Resumen
Latinoamericano – 02/06/2019
Después de siglos de
sequía, los economistas terminaron por descubrir algo: el libre
mercado es cojonudo, un poderoso aliciente para los intercambios
económicos, el progreso mundial, la acumulación de riqueza y el
bienestar universal… siempre y cuando los EEUU lo domine y hagan
lo que les sale de las narices con el dólar, los aranceles, las
fronteras, los sistemas de espionaje informático, los guiones de la
series de televisión, el fraude impositivo y los pinches gobiernos.
Esto es un requisito
sine-qua-non, una condición de posibilidad, un dato de la
ecuación, algo así como la Primera Causa del Principio de
Causalidad combinada con el Segundo Principio de la Termodinámica.
Si no me crees, pregúntale a los expertos de Harvard.
Para defender y proteger
el futuro de la Humanidad, el Sundae Ice Cream, el Double
Cheese Burger, la libertad, la democracia y el libre mercado,
sobre todo el libre mercado, los EEUU han seguido escrupulosamente el
sendero de la evolución técnica, luego tecnológica, lograda
gracias a la inagotable fuente de innovaciones que es el cacumen del
personal.
De ese modo el garrote
–big stick para los expertos– le cedió el lugar a las
lanzas, la honda a las flechas, los arcabuces al M-16, los cañones a
la artillería reactiva, los cohetes a los misiles Tomahawk, y la
bomba atómica a los aranceles y las sanciones económicas.
Todo esto gracias a un
descubrimiento jurídico que hizo dar un respingo a Bernard Manin,
gran estudioso de la Convención de Filadelfia, y a Alian Supiot
–profesor del Collège de France– que de Derecho entiende
un puñao.
Servidor perdió años
estudiando Derecho de Comercio Internacional y los arcanos de la
Cámara de Comercio Internacional de París, sin hablar del pinche
Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a
Inversiones (CIADI), eminente institución del Banco Mundial con sede
en Washington, para encontrarse con que los EEUU decidieron –por
cojones– simplificarse la vida extendiendo al mundo entero el
imperio de su propia jurisdicción: lo que fallan los tribunales
yanquis debe valerle a todos, americanos, africanos, europeos,
asiáticos, australianos, micronesios, Aliens y Klingons.
Donald tiene mucho que
ver en eso: si Newton se le pusiera en el camino no dudaría en
abolir la Ley de la Gravedad Universal remplazándola útilmente por
la Levitación a peaje o Toll Levitation.
Cuando la URSS se puso
falla al caldo, el buen Gorbachev aceptó la reunificación de
Alemania y la dislocación del imperio del Este, rogando que ningún
país se integrase en la OTAN. Reagan dijo “Faltaría más…
You’re welcome, would you have another cup of tea?” Lo malo
es que al buen Gorbi se le olvidó poner eso por escrito y que Ronald
firmase abajo.
Ahora la OTAN integra a
Croacia, a Bulgaria, a la República Checa, a Grecia, a Hungría, a
Luxemburgo, a Rumania, a Polonia, a Albania, a Montenegro, a Turquía,
a Estonia, a Lituania y a Letonia, países que hasta nuevo aviso no
tienen costas en el Atlántico Norte, o bien no he leído el último
twitt de Donald. Mejor aún, ahora Trump quiere integrar a Ucrania y
a Brasil. Todo lo cual prueba, por si hiciese falta, lo agresivos que
son los rusos y lo malo que es Putin.
Para convencerte mira ver
lo que pasó en Crimea, que ya era parte del imperio ruso en tiempos
de Caterina la Grande, o sea allá por el siglo XVIII. Algo más
tarde, la intervención militar de Francia y el Reino Unido –aliados
al Imperio Otomano en la Guerra de Crimea (1853-1856)– hizo
declinar la influencia rusa en la región. Pero… en 1917 ocurrió
la Revolución Rusa y la tortilla de rescoldo hizo un giro en 180º.
En 1954, Nikita Kruschev,
ucranio de nacimiento (nacido en Ucrania, no en Nacimiento –
Chile), en ese momento mandamás de la URSS, tuvo la brillante idea
de donarle –mediante simple decreto– la Península de Crimea a
Ucrania (1954). El tema traía tela: para la URSS primero, y luego
para la Federación Rusa, Sebastopol fue y es el mayor centro naval
militar de los popoffs. Privar a Rusia de Crimea equivale a quitarle
el Estado de Virginia a los EEUU.
Cuando un puñado de
neonazis, preparados con el amable patrocinio de la CIA, dio un golpe
de Estado en Ucrania (2014), la Federación Rusa estimó que se
estaban pasando de rosca y reintegró en su territorio la Península
de Crimea, consagrando ese hecho con un plebiscito ampliamente
mayoritario.
Los EEUU reaccionaron
imponiéndole sanciones económicas a Rusia, el arma letal de última
generación (paciencia, ya te explico). Los caniches europeos
hicieron lo de costumbre: seguir al amo. Francia por ejemplo dejó de
exportar quesos y productos agrícolas a Rusia. Pero como dicen los
economistas “una crisis es una oportunidad de negocio”: un par de
rusos se asoció con empresarios galos y ahora Rusia exporta quesos y
productos agrícolas. Hay patadas en el culo que se pierden…
Como te decía, las
sanciones económicas y la imposición de aranceles superaron a la
bomba de neutrones. Esta última joya tenía, según sus impulsores,
una enorme virtud: lanzada contra un ejército mataba a todo dios, y
dejaba el armamento, los blindados y la munición intactos.
Ni siquiera tuvieron la
ocasión de probarla. Algún coronel algo menos asopado que el
promedio se dio cuenta que la bomba a neutrones era un contrasentido
económico: mataba a los consumidores e impedía la venta de
armamento y otros pertrechos militares. Y como la economía de los
EEUU gira en torno a la industria militar…
Pero Donald es Trump.
Peor aun, Trump es Donald. De modo que por menos de quítame allá
estas pajas, y cualquiera sea el supuesto conflicto, Donald aplica
sanciones económicas y le impone aranceles a las exportaciones de
sus incontables enemigos.
Comenzó con Rusia, como
queda dicho, y siguió con el Alena, o sea México y Canadá. Para su
gran sorpresa, los siguientes en la lista fueron los caniches
europeos. No satisfecho, Donald tuvo la excelente idea de matar en el
huevo el TTA y el TTP, sendos tratados económicos transoceánicos
que dejaban los países suscriptores a la altura de lo que son:
simples terrenos de juego de las multinacionales.
En eso estaba cuando
alguno de los faucons –halcones, en francés, cuya libre
interpretación fonética quiere decir también “huevones falsos”
o “falsos huevones”– que lo aconseja le hizo ver que entretanto
China ‘atacaba’ como en una etapa de montaña del Tour de France.
En claro, los EEUU se
están quedando atrás, la pendiente es ruda, y para no perder hasta
la manera de andar (a lo John Wayne) conviene tener pulmones y
pantorrillas. O bien ganar como Lance Armstrong, mediante el dulce
método del doping, tan en boga en el país de la DEA (una vez más,
si no me crees, mira ver la “crisis de los opioides” en
yanquilandia).
Donald, que es un
empresario, sabe que lo que cuenta es el resultado. Los métodos…
De modo que, como
Armstrong (literalmente “brazo fuerte” en inglés), Donald
comenzó a hacer trampas y a utilizar el arma letal de los aranceles
y las sanciones económicas como Charles de Gaulle utilizaba la
disuasión nuclear: tous azimuts, o sea de manera panorámica,
in all directions, sin exceptuar a nadie, ni siquiera a los
caniches. De ahí viene la muy mentada guerra comercial.
Poco a poco el asunto se
fue envenenando, al punto que hasta el mismísimo Felipe Larraín se
bajó como Pacheco y reconoció que en materia económica “el
camino está un poco más pedregoso”. En el país de los rankings
al pedo ya es decir (Chile).
La última andanada tiene
como víctima, una vez más, a México. Si Donald tiene ‘una piedra
en el zapato’, si le duele algún callo, si lo atormentan los
juanetes, la respuesta es la misma: aranceles y sanciones económicas.
El tema va de sancionar a
México en razón de la inmigración ilegal que viene de
Centroamérica y el Caribe. Dicha inmigración tiene como origen
principal las atroces condiciones políticas y económicas que
prevalecen en la región, todas ellas generadas a lo largo de siglos
por la dominación ejercida por el gigante del norte.
De modo que México sufre
la aberración jurídica de la “doble pena” a manos del defensor
en jefe del libre mercado, sistema que ordena enviar a los EEUU las
riquezas, guardando rigurosamente a los pobres en su país de origen.
Cualquier politólogo, o
un politólogo cualquiera, diría que aún no tenemos elementos
suficientes para determinar cuál será el resultado de esta guerra
de nuevo tipo en la que las armas de gilipollez masiva sustituyeron
la pólvora y el Semtex.
En todo caso ‘los
mercados’, que de esto entienden un puñao, ya se proveyeron de
abundantes cantidades de sulfaguanidina, lo que no deja de ser un
indicador de alta confiabilidad.
Yo que tú, compraba una
jartá de papel p’al culo, que en Chile llaman, pudorosamente,
“tissue” (sic).
El imperio se ha quedado atrás en lo tecnológico, por lo que no puede competir más con China, así de simple, porque no puede seguir revalorizando su cadena de producción. Si a demás todo lo que gana lo invierte en producir armas que no se pueden usar en vez de modernizarse se tiene una catástrofe. Poco a poco USA se irá deshinchando, China cogiendo fuelle y ya poco importará los aranceles que quiera imponer, estará china para hacerse con el mercado. De hecho, cuantos más aranceles ponga USA mejor para todos.
ResponderEliminarSalud!
Si tecleas en el buscador de imágenes "Trump tarifs cartoons", verás que la mayoría de las ilustraciones representan a Trump pegándose tiros en los pies y cosas por el estilo. Yo también pienso que a zanahorio le ha salido el tiro por la culata. Los jóvenes de ahora verán las poderosas escuadras navales yanquis oxidarse amontonadas en bases y astilleros.
EliminarSalud!