fuente: SUSPENDELVIAJE
– 31/10/2019
Chile arde. Esta angosta
franja de tierra acostumbrada a terremotos y erupciones volcánicas
es hoy un país en llamas que tiene un responsable directo y es el
presidente Piñera. Dicen que cuando ardía Roma el emperador Nerón
tocaba la lira y entonaba un poema épico griego que hablaba de la
guerra de Troya. Piñera tiene otro estilo. Cuando empezó el
incendio en vez de tararear una canción se llevó un pedazo de pizza
a la boca. Es que justo ese día uno de sus nietos estaba de
cumpleaños, y, entre cacerolazos en todo el país y un llamado a
paro nacional, incendios y barricadas, Piñera prefirió irse a la
Pizzería Romería del barrio alto. Y así Chile ardió un poco más.
Luego hubo dos días de
silencio presidencial y, cuando por fin le habló al país, declaró
la guerra contra su pueblo. El lunes 28, después de veinte muertos,
1.100 heridos (500 a bala), 121 heridos en sus ojos por proyectil,
miles de detenidos, 35 denuncias por vejámenes sexuales a mujeres
detenidas, Piñera anunció un cambio ministerial sin afectar a los
funcionarios directamente culpables por la violación a los derechos
humanos. Y así Chile siguió ardiendo más aún. En los últimos
cuarenta años pasamos de la vía chilena al socialismo a la peor
dictadura del Cono Sur, la de Pinochet, para llegar a ser luego el
lugar mas neoliberal del mundo (y el primero). Durante el tiempo
transcurrido entre Salvador Allende, pasando por el dictador
Pinochet, y Sebastián Piñera, se modeló una clase política –la
cúpula del Partido Socialista incluida– que se enamoró y encegueció
con el salvaje modelo neoliberal. Es una casta que hoy apenas sirve
para apagar velas en los cumpleaños pero que es la gran provocadora
del incendio social. En esta ofensiva está comenzando a tejerse la
articulación social necesaria para darle conducción política a la
asonada popular. A la cabeza se ha instalado la Mesa de Unidad Social
compuesta por mas de cien organizaciones sociales. Quienes la
integran tienen una ventaja y una legitimidad infinitamente mayores
para comprender los sucesos del país y dialogar con la gente. Desde
ahí hoy se levanta la demanda por una Asamblea Constituyente y el
fin de la Constitución de Pinochet, que aún nos rige.
En el pasado los
movimientos populares cuestionadores del sistema siempre terminaron
con represión militar y masacres violentas. Esta vez puede que Chile
termine dándole la estocada mortal al neoliberalismo en el mismo
país que lo vio nacer. Hay algo seguro. A esa canción de cuna la
cantaríamos todos, todas y todes.
— Pedro Santander desde
Santiago
Me alegro de que la sociedad se mueva. Pero sin el control económico ni la seguridad el proyecto se queda corto. Los neoliberales son sustituidos por socialdemócratas y así no vamos a ningún lado. Esperemos que suceda lo mejor.
ResponderEliminarSalud!