La Jornada. 08/07/2017
Siga la flecha. En una sociedad
algorítmica, mutamos en robots. Muchos son los indicios. No busque respuestas
al margen del sistema. Compórtese. Sea políticamente correcto. Seres acríticos,
sin capacidad de juicio, incapaces de reflexionar, previsibles y pendientes de
la voz del amo. Nos dan órdenes y las cumplimos rauda y velozmente. Cada vez
que lo hacemos esperamos ser gratificados. El premio, a diferencia de los
animales domésticos, son mercancías, coches, apartamentos, joyas, etc., o su
equivalente general, dinero. Otras, el resultado es vanidad y orgullo. Ego
contenido para señalar las diferencias de estatus y posición de clase. Nos
complace el reconocimiento público. Ser los machos alfa de la manada o en su
defecto el líder.
Con los animales, el proceso de
domesticación sigue el mismo itinerario. Una orden cumplida, una recompensa. Es
cosa de observar espectáculos en los parques acuáticos. Focas, delfines, orcas,
obtienen, más o menos sardinas, en función del ejercicio realizado. Si por
casualidad los animales domésticos alteran nuestra existencia, no hay rubor en
someterlos hasta desfigurar su naturaleza. La castración, sin ir más lejos.
Así, el propietario, dueño del animal, evita los cantos, aullidos o maullidos
en periodo de celo. Los destruimos, a cambio les brindamos seguridad, un techo
donde vivir y comida. Nos sirven de compañía, satisfacen nuestros deseos. Sólo
les pedimos sumisión, y levantar la patita a la voz del amo.
¿Pero qué sucede si no cumple la
orden? No hay que ser muy listo, el premio se convierte en castigo. La
desobediencia se penaliza. Si las recompensas no surten efectos, el animal será
declarado peligroso, no apto para vivir entre humanos. Mejor sacrificarlo. Como
mucho se le perdonará la vida, pasando el resto de su existencia en una jaula,
aislado y en condiciones miserables. Los ejemplos de castigos son variados, no
haremos una lista, pero sabemos cuál es su función, crear miedo y violentar el
cuerpo. Así, los vemos temblar cuando se les recuerda que defecar y mear en el
salón está penalizado. Saben la respuesta, pero no han podido frenar sus
instintos, la domesticación, tiene sus límites. Cada cierto tiempo, se les
recordará quien manda para evitar indisciplinas, sublevaciones o malos
comportamientos. Otro tanto ocurre con los seres humanos, temerosos de perder
el empleo, se someten a vejaciones múltiples. Es preferible callar que levantar
la voz. Amenazas, presiones, calumnias todo será utilizado como mecanismo
represivo y de coerción.
Seguramente usted ya está
reflexionando. Haciendo comparaciones y sometiendo lo dicho a un juicio
reflexivo. En otras palabras, ejerciendo la facultad de pensar. No somos homo
sapiens, somos dos veces sapiens, sabemos que sabemos y eso nos hace únicos,
como especie. Pensar, anticipa medir las acciones, enjuiciarlas y contrastarlas
por sus resultados. No es posible aceptar la injusticia, el hambre, la
esclavitud, el tráfico humano, la explotación, la desigualdad. Menos aún
justificar guerras, levantar muros fronterizos.
Sin embargo, el miedo se ha ido
apoderando lentamente de nuestra existencia. Cambiamos derechos y libertades
por seguridad. Asesinatos, secuestros, robos, violaciones, catástrofes
provocadas, crisis inducidas, guerras étnicas. No hay espacio público que no se
encuentre tocado por la inseguridad y el miedo. Tampoco en la esfera privada.
La dualidad público-privado ha perdido su significado en un mundo en el cual se
nos exige sumisión completa al poder. Podemos ser asaltados, trasformados en
rehenes, violados, convertidos en carne de cañón del crimen organizado. La
violencia se extrema y permea al conjunto de actividades. El miedo se extiende
y se generaliza. Vivimos con miedo. La salida resulta obvia, trocamos miedo por
seguridad. Somos capaces de renunciar a cualquier cosa, ser sumisos, con tal de
no padecer las angustias de una sociedad sumida en la desconfianza.
Las consecuencias son palpables. Si
el poder piensa en verde, nosotros pensamos en verde, si en rojo, nosotros en
rojo, si en amarillo, pues en amarillo, y así cuantas veces sea necesario. Nos
adaptamos y queremos ser gratificados por ello. Hemos aprendido la lección. No
se puede ser la oveja negra, la manzana podrida, el inconformista, el crítico.
Mejor seguir el libro de instrucciones para convertirse en un animal de compañía,
dócil y siempre dispuesto a complacer al amo. ¿Cómo hemos llegado a esta
situación deshumanizante?
Primero, renunciando a la conciencia.
Acallando la memoria. Ya no juzgamos las acciones del poder, acatamos órdenes.
Segundo, disciplinando el pensar, obedeciendo ciegamente y creyendo ser libres,
cuanto más esclavo somos. Tercero, siendo sumiso y socialconformista. Llevando
una vida sosegada y placentera, convertidos en caricaturas de seres humanos.
El proceso de domesticación teje sus
redes, creando un sucedáneo para la facultad de pensar, la llamada inteligencia
artificial y el consabido pensamiento positivo. Aunque usted sea explotado,
ninguneado, insultado y menospreciado, siempre habrá una acción positiva que le
alegre el día. Todo está dispuesto para hacer de la actividad de pensar un
delito. A partir de ese instante su ejercicio será perseguido y criminalizado.
El proceso de deshumanización se
yergue para apuntalar un orden social totalitario y represivo. Es necesario,
enfrentarse al proceso de domesticación, recuperar la capacidad de pensar
secuestrada por el sistema, y perder el miedo, sin caer en actitudes
imprudentes y temerarias. Hay que ser osados pero no idiotas. Hablamos de no
dejarse avasallar, de romper el círculo del miedo, en nuestra especie, ser
indomables.
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...Y un vídeo que podríamos titular "Oligarcas en fuga"
Maestros de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional, al grito de "Esos son, esos son los que roban a la nación" y "Fuera Peña", impidieron el paso a los invitados que pretendían llegar a la inauguración del Centro Cultural y de Convenciones de Oaxaca, México.
Esta frase es el meollo: " Sin embargo, el miedo se ha ido apoderando lentamente de nuestra existencia."
ResponderEliminarEl "sistema" nos promete seguridad a cambio de datos. Cámaras de televisión en las calles. Móviles que dicen tu posicionamiento en cada segundo del día, conversaciones que sabes pueden ser grabadas, fotos que logran impunemente saltar en los medios, correos interceptados.
Este es el "sistema" y lo damos por bueno. No hay partido político, de izquierda, derecha, centro o anarco, bueno eso de anarco no vale porque no hay ninguno, que lo haya puesto en su lista de revisiones por si saltan al poder.
Es "la conjura de los necios", y ellos, los del sistema, que no es más que los poderes fácticos, nos han ganado lapartida.
Nadie dice nada sobre la pérdida de nuestra intimidad. Somos todos una ficha y un número.
Salut
¡Ya me gustaría poder contradecirte, Tot! Pero tienes razón. A cada paso que damos se nos exige la contraseña que cierra nuestra propia celda. Las masas de antaño hoy son "bancos de datos", nos han reducido a datos, cifras, píxeles neutralizables a golpe de un clic de ratón y lo peor es que todo el mundo quiere formar parte de esta matrix abstracta férreamente controlada.
EliminarTengo la nihilista sospecha de que, en esta lucha, hemos alcanzado un crítico extremo: la Tierra contra la humanidad depredadora.
Salut!
Políticos perseguidos por la turba deshumanizada, ¿donde están los mossos?.
ResponderEliminarHay que respetar las normas y las leyes elegidas por la mayoría, que para eso vivimos en democracia, si cada uno hace lo que le da la gana esto es la anarquía, el caos, gente violada en mitad de la calle, iglesias ardiendo, niños devorados por sus padres o prostituidos para conseguir drogas, gente cohabitando con animales...
Benditos sean hermanos. XD
O lo que viene a ser lo mismo: "La tierra para quien la trabaja", es decir, para las corporaciones. :-)
EliminarSalud!
¿Para quien SE la trabaja?
EliminarA ver, como dice el post soño hay una manera de deshumanizar a una persona, molerla a palos fisicos o mentales. Ahi estan todos esos fachas deshumanizados y brutalizados hasta hacerlos indistinguibles de los habitantes de las piaras, con perdon de los porquifos. Salud! P Heraklio
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