ANTI-VIDA

 

Eres feo, Benjamín Mileikowsky, muy feo. Una fealdad que no puedes disimular ni maquillar porque brota de tu sombrío y desalmado fuero interno cual cloaca rebosante, inundando tu semblante y tu pérfido verbo. Eres un asesino. No un asesino cualquiera, eres un genocida, un sórdido gerente al servicio de la muerte y la destrucción. Esa, Benjamín Mileikowsky, la muerte, y el poder que te otorga administrarla, es tu única y gélida patria. Gobiernas sobre una cohorte de adoctrinados fanáticos, no para un pueblo, en una tierra robada regada por la sangre de sus legítimos y seculares dueños. Eres obscenamente repugnante, Benjamín Mileikowsky, una repugnancia sólo comparable a la provocada por los innumerables y nauseabundos aplausos que te prodigaron los criminales que ocupan ese antro de la corrupción llamado Congreso de los Estados Unidos. Como ese artificio colonial llamado “Israel”, eres feo, feo y falso, Benjamín “Netanyahu”, eres la anti-vida.

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