23 diciembre, 2017

La Fase Crepuscular [fragmento] – Miquel Amorós


E.Rodera


Párrafo extraído del artículo La Fase Crepuscular, de Miquel Amorós.

Texto completo en Kaosenlared

“El ser humano solamente puede realizarse en una sociedad libre, pero en la sociedad contemporánea la libertad se ofrece únicamente como espectáculo, el no-lugar de la resolución ficticia de las contradicciones sociales. Espectáculo también de la política, de la vida social, de la cultura y de la revolución si cabe. Espectáculo de la autorrealización, cada vez menos creíble, puesto que el grado de frustración ya es demasiado elevado para contrarrestarse con simulacros. Ante ello las seudomovidas “de izquierda” se emplean a fondo. Las ideologías izquierdistas son al espectáculo lo que el pensamiento crítico es a la revuelta. Constituyen el primer peldaño hacia la sumisión espectacular. Cumplen la función consoladora en otro tiempo encomendada primero a la religión y luego al consumo: hacer soportable la miseria personal y la sensación de fracaso. El izquierdismo actual intenta adoctrinar a los sectores desclasados, principalmente juveniles, para movilizarlos en nombre de abstracciones como por ejemplo la clase obrera, el pueblo o la ciudadania. No lo hace en pro de una sociedad en libertad, sin Mercado ni Estado, sino en pos de una renovación de la economía neoliberal que incluya mejoras del deteriorado estatus social de dichos sectores. A eso llaman “transición al postcapitalismo”. A pesar de la destrucción del medio obrero, de la proliferación de funcionarios y empleados, y de la automatización de la industria, una minoría vanguardista sigue asignando un papel redentor al proletariado industrial. Apenas cuentan en sus análisis el desclasamiento y la alienación, fáciles de comprobar en la generalización entre los asalariados de una mentalidad idéntica a la de la clase media. En un mundo sin sentido, cuando más absurdas sean las teorías mejor calado tienen. Sin embargo, la mayoría de izquierdistas si que han adaptado sus estrategias a la presencia estabilizadora de esa masa asalariada filistea a la que llaman “ciudadanía”. La “ciudadanía” surgió como el sujeto imaginario del moderno cambio político, ocupando en el terreno institucional la centralidad que la clase obrera dejó vacante al perder su identidad y su ser. Ella se confirma por el hecho de votar, no por el de pensar y actuar. El principio regulador de su ser es el derecho al voto, no el derecho a la rebelión. En tanto que nueva clase universal no fundamenta su existencia en el escándalo de la desigualdad, la alienación y la opresión; más bien se apoya en su capacidad electoral y en el poder del Estado. Se comporta pues más como un grupo de presión que como una clase. Accede a la realidad gracias a las urnas, no a las protestas.”

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1 comentario :

  1. Anónimo12/27/2017

    Efectivamente, cuando el ser social capitalista interactua lo hace como consumidor, no como creador, como espectador emasculado castrado al que le han robado la potencia. Joder, nos han robado hasta la puta Navidad y la han trasformado en un centro comercial. Salud! Pablo Heraklio

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