Soberanía, Felipe VI,
derecho de autodeterminación, fractura social, Régimen del 78, guerra
económica, huelga general, diálogo, partidos constitucionalistas,
plurinacionalidad, desobediencia, movilización permanente, presos políticos…
Catalunya.
El tablero político en
el que se disputan intereses y antagonismos de clase vive una agudización del
omnipresente conflicto interclasista que mueve y desarrolla las sociedades y su
historia. La terminología empleada da cuenta de esa agudización de las
contracciones entre las partes enfrentadas.
Parece ser que, en
Madrid, el choque nos ha cogido con el pie cambiado y quienes hasta ahora se
definían como revolucionarios, ciegos ante lo que el lenguaje nos revela,
faltos de una práctica revolucionaria coherente, han adoptado una postura
reaccionaria frente al movimiento rupturista de Cataluña. Al menos así ha sido
en más casos de los que nos gustaría reconocer. Esperamos que terminen por aclarar si esta reacción se debe a un
internacionalismo equidistante, lo cual sería injusto y erróneo pues no se
pueden asumir todos los conflictos nacionales con un único y mecanicista
análisis en el que no se tienen en cuenta el desarrollo histórico o el contexto
social de tal o cual nación así como otras condiciones subjetivas específicas,
o si sencillamente nos hallamos ante los hijos bastardos de aquel matrimonio de
conveniencia entre la Dirección de Partido y la bandera bicolor. Querrán
convencernos de que lo que sucede en Cataluña es un conflicto nacional en el
que la cuestión social se encuentra supeditada a la cuestión nacional para, más
tarde, recordarnos aquello de que todo movimiento nacional, toda lucha
nacional, tiene a las élites de cada nación, a su burguesía, como actor
principal en la confrontación. Élites que, enfrentadas por el control del
mercado, apelan al orgullo patrio para que “los de abajo” salgan en defensa de
los pretendidos “intereses comunes” de la nación.
Sin duda les tendremos
que reconocer que vienen de casa con los manuales de la cuestión nacional bien
aprendidos.
Pero, para empezar,
vuelven a tropezar con la piedra del dualismo entre factores que se empeña en
supeditar una cuestión a otra sin tener en cuenta que tanto lo social como lo
nacional forman parte de un todo en las relaciones sociales que se desarrolla
en medio de la actividad praxeológica y de la interrelación constante. Lo único
que consiguen con esa dualidad, es marcarse su propio corte para decidir cuándo
pasar o cuándo no pasar a la acción dependiendo de la consideración idealista
de si tal o cual movimiento popular es más o menos social, más o menos
nacional.
Dudoso el
revolucionario aquel que desde un punto de partida idealista decide no
participar en el movimiento popular para imprimirle un carácter revolucionario,
y se arriesga a entregarle a la burguesía el liderazgo de ese movimiento sin ni
siquiera tener en cuenta la iniciativa y la energía revolucionaria que en él
vuelcan el pueblo sencillo. Dudoso el revolucionario que ante la acción de las
masas se sienta a esperar que las contradicciones objetivas materiales todo lo
determinen… Además, querer aplicar ese
análisis general y “ortodoxo” de los conflictos nacionales a la cuestión
catalana es simplificar ésta hasta el absurdo y demostrarse como un completo
desconocedor de la realidad catalana.
Resulta cuanto menos
paradójico que, mientras que gran parte de las elites catalanas con su
burguesía financiera –la más poderosa– a la cabeza han comprendido que la
reivindicación independentista encierra un discurso mucho más amplio, que tiene
que ver con la lectura política que una mayoría social catalana ha hecho de la
crisis que estalló hace una década, un
importante espectro de la izquierda española carga contra el independentismo
catalán ¡acusándole de ir a la zaga de su burguesía!
Cabría recordarles a
quienes desde Madrid expresan acaloradamente su adhesión o no adhesión al
independentismo, que el derecho de autodeterminación se ideó como fórmula
política para debilitar y soslayar el enfrentamiento entre naciones de forma
democrática y, de hecho, se llegó a la conclusión de que para evitar el estancamiento
del conflicto habría de ser el pueblo de la nación que quiera autodeterminarse
el único con capacidad para decidir y expresarse a través del voto. Una
capacidad que está al margen del consentimiento o las preferencias de quienes
no forman parte de ese pueblo soberano, esto es, de quienes no conocen o no son
parte de su realidad, de su comunidad material y espiritual, y ni qué decir
tiene que esa capacidad de decisión está muy por encima de poderes e
instituciones constituidas por y para minorías privilegiadas.
¿Y por qué recordarlo?
Primero, porque la verdad sólo se revela
tras la práctica, y el día uno de octubre las urnas catalanas se impusieron a
las mentiras y al miedo que querían y quieren deslegitimarlas. Y segundo,
porque en el contexto actual la acción no puede esperar a la teoría, la acción
no puede postergarse ante el freno de la especulación. Fuera de Cataluña no
podemos continuar hundiéndonos en el fango del debate territorial y dejar pasar
esta oportunidad histórica para romper
definitivamente la correa franquista que perpetúa la corrupción y los abusos
que operan impunes en el Reino de España. No podemos ignorar a las masas
populares de Cataluña que vuelven a situar al sujeto colectivo como actor
principal en la escena política y se enfrenta al status quo para conquistar más
derechos, más libertades, más democracia, lo que se traduce en más protagonismo
y más capacidad de acción y desarrollo espiritual de las clases no
privilegiadas, especialmente del conjunto de la clase obrera. Insisto, ¡es
escandaloso que la gran burguesía catalana que ya despliega todo su poder en
instituciones y medios de comunicación para frenar el mandato democrático
surgido del uno de octubre sea más certera que la izquierda española y sus
pseudorevolucionarios a la hora de señalar el camino que ha emprendido el
pueblo catalán!
La Republica Catalana
no nos va a despertar un buen día con el fin de la explotación del hombre por
el hombre, ni con la socialización de los medios de producción, no barrerá de
un día para otro los vicios, las injusticias y los crímenes que engendra el
capitalismo, pero su llegada nos sirve de estímulo para pasar a la acción a
millones de trabajadores y trabajadoras de Occidente que vimos sucumbir a
nuestra clase hace décadas ante los dictados del libre mercado.
La nova república, que
brota regada por el sudor y la sangre de su pueblo, que demuestra a los
anestesiados pueblos del hemisferio norte que las masas cuando permanecen
firmes y unidas pueden decidir su destino e imponer su voluntad a sus
gobernantes, que se cuela como una piedra en el zapato de las clases
dominantes, ha conquistado su derecho a erigirse como sujeto político
independiente y, pase lo que pase, ya nadie nunca podrá negárselo.
Hoy no hay un sólo
revolucionario consecuente en el mundo que no sonría lleno de esperanza cuando
mira al pueblo catalán. Su ejemplo vuelve a poner encima de la mesa dinámicas
de lucha que interesadamente nos hicieron creer olvidadas y obsoletas. La independencia
en manos de los y las trabajadoras catalanas constituye un vehículo que pone
rumbo a un destino que va mucho más allá de la creación de un nuevo estado.
Para los “demócratas de
toda la vida”, para los del cambio y la ilusión postergada, para los revolucionarios
de manual y para los vendepatrias del pactismo a comisión: llegado el momento
tened bien presente que “Roma no paga traidores”.
https://www.lahaine.org/madriz-revolutionh-stand-by
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Joderrr!! ;-)
ResponderEliminarUn relato muy épico e ilusionante, pero utòpico. Lamentablemente me temo que esta república nos va a durar lo que un constipado, tres dias.
ResponderEliminarEvidentemente. Sin un posicionamiento internacional ... que era previsible .... sin una respuesta firme de la izquierda dentro de "las fronteras" .... esta claro. Los costipados a mi me duran un día, luego los sudo. Si son una semana y ya muy chungo le llamo gripe. Llevamos aguantando varios cientos un virus muchísimo peor!.
EliminarDonde está la lógica?
Pero es que ni es ni nunca ha sido un movimiento revolucionario ni popular, nunca ha dejado de estar bajo el control de la derecha catalana, todo eso es mentira.
ResponderEliminarPor esa regla de tres, no se rebelaría una comunidad más rica y con menos paro, sino una más pobre, con paro y sin expectativas.
Hay mucha gente, por supuesto, pero solo es una masa imbécil y adoctrinada que mañana puede ir a vocear lo contrario si se lo pide el títere de turno, no actúan por convencimiento propio ni por reflexión, eso no es una revolución, es reacción.
Salud!
"Hay mucha gente, por supuesto, pero solo es una masa imbécil". Ala! Ya está, despachado! La masa es imbécil y la derecha invencible. Excelente y alentadora aportación la tuya a la otra masa, a la "pura", claro. Otra manera, al parecer más "revolucionaria", de sostener al gran títere y a su policía.
EliminarNo lo reduzcas a dos opciones, no es un nacionalismo o el otro, para mi es algún nacionalismo o ninguno.
EliminarNunca me has respondido a esta pregunta, ¿como gana el ciudadano de a pié con la "independencia", vamos a tener más comida, menos horas de trabajo, mejor sueldo, menos represión, menos impuestos...?
(Hablo de la situación actual, la de la "primavera española").
La derecha no es invencible, pero siguiendo sus dictados, los de CIU, no se lucha contra ella, porque quien dirige y controla la secesión en CIU, no la masa proletaria, que no se de donde saca eso nadie, una cosa es lo deseable y otra la realidad.
EliminarY que es revolución sino una reacción popular a un cúmulo de circunstancias. A veces chispas que hacen saltar .... dirigidos por ¿"adoctrinados" que se saben de pé-a-pá ? todo eso que se llama proceso revolucionario.
ResponderEliminarPrefiero muchos "imbéciles" que tu llamas que 4 adoctrinados iluminados por la gran verdad. Esos no cambian ni razonan, si son necedades lo que se han aprendido como si son verdades .... las tendrán siempre como dogmas ... inamovibles. .... estáticas..... A la mierda la estática!! !! Porque vivimos en un mundo dinámico!! !
Que es una gran mentira es verdad. De revolucionario no tiene nada. Hay demasiada demagogia, exaltación xenófoba y misticismo barato. Las capas populares de los barrios obreros de Barcelona y su cinturón industrial, cinturón rojo le llamaban, donde se concentra el mayor número de población; en estas zonas populares, y algo sé porque he nacido allí, la mayoría de la población no es independentista y muchos son votantes de Ciudadanos. Algo pasa cuando hay gran parte de la clases subalternas que no comulgan con la revolución pétrea de las sonrisas y se van al lado de la derecha 2.0. Poniendo el acento en el esencialismo patriótico no se va a ninguna parte gana el capital y a este le da igual como se llame el estado mientras sirva para sus fines. El que habla es un podemita y son cansinos a más no poder siempre con la misma matraca. Las Cup es un movimiento que tiene un gran caladero de votos en los pueblos del interior y en Barcelona sobre todo en Pedralbes. Los movimientos transversales están dirigidos por la burguesía eso es así.
ResponderEliminarHay una república que ha durado horas y antes y después el capitalismo seguía rigiendo nuestras vidas y nuestras conciencias.
Salud!
La verdad es Que no se por donde empezar..... Asi que lo voy a intentar....
ResponderEliminarY ya de por sí leer la rotundidad con que se dicen ciertas cosas me resulta alarmante... (Todo es una gran mentira)... Y no sólo desde el punto de vista revolucionario sino desde el de la razón. Sin ofender a nadie, porque a veces yo también peco de ello …, indica el grado de “misticismo” alcanzado y que llevamos todos dentro (algo que se crítica a los demás.. .) y así especialmente entre los que nos reclamamos de izquierdas nos convertimos en esa corriente mística para alcanzar ser unos ascetas en el sentido más puro de la palabra. Es lo que ha habido a lo largo del tiempo con la izquierda (toda) y parece ser que es lo que aún hay … especialmente cuando ocurren tiempos revueltos como estos… y ya solamente por estar hablando de ello todos tan acaloradamente digo yo que algo de revolucionario tendrá el asunto … por empezar a razonar de algún modo al menos por mi parte…
Eso de los principios y dogmas están bien para no “perder el norte” siendo consecuentes con nuestra filosofía y para crear las bases de partida de nuestra puesta en práctica (en este caso) revolucionaria. Pero hay que ser abiertos de miras al menos para no torpedear cualquier atisbo que pudiera suponer una chispa, un motivo que bien pudiera ser, si no lo es, al menos pre revolucionario. Por lo menos para algunos, entre los que me incluyo.
Pero es que además, salvo ese nacionalismo español rancio, intolerante y reaccionario, los nacionalismos que luchan por la liberación de los pueblos en mi opinión hace ya tiempo que debatieron y analizaron aspectos como xenofobia, basarse sus razones bajo principios históricos o defender una integridad territorial. Afirmar lo contrario es no atender a la realidad ya que con el transcurso de los años las tendencias cambian porque el mundo también lo hace. Incluso el capital ya no tiene las formas de antes y sus tentaculos son cada vez mas intrincados y tortuosos.
Por lo demas puedo entender la crítica demagógica de la derecha catalana que si es nacionalista pero no siempre ha sido independentista por intereses que todos sabemos. Además creo que se puede diferenciar ya entre independentismo y nacionalismo que no tiene que ir obligatoriamente de la mano. Ya que ni la sociedad catalana es nacionalista sino que ha sido forzada por los acontecimientos a opciones independentistas frente a otros tipos de relacion (incluida la permanencia ahondando en mas concesiones a la autonomia). ni ERC y mucho menos la CUP son nacionalistas aunque si bien son independentistas. Creo que ahí esta la gran diferencia.
Por lo demás hacer crítica a todo esto no mencionando que si existe ese nacionalismo rancio, reaccionario, totalitario y xenofobo, tras las que se esconde A gusto esa ultraderecha … también hay esa otra izquierda a nivel estatal condicionada por el estatus en el que emplea su “lucha” y que después de tanto tiempo, acaba asumiendo el propio marco nacional, aunque no lo reconozca… y acaba haciendo equilibrismos dialécticos entre su discuso y este tema. Por puro mercantilismo de voto principalmente.
Yo no busco ganar votos pero si remover conciencias. Eso al menos es revolución en su estado más puro al menos en mi opinión.
Creo que no definiendo todo esto es crear frentes donde no deseamos ni conviene. Al menos yo no los necesito ni quiero. Me niego a ello.
Me mordere la lengua supongo en algunas cosas pero para evitarlo no intervendre más en comentarios en este círculo. Que por otra parte no tengo ninguna intención de dejar de seguir.
Saludos.
ITXU. Tus comentarios siempre serán bien recibidos aquí, donde, dicho sea de paso, no tienes que morderte la lengua.
EliminarSalud!
Liberarse del PP es de por si un premio.
ResponderEliminarSi estuviera en cataluña estaría trabajando para forzar a cambiar de sede social a las emrpesas del ibex35, eso debilitaría a la propia oligarquía española y catalana. Escraches, manis, sabotaje, contrapropaganda y boikot al IBEX.
Tanto hablar de Venezuela y cataluña les saltó en las narices. Galicia nunca fue españa, y el Pais Vasco vive a su bola.
EL planeta PP se vuelve pequeño sin el ladrillo y pagar el impuesto a alemania a roto sus redes. Solo sobrevive en la cope, intereconomía, la primera y el rancho de bertin osborne.
No se rompe españa, solo se les va acabando el chollo.
Salud!
Exacto! Lúcido comentario. Y si España se rompe que se rompa, tanto mejor. Ni el territorio ni sus habitantes desapareceríamos por ello, simplemente intentaríamos organizarnos de manera más justa, retomando la tarea que, apenas tuvo su inicio durante la II República, fue criminalmente abortada.
EliminarSalud!