21 febrero, 2021

El crimen que nos despojó — José Roberto Duque

 




El crimen que nos despojó de nuestra cultura en formación tiene muchos rastros y señales; la clave gastronómica es apenas una de ellas. Así como los agroindustriales nos convencieron de que el conuco es prehistórico, cochino, chabacano e indigno, esas y otras hegemonías nos han inculcado el asco, el desprecio y el temor a las casas de barro (para vendernos cemento), a la caza y la pesca como cultura cinegética (para vendernos carne de vaca), a la posibilidad de hacer con nuestras manos lo que en el capitalismo hacen los esclavos. Y así, nos enseñaron también a detestar nuestros olores corporales (oler a ser humano es oler a mierda: usa jabón y desodorante), nuestro color (tintes, maquillajes), nuestra forma de hablar (diccionarios, cursos y policías del lenguaje “correcto”, como lo hablan y escriben los españoles), nuestra música.


Cuando Chávez propuso llenar las azoteas de los edificios de sembradíos y gallineros verticales la reacción generalizada fue de asco, risa y pena ajena, porque para unos seudocosmopolitas acostumbrados a la sifrina idea de que solo se puede ser gente si se es profesional o intelectual, está bien el orden que divide a la humanidad en esclavos (pobres), amos (ricos) y parásitos (clase media). ¿Para qué enseñar a mi hijo a hacer casas si ya hay niños de su edad, hijos de esclavos albañiles, que se las harán en el futuro? ¿Para qué enseñarlo a sembrar si ya hay hijos de campesinos condenados a no saber hacer otra cosa sino regar unas plantas de las que no van a comer porque le pertenecen a la agroindustria? ¿Para qué enseñar a mis hijos a hacer una mesa o silla o casa si esas cosas ya las venden hechas, y de polietileno? ¿Para qué enseñarles a hacer zapatos o pantalones, si cuando sean profesionales van a poder ir a Zara? ¿Para qué enseñarles a tocar un cuatro o una bandola si por una módica suma aportada por el Estado puede aprender a tocar violín o el corno francés, cosa que da más caché y es más culllllta que andar tocando tambores? De esto, y no de otra cosa, está hecha la afrenta del empresario bobo (uno llama “bobos” a quienes nos someten y nos aplastan a nosotros los vivos, y de paso se enriquecen con ello, ustedes me entienden) que nos convenció de que la comida solo es comida si se compra y se vende masivamente.



2 comentarios :

  1. Anónimo2/21/2021

    Mas sobre politica economica:

    https://www.youtube.com/watch?v=HORRt2cuVv4&list=PL09P7s4TIzgRWoJDnnATzJN8Ni3puwCnv

    Enrique Dussel dice (en el segundo video de esa serie) que Chavez se dedicaba todos los jueves a estudiar libros de politica.

    ResponderEliminar