticas e incluso militares de esta tecnología,
decidieron que la ventaja de Huawei sólo podía provenir del
espionaje industrial y han arrestado y procesado a la directora
financiera, Meng Wanzhou, hija del fundador de la empresa. ¿Pruebas?
En el momento de su detención llevaba un iPhone y un iPad.
Concluyente, ¿no? La acusación en serio es que Huawei es una
empresa estatal (falso, es privada, como lo es Alibaba, la mayor
empresa de e-commerce del mundo) y está introduciendo un acceso de
“puerta trasera” en la red mediante el cual se puede espiar a
todo el mundo. Y sólo faltaba que justo ahora el Gobierno chino
lance su iniciativa de construcción de infraestructuras de
transporte y comunicaciones en Europa y Asia (la nueva ruta de la
seda) en colaboración con diez países europeos, incluida Italia,
para que el 5G se interprete como un proyecto de dominación china
sobre Occidente.
Objetivamente, hace falta
mucho cinismo para presentar al Gobierno [y las empresas] de EEUU,
así como los europeos, como respetuosos de la privacidad. Hay
múltiples revelaciones y documentos (en particular los papeles de
Snowden) que muestran la práctica sistemática de vigilancia legal o
ilegal de las agencias estadounidenses en todo el mundo. Y la ayuda
de mercados militares a empresas como Boeing y a Silicon Valley es un
hecho.
5G, ya me conformaría con que funcionara el 4G actual, sobre todo en el AVE
ResponderEliminarEs lo que tiene ser periferia del imperio.
EliminarTodo eso está bien, pero habrá que ver los consumos. Igual que el bitcoin su uso es tan caro en energía que lo hacen inviable a nivel global. Por otra parte cuanta más electrónica más control, pero también más descontrol en las zonas descolgadas de la tecnología.
ResponderEliminarSalud!
No sé mucho sobre el bitcoin, ¿por qué es tan caro en energía?...
EliminarSalud!
Los bitcoines son trozos de información, códigos, que van "encadenados" unos a otros al compartir el principio y el final de su secuencia en un orden establecido, la "block chain". Para extraerlo hay que resolver un problema, cuya dificultad aumenta cada vez que se une un eslabón. Si para extraer el 1er btc se necesitaban supongamos 1 cálculo que lo realizaría 1 ordenador estandar gastando 1 watio y tardaría 1h, para extraer el btc 1000 se requeriría 1000 cálculos, con 1 ordenador, que gastaría 1000 w y tardaría 1000 hs. Es decir, se genera un coste en equipos, energía y tiempo. De ahí que se creen granjas de bitcoins con 100 ordenadores, lo que disminuiría el tiempo pero no el gasto. Espero haber aclarado.
EliminarSalud!
Caray, qué cosas tan raras! Gracias por tu explicación. En Kaiser Report suelen hablar a menudo del bitcoin, pero la verdad es que me pierdo.
EliminarSalud!