En el vocabulario burocrático del
Unidad Penitenciaria Bonaerense N°1, la cárcel de Lisandro Olmos, el término
"Sector de Aislamiento de Convivencia" es cuanto menos un eufemismo.
"Buzones" o "leoneras" es la denominación más conocida. Son
22 pequeñas habitaciones de un metro por metro con un camastro de cemento y una
letrina, sin ventilación y con una pequeña rendija en la puerta; allí se envía
a los presos que son separados del resto de la población. Los presos de Olmos
pueden terminar en una de esas habitaciones, al menos en teoría, de dos formas:
como respuesta a un pedido de ser separado del resto de sus compañeros de
encierro en el pabellón de cara a algún problema, o para recibir un castigo. El
penal de Olmos, como edificio, tiene más de cien años. El área de Aislamiento
queda, precisamente, en sus catacumbas; los "buzones" ocupan una
parte del helado subsuelo.
Cuando el fiscal general Miguel
Palazzani, titular de la Procuraduría de Narcocriminalidad del Ministerio
Público y su comitiva -que incluyó al fiscal ad hoc José Nebbia, al premio
Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel y a miembros de la Comisión Provincial
por la Memoria- recorrieron la línea de "buzones" de la cárcel de
Olmos en el marco de una inspección general el 30 de junio último, se sorprendieron
al ver un brazo humano demacrado salir de una de las rendijas. Entre los
tatuajes tumberos y las uñas amarillas, había una serie de tajos recién hechos
con sangre fresca. El interno, llamado Alfonso, de unos 35 años, escuchó los
pasos venir desde el pasillo y sacó su brazo, pidiendo a gritos que lo
trasladen del sector. La Procuvin determinó que se había cortado recientemente
con una hoja de afeitar y que no había recibido ningún tipo de atención médica.
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Olmos: un detenido en un “buzón” de aislamiento pidió ayuda a los fiscales tras cortarse su muñeca. |
Los efectivos del SPF tuvieron que
abrir la puerta a pedido de Palazzini y su equipo. Vieron que el colchón sobre
el camastro era una ruina manchada de heces; las paredes se veían, en pleno
invierno, cargadas de humedad. La humedad, por otra parte, era tanta que el
piso se veía mojado. La letrina, atascada, estaba en un estado deplorable. Otro
interno, alojado en el "buzón" 11, afirmaba estar hace un mes ahí. El
detenido aseguró que, en todo ese tiempo, el Servicio Penitenciario Bonaerense
no le permitió tener contacto con su defensor. Es decir, nadie sabía que estaba
en el "buzón". Denunció también la falta casi total de comida y de
papel higiénico: terminó por limpiarse el trasero con pedazos de su propia
ropa. Otro detenido que aseguró padecer de HIV reportó que a pesar de los
repetidos pedidos no recibió atención médica, tras noches de dormir en un
colchón mojado con agua que brotaba de las paredes.
Ningún preso podía acceder a la
comida a la que llegaban sus familiares, reportó la Procuvin. La comida, si es
que llegaba, según los testimonios, eran huesos con grasa, polenta dura y
verduras frecuentemente podridas. En ninguna celda del sector de Aislamiento se
detectó un solo grifo; no hay suministro de agua. Para todos los presos en el
"buzón", el régimen, según información de la Procuvin, es idéntico:
casi 24 horas al día adentro con salidas de apenas 20 minutos a una hora. Todo
era fotografiado lo más minuciosamente posible por los fotógrafos del MPF.
Dichas imágenes ilustran esta nota.
Tras la inspección, Palazzini y la
Procuvin razonaron que estas condiciones de detención serían equivalentes a la
tortura. El día después de visitar Olmos, realizaron una fuerte denuncia penal
de casi 20 folios en la Justicia bonaerense contra las autoridades de Olmos.
"Dejamos señalados como responsables de lo que aquí se denuncia al
Director Javier Cáceres y a los Subdirectores Sergio Bagnasco, Prefecto Pablo
Overti, Subprefecto Rodolfo Wolfson del Establecimiento, Jefe del Penal y de
Vigilancia y Tratamiento Alcaide mayor Rafael Herrera. Al Subjefe del Penal
Juan Tossi, al inspector Juan Vega del pabellón SAC y al encargado del pabellón
de separación Jonathan Orlando", puntualizó el texto. La Procuvin no sólo
reclamó una urgente inspección judicial de la cárcel y que los presos
entrevistados sean puestos a inmediato resguardo; pidió también la clausura
inmediata del sector de aislamiento. La UFI N°2 de La Plata será la encargada
de investigar estas acusaciones y evaluar la prueba provista.
No era la primera vez que el
organismo del MPF liderado por el fiscal Palazzini visitaba una cárcel este
año. La inspección de tres penales en Mendoza causó una polémica nacional: el
equipo de la Procuvin documentó a presos en jaulas a la intemperie en elcomplejo penitenciario Almafuerte. La Procuvin reportó a la Justicia provincial
haber visto "tres detenidos alojados a la intemperie, en medio del frío,
en una celda construida sin paredes". Las mismas condiciones de mugre y
hacinamiento que se ven en penales federales y bonaerenses se repetían también
en el Cuyo. Palazzini exigió mejoras edilicias urgentes y denunció a todas sus
autoridades.
La presentación recayó en el Juzgado
II de Ejecución Penal a cargo de la doctora Mariana Gardey Merino. En su
respuesta, la magistrada dio vista a los pedidos del fiscal y recordó a la
Constitución Nacional en su artículo 18 cuando establece que "las cárceles
de la Nación serán sanas y limpias, para seguridad y no para castigos de los
reos detenidos en ella, y toda medida que a pretexto de precaución conduzca a
mortificarlos más allá de lo que aquella exija, hará responsable al juez que lo
autorice".
Este proceso de inspecciones ocurre,
por otra parte, en el contexto del Monitoreo del Sistema Interinstitucional de
Control de Cárceles, que preside el juez Gustavo Hornos de la Cámara Federal de
Casación Penal. A fines del mes pasado, Hornos encabezó una comitiva que
ingresó al penal de Ezeiza para retratar la situación de los presos comunes
lejos de detenidos estrella como Lázaro Báez: las condiciones de encierro
reveladas fueron preocupantes. El magistrado de Casación ya había estado como
juez de Casación en la fila de "buzones" de la cárcel de Olmos en una
inspección de septiembre de 2013 junto a Abel Córdoba, anterior titular de
Procuvin. La situación que detectaron era idéntica a la que la Procuvin reportó
a fin del mes pasado. Hornos, en diálogo con La Nación, aseveró: "Vimos,
sentimos y olimos la situación en que estaban los doce presos. Estaban
detenidos sin dignidad humana".
El área de Aislamiento no fue el
único punto visitado en el penal de Olmos por la Procuvin. Ingresaron al área
de enfermería, conocido como Sanidad: varios de los presos allí presentaban
enfermedades respiratorias. Según sus relatos, no habían sido atendidos.
Procuvin tuvo que reclamar en varios casos la presencia de un médico.
Simplemente, estaban allí en una suerte de cuarentena. El sector de Admisión,
los pabellones 1 y 12 del quinto piso del penal, fueron también parte de su
informe, un sector para detenidos problemáticos o en tránsito, con celdas
individuales: "Al ingresar a ambos
pabellones se observa un largo y ancho pasillo a lo largo del cual –de un
lado-se disponen las celdas, y –frente a éstas- hay cuatro grandes ventanales a
los cuales les faltan muchas piezas de vidrio. Por allí ingresaba viento, frío
y humedad. Ello generaba que las personas allí alojadas se vean expuestas a las
condiciones climáticas imperantes", afirmó la Procuvin en su denuncia penal.
Las heces de rata también son norma.
La visita a la cárcel de Marcos Paz
que realizó la Procuvin la semana pasada le demostró a los funcionarios el
ingenio de los presos para convivir con su mayor co-inquilino, por así decirlo:
las ratas. Los animales aprovechan huecos en las paredes para ingresar y
moverse; los internos tapan los agujeros en sus celdas con cualquier material
que puedan encontrar, hasta que el material cede y la rata pasa. El excremento
de roedor en los pisos del penal es visible hasta en las duchas, según pudieron
registrar los fotógrafos del MPF.
Para la Procuvin, el penal de Marcos Paz, que
depende del Servicio Penitenciario Federal, es parte de una serie de denuncias
que comenzó este año en los tribunales de Morón. En febrero de este año, se
presentó un habeas corpus colectivo y una denuncia penal con respecto al
pabellón I del módulo I ante el Juzgado Federal N°3: un brote de sarna entre
los detenidos fue el problema. Un mes después, llegaron otras dos denuncias
penales que también tramitan en la misma dependencia. En abril, nuevo habeas
corpus colectivo, esta vez en el Juzgado Federal N°1. La semana pasada, tras la
última inspección un nuevo hábeas corpus colectivo, junto a otra presentación
para ser adjuntada en una de las investigaciones existentes.
Tal como en Olmos, el rigor extremo
en el aislamiento se repite. Una visita en marzo que derivó en la primera
presentación judicial reveló 32 presos en el pabellón II del módulo 1, con 23
horas al día de encierro, sin saber por qué estaban ahí. Tampoco tenían la
certeza de si sus defensores oficiales habían sido notificados. Las celdas en
las que estaban no tenían luz ni agua; una de ellas se incendió y un preso
terminó hospitalizado. Para beber o higienizarse, los internos tenían que tomar
el líquido que encontraban en su propia letrina.
La cocina de la cárcel también fue
inspeccionada este año: "Antes de ingresar se constató existencia de dos
playones anexos al lugar que se encontraban inundados con gran cantidad de
basura acumulada proveniente de la cocina, así cajones de verduras, papa,
calabaza, paquetes de comida, etc., todos vacíos junto con los desechos de
estos productos. Esto se encontraba en estado de descomposición y había en el
lugar gran cantidad de insectos. El lugar está dividido en dos grandes
sectores, uno destinado a la preparación de la comida y el otro al
almacenamiento de mercaderías. Se ingresa por un pasillo común a las dos áreas
aludidas, en el cual se percibía un fuerte olor rancio y nauseabundo. Allí se
elabora comida para alimentar a 1.720 personas", refirió la Procuvin en
uno de sus hábeas corpus. La cuestión es otro foco de sospecha para los
funcionarios del MPF. "El dinero para los alimentos de los presos es
erogado, sale, pero la comida a los presos o llega podrida o no llega. Es
pésima, a pesar de que el presupuesto contempla comida de calidad.
Evidentemente, algo está pasando en el camino. El Servicio Penitenciario
Federal tiene que dar una respuesta. Esto podría originar una causa por corrupción",
afirma una fuente en la Procuración.
Otro habeas corpus llevó también a
reclamar por la falta de traslados hacia hospitales extramuros, un
requerimiento de decenas de presos que fue aceptado para luego ser archivado,
de acuerdo a la investigación del organismo. La última visita reveló también el
creciente rigor policial. En un sector destinado a jóvenes adultos con
condiciones similares al resto del penal, un joven de apenas 18 años estaba
preso desde hace un mes por robar apenas dos cajas de alfajores. Un cartonero
de 20 años oriundo de José C. Paz estaba junto a él también desde hace un mes.
"Resistencia a la autoridad", rezaba su ficha. Simplemente, había
discutido con un policía en Palermo por su carro de dos ruedas.
Terrible, en pleno siglo XXI cárceles del XIX, y lo peor és que seguirá igual, voy a publicarlo però sólo el principio y los enlazo aquí. Estas atrocidades deben saberse y cuando más gente mejor.....
ResponderEliminarun abrazo
Gracias por difundirlo, Francesc.
EliminarSalut!
Muy interesante el reportaje, porque denuncia un hecho real .
ResponderEliminarAhora, con su permiso, cuando veo que los imputados en Soto del Relax se me quejan de un trato vejatorio y unas instalaciones infrahumanas, tengo que esbozar una sonrisa.
Recuerdo el Sr Maciá Alaavedra, preguntando a la mañana siguiente que cuando iban a venir a hacerle la cama.
Salut
Es evidente que son situaciones muy distintas. Pero, en todo caso, la petición del Sr Maciá es improcedente, ya sea en la cárcel o en su casa. Alguien que no sabe hacerse su propia cama...
EliminarSalut!
Alguien dijo que el grado de desarrollo de una sociedad tiene un termómetro infalible, es como trata a sus presos...
ResponderEliminarMiguel Hernández dijo:
EliminarLas cárceles se arrastran por la humedad del mundo,
van por la tenebrosa vía de los juzgados:
buscan a un hombre, buscan a un pueblo, lo persiguen,
lo absorben, se lo tragan.
Un auténtico matadero...
ResponderEliminarSalud!
( Es bueno que esta gangrena
Eliminaros revuelva las entrañas.)
¡Echad abajo mi celda!
Abrid mi ataúd; que el mundo
en pie de asombro nos vea
indomables, pero heridos,
sepultos bajo la tierra.
¡Que no queden en silencio
mis cadenas!
Marcos Ana
Salud!
Sin comentarios. No los necesita. Tan sólo denunciarlo.
ResponderEliminarY difundirlo.
EliminarEn breves en vez de camas pondran jergones de paja y en vez de bombillas velas. Después las sanguijuelas en la enfermería. Será el retorno a la edad media. Por otra parte no entiendo muy bien como los carceleros que viven presos con los presos son capaces de tolerar ellos mismos ha ediondez y la inmundicia. Es porque ellos están igual de podridos.
ResponderEliminarSalud y abajo los muros de las prisiones!
Es obvio que los funcionarios (carceleros) están tan podridos como el sistema y presos de la omertá impuesta por la corrupción de la que participan.
EliminarSegún tengo entendido, el director de la cárcel de Olmos ya ha sido destituido y detenido.
Salud!