21 julio, 2022

George Orwell, un traidor anticomunista — Nikos Mottas

 



IN DEFENSE OF COMMUNISM - 18/07/2022


Hace unos días, el nombre de George Orwell salió a la luz durante un debate en el Parlamento griego. En una de sus habituales peleas de perros, el primer ministro Mitsotakis y el principal líder de la oposición-Syriza, Tsipras, se refirieron al concepto de "totalitarismo" de Orwell para atacarse mutuamente. Mitsotakis citó la aversión del novelista hacia el “totalitarismo de izquierda”, mientras que Tsipras respondió que su partido siempre ha sido crítico con el socialismo real. Su referencia a Orwell no es accidental: a pesar de sus diferencias particulares, los políticos burgueses se encuentran en el mismo campo cuando se trata de anticomunismo.


Eric Arthur Blair, comúnmente conocido como George Orwell, ha sido un símbolo de hostilidad contra el socialismo del siglo XX. Bajo el pretexto del “antitotalitarismo”, conservadores, neoliberales, socialdemócratas, izquierdistas progresistas y oportunistas han idolatrado a Orwell como un intelectual intransigente que merece ser respetado. Su famosa novela alegórica, “Animal Farm”, es considerada una obra maestra de la literatura contra el “régimen totalitario” de Stalin y la Unión Soviética. La llamada Fundación Orwell, con sede en Londres y cuyo objetivo es “perpetuar los logros del escritor británico”, organiza el Premio Orwell destinado a premiar los libros y el periodismo que “hacen de la escritura política un arte”.


Sin embargo, la realidad de Blair es muy distinta a la que ofrece la propaganda burguesa. Orwell no era simplemente antiestalinista o antisoviético; era un anticomunista que se convirtió en informante de las agencias de inteligencia británicas.


Ex oficial de la Policía Imperial India en Birmania, Blair se unió al Partido Obrero Unificado Marxista (POUM) trotskista, colaboracionista durante la Guerra Civil Española, luchando contra comunistas y antifascistas. La participación de Orwell en el POUM dio forma a sus puntos de vista ferozmente anticomunistas, encubiertos por su “antiestalinismo”. Entre 1941 y 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, trabajó en el Servicio Oriental de la BBC. Durante este período, escribió una reseña para el "Mein Kampf" de Hitler, en la que admitió descaradamente: "Me gustaría dejar constancia de que nunca he sido capaz de sentir aversión por Hitler".


Aunque la propaganda burguesa lo presenta como un “antifascista”, la hostilidad de Orwell estaba dirigida principalmente contra el socialismo-comunismo. Sus célebres obras, como “Homenaje a Cataluña”, “Granja de animales” y “1984”, son novelas profundamente anticomunistas que pretenden denigrar la construcción del socialismo en la Unión Soviética y los demás estados socialistas. Por esta misma razón, sus obras fueron promovidas con entusiasmo por la burguesía gobernante de los grandes países imperialistas (EEUU, Gran Bretaña, Europa Occidental). Las novelas de Orwell ocuparon un lugar destacado en la guerra cultural desatada por la CIA contra la Unión Soviética. Según el historiador de la CIA Michael Warner, tras la muerte de Orwell en 1950, la Agencia Central de Inteligencia negoció con su viuda la realización de películas propagandísticas financiadas por el gobierno estadounidense basadas en “Animal Farm” y “1984”.


Eric Arthur Blair no fue solo un novelista y periodista reaccionario anticomunista; también fue informante de las agencias de inteligencia británicas. En 1949 Orwell entregó al Information Research Department (IRD) del Foreign Office británico una lista de 38 personas, entre ellas intelectuales y artistas, que se consideraban simpatizantes del comunismo. El intermediario entre Blair y el IRD era una amiga de Orwell llamada Celia Kirwan, que trabajaba en el Foreign Office como asistente del notorio anticomunista Robert Conquest.


La lista permaneció en secreto hasta 1996, cuando se hizo accesible el archivo FO 111/189 del Foreign Office en virtud de la Ley de Desclasificación de Treinta Años. En junio de 2003, el periódico “The Guardian” publicó una copia de la lista de Orwell, verificando su papel como informante de las agencias de inteligencia británicas. Entre los nombres encontrados en la lista estaban los de Charlie Chaplin, JB Priestley, EH Carr, Sir Michael Redgrave. En su cuaderno, Orwell también había incluido los nombres de Katharine Hepburn, Cecil Day-Lewis, Paul Robeson, George Bernard Shaw, John Steinbeck, Orson Wells y otros. Como escribió una vez el periodista y escritor Alexander Cockburn, la lista de Orwell era “la lista de un soplón” que revelaba la intolerancia del novelista hacia los judíos, los negros y los homosexuales. Es característico que en su cuaderno, Orwell utilice palabras y frases como “criptocomunista”, “simpatizante sentimental”, “tendencia a la homosexualidad”, “muy antiblanco”, “judío”, etc, junto a los nombres de los personalidades apuntadas.


Ahora, preguntémonos: ¿Por qué los mecanismos burgueses, desde los medios de comunicación hasta la historiografía, promueven consistentemente a George Orwell y sus obras? ¿Por qué lo presentan como un “santo” de los valores democráticos y antitotalitarios? El rabioso antiestalinismo de Orwell no basta para explicar el amor de la burguesía por él. La respuesta es clara: Eric Arthur Blair fue un anticomunista comprometido y acérrimo que dedicó su talento como escritor a la lucha contra el socialismo-comunismo. Tengan esto en cuenta la próxima vez que escuchen a alguien elogiar "Animal Farm", "1984" y otras obras de Orwell.


Nikos Mottas es editor en jefe de In Defense of Communism.



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