15 diciembre, 2022

El auge "post"... un hijo de la derrota — Néstor Kohan

 

John Holcroft "Kit de la felicidad"


Capítulo extraído de:

La herencia del fetichismo y el desafío de la hegemonía, Néstor Kohan (pdf)


Las metafísicas "post" fueron hijas de una triple derrota. En Europa occidental afloraron con los desencantados por la derrota del '68, la desilusión electoral que sobrevino en los '70 y la crisis del eurocomunismo.


En EEUU se trató de la derrota de las rebeliones contra la dominación racial (donde el poder norteamericano asesinó sin piedad a sus principales líderes, desde los radicales como Malcolm X hasta los moderados, como Martín Luther King) y también de las protestas estudiantiles de los '60.


En América Latina las represiones y genocidios militares —con decenas de miles de desaparecidos y torturados en Argentina, Chile, Guatemala, Perú, etc.— ahogaron a sangre y fuego las insurrecciones armadas de los '60 y '70.


Luego de esa triple derrota de los años '70 primó la fragmentación. Ante la ausencia de una coordinación más general el único recurso disponible consistió en mantener la resistencia de cada movimiento social en su propio ámbito y en su propia esfera, aunque todavía no apareciera sobre el horizonte la posibilidad de sobrepasar ese límite. Esa disposición de las luchas, los aislamientos respectivos y la fragmentación política fueron hijas de la necesidad. No surgieron como producto de un plan estratégico sino como el resultado completamente fortuito, azaroso y espontáneo del conflicto social. Sólo después de que esto sucedió vinieron las legitimaciones a posteriori, post festum, de las metafísicas "post" que transformaron la necesidad en virtud.


En Europa occidental —su cuna de nacimiento originaria— esa aceptación jubilosa y entusiasta del posmodernismo y el posestructuralismo estuvo vinculada al mundo social de un nuevo segmento de las capas medias acomodadas y bien remuneradas (dedicada a tareas de gerenciamiento y supervisión con altos salarios) que se beneficiaba con una política de sobreconsumo selectivo, típica de la era Thatcher y sus acólitos continentales. Esos segmentos económicos en ascenso —algunos de ellos se hicieron famosos como "yuppies"— eran legitimados acríticamente por "los hijos de Marx y la Coca Cola", tal como Alex Callinicos denomina a la generación de jóvenes intelectuales desencantados con el fracaso de 1968 y reconvertidos aceleradamente al sistema.


En el caso de Estados Unidos, la moda "post" ingresó fundamentalmente de la mano académica, años después de que las fuerzas de represión estatales lograran neutralizar la combativa oposición negra de los ‟60 y de que decayera el movimiento de oposición a la guerra de Vietnam. Allí, en territorio norteamericano, la operación ideológica consistió en despolitizar completamente la crítica cultural que había caracterizado tanto a la Escuela de Frankfurt (exiliada en EEUU ante el ascenso nazi) como al materialismo cultural de Raymond Williams y otros pensadores gramscianos del circuito anglosajón. Sin política, y sobre todo... sin marxismo, la crítica socialista de la cultura se transformaba en EEUU en los inocuos "estudios culturales", perfectamente digeribles para la Academia y sus censores de papers e insulsas revistas con referato.


En los Estados Unidos, ese proceso de pasteurización y asepsia forzada de la teoría crítica llegó al extremo con los estudios "poscoloniales", una parodia lastimosa y miserable del anticolonialismo militante de un Fanon, un Che Guevara o un Ho Chi Minh, por no mencionar a las Panteras Negras o a Malcolm X... Estudios que seguían proliferando como si en el mundo no pasara nada nuevo (y el colonialismo fuera apenas "un triste recuerdo del pasado") mientras los marines yanquis continuaban invadiendo países y manteniendo dominaciones neocoloniales en defensa del petróleo por donde se les dé la gana hasta el día de hoy. Incluyendo torturas masivas (Irak, Guantánamo, etc.) como en las mejores "hazañas" de Vietnam o Argelia.


En cambio, en América Latina este fenómeno de expansión ideológica fue más complejo. Si bien es cierto que un buen número de adherentes a las metafísicas "post" se nutrieron durante toda la década del '80 de los circuitos académicos crecidos al arrullo de las becas de las fundaciones socialdemócratas europeas que comenzaban a cooptar intelectuales, principalmente ex izquierdistas ahora arrepentidos, otro buen sector creció durante los '90 alentado por la proliferación de las ONGs. Este segundo sector no siempre provenía de la Academia latinoamericana, sino más bien de la ex militancia de izquierda sobreviviente al genocidio dictatorial, en cuyo seno caló muy fuerte la derrota de la experiencia sandinista en 1990, la momentánea soledad de la revolución cubana, los ecos tardíos del derrumbe soviético y la desilusión de las pomposamente denominadas "transiciones a la democracia" ocurridas tras las retiradas de las dictaduras militares de los años '70.


En el caso de las vertientes latinoamericanas provenientes de la militancia, sin preocuparse demasiado por la hermenéutica rigurosa de los escritos foucaultianos, derridianos o deleuzinos, se terminó repitiendo de modo acrítico la jerga "pluralista", pseudolibertaria y cuestionadora del marxismo revolucionario de las vertientes europeas. Se compró ingenuamente, sin ningún balance ni beneficio de inventario, todo el paquete de la desmoralización eurocomunista de los años '70. Aunque en los '90 se intentó legitimar esa operación apelando a la autoridad del zapatismo y a la mentada "autonomía de los pueblos originarios" de la comunidades indígenas, estas corrientes de América latina terminaron hablando sumisamente la lengua del ventrílocuo europeo. Así, con un filtro y lentes europeos se interpretó, por ejemplo, la rebelión argentina de diciembre de 2001. Había que hacer entrar con fórceps, a como diera lugar, toda rebelión latinoamericana dentro del lecho académico de Procusto de las metafísicas "post".


Con el falso supuesto y el engañoso argumento de que los relatos hermenéuticos posmodernos y las metafísicas académicas posestructuralistas nacen... del suelo indígena (¿?) y brotan... de las culturas originarias (¿?), una vez más, como había ocurrido tantas otras veces, se terminaba adoptando como propio un discurso teórico forjado exclusivamente a partir de una experiencia política lejana y ajena: la de aquella generación europea derrotada en 1968, desilusionada durante toda la década del '70 y finalmente incorporada al sistema durante los '80.


Las metafísicas "post", como ideología legitimadora de la impotencia política, constituyeron a nivel global el espíritu de una época bien determinada: la de la ofensiva neoliberal y la euforia capitalista. Una época que, gracias a la rebeldía generalizada por todo el mundo desde mediados de los años '90, felizmente ha dejado de ser la nuestra.



3 comentarios :

  1. Muy interesante, la historia de un fracaso. Dice al final: "Las metafísicas "post", como ideología legitimadora de la impotencia política". A los que no compraron les destruyeron. Ahora solo viven los que se compran. Así destruyeron a la mismísima URSS, imaginate a los troskos europeos. Salud!

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  2. LEO, LEO…

    Luis Casado: “Los materialistas tenemos por verdad revelada que las leyes, comenzando por la Constitución, no son sino el reflejo jurídico de un estado de dominación de clase.”


    Sirvan de ejemplo las malas mañas del gobierno más progresista de la historia de España, España, España:

    “Nuevamente un estudio del Centre Delàs muestra como existen gastos "ocultos" en los Presupuestos presentados por Moncloa que aumentan en un 91% el gasto "oficial" en Defensa…”

    Fuente:
    https://www.lahaine.org/est_espanol.php/el-gasto-presupuestario-en-defensa

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    “La Delegación de Gobierno de Madrid pide 600 € a cada una de las 28 activistas antimilitaristas que el pasado 28 de junio de 2022 participaron en una acción directa no-violenta en la sede de la Escuela de Guerra del Ejército de Tierra (Madrid), que convirtieron en Escuela de Paz…”

    Fuente:
    https://madrid.lahaine.org/16-800e-cuesta-protestar-contra

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    “La Asamblea General de la ONU adoptó ese jueves una resolución presentada por Rusia y llamada ‘Lucha contra la glorificación del nazismo, el neonazismo y otras prácticas que contribuyen a exacerbar las formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia’. Este documento recibió el apoyo de 120 países, 50 votaron en contra y 10 abstuvieron.
    De los países que votaron en contra, la mayoría son europeos. Concretamente se opusieron EE.UU., Ucrania, el Reino Unido, Canadá, España, Austria, Bélgica, Croacia, República Checa, Francia, Hungría, Letonia, Polonia y Portugal, entre otros. Las delegaciones que se abstuvieron fueron las de Afganistán, Ecuador, Myanmar, Palaos, Panamá, Papúa Nueva Guinea, Corea del Sur, Samoa, Suiza y Turquía…”

    Fuente:

    https://www.resumenlatinoamericano.org/2022/12/16/ucrania-junto-a-ee-uu-y-los-antiguos-paises-del-eje-votan-en-la-onu-contra-la-resolucion-rusa-de-lucha-contra-la-glorificacion-del-nazismo/

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    Ya lo ven, más allá de su efectista ‘jerga postmoderna y progresista’, las políticas ‘realmente existentes’ que ejecuta la socialdemocracia hace tiempo que apestan a neofascismo disfrazado… El que avisa no es traidor.
    Salud y comunismo

    *

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    1. Ahora sólo falta presentar una resolución a favor de la glorificación del nazismo y casar los resultados de ambas votaciones. Nuevamente, el panel chorrearía hipocresía a raudales.

      Salud y comunismo

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