Michel Temer, el ejecutor del golpe contra Dilma Rousseff, con Lilian Tintori, activista opositora de la extrema derecha venezolana. |
En los golpes
del siglo XXI en América Latina han cambiado mucho las cosas. El nuevo formato
ya no tiene una cara visible militar. Estos nuevos golpes son parlamentarios,
con el poder judicial-comunicacional-económico haciendo su trabajo. Sin
embargo, esto no es lo único novedoso.
El otro aspecto
crucial, que quizás haya pasado más desapercibido, es que estos nuevos golpes
siempre cuentan con un ejecutor que se queda en el cargo mientras la derecha
gana tiempo para buscar al verdadero candidato que debe gobernar el periodo
posterior.
En el 2009, en
Honduras fue Roberto Micheletti quién se quedó como Presidente transitorio
luego de sacar a Manuel Zelaya de su legítimo cargo. Pero duró poco. Se logró
la interrupción democrática, se sacó al Presidente electo, y luego vino
Porfirio Lobo por la vía electoral, y más tarde Juan Orlando Hernández. Algo
similar ocurrió en Paraguay en 2012. Se dio el golpe contra Fernando Lugo, y
Federico Franco se quedó en su puesto sin necesidad de acudir a elecciones.
Pero éste no se iba a quedar por mucho tiempo porque la idea era abrir la
cancha para que llegara rápidamente el verdadero candidato de la derecha,
Horacio Cartes, para darle estabilidad al proceso de restauración conservadora.
Lo mismo es lo
que sucede hoy en Brasil. Michel Temer fue el ejecutor del golpe contra Dilma
Rousseff. Asumió el 31 de agosto del 2016 sin necesidad tampoco de acudir a las
urnas para implementar un conjunto de medidas económicas neoliberales en tiempo
récord. Privatizaciones y recortes que fueron ejecutados a gran velocidad para
asentar las bases del nuevo modelo económico y social. Todo esto, unido a ser
el verdugo más visible contra la democracia, le llevó a tener una popularidad
por debajo del 10%. La ofensiva de la derecha es salvaje pero no estúpida. Por
ello, ahora le toca sacrificar a Temer porque ya no sirve. Fue de usar y tirar.
Es por ello que
el emporio O Globo, verdadero actor ordenador del Brasil, le hace la jugada
para sacarlo rápidamente del tablero. La derecha necesita orden y estabilidad
en Brasil, y por ello, se necesita un nuevo Presidente, resplandeciente e
impoluto, con mayor respaldo popular. Temer hizo el trabajo sucio y ahora toca
limpiarle la cara al golpe.
Y entonces ya se
atisba a los nuevos candidatos para gestionar la ofensiva neoliberal con una
cara más amigable. Uno, Joan Doria, y dos, Cármen Lúcia Antunes. El primero
ganó elecciones el pasado octubre para ser Prefecto de Sao Pablo con un alto
caudal de votos. Se presenta como representante de la pos política aunque tuvo
algunos cargos públicos menores. Este supuesto outsider de la política,
publicista, empresario televisivo y presentador de programas, parece que es el
elegido por los mercados para dirigir a Brasil hacia el abismo. Seguramente no
aceptará ser interino y querrá acudir a la batalla electoral. La otra persona
elegida por el establishment es Cármen Lúcia Antunes, representante del aparato
judicial, presidenta de la Corte Suprema, a quién le tocaría asumir mientras
que se convoquen elecciones. Quizás, sea también la próxima candidata para
cuando se abran las urnas.
De esta
maquiavélica forma, se lustra la fachada democrática tras un golpe. Temer
desaparecerá como por arte de magia como así lo hicieron Micheletti en Honduras
y Franco en Paraguay. Este es el rol que tienen los operadores transitorios
para poner fin al régimen democrático y abrir otro que debe aparentarlo. La
nueva época golpista tiene sus propios manuales con su modus operandi. Temer ya
cumplió su trabajo. Que pase el siguiente.
Yo iría más lejos, Dilma y antes lula, debieron ser en su momento también parte del juego y en los demás países, casi lo mismo.
ResponderEliminarSalud!
Pues sí. Se puede ir más lejos, pero hemos de procurar no ir a peor.
EliminarSalud!
Sí, Piedra. Como cantaría Brel, "Au suivant!"....
ResponderEliminarComparto, compas.
Gracias, de nuevo.
Jacques Brel también decía:
Eliminar"Jojo parle de Voltaire
Et Pierre de Casanova
Et moi, moi qui suis resté le plus fier
Moi, moi je parle encore de moi"
Qué grande eres! Jjajjjjaj
ResponderEliminarBueeeeno... 1,80 (con los zapatos) ;-)
EliminarAùn hay algún bocazas que va con chanclas ante el riesgo de tener que correr...
ResponderEliminarBien ese 180 "con zapatos"!
Besotes
BesoTes Empe
EliminarMientras calleron cabezas a la peña se la peló. Tiraron a Rousseff y la peña bailando samba. Después Temer hizo las reformas que tenía que hacer y ahí tienes el pollo.
ResponderEliminarPero Wall Street hizo lo mismo. Mientras Lula tenía un tipo del City Group al frente del Banco de Brasil no pasó nada. Fue cuando lo destituyó Dilma cuando dieron el golpe blando. Este era el juego.
Brasil está muy jodida, no puede crear riqueza y solo vive del expolio de sus recursos naturales vendiendolosa las corporaciones extrangeras. Una pena.
Salud!