01 febrero, 2023

Esta vez es diferente — Douglas Macgregor

 



The American Conservative – 26/01/2023

   Traducción del inglés: Arrezafe


Hasta que decidió enfrentarse a Moscú mediante una amenaza existencial militar  en Ucrania, Washington limitó el uso de su poder militar a conflictos que EEUU podía permitirse perder, guerras con oponentes débiles en el mundo en vías de desarrollo, desde Saigón hasta Bagdad, que no presentaban una amenaza existencial para las fuerzas armadas ni para el territorio estadounidense. Esta vez, la guerra por delegación con Rusia, es diferente.


Contrariamente a las iniciales esperanzas y expectativas de Beltway [Washington], Rusia ni colapsó internamente ni capituló ante las demandas colectivas de Occidente de un cambio de régimen en Moscú. Washington subestimó la cohesión social de Rusia, su potencial militar latente y su relativa inmunidad a las sanciones económicas occidentales.


Como resultado, la guerra por delegación de Washington contra Rusia está fracasando. El secretario de Defensa de EEUU, Lloyd Austin, fue inusualmente sincero sobre la situación en Ucrania cuando manifestó a los aliados, en la base aérea de Ramstein, Alemania, el 20 de enero: “Tenemos una ventana abierta a la oportunidad entre hoy y la primavera”, y admitió: “Eso no es mucho tiempo."


El recientemente despedido asesor del presidente Zelensky y “Spinmeister” no oficial, Alexei Arestovich, fue más directo. Expresó sus propias dudas de que Ucrania pueda ganar su guerra con Rusia, cuestionando incluso si Ucrania sobrevivirá a la guerra. Las pérdidas ucranianas (al menos 150.000 muertos, incluidos 35.000 desaparecidos en combate y presuntamente muertos) han debilitado fatalmente a las fuerzas ucranianas, lo que ha dado como resultado una frágil posición defensiva ucraniana que probablemente sucumbirá en las próximas semanas bajo el peso aplastante de las fuerzas rusas atacantes.


Las pérdidas de material de Ucrania son igualmente severas. Estas incluyen miles de tanques y vehículos blindados de combate de infantería, sistemas de artillería, plataformas de defensa aérea y armas de todos los calibres. Estas pérdidas suponen el equivalente a siete años de producción de misiles Javelin. En un entorno en el que los sistemas de artillería rusos pueden disparar casi 60.000 proyectiles de todo tipo (cohetes, misiles, drones y munición de carcasa blindada) al día, las fuerzas ucranianas se ven en apuros para responder a estas andanadas rusas con 6.000 proyectiles diarios. La nueva plataforma y envíos de municiones a Ucrania pueden enriquecer a la comunidad de Washington, pero no pueden cambiar estas condiciones.


Como era de esperar, la frustración de Washington ante el fracaso colectivo de Occidente para detener la marea de la derrota de Ucrania, va en aumento. De hecho, la frustración está dando rápidamente paso a la desesperación.


Michael Rubin, ex consejero designado por Bush y ferviente partidario de los conflictos permanentes de Estados Unidos en Oriente Medio y Afganistán, expresó su frustración en un artículo en 1945 afirmando que, “si el mundo permite que Rusia siga siendo un estado unido, y si permite que el Putinismo sobreviva Putin, entonces, se debe permitir que Ucrania mantenga su propia disuasión nuclear, ya sea unida a la OTAN o no”. A primera vista, la sugerencia es imprudente, pero la declaración refleja con precisión la ansiedad en los círculos de Washington de que la derrota de Ucrania es inevitable.


Los miembros de la OTAN nunca estuvieron solidamente unidos en pos de la cruzada de Washington destinada a debilitar fatalmente a Rusia. Los gobiernos de Hungría y Croacia simplemente están reconociendo la oposición de la población europea en general a la guerra con Rusia y la falta de apoyo al deseo de Washington de posponer la previsible derrota de Ucrania.


Aunque simpatizante con el pueblo ucraniano, Berlín no apoyó la guerra total contra Rusia en nombre de Ucrania. Ahora, a los alemanes también les incomoda el catastrófico estado de las fuerzas armadas alemanas.


El general retirado de la Fuerza Aérea Alemana (equivalente a cuatro estrellas) Harald Kujat, ex presidente del Comité Militar de la OTAN, criticó severamente a Berlín por permitir que Washington condujera a Alemania al conflicto con Rusia, y señaló que durante décadas, los líderes políticos alemanes desarmaron tenazmente a Alemania y, por lo tanto, privaron a Berlín de autoridad o credibilidad en Europa. Aunque firmemente reprimidos por el gobierno y los medios alemanes, sus comentarios resuenan con fuerza entre el electorado alemán.


El hecho contundente es que, en sus esfuerzos por asegurar la victoria en su guerra por delegación contra Rusia, Washington ignora la realidad histórica. Desde el siglo XIII en adelante, Ucrania siempre fue una región dominada por potencias más grandes y poderosas, ya fueran lituanas, polacas, suecas, austriacas o rusas.


A raíz de la Primera Guerra Mundial, los diseños polacos para establecer un Estado ucraniano independiente destinados a debilitar a la Rusia bolchevique, fracasaron. Hoy, ni Rusia es comunista, ni Moscú busca la destrucción del Estado polaco, como lo hicieron Trotsky, Lenin, Stalin y sus seguidores en 1920.


Así pues, ¿hacia dónde se dirige Washington con su guerra por delegación contra Rusia? La pregunta merece una respuesta.


El domingo 7 de diciembre de 1941, el embajador estadounidense Averell Harriman estaba cenando con el primer ministro Sir Winston Churchill en casa de éste, cuando la BBC transmitió la noticia de que los japoneses habían atacado la base naval estadounidense en Pearl Harbor. Visiblemente sorprendido, Harriman simplemente repitió las palabras del comunicado: "Los japoneses han atacado Pearl Harbor".


Harriman no tenía por qué haberse sorprendido. La administración Roosevelt había hecho prácticamente todo lo que estaba a su alcance para incitar a Tokio a atacar a las fuerzas estadounidenses en el Pacífico con una serie de decisiones políticas hostiles que culminaron con el embargo petrolero decretado por Washington durante el verano de 1941.


En la Segunda Guerra Mundial, Washington tuvo suerte con los tiempos y los aliados. Esta vez es diferente. Washington y sus aliados de la OTAN abogan por una guerra en toda regla contra Rusia, la devastación y desintegración de la Federación Rusa, así como la destrucción de millones de vidas en Rusia y Ucrania.


Washington actúa emocionalmente. Washington no piensa, y también es abiertamente hostil al empirismo y la verdad. Ni nosotros ni nuestros aliados estamos preparados para librar una guerra total contra Rusia, sea a nivel regional o mundial. La cuestión es que, si estalla la guerra entre Rusia y Estados Unidos, los estadounidenses no deberían sorprenderse. La administración Biden y sus partidarios bipartidistas en Washington están haciendo todo lo posible para que esto suceda.



2 comentarios :

  1. Escribe Andrés Piqueras: “Evitar esa posibilidad fue siempre la gran obsesión del Eje Anglosajón. Especialmente la conexión entre Alemania y Rusia. La actual estrategia intervencionista de EE.UU. en Europa sigue respondiendo en gran medida a ese objetivo.”

    Pero como dice Pepe Escobar:… en el “Mundo Libre bajo el paraguas de la OTAN” disfrutamos de menos de cero soberanía…

    ¡Y mira tú que la ciudadanía tan fresca! ¿O será que nos tienen a todos congelados?

    Salud y comunismo

    *

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Vendrán más años malos
      y nos harán más ciegos;
      vendrán más años ciegos
      y nos harán más malos.

      Vendrán más años tristes
      y nos harán más fríos
      y nos harán más secos
      y nos harán más torvos.

      Rafael Sánchez Ferlosio



      Evidentemente, el vaticino se va cumpliendo en no pequeña medida. Afortunadamente, hay poblaciones que se resisten y luchan.
      Hay vida más allá del lúgubre y agónico Otanistan.

      Salud y comunismo

      Eliminar