13 julio, 2024

Somos la OTAN y vamos a por ti – Pepe Escobar

 



Kolozeg.org – 12/07/2024


El saliente tarugo epiléptico de madera noruega que se hace pasar por Secretario General de la OTAN ofreció una gran actuación.


Somos el mundo. Somos el pueblo. Somos la OTAN. Y vamos a por ti, dondequiera que estés, lo quieras o no.


Llamémoslo la última versión popular del “orden internacional basado en reglas”, debidamente bautizado en el 75º aniversario de la OTAN en Washington.


Bueno, la Mayoría Global ya había sido advertida, pero los cerebros bajo el tecnofeudalismo tienden a quedar reducidos a papilla.


Por tanto, conviene hacer un pequeño recordatorio, que ya se había indicado en el primer párrafo de la Declaración conjunta sobre la cooperación entre la UE y la OTAN, publicada el 9 de enero de 2023:


“Movilizaremos aún más el conjunto de instrumentos a nuestra disposición, ya sean políticos, económicos o militares (la cursiva es mía), para perseguir nuestros objetivos comunes en beneficio de nuestros mil millones de ciudadanos”.


Corrección: apenas un millón, porción de la plutocracia del 0,1%. Desde luego, no mil millones.


Pasamos a la Declaración de la Cumbre de la OTAN de 2024, obviamente redactada, con mediocridad estelar, por los estadounidenses, con el debido asentimiento de los otros 31 miembros vasallos.


Así pues, aquí está la principal trilogía “estratégica” de la OTAN para 2024:


1. Decenas de miles de millones de dólares adicionales en “asistencia” al nuevo y desastroso país de Ucrania; la abrumadora mayoría de estos fondos se destinarán al complejo industrial y militar de lavado de dinero.

2. Imposición forzosa de gastos militares adicionales a todos los miembros.

3. Masiva exageración de la “amenaza china”.


En cuanto a la canción principal del programa NATO 75, en realidad hay dos. Además de “Amenaza China” (créditos finales), la otra (créditos iniciales) es “Ucrania Libre”. La letra dice algo así: Parece que estamos en guerra contra Rusia en Ucrania, pero no se dejen engañar: la OTAN no participa en la guerra.


Bueno, incluso están montando una oficina de la OTAN en Kiev, pero eso es sólo para coordinar la producción de una serie bélica de Netflix.


Esos autoritarios malignos


El saliente epiléptico tarugo de madera noruego, que se hizo pasar por Secretario General de la OTAN –antes de la llegada de su sustituto holandés Gouda–, ofreció una actuación espectacular. Entre sus momentos más destacados se encuentra su feroz denuncia de “la creciente alianza entre Rusia y sus amigos autoritarios en Asia”, como “los líderes autoritarios de Irán, Corea del Norte y China”. Estas entidades malignas “quieren que la OTAN fracase”, por lo que hay mucho trabajo por hacer “con nuestros amigos en el Indo-Pacífico”.


El término “Indo-Pacífico” es una invención burda de “orden internacional basado en reglas”. Nadie en Asia, en ningún lugar, lo ha usado jamás; todo el mundo se refiere a Asia-Pacífico.


En la declaración conjunta se acusa directamente a China de fomentar la “agresión” rusa en Ucrania: Pekín es descrito como un “facilitador decisivo” del “esfuerzo bélico” del Kremlin. Los guionistas de la OTAN incluso amenazan directamente a China: China “no puede permitir la mayor guerra en Europa en la historia reciente sin que esto afecte negativamente a sus intereses y reputación”.


Para contrarrestar tal malignidad, la OTAN ampliará sus “alianzas” con los estados del “Indo-Pacífico”.


Incluso antes de la declaración de la cumbre, el Global Times ya estaba perdiendo la calma con todas estas tonterías: “Según la propaganda de los EEUU y la OTAN, parece ser que China se ha convertido en la 'clave' para la supervivencia de Europa, controlando el destino del conflicto entre Rusia y Ucrania como una 'potencia decisiva'”.


El grosero festival retórico desplegado en Washington definitivamente no hará mella en Beijing: el Hegemón sólo quiere “penetrar más profundamente a Asia, tratando de establecer una ‘OTAN Asia-Pacífico’ a fin de implementar la ‘Estrategia Indo-Pacífica’ de Estados Unidos”.


El Sudeste Asiático, a través de canales diplomáticos, está básicamente de acuerdo: con la excepción de los descarriados filipinos, comprados y pagados, nadie en Asia-Pacífico quiere una turbulencia tan grave como la que la OTAN ha desatado en Europa.


Zhou Bo, avezado investigador del Centro de Seguridad y Estrategia Internacional de la Universidad de Tsinghua y oficial retirado del EPL, también desestimó las maquinaciones del Indo-Pacífico, incluso antes de la cumbre: tuvimos un excelente intercambio al respecto a fines del año pasado en el Foro de Astaná, en Kazajstán.


Pase lo que pase, el Excepcionalismo seguirá funcionando a toda maquina. La OTAN y Japón han acordado establecer una línea de “información de seguridad extremadamente confidencial” las 24 horas del día. Así pues, cuenten con el dócil Primer Ministro japonés Fumio Kishida para realzar el “papel central” de Japón en la construcción de una OTAN asiática.


Todo el que tenga un poco de cerebro, desde Urumqi hasta Bangalore, sabe que el lema de los excepcionalistas en toda Asia es “hoy Ucrania, mañana Taiwán”. La absoluta mayoría de la ASEAN (y esperemos que la India) no caerá en esa trampa.


Lo que está claro es que el circo OTAN-75 aniversario no tiene ni idea de lo que ocurrió en la reciente cumbre de la OCS en Astaná, especialmente cuando se trata de la OCS, que ahora se posiciona como nodo clave para lograr un nuevo acuerdo de seguridad colectiva a nivel de Eurasia.


En cuanto a Ucrania, una vez más Medvedev Unplugged, con estilo inimitable, expuso la posición rusa:


“La Declaración de la Cumbre de Washington del 10 de julio menciona “el camino irreversible de Ucrania” hacia la OTAN. Para Rusia, dos posibles formas al final de ese camino son aceptables: o Ucrania desaparece, o la OTAN desaparece. O mejor aún, ambas cosas.”


Al mismo tiempo, China está realizando ejercicios militares en Bielorrusia, apenas unos días después de que Minsk se convirtiera oficialmente en miembro de la OCS. Traducción: olvidémonos de la “expansión” de la OTAN a Asia, cuando Pekín ya está dejando en claro que está muy presente en el supuesto “patio trasero” de la OTAN.


Una declaración de guerra contra Eurasia


Michael Hudson ha recordado una vez más a cuantos tienen una pizca de cerebro, que el espectáculo belicista de la OTAN no tiene nada que ver con el internacionalismo pacífico. Se trata más bien de “una alianza militar unipolar estadounidense que conduce a la agresión militar y las sanciones económicas para aislar a Rusia y China. O, más concretamente, para aislar a los aliados europeos y otros de su antiguo comercio e inversión con Rusia y China, haciendo que esos aliados sean más dependientes de Estados Unidos”.


La declaración de la OTAN de 2024 es en realidad una renovada declaración de guerra, híbrida o de cualquier otro tipo, contra Eurasia, así como contra Afro-Eurasia (sí, hay promesas de “alianzas” progresando en todas partes, desde África hasta Oriente Medio).


El proceso de integración de Eurasia tiene que ver con la integración geoeconómica, que incluye, fundamentalmente, corredores de transporte que conectan, entre otras latitudes, el norte de Europa con Asia occidental.


Para el Hegemón, ésta es la peor pesadilla: la integración de Eurasia alejando a Europa occidental de Estados Unidos e impidiendo ese eterno sueño húmedo: la colonización de Rusia.


Así pues, sólo se podría aplicar el plan A con absoluta brutalidad: Washington –literalmente– bombardeó la integración ruso-alemana (Nord Stream 1 y 2, y más) y convirtió las tierras vasallas de los asustados y desconcertados europeos en un lugar potencialmente muy peligroso, justo al lado de una frenética Guerra Caliente.


Así pues, una vez más, volvamos a ese primer párrafo del comunicado conjunto UE-OTAN de enero de 2023. Eso es lo que afrontamos hoy, tal como se refleja en el título de mi último libro, Eurasia v. NATOstan: La OTAN –en teoría– está totalmente movilizada, en términos militares, políticos y económicos, para luchar contra cualquier fuerza de la Mayoría Global que pueda desestabilizar la Hegemonía Imperial.



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