No todos los que se llaman a sí mismos anarquistas son dignos de este nombre
Cuando se
trata de las protestas venezolanas de las últimas semanas y meses, la
desinformación reinante es suprema. Al igual que liberales y progresistas han
sido engañados por hashtags desesperados, como #SOSVenezuela y comparaciones
simplistas con Occupy, así también la izquierda radical ha sido tentada por los
algunos autodenominados anarquistas venezolanos, en concreto por El Libertario.
Esto no es
una crítica al anarquismo en general ni tampoco de todos los anarquistas
venezolanos (hablaré de otros más abajo). Siempre he estado muy cerca del medio
anarquista y, aunque frustrado por ciertos puntos ciegos del mismo, estoy
influenciado por el anarquismo como método de lucha revolucionaria que comprende
las contradicciones inherentes del Estado. Sin embargo, el liberal-anarquismo
de clase media de El Libertario no representa esa consecuente y revolucionaria
visión anarquista, sino su traición. Condescendiente hacia los pobres y
totalmente ausente de las luchas concretas, en su lugar se ha aliado con los reaccionarios movimientos de la élite.
En un
artículo reciente, publicado en Inglés por Libcom.org y ROAR Magazine, Rafael Uzcátegui (que no debe confundirse con el ex
guerrillero del mismo nombre), cabeza visible de El Libertario, no sólo presenta
un engañoso informe de las recientes protestas, sino que también proporciona
una muy reveladora "perspectiva anarquista" para el "mal
informado". Desafortunadamente, nos deja aún peor informados que antes, cercenando
cualquier perspectiva anarquista posible. (Si bien este no es momento para
diseccionar completamente el libro de Uzcátegui, Venezuela: La Revolución como
espectáculo, vamos a decir que -como sugiere el título- es más Debord que Magón
o Bakunin.)
Lo engañoso
es que Uzcátegui repite las falsedades mediáticas de cómo comenzaron las
protestas, alegando la represión policial, cuando la policía sólo actuó en
respuesta al ataque del 6 de febrero contra la casa del gobernador en Táchira. Él,
acríticamente, informa de detenciones y denuncias de tortura, a pesar de que la
mayoría de estos hechos nunca fueron denunciados a los organismos competentes,
y que algunos se encuentran bajo investigación. Mientras que, con razón,
menciona el papel de los policías en las muertes de los dos manifestantes el 12
de febrero, no menciona que los oficiales responsables fueron detenidos y
acusados (el número de funcionarios detenidos por el uso excesivo de la fuerza es,
hasta la fecha, de 17).
Él invoca
una reiterada frase hecha, que no hay libertad de prensa en Venezuela, pero obvia
el hecho de que el periódico más importante de Venezuela, Últimas Noticias (que es simpatizante del gobierno), proporcionó a
la investigación en curso el vídeo fundamental que muestra las acciones de los
funcionarios de seguridad el 12 de febrero. Él critica la sugerencia del
presidente, Nicolás Maduro, de que un golpe de Estado similar al que derrocó
brevemente a Hugo Chávez en el año 2002 podría estar en marcha, pero pasa por
alto la propia ambigüedad del El Libertario hacia ese mismo golpe cuando
sucedió.
Lo revelador,
sin embargo, es el hecho de que Uzcátegui se posiciona en El Libertario como
"simple espectador" que, condescendiente, culpa a "los bajos
niveles de cultura política" de la ausencia de una izquierda realmente
independiente. Para cualquiera que ha pasado una sola semana en Venezuela, y en
especial para los estadounidenses que hemos vivido mucho tiempo allí, esta
última afirmación es totalmente incomprensible, ya que la cultura política de
Venezuela, el aluvión constante de vibrante actividad y crítica revolucionaria
es a veces abrumadora. Pero esto, junto con la demonización de Uzcátegui de las
organizaciones populares revolucionarias (colectivos)
así como de los "grupos milicianos", dice mucho de la oposición de El
Libertario a las luchas populares, a la voluntariosa actividad de los más
pobres y al apoyo de El Libertario a las concepciones de la clase media de los
cambios sociales, concepciones que son, en última instancia, cómplices con la
derecha.
¿Quiénes son
El Libertario?
1. Una
organización de clase media…
Como dice un
ex miembro, El Libertario está constituido por "esnobs de clase alta “hijitos
de papá totales (sifrinos), niños ricos mimados”. El propio Uzcátegui viene de
una familia adinerada y se hizo aún más “aburguesado como estudiante de
Políticas en la universidad". (Uzcátegui incluso trabajó para el antiguo
alcalde de Baruta, en el este rico de Caracas, que no es otro que el líder de
la oposición de derecha, Henrique Capriles, antiguo miembro del partido opositor
Primero Justicia, financiado por Estados Unidos). Desde luego, el origen no es
una maldición, más de un revolucionario ha cometido "suicidio de clase"
para unirse a la lucha, pero no es el caso de El Libertario.
2. ...con la
política liberal de clase media...
En palabras
de un antiguo miembro, El Libertario "opera más como una ONG que como un
grupo, no es un movimiento de base", y esto no debería sorprender ya que sus
miembros tienen estrechas relaciones con ONG’s liberales de derechos humanos,
como Provea, donde trabaja Uzcátegui. Mientras que los revolucionarios de todo
el mundo son cada vez más conscientes de las limitaciones e incluso del peligro
que hoy puede conllevar el discurso de los derechos humanos, estratégicamente
cooptados en los últimos años por las fuerzas de derecha en todo el mundo.
Limitaciones
inherentes a los derechos humanos aparte, Uzcátegui y PROVEA han ido más lejos
en las últimas semanas haciendo circular denuncias unilaterales del gobierno de
Maduro, pero sin mencionar las muchas muertes a manos de los opositores. De
modo que, no tendrás ni idea de que dos motociclistas han sido decapitados por
el alambre de púas dispuesto a tal efecto, o de los transeúntes atacados e
incluso asesinados al cruzar las barricadas para ir a trabajar.
Afortunadamente, defensores de derechos humanos, algunos de ellos antiguos
miembros de PROVEA y Amnistía Internacional, han denunciado recientemente este
uso manipulador del discurso de los derechos humanos.
3. ...que
defiende el liderazgo de la clase media...
Más
sorprendente aún es que, en un país en el que la mayoría pobre –tanto la clase
obrera tradicional como los sectores más desfavorecidos– se ha vuelto cada vez
más organizada y revolucionaria, Rodolfo Montes de Oca, de El Libertario, apoya,
incluso abiertamente, la idea de que es la clase media la que debe dirigir la
lucha. En un artículo repleto de las obligadas referencias al
"contrapoder" y de citas de Graeber y Holloway, nos encontramos con
la sorprendente sugerencia de que "la clase media con educación
universitaria, y tal vez los dueños de pequeños medios de producción y los
proveedores de servicios, son los más preparados para asumir el liderazgo dentro
de las organizaciones y movimientos sociales emergentes, ya que sus necesidades
básicas están cubiertas y su autonomía no correrá peligro [hipotecada]"
La elección
de dichas palabras por Montes de Oca es reveladora, pues por hipotecada se refiere literalmente a las
hipotecas, lo cual da a entender que los pobres simplemente venderán sus
lealtades políticas al mejor postor. En Sobre
la revolución, Hannah Arendt argumentó que la Revolución Francesa estaba condenada
al fracaso por "la necesidad y la pobreza", ya que sus partidarios
fueron extraídos de "la multitud de los pobres". Y aquí tenemos a los
llamados "anarquistas" esgrimiendo el mismo cansino argumento: los
pobres, al parecer, no son de fiar para dirigir sus propias luchas sociales a
causa de sus estómagos vacíos. En palabras de un crítico, El Libertario aspira
a ser, "El jefe en el lugar de trabajo y el jefe en la revolución".
4. ...que
está ausente de las luchas populares...
Como
resultado de esta composición de ideología liberal de clase media y el énfasis
en su liderazgo, no es de extrañar que El Libertario estuviera ausente de las
luchas populares de base y, en cambio, cada vez más aliado con la clase media y
la lucha de estudiantes conservadores de las universidades de élite y privadas.
En palabras de un antiguo miembro, El Libertario "nunca ha tenido presencia
en el barrio", y cuando en el pasado se intentaron pequeños proyectos, su
método vanguardista de trabajo –con el que trataron de iluminar a los pobres–,
era de "auto-aislamiento" en la práctica. De manera similar, otros
anarquistas venezolanos insisten en que a El Libertario "nunca se le ha visto
por las comunidades en lucha." Incluso los simpatizantes de El Libertario
han señalado que "su presencia es casi marginal en muchos sectores clave
de la lucha social", una caracterización que se ajusta a la admisión de
Uzcátegui de que son "simples espectadores."
Por ejemplo,
cuando en 2004 las organizaciones revolucionarias dedicadas a la acción directa
derriban una estatua de Colón en Plaza Venezuela en nombre de la
descolonización, algunos fueron detenidos y Chávez denunció a los organizadores
como "anarquistas." En lugar de participar en la acción o mostrar
solidaridad con los detenidos, El Libertario optó por burlarse de dicha acción –revelando
así su vieja obsesión– calificándola de simple espectáculo, y culpó a los arrestados por su ingenuidad al suponer que el gobierno los apoyaría. En la
compleja dialéctica del proceso revolucionario, vale la pena señalar que a
pesar de la denuncia inicial de Chávez, estas y otras acciones directas
radicales empujaron al gobierno bolivariano a enfatizar el genocidio indígena y,
finalmente, a declarar el 12 de octubre como "Día de la Resistencia
Indígena".
Tras una
acción combativa similar, en el aniversario del Caracazo de 2008, acción que
Chávez volvió a tildar de "anarquista", de nuevo El Libertario no
expresó su solidaridad, pero en cambio emitió un comunicado insistiendo en que
Chávez no sabía lo que significaba esa palabra. Según los participantes, era
evidente que Chávez había "tocado su palabra sagrada" y no podían
permitir que nadie fuera acusado de anarquismo tergiversando el lema de la
acción –"no queremos que nos gobiernen: queremos gobernar"– como una mera
demanda de poder estatal.
5. ...más inclinada
a unir sus fuerzas con la derecha...
La lista
sigue y sigue: mientras los revolucionarios (que apoyaron a Chávez) fueron
reprimidos por la Guardia Nacional durante su participación en una caravana de
2008 en apoyo a los derechos indígenas Yukpa, El Libertario, desaparecido a
pesar de su supuesto apoyo a la lucha Yukpa, estaba en cambio en las calles con
los estudiantes de la clase media, defendiendo la estación de televisión de la
derecha RCTV. Todo esto apunta a una tendencia preocupante: en lugar de
sumergirse en las luchas populares revolucionarias, El Libertario se ha movido
cada vez más hacia las luchas estudiantiles de tendencia derechista. Esta
tendencia se ha visto confirmada en las últimas semanas, cuando miembros de El
Libertario han celebrado abiertamente el movimiento de protesta de una clase
media mayoritariamente de derecha. Uzcátegui ha ido tan lejos –de acuerdo con
sus tweets–, como para confundir esta multitudinaria clase media (que otros
"libertarios" argumentan es hegemónicamente fascista) con la multitud
de la red, de esta manera comete el error cardinal de olvidar que para el viejo
Antonio Negri, la multitud es sobre todo un "concepto de clase."
6. ...debido
a una caricaturesca política de "lucha a tres bandas"...
A El
Libertario le gusta posicionarse igualmente en contra del chavismo como de la
derecha. Si bien esto evoca de alguna manera la lógica de la "lucha de tres
vías" o "lucha tripolar", lo hace de manera burda
y caricaturesca (aunque, seamos realistas, la lucha de tres vías es ya de por
sí ridícula y caricaturesca). Esto fue tan claro durante el golpe de derecha de
abril de 2002 como lo es hoy: confrontado a un golpe de Estado que no sólo
derrocó a Chávez, sino también la progresiva Constitución de 1999, que dejó
decenas de muertos en las calles antes de ser neutralizado por la rebelión
popular, El Libertario volvió a quedar almargen, sin querer siquiera condenar
este asalto fascista contra el pueblo. (Las ediciones 26 y 27 de El Libertario,
publicadas en la época del golpe, están convenientemente incluidas en el
archivo web, pero yo mismo he entrevistado a ex miembros que dejaron El
Libertario tras esta "posición reaccionaria").
7. ...haciendo
cualquier perspectiva revolucionaria de masas imposible.
Uzcátegui
insiste en que "la Izquierda Independiente Revolucionaria de Venezuela” (sectores
anarquistas que siguen a Trotsky, Marx, Lenin y Guevara) son "simples
espectadores", pero ¿qué pasa con los socialistas revolucionarios como la
corriente Marea Socialista? ¿Qué pasa con los militantes anarquistas
libertarios revolucionarios como Roland Denis, que en lugar de admirar la
creatividad cibernética de estos manifestantes nos insta a tomar medidas
radicales para "desactivar el fascismo"? ¿Y qué hay de los guevaristas
revolucionarios, como la nueva corriente Guevarista Bolivariana actual, o el
Colectivo La Piedrita, uno de los colectivos populares al que Uzcátegui tacha de
ser una milicia ciegamente chavista, a pesar de que eran décadas anteriores a Chávez
y con frecuencia se enfrentaron al gobierno en la práctica.
En lugar de
buscar humildemente una base en el trabajo de masas, El Libertario insiste
condescendientemente en que si las masas no se unen a ellos, tanto peor para
las masas. En consecuencia, tilda a los que discrepan de oficialistas, de
partidarios del gobierno, en un intento de borrar la historia real de la
autonomía revolucionaria dentro del movimiento bolivariano. Así, mientras que
El Libertario cotorrea los cansinos mantras de la oposición de que no hay libertad
de prensa en Venezuela (que es una mentira descarada, por cierto), no tiene en
cuenta el florecimiento de los medios de comunicación populares de base en los
últimos años, así como el hecho de que los revolucionarios estaban exigiendo
que los medios de comunicación fuesen “privados ni estatales". Según El
Libertario, cualquiera que apoye el proceso bolivariano o entienda que vale la
pena defenderlo a pesar de sus limitaciones y defectos, es un vendido y un
peón.
Pero esta visión
no es revolucionaria, ni anarquista. Cualquier revolución anarquista será un
fenómeno de masas basado en la clase o no será nada en absoluto. Esto no
significa que anarquistas y antiautoritarios deban simplemente criticar la línea
chavista, sino involucrarse directamente en la construcción de movimientos, espacios
y rupturas revolucionarias dentro y contra la corriente principal del
movimiento bolivariano, como han estado haciendo miles de revolucionarios
venezolanos por años, si no décadas.
¿Quieren los
auténticos anarquistas ponerse en pie, por favor?
Mientras que
el anarquismo A nunca ha sido una fuerza importante en Venezuela, el anarquismo
liberal de El Libertario no goza del monopolio del término, como le gustaría
hacernos creer. Un buen ejemplo fue la Federación Anarquista Revolucionaria deVenezuela (FARV), que, desgraciadamente, se disolvió el año pasado. El FARV
representó la voz de revolucionario descolonizador, el anarquismo de lucha de
clases en Venezuela, pero como la mayoría de los movimientos no de clase media,
su voz no fue amplificada por libros traducidos o giras estadounidenses, y por
lo que dejo aquí algunas citas de la FARV, para compensar.
En un
artículo de 2012, Luis, de la FARV, proporciona un análisis exhaustivo de los
"absurdos de El Libertario" y, rechazando los intentos de El
Libertario de “acaparar” y “monopolizar" el nombre de anarquismo, esbozó
los parámetros de una verdadera alternativa revolucionaria anarquista. Esta
alternativa parte de un firme rechazo de la ideología y liderazgo de clase
media que define El Libertario. Observando que "siempre hemos estado bajo
el liderazgo de las clases privilegiadas", la FARV insiste en que mantener
el liderazgo de la clase media es mantener la reproducción tradicional del
sistema por el cual las instituciones académicas legitiman a los "predestinados
a guiar al país ... esto es exactamente lo mismo que el discurso de oposición
que habla de una llamada meritocracia, cargada de racismo, clasismo,
liberalismo, colonialismo y fascismo".
Además, sugerir
que aquellos que poseen los medios de producción son los líderes legítimos de
movimiento es "validar la explotación, la diferencia y los privilegios en
lugar de combatirlos, razón por la que, a nuestro entender, somos anarquistas. Proudhon
declaró que ‘la propiedad es el robo, y por lo tanto, la pequeña propiedad es un
pequeño robo, una pequeña acción parasitaria". Peor aún: celebrar abiertamente
los orígenes de clase media abrazando su política es contribuir al descrédito
del anarquismo mismo reforzando la más antigua caricatura del mismo: “que el
anarquismo es una ideología pequeñoburguesa". Para la FARV:
Los anarco-liberales [de El Libertario] son parte de la clase media y orgullosos de ello, por lo que sabemos que nunca van a trabajar en contra de sus propios intereses ... [Pero] por suerte, el movimiento popular no permite a nadie actuar en su nombre, y mucho menos a la clase media. Afortunadamente, los movimientos sociales no son lo mismo que el movimiento popular. Afortunadamente, el movimiento popular sigue avanzando hacia formas colectivas de liderazgo.
La posición
correcta hacia estos movimientos populares no es, pues, la pasividad del “simple
espectador”, como es el caso de Uzcátegui, y la FARV rechaza la lucha de las tres
vías en la medida en que representa "la postura iluminada"... vía contemplativa que no participa en las luchas, pero que
pretende dar las órdenes, ya que se cree en posesión de una luminosa verdad. Un
‘anarquismo’ arrogante y autoritario que no compartimos".
La FARV
"se expresa desde la posición de las luchas populares concretas. Es de
esta diferencia que se derivan todas las otras diferencias. Ellas difunden
ideas libertarias “no sólo con la palabra, sino con la acción cotidiana
constructiva junto a los hijos del pueblo. Con humildad y en igualdad de
condiciones, ya que hay mucho que aprender de las comunidades en lucha".
Como la FARV reconoció en un comunicado de 2012, posicionarse junto a las
comunidades concretas en la lucha no es oponerse al proceso bolivariano –entendido
como algo que comenzó mucho antes de Chávez y que continuará mucho tiempo
después de él–, sino abrazar aspectos de ellas mientras se presiona en
direcciones cada vez más revolucionarias:
Nuestra lucha es por el comunismo libertario, por lo que no estamos dispuestos a volver a un "estado de cosas" en el que: seremos perseguidos, donde los medios alternativos serán cerrados, donde las tierras y negocios bajo control comunal serán devueltos a los grandes terratenientes y empresarios, donde habrá violaciones sistemáticas de los derechos humanos, donde desaparecerán los instrumentos jurídicos que pueden ayudar a la causa popular [es decir, la Constitución de 1999] y la futura construcción de espacios comunitarios verdaderamente horizontales y de asamblea... para retroceder a un pasado que, apenas disimulado, aguarda una reacción fascista.
En lugar de
ello, desde esta posición concreta en las luchas populares, la FARV abraza un
tipo diferente de tres vías de lucha:
Estamos igualmente en contra de aquellas posiciones supuestamente "izquierdistas" que quieren que creamos que "esto es más de lo mismo" así como estamos en contra de aquellos acomodacionistas que insisten en que "ésta es una verdadera revolución"... y aún más de ciertas ‘personalidades’ que se refugian en las ideas anarquistas (y en ciertas posiciones trotskistas) para encubrir el hecho de que hablan desde una perspectiva burguesa para así invisibilizar las luchas y los procesos de cambio ... También decimos a estos anarquistas convertidos en vendedores ambulantes, comerciantes y turistas de ideas, que el fascismo no pasará.
Esto no
significa que el Estado no sea poderosamente peligroso y contradictorio, por
supuesto: según la FARV, "ningún Estado es revolucionario", pero
"como anarquistas sabemos que este proceso... se constituye como una tarea
colectiva y común del pueblo venezolano, y por ello el anarquismo sólo puede
ser construido a través de la lucha colectiva de las masas, por razones tanto
defensivas (evitando la represión) como ofensivas (reivindicando espacios
nuevos abiertos por el proceso), esta lucha de masas emerge a través del
proceso bolivariano (aunque en una relación tensa y a menudo conflictiva con el
gobierno). Esto
significa resistir las solidaridades automáticas y los sofocantes confines de
una “anarquismo” que se limita a aquellos autodenominados anarquistas
En el momento actual existen muchos ejemplos de espacios que, si bien no se definen a sí mismos como anarquistas, están sin embargo involucrados en prácticas libertarias cotidianas: comunidades que poseen cierto grado de producción social, autogobierno y autodefensa... (como el 23 de Enero, Colectivo Alexis Vive, Colectivo Montaraz, entre otros).
El Libertario, fiel a sus antecedentes y a su política de clase, "temen
más al chavismo y la revolución que al fascismo, la oligarquía y la derecha
venezolana con la que marchan alegres". De modo que, no es de extrañar que
estos colectivos celebrados por la FARV por su actividad tácitamente anarquista,
sean los mismos colectivos que hoy día son demonizados por una temible
burguesía, así como por sus colaboradores “anarquistas” que imitan a las élites
en su denuncia de los "grupos milicianos".
La respuesta
del FARV a extraños compañeros de cama de derecha de El Libertario es
contundente:
No, no tenemos nada en común con la burguesía. El Libertario y las FARV no son lo mismo. Es muy diferente decir "movimientos sociales" (es decir, ONGs y fundaciones), a decir "movimiento popular" (colectivos y grupos de trabajo, frentes campesinos, movimientos de ocupación de tierras, movimientos indígenas, comités de salud, comités de tierras, etc.). Bakunin tiene razón, la clase media es una cosa, con sus aspiraciones y presunciones; Los hijos del pueblo con sus luchas, sueños y victorias son enteramente otra cosa... Como hijos del pueblo no esperamos nada de la clase media, y mucho menos su liderazgo... Elegimos no estar del lado de una clase que teme la revolución...
Preferimos estar con el movimiento popular, con su temperamento rebelde, desobediente e ingobernable; con sus experimentos autogestionados, con sus pasos hacia el socialismo, con sus anhelos libertarios y su intuición anarquista... necesitamos buscar [este impulso anarquista], no en la clase media, no en los comunicados de la burguesía, no en la Internet o en los discursos oficiales de los profesores universitarios, no en la televisión o en las declaraciones o acciones de Chávez, sino en los barrios, en las comunidades en lucha, en el corazón del movimiento popular.
En Nosotros Creamos
a Chávez, escribí que "con demasiada frecuencia, las discusiones de la
Venezuela contemporánea giran alrededor de la figura del presidente venezolano.
Ya sea de los opositores de la derecha conservadora o de la izquierda
anarquista o los partidarios entre ellos, la miopía es la misma". Del
mismo modo, las FARV argumentan que:
Los acólitos centristas de Chávez, ya sean chavistas o de la oposición, comparten la determinación de circunscribir todo en la figura de Chávez, ya sea negando los logros del proceso bolivariano y diciendo que todo lo malo es debido al zambo de sus pesadillas, o fomentando la idea de que estos logros son los dones del poder o el resultado de la benevolencia de Chávez.
Nosotros, por el contrario, consideramos que estos logros son el producto de las luchas históricas del movimiento popular, que nos han costado y siguen nos costando sangre y sacrificio... A pesar de El Libertario, junto con la oposición de derecha y el rojo [chavista] intento de la burocracia para borrar todos los rastros de la autonomía de la acción popular, los hijos del pueblo van a seguir organizándose, oirán nuestras voces con más frecuencia y tendrán que acostumbrarse a ver nuestras caras.
No todos los
que se llaman a sí mismos anarquistas son dignos de este nombre, y antes de que
los revolucionarios en los Estados Unidos o en cualquier otro lugar vuelvan a
publicar artículos, traduzcan libros u organicen viajes y conferencias, debemos
tener claro lo que estamos apoyando. Especialmente en América Latina, además,
debemos estar atentos a los miles que se dedican a la actividad anti-estatal
revolucionaria que ni siquiera se llaman a sí mismos "anarquistas". Apoyar
a anarquistas liberales de clase media como El Libertario es estar en contra de
la revolución, contra las luchas populares concretas de los venezolanos y
venezolanas pobres, e incluso contra el anarquismo mismo.
Traducido
por Arrezafe.
Versión
original en inglés:
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Mientras El Libertario solo lloriquea tardíamente por Internet y por su periódico, el movimiento popular, al que ellos desdibujan con el mote derechista de “oficialismo”, realiza acciones concretas y contundentes.
Periódico El Libertario de Venezuela: El “anarquismo” de derecha al servicio de la burguesía y el intervencionismo.
Muy cierto, y hagámoslo extensivo al apoyo que se pretende que los anarquistas den al gobierno legal de Venezuela, porque por muy legal que sea no deja de ser gobierno, algo que se supone se rechaza.
ResponderEliminarTambién es bastante corriente encontrar a supuestos anarquistas en protestas por-estatales con pancartas pro-gubernamentales, parece que sin verdadera conciencia de lo que se pide: Más estado.
(Por la sanidad, educación, "publicas" por la "igualdad" de género, por el feminismo de estado, por el trabajo...)
Salud!
Hay que estar con quienes luchan por su pan y su soberanía, sabedores de que, aunque caminemos hacia la utopía no vivimos en ella (por más que algunos listillos iluminados nos quieran convencer de lo contrario desde sus cátedras).
EliminarNo es tarea fácil la de desmontar el sistema sin hundirse con él (ya sabemos quienes son siempre los náufragos). La enorme distancia que media entre Salvador Allende y Augusto Pinochet, o entre Hugo Chávez y George Bush, determina en qué lado ha estado siempre mi apoyo llegado el inexorable momento.
Salud!
Por supuesto, si un maestro lucha por su puesto de trabajo, por desgracia hay que apoyarlo porque es su pan, pero hay que ampliar la lucha a que, en el peor caso, ese puesto de trabajo esté remunerado por el propio pueblo e incluso que el temario no lo elabore un estado para fabricar ciudadanos.
EliminarEra un ejemplo.
Y en Venezuela, siempre a favor del pueblo, pero no para que tenga un gobierno de izquierdas y ya está, sino para que no tenga gobierno. Poco a poco, por supuesto, pero sin perder el objetivo, que es lo que suele pasar siempre, de eso ya se encargan los infiltrados y aquellos a quienes se aúpa al poder, como opción menos mala.
Más salud!
Pues eso es lo que se dice en el articulo:
Eliminar"Preferimos estar con el movimiento popular, con su temperamento rebelde, desobediente e ingobernable; con sus experimentos autogestionados, con sus pasos hacia el socialismo, con sus anhelos libertarios y su intuición anarquista... necesitamos buscar [este impulso anarquista], no en la clase media, no en los comunicados de la burguesía, no en la Internet o en los discursos oficiales de los profesores universitarios, no en la televisión o en las declaraciones o acciones de Chávez, sino en los barrios, en las comunidades en lucha, en el corazón del movimiento popular".
Ya he visto este post más veces.
ResponderEliminarEstá bien criticar a Uzcátegui y al libertario, tendrá que responder ante las acusaciones, lo que no me gusta es cómo se saca de quicio.
1 si es culpable de ser clase media yo me acuso
2 si actua como ONG es su problema,
si se inclina ante PROVEA yo actuo con sindicatos desclasados, serviles y antirrevolucionarios
3 si cree en el liderazgo de la clase media es su opinión
4 si no está con la lucha activa en la calle yo me acuso
5 si tiende a la derecha porque defendió a RCTV y plantea un ataque conjunto contra el estado es su opinión (peligrosa)
6 si el libertario entienda la situación como lucha a tres bandos yo me acuso
7 si el libertario cree que es el momento de golpear al gobierno es su opinión
Se alude a un post de La FARV de 2012. La FARV desapareció en 2013.
Lo que viene a decir es que el Libertario está infiltrado por el capital y actua para la derecha, del todo posible. Puede hasta que sean anarcocapitalistas.
¿Qué le beneficia al Libertario? Primero que se debilite la derecha el máximo posible. Pero también que el gobierno abandone sus redes clientelares y permita formar el tejido social al margen de las élites. Entre medias hay una serie de problemas que no pueden ser superados por las armas.
Salud!
¿Tú crees que se saca de quicio?
EliminarEn primer lugar hay comprender que estamos hablando de Venezuela, cuyo contexto sociopolítico es muy distinto al de España (en España ya están las bases yanquis, allí las quieren instalar).
Pero, respondiendo a tus 7 puntos:
1. En este escrito nadie acusa a Uzcátegui de pertenecer a la clase media, se señala el hecho de que actúe a favor de los intereses de dicha clase mientras se declara anarquista...¡y revolucionario!
2. Si El Libertario actúa como una ONG que lo diga claramente para que nadie se llame a engaño y crea que es lo que no es.
3. Claro que Uzcátegui es libre de opinar lo quiera, faltaría más. Del mismo modo que el articulista es libre señalar su incoherencia y oportunismo. Hay "anarquistas" que por mucho menos se lanzan a la yugular de militantes comunistas mucho más coherentes y comprometidos.
4. Si no está en lucha activa y no quiere apoyarla, que al menos se abstenga de criticar y atacar a quienes sí lo están.
5. Si defiende los medios de comunicación más reaccionarios de Venezuela (para eso sí sale a la calle), que no pretenda que nos creamos su supuesto "anarquismo". Es como si mañana la CNT se dedicara a defender los intereses de El Corte Inglés.
6. Como si quiere entender "su" lucha a diez bandas, pero que no se dedique a menoscabar la lucha de cuantos, anarquistas o no, están resistiendo a lo que es un claro intento golpista de la oligarquía pro yanqui.
7. ¡Claro que es su opinión!, y además actúa de acuerdo a ella. Pero ¿se ha preguntado a quien beneficiaría y a quien perjudicaría la caída del gobierno chavista?... ¿o es que tal vez lo sabe y por eso actúa de acuerdo a los intereses de la burguesía?
Tengo la sensación de que no estás muy al tanto de lo que realmente está sucediendo en Venezuela, de otro modo y desde una visión anarquista, es difícil entender tu comentario.
Salud!
El Libertario no es más representativo que cualquier otro medio anarquista, tampoco forma parte de ninguna federación, así que no es vocal. El anarquismo es incipiente y bastante desorganizado en Venezuela. Por eso digo que es su opinión y que su incidencia es escasa o nula. Y por esa escasa representatividad me parece que se saca de quicio, importancia desmedida. Hay anarquistas en España con peor catadura.
EliminarSalud!
No se trata sólo de El Libertario, tampoco yo le doy a éste más importancia, pero la crítica de Ciccariello me parece interesante por cuanto es aplicable a gente y organizaciones de la misma índole.
EliminarSalud!
Los enemigos de mis enemigos no son mis amigos, circunstancialmente pueden haber coincidencias. La lucha contra la dictadura actual puede hacerlos coincidir, por sus escritos entiendo que no se pronuncian para cambiar un totalitarismo por otro. La lucha de los anarquistas en cualquier parte del mundo es para que la gente no esté supeditada a los poderes del Estado secuestrado por partidos políticos y sin respeto a las minorías, creo que nadie debe llevarse por los aliados del chavomadurismo militarista como es el autor de este artículo, entiendo que El Libertario no apoya a bandidos que se disputan el poder.
ResponderEliminarEl perfil del autor del artículo: George Ciccariello-Maher
ResponderEliminarEscritor y teórico radical. Entusiasta defensor de la revolución venezolana en EEUU. Profesor de Ciencias Políticas en la Drexel University, EEUU. Autor del libro We Created Chávez: A People's History of the Venezuelan Revolution (Nosotros Creamos a Chávez: Una Historia Popular de la Revolución Venezolana).