En 2016, visité el centro descrito en
el informe de RT-Noticias sobre el efecto de las sanciones
occidentales en niñas y niños sirios con cáncer. En aquel momento, el director me
dijo que estaban tratando de ayudar a 240 niños, sin fondos y
endeudados, las personas que trabajan allí eran voluntarios que por
aquel entonces se enfrentaban a cortes de energía constantes, como
era norma en Alepo debido a que los terroristas controlaban la planta
de energía situada a las afueras.
Anteriormente, los pacientes con
cáncer en el norte de Siria tenían un excelente tratamiento en el
Hospital Kindi, un vasto complejo hospitalario respetado en toda la región bombardeado por terroristas a finales de 2013 y completamente
destruido. En noviembre de 2016 conocí y entrevisté a su antiguo
director el Dr. Ibrahim Hadid, que hizo hincapié en cómo
trató de llamar la atención de las organizaciones internacionales, tanto cuando el hospital fue ocupado por los terroristas,
como cuando, más tarde, fue destruido por ellos. Su llamamiento obtuvo el
silencio como única respuesta.
Otro obstáculo para los pacientes de
cáncer necesitados de tratamiento era el hecho de que, durante años,
la carretera de Aleppo estaría cortada por los terroristas, lo que
significaba que 1.5 millones o más de civiles dentro de Aleppo
estaban bajo asedio. Los residentes de Alepo me dijeron que hubo
momentos en los que el asedio duró semanas y más.
El director de este centro insistió,
con razón, en que no deberían imponerse sanciones a la medicina.
Esto es criminal. Como se señala en el informe RT, 30 niños
murieron de cáncer en esa área, debido a las sanciones
occidentales, según el director.
Anteriormente escribí sobre estas sanciones criminales impuestas por occidente a Siria.
Citando al Dr. Bouthaina Shaaban, a
quien entrevisté en diciembre de 2015, anoté:
En términos de cómo proporcionar un
alivio real al pueblo sirio, el Dr. Shaaban declaró:
"Lo primero que debe hacer
Occidente en esta batalla contra el terrorismo es levantar las
sanciones del pueblo sirio. Las sanciones están ayudando a los
terroristas contra el pueblo sirio, que está sufriendo doblemente
por los terroristas y por las medidas occidentales contra el pueblo
sirio".
Stephen Gowans escribió
recientemente sobre los planes de largo plazo del gobierno de Estados
Unidos para derrocar al gobierno sirio, y las sanciones son una parte
de la trama.
"Documentos preparados por
investigadores del Congreso de Estados Unidos ya en 2005 revelaron
que el gobierno de los Estados Unidos estaba sopesando activamente el
cambio de régimen en Siria. ...Como alternativa a la intervención
militar directa para derrocar al gobierno sirio, Estados Unidos optó
por presionar a Damasco mediante sanciones y apoyo a la oposición
interna siria ".
El sitio web End The Sanctions on
Syria [Fin a las sanciones a Siria], señala : "Se demostró que
sanciones similares a las de Irak en la década de 1990 provocaron la
muerte de más de medio millón de niños iraquíes".
El sitio pasó a informar que (a
partir de mayo de 2014), "701 de 1.921 centros de salud sirios
han sido 'completamente destruidos' por los ataques terroristas. Sin
embargo, la rehabilitación de estos centros se ve frenada por las
sanciones de Estados Unidos y la UE, que ya dejaron "una huella
profunda en el sistema de salud" ... incluso bloqueando el
acceso a medicamentos, equipos médicos, transporte y
comunicaciones".
Un artículo del 27 de mayo de 2015
en The Lancet informa : "El costo de los alimentos básicos se
ha multiplicado por seis desde 2010, aunque varía a nivel regional.
Con la excepción de los medicamentos para el cáncer y la diabetes,
Siria era un 95 por ciento autosuficiente en términos de producción
de fármacos antes de la guerra. Esto prácticamente ha colapsado,
como lo han hecho muchos hospitales y centros de atención primaria
de la salud.
Las sanciones económicas no han
eliminado al Presidente, solo los civiles están en la línea de
fuego, como atestigua el estado calamitoso de los hogares y la
macro-economía. Las sanciones son una de las mayores causas de
sufrimiento para el pueblo de Siria".
Recordemos que en abril pasado, cuando
EE.UU. y sus aliados bombardearon ilegalmente Siria con el falso
pretexto de que había utilizado un agente químico o nervioso en
Douma (cosa que no sucedió), uno de los objetivos era una
instalación situada en la densamente poblada Damasco, instalación
dedicada a la producción local de componentes para el tratamiento
del cáncer.
Como escribí:
En cuanto a la naturaleza real de
los edificios bombardeados, los medios sirios, SANA, describen al
Instituto de Investigación de Industrias Farmacéuticas y Químicas
como "centrado en la preparación de composiciones químicos
para medicamentos contra el cáncer". La destrucción de este
instituto es particularmente amarga, ya que, según las criminales
sanciones, las ventas a Siria de medicamentos contra el cáncer están
prohibidas.
Uno de sus empleados entrevistado,
Said, corrobora la descripción de SANA de que en las instalaciones
se fabricaban tratamientos para el cáncer y otros componentes
medicinales. Said agrega que "Si hubiera armas químicas, no
podríamos estar aquí, y yo, que estoy bien de salud y no toso,
llevo aquí desde las 5:30 a.m."
De la instalación, el mismo artículo
de SANA señaló que sus laboratorios habían sido visitados por la OPAQ, que emitió dos informes negando las pretendidas implicaciones
de cualquier actividad de armas químicas. Este es un punto al que el
embajador de Siria, al-Jafari se refirió en la reunión del Consejo
de Seguridad de la ONU 14 de abril, señalando que la OPAQ "entregó
a Siria un documento oficial en el que confirma que el centro Barzeh
no fue utilizado para ningún tipo de actividad química que
contraviniera a las obligaciones de Siria con respecto a la OPAQ".
Lo más fuerte que he oído hasta ahora de Gaza es el testimonio de un brigadista, un escudo humano, que decía que las familias durante los bombardeos no se esconden, sino que se reunen juntas en el salón para que si son alcanzados por los misiles se vayan todos juntos. borrados de la historia como si no hubieran existido. Tal vez peor que el dolor mismo.
ResponderEliminarSalud! Pablo Heraklio