Movimiento
Político de Resistencia – 18/02/2019
Por séptimo día
consecutivo, reina el caos en Haití, mientras que las masas
continúan levantándose por todo el país para derrocar al
presidente Jovenel Moise por su corrupción, arrogancia, falsas
promesas y mentiras descaradas.
Pero la crisis no se
resolverá sólo con la marcha de Moises, que parece inminente. La
revolución actual muestra todos los signos de un movimiento tan
profundo e irresistible como el de hace 33 años, contra el dictador
playboy Jean-Claude “Baby Doc” Duvalier, cuyo vuelo el 7 de
febrero de 1986 a un exilio dorado en Francia a bordo de un avión de
carga C-130 de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos, después de dos
meses de rebelión, marcó el comienzo de cinco años de disturbios
populares.
A pesar de la represión
salvaje, las masacres, las elecciones amañadas y los tres golpes de
Estado, el levantamiento condujo a la notable revolución política
del 16 de diciembre de 1990, cuando el teólogo de la liberación y
antiimperialista Jean-Bertrand Aristide fue elegido presidente
masivamente y luego declaró la “segunda independencia” de Haití
en su juramento del 7 de febrero de 1991.
En un momento en que los
sandinistas nicaragüenses y la Unión Soviética acababan de ser
derrotados, el pueblo haitiano derrotó las maniobras electorales de
Washington por primera vez en América Latina desde la victoria de
Salvador Allende en Chile dos décadas antes. El ejemplo de Haití
inspiró a un joven oficial del ejército venezolano, Hugo Chávez, a
adoptar la misma táctica, inaugurando una “marea roja” de
revoluciones políticas a través de elecciones en toda Sudamérica.
De la misma manera que
Washington había fomentado un golpe de Estado contra Aristide el 30
de septiembre de 1991, se organizó otro golpe de Estado similar
contra Chávez el 11 de abril de 2002, pero este último fue
frustrado dos días después por el pueblo venezolano y las tropas
del ejército.
A pesar de esta victoria,
Chávez comprendió que la revolución política de 1998 en Venezuela
que lo llevó al poder no podía sobrevivir por sí sola, que
Washington usaría sus vastos mecanismos de subversión y poder
económico para agotar su plan. Comprendió que su revolución tenía
que tender puentes y dar ejemplo a sus vecinos latinoamericanos, que
también estaban bajo el yugo del Tío Sam.
Así, al utilizar la
inmensa riqueza petrolera de Venezuela, Chávez inició un
experimento de solidaridad sin precedentes al traer capital a otros
países. Se trata de la Alianza PetroCaribe, que fue lanzada en 2005
y que finalmente se expandió a 17 países del Caribe y América
Central. Esta alianza proporcionó productos petroleros a bajo costo
y fabulosas condiciones de crédito a sus países miembros,
lanzándoles una cuerda de salvamento económico, ya que el petróleo
se vendía a 100 dólares el barril.
Entre 1990 y 2006
Washington castigó al pueblo haitiano con dos golpes de Estado
(1991, 2004) y dos ocupaciones militares extranjeras -gestionadas por
la ONU- por haber elegido a Aristide dos veces (en 1990 y 2000). En
2006 el pueblo haitiano había logrado alcanzar una especie de
empate, al elegir como presidente a René Préval (un aliado de
Aristide en sus inicios).
En su primer día en el
cargo, el 14 de mayo de 2006, Préval firmó el acuerdo de
Petrocaribe, lo que molestó mucho a Washington. Después de dos años
de lucha, Préval finalmente logró acceder al petróleo y al crédito
venezolano, pero Washington hizo lo necesario para castigarlo
también. Después del terremoto del 12 de enero de 2010, el
Pentágono, el Departamento de Estado y Bill Clinton, junto con
algunos subalternos de la élite haitiana, prácticamente tomaron el
control del gobierno haitiano, y durante el proceso electoral que
tuvo lugar entre noviembre de 2010 y marzo de 2011, destituyeron al
candidato presidencial de Préval, Jude Célestin, y presentaron al
suyo, Michel Martelly.
Entre 2011 y 2016, el
grupo Martelly siguió desviando, despilfarrando y perdiendo la mayor
parte del capital, conocida como el “Fondo del Petróleo”, que
había mantenido a Haití a flote desde su creación en 2008.
Martelly también utilizó
el dinero para ayudar a su protegido, Jovenel Moise, a hacerse con el
poder el 7 de febrero de 2017. Desafortunadamente para Moise (que
llegó al poder justo después de Trump), pronto se convertiría en
uno de los daños colaterales de la escalada de la guerra de
Washington contra Venezuela.
Trump intensificó
inmediatamente las hostilidades contra la República Bolivariana,
imponiendo severas sanciones económicas contra el gobierno de
Nicolás Maduro. Haití ya estaba atrasado en sus pagos a Venezuela,
pero las sanciones de Estados Unidos hicieron imposible (o les dieron
una excusa de oro para no hacerlo) cumplir con sus facturas de
petróleo en PatroCaribe, y el acuerdo de PetroCaribe con Haití
realmente terminó en octubre de 2017.
La vida en Haití, que ya
era extremadamente difícil, se volvió insostenible. Ahora que se
cerró el grifo del crudo venezolano, el Fondo Monetario
Internacional (FMI) –agente del trabajo sucio de Washington– le
dijo a Jovenel que tenía que subir el precio del gas, lo que intentó
hacer el 6 de julio de 2018. El resultado fue una explosión popular
que duró 3 días y anunció la revuelta de hoy.
Más o menos al mismo
tiempo, un movimiento de masas comenzó a plantear la pregunta de qué
había pasado con los 4.000 millones de dólares en ingresos
petroleros venezolanos que Haití había recibido en la década
anterior. Una multitud cada vez mayor de manifestantes preguntó:
“¿Dónde está el dinero de PetroCaribe?” El Fondo PetroCaribe
debía financiar hospitales, escuelas, carreteras y otros proyectos
sociales, pero la población no ha visto casi nada. Dos
investigaciones del Senado en 2017 confirmaron que la mayoría de los
fondos habían sido despilfarrados.
La gota que colmó el
vaso fue la traición de Jovenel Moise contra los venezolanos cuando
su solidaridad había sido ejemplar. El 10 de enero de 2019, durante
una votación de la Organización de los Estados Americanos (OEA),
Haití votó a favor de una moción apoyada por Washington para
declarar a Nicolás Maduro “ilegítimo”, a pesar de haber
obtenido más de dos tercios de los votos en las elecciones de mayo
de 2018.
Los haitianos ya estaban
furiosos por la corrupción generalizada, hambrientos a causa del
aumento de la inflación y el desempleo, y frustrados por años de
falsas promesas, violencia y humillación militar extranjera. Pero
esta traición espectacularmente cínica de Jovenel y sus amigos, que
intentaban obtener la ayuda de Washington para salvarlos de una
situación que los ponía cada vez más en peligro, fue la gota que
colmó el vaso.
Sorprendido y aturdido
por la falta de perspectivas (y sus propias disputas internas),
Washington está ahora horrorizado por el previsible colapso del
pútrido edificio político y económico que ha construido en Haití
en los últimos 28 años, desde el primer Golpe de Estado contra
Aristide en 1991 hasta el último “golpe electoral” que llevó a
Jovenel al poder en 2017.
La embajada de Estados
Unidos está tratando febrilmente de desarrollar una solución de
último recurso, con la ayuda de la ONU, la OEA, Brasil, Colombia y
la élite haitiana. Pero los resultados no serán más sostenibles
que a finales de los años ochenta.
Es irónico que quizás
sea la solidaridad de Venezuela la que ha pospuesto el huracán
político que ahora sacude a Haití durante diez años. También es
justo que la agresión norteamericana contra la revolución
bolivariana en Venezuela haya creado una avalancha de consecuencias
imprevistas y una reacción violenta, alimentada por la profunda
gratitud del pueblo haitiano por la ayuda prestada por Venezuela;
cabe recordar que Hugo Chávez y Nicolás Maduro han repetido a
menudo que Petrocaribe se creó “para pagar la deuda histórica de
Venezuela con el pueblo haitiano”.
Gracias por difundir estas cosas. En las redes-mallas sociales los algoritmos de simpatía nos relacionan entre nosotros (y a los fascistas también, por eso están tan seguros de lo que se cuentan entre ellos). Pero debemos seguir informando y tratar de romper la malla para que se convierta en red, en otro sentido.
ResponderEliminarGracias a ti, Juan José, por tus comentarios y por tu blog, que es desde hace tiempo una referencia para mí. Uno se da cuenta de la importancia del grano de arena cuando contempla una playa (esa que pretenden ocultarnos por todos los medios).
EliminarUn pequeño fleco en la agenda americana. Supongo que no será el único. El otro día leí que la mitad de los californianos no tenían dinero ni para abandonar california. Se que es una exageración, pero las cosas se están poniendo serias allí.
ResponderEliminarSalud!
¡Caray con los "pequeños flecos"!
EliminarSalud!